(698) Poesías a la Sma. Virgen María. 1–Luis de Góngora

–Ya la Liturgia de las Horas española recoge un buen número.

–No las citaré, pues ya quedan a mano. Citaré otras, Dios mediante.

 

«Todas las generaciones me llamarán bienaventurada»

Estas palabras proféticas de la Virgen se cumplen ampliamente (Lc 1,48). El Espíritu Santo, en efecto, ilumina y suscita en la Iglesia una elocuencia religiosa muy especial para que glorifique a la Virgen. Es sorprendente la cantidad de poesías, villancicos, cantos, pinturas, estatuas, iglesias, que a lo largo de los siglos ha suscitado Dios en la Iglesia para gloria de la Bienaventurada Madre de Cristo… Pasadas las fiestas de Navidad y hasta el tiempo de Epifanía, haré, Dios mediante, que este blog sea un altar de oraciones poéticas ofrecidas a la Santa Madre de Dios, que hoy celebramos.

* * * 

            Caído se le ha un clavel
            hoy a la Aurora del seno:
            ¡qué glorioso que está el heno,
            porque ha caído sobre él!

5          Cuando el silencio tenía
            todas las cosas del suelo,
            y coronada del hielo
            reinaba la noche fría,
            en medio la monarquía

10        de tiniebla tan crüel,
            caído se le ha un clavel
            hoy a la Aurora del seno:
            ¡qué glorioso que está el heno,
            porque ha caído sobre él!

15        De un solo clavel ceñida
            la Virgen, Aurora bella,
            al mundo se lo dio, y ella
            quedó cual antes florida;
            a la púrpura caída

20        solo fue el heno fïel.
            Caído se le ha un clavel
            hoy a la Aurora del seno:
            ¡qué glorioso que está el heno,
            porque ha caído sobre él!

25        El heno, pues, que fue dino,
            a pesar de tantas nieves,
            de ver en sus brazos leves
            este rosicler divino,
            para su lecho fue lino,

30        oro para su dosel.
            Caído se le ha un clavel
            hoy a la Aurora del seno:
            ¡qué glorioso que está el heno,

            porque ha caído sobre él! 

 

Luis de Góngora (1561-1627)

 

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