23.10.12

(195) Descristianización -1. Destrucción de la Cristiandad

(195) De Cristo o del mundo -XXXVII. Descristianización -1. Destrucción de la Cristiandad

–El mundo busca algo nuevo, alejándose de la Iglesia.

–El mundo dice de Cristo: «no queremos que Él reine sobre nosotros» (Lc 19,14). Y cuando expulsa a Cristo Rey, reina el diablo sobre él.

Descristianización y apostasía. Voy a estudiar ahora la descristianización de los países ricos de Occidente, iniciada ya en el Renacimiento, impulsada fuertemente a partir del siglo XVIII, y acelerada en los siglos XX y XXI. Y quiero advertir primero que desde hace varios decenios la descristianización suele ser llamada secularización. Pero éste es un eufemismo a mi entender poco conveniente, porque no expresa suficientemente la realidad que trata de significar. Sería mejor hablar de apostasía y de mundanización, y éstas son las palabras que yo usaré aquí.

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15.10.12

(194-2) Hildegarda y Juan de Ávila, Santos doctores y reformadores

–Santos y doctores lo son. ¿Pero también reformadores?

–Ella continúa la reforma gregoriana, y él colabora en la reforma tridentina.

Santa Hildegarda y a San Juan de Ávila son ya Doctores de la Iglesia. Así lo declaró solemnemente el Papa Benedicto XVI (7-10-2012). Ambos legaron a la Iglesia un tesoro de escritos muy variados, tanto la monja Hildegarda (1098-1179), como el sacerdote diocesano Juan de Ávila (1500-1569). En los escritos de ella brilla la elegante belleza medieval, expresada en clave poética, litúrgica, teológica, mística, musical, uniendo a todo ello muy altos conocimientos de las ciencias naturales. En él también se da una gran variedad de escritos profundos y sencillos. Los dos son fascinantes en su contemplación orante, su amor a Cristo y a la Iglesia, su fuerza y su ternura, su alegría en Dios, así como en la fecundidad de sus imágenes, ejemplos y expresiones. Con ocasión de su doctorado, quiero señalar muy brevemente sus escritos de reforma, en los que, con sorprendente lucidez y valentía, denuncian los males del mundo, y más concretamente los de la Iglesia, señalando también sus remedios.

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7.10.12

(194) Fin de la Cristiandad. La Edad Moderna

(194) De Cristo o del mundo -XXXVI. Fin de la Cristiandad. 9 -La Edad Moderna


–O sea que llegamos por fin al fin del Fin de la Cristiandad.

–Así vamos: el final de algo coincide siempre con el comienzo de algo nuevo.

Las Edades de la Historia de la Iglesia, como ya lo advertí (186), pueden ser divididas, y de hecho lo son, según criterios bastante diversos. Yo he seguido una división bastante simple, que va referida ante todo a la historia de la Iglesia en Europa: la edad Antigua (siglos I-IV), el milenio de la Cristiandad, es decir, la Edad Media (siglos V-XV), el final de la Cristiandad, que viene a ser la Edad Moderna, con el renacimiento y el protestantismo (XVI-XVII), la Descristianización en la Edad Contemporánea, con la ilustración y el liberalismo (XVIII-XIX), y en la Edad Actual (XX-XXI) la Apostasía de las antiguas naciones cristianas de Occidente, con la secularización y el laicismo.

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18.09.12

(193-2) La Iglesia y la unidad nacional. I– Italia

–En buen berenjenal se mete usted…

Procedamus in nomine Domini. «Veritas liberavit vos» (Jn 8,32).

Europa nace principalmente de cinco naciones. Así lo afirma el historiador Luis Suárez en su libro Lo que el mundo le debe a España (Ariel, Madrid 2009, 3ª ed.): «Europa es el resultado de las interrelaciones entre cinco ámbitos culturales que se expresan por medio de los grandes idiomas, español, francés, inglés, alemán e italiano» (pg.7). Y por su parte, la configuración política de cada uno de esos ámbitos –Italia, Galia, Hispania, Britania y Germania– se ha desarrollado en procesos históricos muy largos y diversos.

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11.09.12

(193) Fin de la Cristiandad. San Luis María Grignion de Montfort

(193) De Cristo o del mundo -XXXV. Fin de la Cristiandad. 8 -San Luis María Grignion de Montfort


–Este bendito Montfort es el inventor del Totus tuus.

–No. Ése es su lema, pero lo toma de San Buenaventura: «Vous pourrez encore dire, avec saint Bonaventure… Tuus totus ego sum, et omnia mea tua sunt, o Virgo gloriosa» (Trat. de la verdadera devoción a la Sma. Virgen, nº 216).

San Luis María Grignion (1673-1716) nació en Montfort, en la Bretaña francesa, el mayor de 18 hermanos, de los que 3 fueron sacerdotes y 3 religiosas. Fue un gran predicador de misiones populares, en las que encendía el corazón de los hombres, provocando con la gracia divina innumerables conversiones.

También fue un escritor de obras muy valiosas sobre Cristo (El amor de la Sabiduría eterna), sobre la Virgen (El secreto de María; Tratado de la verdadera devoción a la Santísima Virgen), sobre la espiritualidad de los laicos (Carta circular a los Amigos de la Cruz) y también, como fundador, de la vida de los religiosos (La Compañía de María) y de las religiosas (Regla primitiva de la Sabiduría). Sus Cánticos populares son también una preciosa expresión de su profunda espiritualidad. (Obras completas en la BAC 111, 1964 y 451, 1984; y Oeuvres complètes, Éd. Seuil, París 1988; sólo en esta edición se incluye la serie completa de sus Cantiques).

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