(396) Año de la misericordia – María, reina y madre de misericordia

–María, madre de gracia, madre de misericordia…
–Defiéndenos del enemigo ahora y en la hora de nuestra muerte.
Vivimos hoy en la Iglesia tiempos tormentosos. Siempre la barca de la Iglesia, a través de los siglos, navega en medio de las continuas tormentas del mundo hostil. Ya lo profetizó Jesucristo: «si fueseis del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero porque no sois del mundo, sino que yo os escogí del mundo, por esto el mundo os odia… Si me persiguieron a mí, también os perseguirán a vosotros» (Jn 15,19-20; cf. Vat.II, Gaudium et spes 13b; 37b).

Al principio del cristianismo los discípulos de Cristo veían con espanto, dolor y amor el signo de la Cruz. Pero Jesús, como lo vemos en las catacumbas, por ejemplo, era representado más bien bajo otras imágenes, como la del Buen Pastor. La veneración de la Santa Cruz comienza en tiempo del emperador Constantino –«in hoc signo vinces»–, y ha de ser relacionada también con el hallazgo de la Cruz y la construcción de la basílica de la Resurrección, edificada sobre el sepulcro de Cristo (335). Es una fiesta litúrgica muy entrañada hasta hoy en la devoción del pueblo cristiano.


         






