(64) Voluntarismo semipelagiano –IV. más síntomas. 3
–Vengan más síntomas. ¡Yo los tengo todos!
–Y Cristo le va a sanar de todos con la gracia de su verdad. Va a quedar usted nuevo.
El voluntarismo semipelagiano, como todas las enfermedades, tiene muchos síntomas. Y conviene que quienes lo padecen sean sanados por Cristo, que les da su gracia para conocerlos y vencerlos.
La vocación. Comienzo por aquí, porque en la vocación está el principio de todo. Dios, en el orden natural, llama al ser a cada criatura, y la mantiene en la existencia. Dios, en el orden sobrenatural, llama a la gracia al hombre caído: «le llama de las tinieblas a su luz admirable» (1Pe 2,9). Dios es «el que llama» (Gál 5,8: kalon) y los cristianos somos «los llamados» (Rm 8,30: keklemenoi).
La llamada de Dios es absolutamente gratuita. Y por parte Suya, «los dones y la vocación de Dios son irrevocables» (Rom 11,29: karismata kai e klesis). Todo en la vocación es amor gratuito de Dios, que sólo en Él tiene su causa. Él elige desde la eternidad, llama con una vocación dada en el tiempo –la llamada al pueblo de Israel, a ser cristiano, al apostolado, al matrimonio, al camino concreto personal–, consagra a los llamados –bautismo, orden, matrimonio, profesión religiosa–, y envía en la misión propia de cada vocación. Dios elige-llama-consagra-envía.