(597) El Espíritu Santo- 2. el Amor entre el Padre y el Hijo

 Fray Juan Bautista Maíno, 1619

–Los cristianos corrientes ignoramos casi todo lo que dice usted en este articulo.

–Es una pena… Se interesan –los que se interesan– por las cuestiones morales. Estos otros misterios de la fe les traen generalmente sin cuidado. Y por eso los ignoran. Gran pena.

En el artículo anterior traté del Padre sin principio y de la generación eterna de su único Hijo. Y dejé para este articulo exponer la fe en el Espiritu Santo. Vamos con ello.

* * * 

La «procesión» (procedencia) del Espíritu Santo

«Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas» (325, Credo, conc. Nicea).

Obtenida de Constantino la libertad cívica de la Iglesia (313), en seguida se reunió la Iglesia en Nicea (325), en su primer concilio ecuménico. Y en él se declaró dogmáticamente la fe en las tres personas divinas, Padre, Hijo, Espíritu Santo (Denz 125-126). La fe en la Santísima Trinidad confiesa la enseñanza del mismo Cristo, que revelando el misterio trinitario, enseña que el Espíritu Santo «procede del Padre» (Jn 15,26). Es en la última Cena, en la cumbre de la Revelación evangélica, donde más claramente habla Jesús del Espíritu Santo (14,16-17.26; 15,26; 16,7-14)

El Concilio XI de Toledo (año 675) forrmuló así nuestra fe católica:

«Creemos que el Espíritu Santo, que es la tercera persona de la Trinidad, es un solo Dios e igual con Dios Padre e Hijo; no, sin embargo, engendrado o creado, sino que procediendo de uno y otro, es el Espíritu de ambos. Además, este Espíritu Santo no creemos que sea ingénito ni engendrado; no sea que, si le decimos ingénito, hablemos de dos Padres, y si engendrado, mostremos predicar a dos Hijos. Sin embargo, no se dice que sea sólo del Padre o sólo del Hijo, sino Espíritu juntamente del Padre y del Hijo. Porque no procede del Padre al Hijo, o del Hijo procede a la santificación de la criatura, sino que se muestra proceder a la vez del uno y del otro (simul ab utriusque processisse), pues se reconoce ser la caridad o santidad de entrambos. Así pues, este Espíritu se cree que fue enviado por uno y otro, como el Hijo por el Padre. Pero no es tenido por menor que el Padre o el Hijo, como el Hijo, por razón de la came asumida, atestigua ser menor que el Padre y el Espíritu Santo» (Denz 277)

 

Explicación teológica.

Transcribo la síntesis teológica que el Beato dom Columba Marmion (+1923) nos enseña, resumiendo la doctrina tradicional de la teología católica sobre la procesión (procedencia) del Espíritu Santo:

«No sabemos del Espíritu Santo sino lo que la revelación nos enseña. ¿Y qué nos dice la revelación? Que pertenece a la esencia infinita de un solo Dios en tres personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Ése es el misterio de la Santísima Trinidad. La fe aprecia en Dios la unidad de naturaleza y la distinción de personas.

«El Padre, conociéndose a sí mismo, enuncia, expresa ese conocimiento en una Palabra infinita, el Verbo, con acto simple y eterno. Y el Hijo, que el Padre engendra, es semejante e igual a Él mismo, porque el Padre le comunica su naturaleza, su vida, sus perfecciones.

«El Padre y el Hijo se atraen el uno al otro con amor mutuo y único. ¡Posee el Padre una perfección y hermosura tan absolutas! ¡Es el Hijo imagen tan perfecta del Padre! Por eso se dan el uno al otro, y ese amor mutuo, que deriva del Padre y del Hijo como de fuente única, es en Dios un amor subsistente, una persona distinta de las otras dos, que se llama Espíritu Santo […]

«El Espíritu Santo es, en las operaciones interiores de la vida divina, el último término. Él cierra –si nos son permitidos estos balbuceos hablando de tan grandes misterios– el ciclo de la actividad íntima de la Santísima Trinidad. Pero es Dios, lo mismo que el Padre y el Hijo, posee como ellos y con ellos la misma y única naturaleza divina, igual ciencia, idéntico poder, la misma bondad, igual majestad» (Jesucristo, vida del alma I, 6,1).

 

–Las «apropiaciones» o «atribuciones» del Espíritu Santo

En la intimidad eterna del Dios único (ad intra) todo es común entre las tres Personas, el ser y la vida, la sabiduría y la voluntad, la majestad y la belleza, la santidad y la omnipotencia. Pero sólo el Padre engendra; sólo el Hijo es engendrado; sólo el Espíritu Santo procede del Padre y del Hijo. Por tanto, en Dios uno y trino «todo es uno, donde no obsta la oposición de relación» personal (1431, conc. Florencia: Denz 1330).

Y en lo que mira a las obras exteriores de Dios (ad extra), también todas las acciones divinas, sean en el orden de la naturaleza o de la gracia, son comunes a las tres Personas divinas, pues la causa de esas operaciones es la naturaleza divina, una e indivisible.

Pues bien, la Iglesia quiere que Dios sea conocido y amado no sólo en la Unidad de su ser sino también en su Trinidad personal. Y por eso, apoyándose en la Revelación y en la Tradición, atribuye en su magisterio y en su liturgia ciertas acciones, apropiándolas a una de las tres Personas divinas, por la especial afinidad que esa obra tiene con ella.

-El Padre es el Creador del universo, pero igualmente lo es el Hijo (Jn 1,3) y el Espíritu Santo.

Siendo el Padre el principio sin principio, el origen de las otras dos Personas divinas, iguales a El en divinidad y eternidad, la Iglesia le atribuye la condición de Creador, de origen absoluto de todo lo visible e invisible, aunque bien sabe la Iglesia que la creación es obra de las tres Personas divinas. Cristo dice San Pablo: «en Él fueron creadas todas las cosas del cielo y de la tierra… Todo fue creado por Él y para Él» (Col 1,16; +Jn 1,1-3).

-El Hijo es la expresión infinita del pensamiento del Padre, su idea eterna, y así la Iglesia le atribuye la condición de Sabiduría divina, Logos, Hijo, Verbo divino, Salvador, que procede del Padre por generación.

-El Espíritu Santo, al proceder eternamente del Padre y del Hijo por vía de espiración de amor, es identificado por la Iglesia como  que une eternamente al Padre y al Hijo. Y a Él, don supremo de Dios a los hombres, atribuye la Iglesia de especial modo la inhabitación y toda la obra de la santificación de los hombres.

De este modo la Iglesia, dice León XIII, hace estas atribuciones en el interior del misterio de la Trinidad «con gran propiedad (aptissime)» (1897, enc, Divinum illud 5). Y la finalidad última de estas apropiaciones, según Santo Tomás, es «para manifestar la fe (ad manifestationem fidei)» (STh I,29,7).

Pues bien, estas atribuciones se expresan principalmente por los Nombres que la tradición cristiana da a cada una de las tres Personas divinas.

 

–Nombres del Espíritu Santo

Tres nombres fundamentales son propios del Espíritu Santo, y los tres están basados directamente en la Sagrada Escritura: Espíritu Santo, Amor y Don (STh I,36-38). Y el examen de cada uno de ellos ha de ayudarnos a profundizar en la identidad misteriosa de esta Persona divina.

1.- Espíritu Santo. «Dios es espíritu», dice Jesús (Jn 4,24). (Nótese que cuando en el N.T. se menciona a solas el nombre de Dios, se refiere a Dios Padre). Y de Jesús dice San Pablo: «El Señor es Espíritu» (2Cor 3,17). Es, pues, evidente que el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, las tres Personas divinas, son Espíritu. Y, por supuesto, las tres son santas. Sin embargo, el nombre de «Espíritu Santo» es el nombre propio de la tercera Persona divina, pues sólo ella –no el Padre, ni el Hijo– es el término de la espiración de amor, que procede del Padre y del Hijo. Y en Pentecostés, es el Espíritu Santo el espíritu santificante que el Padre y el Hijo comunican a los hombres: …«el Espíritu Santo, que el Padre enviará en mi nombre» (Jn 14,26).

2.- Amor. «Dios es amor», dice San Juan (1Jn 4,8.16). Las tres Personas divinas son amor, amor eterno e infinito. Sin embargo, si entendemos en su sentido personal el término amor, conviene especialmente al Espíritu Santo. En efecto, el amor entre el Padre y el Hijo es una persona, es el Espíritu Santo.

Que el Espíritu Santo es el amor divino nos viene enseñado por la Revelación y por la tradición teológica y espiritual. «El amor de Dios se ha derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos ha sido dado» (Rm 5,5). San Agustín nos dice: «el amor que procede de Dios y que es Dios, es propiamente el Espíritu Santo» (ML 42,1083). Y el concilio XI de Toledo (a.675), como hemos visto, confiesa como fe de la Iglesia que el Espíritu Santo procede del Padre y del Hijo, y «es la caridad o santidad de ambos» (Denz 527). Por eso Santo Tomás enseña que «en lo divino el nombre de amor puede entenderse esencial y personalmente. [Esencialmente es el nombre común de la Trinidad]. Y personalmente es el nombre propio del Espíritu Santo» (STh I,37,1).

3.- Don. Las tres Personas divinas, en el misterio de la inhabitación por gracia, se entregan al hombre, como don supremo. Sin embargo, la Escritura nos revela que el término don conviene personalmente al Espíritu Santo, como nombre suyo propio (Jn 4,10-14; 7,37-39; 14,16s; Hch 2,38; 8,17. 20). Tener en cuenta esto es muy importante para comprender bien la naturaleza de la caridad y su relación ontológica con el Espíritu Santo. Unas líneas arriba lo hemos recordado: «el amor de Dios se ha derramado en nuestros corazones por virtud del Espíritu Santo, que nos ha sido dado» (Rm 5,5).

Dice Santo Tomás: «El amor es la razón gratuita de la donación. Por eso damos algo gratis a alguno, porque queremos el bien para él. Lo cual manifiesta claramente que el amor tiene razón de don primero, por el cual todos los otros dones gratuitamente se dan. Por eso, como el Espíritu Santo procede como amor, procede como don primero. Y en ese sentido dice San Agustín que “por el don del Espíritu Santo, muchos otros dones se distribuyen entre los miembros de Cristo"» (STh I,38,2).

En efecto, cuando amamos a una persona, le comunicamos muchos dones: compañía, ayuda, dinero, alimentos, casa, favores, etc. Pero el primer don que le concedemos es el amor que le tenemos: de ese don fontal proceden todos los demás. Por eso, dice Santo Tomás que «el amor tiene razón de don primero».

Cristo habla siempre a los hombres del Espíritu Santo como del supremo don divino. En primer lugar, promete este don –«el Espíritu de la Promesa» (Gál 3,14)– como un bien gratuitamente comunicado por amor. Y en segundo lugar, enseña Jesús que este don debe ser pedido, precisamente porque solamente puede venir a nosotros como don, como un bien dado: «si vosotros, siendo malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo piden?» (Lc 11,13). Pedir el Espíritu Santo es, pues, pedir el Amor divino, es pedir el Don primero, el don supremo, el amor, el don fontal del que proceden para nosotros todos los demás dones divinos: la gracia, la Eucaristía y los sacramentos, la filiación divina, el perdón, las virtudes, los dones del Espíritu Santo, la herencia eterna.

Persona-amor, Persona-don

El papa Juan Pablo II resume, pues, una larga tradición de la Iglesia cuando dice del Espíritu Santo:

«Dios, en su vida íntima, “es amor” (1Jn 4,8.16), amor esencial, común a las tres personas divinas. El Espíritu Santo es amor personal, como Espíritu del Padre y del Hijo. Por eso “sondea hasta las profundidades de Dios” (1Cor 2,10), como Amor-don increado. Puede decirse, pues, que en el Espíritu Santo la vida íntima de Dios uno y trino se hace enteramente don, intercambio del amor recíproco entre las personas divinas, y que, por el Espíritu Santo, Dios “existe” como don. El Espíritu Santo es, pues, la expresión personal de esta donación, de este ser-amor (STh I,37-38). Es Persona-amor. Es Persona-don» (enc. 1986, Dominum et vivificantem10).

 Greco, 1597- Pentecostés

Otros nombres

Son otros muchos los nombres que dan al Espíritu Santo la Escritura, la Tradición y la Liturgia de la Iglesia. Y todos nos ayudan para conocerlo y amarlo más.

Jesús llama al Espíritu Santo el Paráclito (Jn 14,16.26; 15,26; 16,7), nombre que puede traducirse como: el Consolador que no nos deja huérfanos (14,18), el Abogado, que intercede siempre por nosotros (14,16; 16,7; Rm 8,26).

El Espíritu Santo es también el Espíritu Creador, que cosmos en el comienzo del caos informe (Gén 1,2). Y si la creación nace del Amor divino, dice Santo Tomás, «el Espíritu Santo es el principio de la creación» (Contra Gent. IV,20). «Envía tu aliento [tu Espíritu] y los creas» (Sal 103,30). Por eso la Iglesia canta en su liturgia: Veni, Creator Spiritus.

Él es el Espíritu de verdad (Jn 14,17), el Maestro que nos «enseña todo», que nos «hace recordar todo» lo que enseñó Cristo (14,26), el Espíritu veraz que nos «guía hacia la verdad completa» (16,13).

Él es la Virtud del Altísimo, que viene a María para obrar el misterio de la Encarnación (Lc 1,35); y es igualmente el «poder de lo alto», que viene en Pentecostés para dar nacimiento a la Santa Iglesia (24,49).

Es también, por la inhabitación, el dulce Huésped del alma, como dice el himno Veni, Creator. El Espíritu Santo habita plenamente en Jesús (Lc 4,1), está sobre él (4,18). Y ahora «su Espíritu habita en nosotros» (+Rm 8,11). Por eso es el Espíritu de Cristo.

Es, en fin, el sello de Dios que nos confirma en el amor de Cristo (Ef 1,13; 2Cor 1,21-22).

* * *

–El agua y el Espíritu todo lo renuevan

San Cirilo de Jerusalén (315-386), obispo y doctor de la Iglesia, es recordado sobre todo por sus 23 Catequesis admirables, escritas siendo aún presbítero. En la nº 16, Sobre el Espíritu Santo, dice a los que han vuelto a «nacer  del agua y del Espíritu» (Jn 4,5)::

«“El agua que yo le daré se convertirá dentro de él en una fuente de agua que salta hasta la vida eterna” (Jn 4,14). ¿Por qué motivo se sirvió [Jesús] del término agua, para denominar la gracia del Espíritu? Pues porque el agua lo sostiene todo; porque es necesaria para las plantas y los animales; porque el agua de lluvia desciendo del cielo, y, además, desciendo siempre de la misma forma y, sin embargo, produce efectos diferentes: unos en las palmeras, otros en las vides, todo en todas las cosas. De por sí, el agua no tiene más que un único modo de ser; por eso la lluvia no transforma su naturaleza propia para descender en distintos modos, sino que se acomoda a las exigencias de los seres que la reciben y da a cada cosa lo que le corresponde.

«De la misma manera, el Espíritu Santo, aunque es único, y con un solo modo de ser, e indivisible, reparte a cada uno la gracia según quiere». Y alude aquí a las diversas vocaciones y los carismas personales.

«Llega mansa y suavemente, se le experimenta como finísima fragancia, su yugo no puede ser más ligero. Fulgurantes rayos de luz y de conocimiento anuncian su venida. Se acerca con los sentimientros entrañables de un auténtico Protector [paráclito]: pues viene a salvar, a sanar, a enseñar, a aconsejar, a fortalecer, a consolar, a iluminar el alma, primero de quien lo recibe, luego, mediante éste, las de los demás».

Ven, Espíritu Santo, ilumina los corazones de tus fieles, y enciende en ellos el fuego de tu amor.

José María Iraburu, sacerdote

 

Índice de Reforma o apostasía

 

15 comentarios

  
Diego II
¡Excelentes los dos artículos sobre la Santísima Trinidad! ¡Muchas gracias!
--------------------------------
JMI.-Buena señal que le haya interesado el tema.
Bendición +

30/05/20 3:02 PM
  
estéfano sobrino
¡Grandes verdades en las que siempre podemo profundizar!
Sigue verificándose que para muchos cristianos el Espíritu Santo es "el gran desconocido"...

--------------------------------
JMI.-Enseñar al que no sabe: obra de misericordia.
Y si se enseña a Dios, la más grande posible.
Bendición + Estéfano
30/05/20 7:12 PM
  
Jordi
EN relación con la fiesta de Pentecostés:

1. ESPÍRITU SANTO. Declaro que el Espíritu Santo es Espíritu Santo, y nunca diré o escribiré Espíritu, sin añadir "Santo", porque es anticatólico. Al Espíritu Santo se atribuye especialmente la santificación de las almas como obra de amor, y ésta es propia del Espíritu Santo.

2. ESPÍRITU SANTO Y MARÍA. Declaro que el Espíritu Santo está indisolublemente unido a la Virgen María como Esposo de María, y no acepto que el nombre de María esté separado del Espíritu Santo, ni que el Espíritu Santo esté separado de María

3. ESPÍRITU SANTO E IGLESIA CATÓLICA. Declaro que el Espíritu Santo está indisolublemente a la Santa Madre Iglesia Católica, Apostólica y romana, y sólo a ella, pues el Espíritu Santo fue enviado para toda la Iglesia y para todas las almas fieles. El Espíritu Santo, como el alma en el cuerpo, vivifica con su gracia y dones a la Iglesia, establece en ella el reinado de la verdad y del amor y la asiste para que lleve con seguridad a sus hijos por el camino del cielo.

4. PECADOS CONTRA EL ESPÍRITU SANTO. Declaro que hay seis pecados contra el Espíritu Santo que no tiene perdón de Dios, Catecismo San Pío X n. 965, pecados mortales especiales con una voluntad donde hay una pura malicia con un alcance diferenciado:

1.°, la desesperación de salvarse;
2.°, la presunción de salvarse sin merecimientos;
3.°, la impugnación de la verdad conocida;
4.°, la envidia o pesar de la gracia ajena;
5.°, la obstinación en los pecados;
6.°, la impenitencia final.

4. PECADOS INTRÍNSECAMENTE MALOS, QUE CLAMAN AL CIELO, PORQUE LO DECLARA EL ESPÍRITU SANTO. Declaro que, porque lo dice el Espíritu Santo, que también hay pecados que claman al cielo, que están hecho con iniquidad o malicia agravada (intrinsece malum per se semper et pro semper in omnibus locis), y que inclinan a Dios a castigarlos ya en la Tierra:

1.°, el homicidio voluntario;
2.°, el pecado impuro contra el orden de la naturaleza;
3.°, la opresión del pobre;
4.°, la defraudación o retención injusta del jornal, del trabajador.
------------------------------------
JMI.- El apóstol San Pablo, p. ej., en Romanos 8, cita unas 16 veces a la tercera persona de la Sma. Trinidad, unas veces como el Espíritu, sin más, otras como el Espíritu de vida, etc., y en ningún caso le llama Espíritu Santo. Y consecuentemente el señor "Jordi" declara que San Pablo no es católico... Hay que ver.
30/05/20 10:17 PM
  
hornero (Argentina)
En su muy didáctico y docto artículo anterior (596), usted nos enseñaba "–La Santísima Trinidad, centro absoluto de la Iglesia

En el árbol inmenso de la sabiduría cristiana, lo primero que ha de afirmarse es la raíz de todo, el tronco, las ramas fundamentales que de él brotan, las hojas, las flores y los frutos". Antes había dicho: "Estos otros misterios de la fe les traen generalmente sin cuidado. Y por eso los ignoran. Gran pena". Y gran verdad, Padre Iraburu. Porque el “hombre viejo” que subsiste en nosotros, en espera de que se manifieste el “hombre nuevo” que hemos recibido en el Bautismo, se encuentra cada vez más desvalido frente a un mundo que se escapa de sus manos porque su inteligencia no llega a comprender su realidad profunda, sus raíces ontológicas que penetran en el Abismo de Dios creador. La tierra inhóspita que lo alberga, produce sólo “abrojos y espinas” (Gen 3, 18). El mundo de hoy necesita con urgencia que el hombre atine a reconocer este vínculo sacro, para que, consiente de la dimensión de las cosas, adquiera la ciencia que el Espíritu de Sabiduría infundió en ellas al crearlas, participándoles la imagen del Ser Infinito de Dios Trinidad. Sólo así, podrá hallar los recursos necesarios que le permitan salir del actual laberinto. Sin salirme de la cuestión, sirva de reflexión la tribulación causada sobre toda la humanidad por la actual pandemia. Su novedad reside en su carácter universal, que ha unificado de algún modo a todos los hombres, bajo el dolor y el temor; más, puede ser en manos de los cristianos, un instrumento de CONVERSIÓN y de ESPERANZA que permita a la humanidad purificar su espíritu mundano confiado en los bienes materiales que hoy se le escapan, y se abra su mente y corazón a la trascendencia del espíritu que Cristo nos reveló en el mayor de los Misterios: la Vida de la Santísima Trinidad. Quiera el Espíritu Santo en este Pentecostés obrar las nuevas maravillas que esperamos de sus Dones.




31/05/20 12:02 AM
  
Soledad
Padre: hermosa catequesis!!

Comenzaba Vd.con dos preguntas, y tal vez el interés o no nace de que el Espíritu Santo, como apunta uno de los comentarios, es un gran desconocido y añadiría, olvidado.

Invocamos al Padre, al Hijo, pero la relación personal con la Tercera Persona de la Stsima Trinidad se ve mermada..
No somos muy conscientes de cómo es El el que actúa en cada paso o inspiración que nos acerca a Dios, Uno y Trino..

Cuántos obstáculos interiores y exteriores derribariamos si fuésemos dóciles a El. Sordos y distraídos e incluso ignorantes. Y cuanto cambiaron los apóstoles con su llegada.!!. Ven Espíritu Santo!!!

------------------
JMI.- Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amen. Bendición +
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo
31/05/20 1:38 AM
  
Juan L
Muchas gracias Padre por su artículo.

Una pregunta sobre un tema que ignoro: tengo entendido que el cisma por el que se separaron de la Iglesia los hoy conocidos como "cristianos ortodoxos", tuvo que ver al menos en parte con la discrepancia doctrinal respecto del "filioque", que si no me equivoco es una disensión que continúa hoy, pues los ortodoxos no creen que el Espíritu Santo proceda del Padre y del Hijo.
Lo que me llama la atención es que no logro explicarme por qué alguien se empeñaría tanto en negar esta verdad de fe. Puedo entender, por ejemplo, por qué es "tentadora" la doctrina falaz de Lutero de la "sola fide", pues si uno piensa que para la salvación basta la profesión de fe, sin llevarla a cumplimiento en obras, pues ciertamente que el camino al cielo parecería más fácil.
Pero, ¿por qué alguien querría oponerse al "filioque"?
¿Podría usted explicarme por qué lo hicieron en su momento los cismáticos, y por qué los ortodoxos continúan haciéndolo ahora?
Dios lo bendiga Padre.
-----------------------------
JMI.-La Iglesia Católica enseñó siempre que el ESanto procede eternamente del Padre y del Hijo. Explicar las causas que llevaron a cismas y herejías excede la posibilidad de una sección de comentarios. Si pone usted en Google "la cuestión del Filioque", seguro que le dará la historia del tema.
31/05/20 2:15 AM
  
Adriana
Estos dos artículos me han aclarado y puntualizado cosas. Sumado al antepenúltimo sobre la potencia del entendimiento, resultan de gran ayuda para analizarlos y releerlos cuántas veces se necesite. Gracias Padre y felíz fiesta de Pentecostés.
----------------------
JMI.-El Espíritu Santo le dé hoy muchas gracias y dones. Bendición +
31/05/20 5:45 AM
  
Pedro 1
Padre Iraburu:
Ya sabe usted que el Evangelio de la Misa de hoy narra la primera aparición de Jesús a sus discípulos.
Pues bien, el único sacerdote que tiene un blog en mi diócesis sigue utilizando la Sagrada Escritura para hacer afirmaciones blasfemas y heréticas:


"Como el Espíritu, también Jesús va y viene donde quiere, aunque estén las puertas cerradas. Juan distingue muy bien la comunidad que sale al encuentro del resucitado en la mañana de Pascua, de esta otra encerrada, amedrentada y, como diría el papa Francisco, “auto – referencial”, que está lamiéndose las heridas. Por eso tiene que presentarse Jesús en medio de ellos, porque apenas dejan sitio a otra cosa que no sean ellos mismos y sus apenadas nostalgias de una presencia más física y localizable de su Señor. Pero, su Señor es el crucificado. El que trasciende los límites del espacio y el tiempo, porque ya no vive en ellos sino en Dios, ha llegado hasta aquí porque ha atravesado la realidad de la negación de toda vida: la muerte, el odio, la ruptura de los lazos que nos hermanan. Éste que es Espíritu, ha sufrido física y realmente las consecuencias de ser mortal (la muerte) y las consecuencias del pecado que nos rompe por dentro (la cruz). Puede donar el Espíritu, porque ya es Espíritu. Es Espíritu porque a Dios le fue fiel. Le comunica a sus discípulos lo que es: Espíritu. Y como el Espíritu es enviado, los envía; y como el Espíritu es vida reconciliada con Dios, les confiere la misión de la reconciliación..."

A mi juicio, no se pueden decir muchos más disparates en tan pocas palabras. Voy a numerar unos cuantos:

1. Jesús no se presenta en otra mañana “encerrada y amedrentada”. Se presenta “al anochecer de aquel día, el primero de la semana” (23). Están con las puertas cerradas por temor a los judíos pero, pero María Magdalena había hablado con Él y lo había visto y querido retener, y el discípulo Juan había “visto y creído”. (8)
2. Los discípulos no se lamen las heridas, pues “hasta entonces no habían entendido la Escritura, que él había de resucitar de entre los muertos”. Pero al ver, creyeron y se alegraron y se lo anunciaron a los discípulos. ¿Qué heridas tenían que lamerse los discípulos y la Magdalena?
3. La presencia de Jesús en la casa donde estaban sus discípulos cuando entró Jesús no fue menos física y localizable que las presencias de Jesús desde su encarnación. Es su mismo cuerpo glorificado con las marcas de la crucifixión en una forma gloriosa como signo de rotunda victoria.
4. Jesús no es tan sólo el crucificado. Es también el resucitado para los que creen en la Palabra de Dios.
5. Jesús sí vive en ellos (entre ellos). No es un fantasma o un espíritu, porque su cuerpo es auténtico y real, y posee al mismo tiempo, las propiedades nuevas de un cuerpo glorioso: no está situado en el espacio ni en el tiempo, pero puede hacerse presente a su voluntad donde quiere y cuando quiere, pues su humanidad ya no puede ser retenida en la tierra y no pertenece ya más que al dominio divino del Padre. Por esta razón también Jesús resucitado es soberanamente libre de aparecer como quiere: bajo la apariencia de un jardinero o "bajo otra figura" (Mc 16, 12) distinta de la que les era familiar a los discípulos, y eso para suscitar su fe. (Catecismo 645)
6. Jesús siempre ha vivido en Dios, desde antes de todos los tiempos para los que creemos que es el Hijo de Dios y Uno con el Padre y el Espíritu Santo y no, un hombre muy bueno, muy creyente y muy fiel.
7. Las consecuencias del pecado que nos rompe por dentro no son la cruz. La cruz es consecuencia de la misericordia y la justicia de Dios que hizo cargar a Jesús con nuestros pecados y éste se ofreció en sacrificio para salvarnos a todos.
8. Jesús no “puede donar el Espíritu, porque ya es Espíritu”. Jesús ha sido siempre Espíritu en cuanto Dios eterno y Hombre verdadero. No es un hombre muy bueno que se ha hecho Espíritu. Cuando Jesús habla de que recibamos el Espíritu Santo, alude a la segunda Persona de La Santísima Trinidad.
9. Jesús no "es Espíritu porque a Dios le fue fiel". Es Espíritu y carne glorificada porque es Dios. Y fue y es fiel a Dios Padre porque es Dios y lo ama infinitamente. Si Jesús fuese sólo un hombre muy bueno podría haber podido pasar a ser Espíritu si Dios hubiese querido, pero eso no lo sabremos nunca porque nunca ha sucedido.

31/05/20 8:27 AM
  
Luis López
Si hay algo -o mejor Alguien- que pueda definirse como la plenitud de la felicidad para la criatura humana, será contemplar y gozar eternamente el infinito misterio de amor de la Unidad y Trinidad de Dios.

Que el Señor tenga misericordia de nosotros y nos conceda esta Gracia, que excede a cuando podamos jamás imaginar.
--------------
JMI.- Amén
31/05/20 8:37 AM
  
hornero (Argentina)
SOLEMNIDAD DE PENTECOSTÉS. Hoy celebra la Iglesia, y nosotros con ella, la alegría inmensa de recibir al Espíritu Santo mediante esta Solemnidad que determina la Sagrada Liturgia. Es un día especial para los cristianos, porque en esta celebración, los ojos de nuestra mente y los anhelos de nuestro corazón claman al Señor Jesús por la Venida de su Espíritu Santo a la Iglesia y a la humanidad, necesitadas de sus dones que la vivifiquen según sus necesidades propias. “La noche que ha descendido sobre el mundo, y que oprime a los corazones, tienen señales claras de un alba que vendrá, a la que besará un sol nuevo y más esplendoroso”, exclamaba el Santo Padre, Pío XII (Mrensaje de Pascua 1957). Es necesario que Penstecostés ilumine la noche que envuelve a la Iglesia y al mundo, que nos permita no sólo contemplar los males extremos del presente, sino de modo eminente contemplar los bienes que esperan a quienes confían en la Providencia de los designios divinos. Las virtudes teologales de Fe, Esperanza y Caridad son un trípode espiritual que nos permite la comprensión luminosa de la obra de la Salvación. Hoy debemos dirigir nuestra mirada confiada al Espíritu Santo, Ël hará posible el triunfo del Corazón Inmaculado de María en el mundo. Él es quien comunica a la Iglesia y a la humanidad sus dones, que hagan posible la Nueva Evangelización de nosotros y de nuestros hermanos todos. Ël es quien debe incendiar la tierra en la Luz de la Resurrección de Cristo a finde que la noche del ateísmo,de la apostasía, del extravío general, ceda paso a la Gloria de Cristo y el mundo sea transfigurado en el Reino de Dios entre los hombres. “Ven Espíritu Santo, ven por la poderosa intercesión del Corazón Inmaculado de María Santísima, tu Esposa amadísima” (Oración dada por la Virgen al Movimiento Sacerdotal Mariano).





31/05/20 9:08 AM
  
JSP
—«Yo creo lo que cree la Iglesia Católica».

—Y bien, ¿qué cree la Iglesia?

—«Ella cree todo lo que creo yo».

1. Gracias al don de la Gracia de Dios al mundo el género humano tiene posibilidad de salvación eterna por el Mediador y Garante de la Alianza nueva y eterna entre Dios y los hombres por la Misión y Obediencia de Jesús, bajado del Cielo y encarnado en la Llena de Gracia, verdadero Dios y hombre, por puro Amor, Señor y Dador de vida y Vida en abundancia en la Nueva Creación vivificados por el nuevo espíritu que es el Espíritu de Dios, Santo y santificador, y por el Perdón de nuestro Dios al que llamamos Padre nuestro por la Revelación acerca de Él.
2. Por el obsequio racional de la Revelación sabemos que nuestro Dios en su misterio más íntimo no es soledad, sino Familia.
3. Dios uno y trino en Personas con atributos infinitos y eternos. Santísima Trinidad.
4. Y por la Revelación histórica y racional la historia de las religiones se queda en Historia de la única y verdadera Religión: el Cristianismo. Pues, “El Señor es el Dios del cielo y de la tierra, y no hay otro”. (Deut 4,32-34.39-40).
5. De forma que, el católico, Fe y Razón, puede y debe dar razones de su esperanza en la Promesa partiendo de que Dios se ha manifestado acerca de Él en la Historia de forma racional; partiendo de que es posible un punto de partida histórico para una certidumbre eterna; partiendo de cómo puede tal punto de partida tener un interés no meramente histórico; y partiendo de que es posible basar una felicidad eterna ligado a un conocimiento histórico. El punto de partida es la confianza total en "el Mesías, el Hijo de Dios vivo", la indisoluble identificación del Cristo de la Fe y el Jesús de la Historia. Debemos dar razones desde Atenas a Jerusalén.
6. La Iglesia de Nuestro Señor Jesucristo, Cabeza omnipotente al servicio de Su Iglesia, nos manda a evangelizar: “Bauticen a todos los pueblos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”. (Mt 28,16-20). Los católicos, pues, hemos recibido un espíritu de hijos en virtud del cual podemos llamar Padre a Dios. (cf. Rom 8,14-17).
7. Salmo 32: “Dichoso el pueblo escogido por Dios”. La Palabra de Dios trae al Espíritu Santo por Voluntad propia a la Iglesia y a la humanidad. “¿No sabéis que sois templos de Dios y que el Espíritu Santo vive en vosotros?” como dice San Pablo. Jesucristo, el Hijo de Dios, que ha sido mandado por el Padre al mundo, llega a ser hombre por obra del Espíritu Santo en el seno de María, la Virgen de Nazaret, y en la fuerza del Espíritu Santo cumple como hombre su misión mesiánica hasta la Cruz y la Resurrección. Alegrémonos pues, en el Espíritu Santo porque nuestra alegría procede y descansa en la Luz de la Vida del verdadero rostro humano purificado, vivificado y santificado por el Amor que es Voluntad, Palabra y Espíritu de Dios. Alegrémonos y regocijémonos, y demos gloria a Dios.
31/05/20 10:15 AM
  
María de las Nieves
Estos dos textos son una recopilación de las Sagradas Escrituras y de los Padres de la Iglesia ; requieren tiempo de meditación despacio;e ir asimilandolos en nuestro interior.

Somos Bautizados en el Nombre del Padre del Hijo y del Espíritu Santo.
Lo damos como algo sencillo muy importante en la Iglesia ;pero ser introducidos en esta corriente de Vida y Gracia es un abismo insondable; para ir creciendo hasta llegar a la plenitud; a la Santidad Divina
.Este misterio lo vivimos como incoado para ser transformados de este cuerpo natural adamico pequeño;debil ;pecador criatura de la Tierra y delante tenemos un Camino transitado por el Señor.
El bajo del cielo y se encarnó en su Humanidad actuando las tres personas divinas en su encarnación;siendo El preexistente.
Cuando el ingénito el Padre genera al Hijo de su misma sustancia ;esencia o naturaleza tenemos la Imagen perfecta en el Seno trinitario y el Espíritu Santo el amor de ambos.
En esta Imagen perfecta habita la plenitud de la Divinidad.
Somos tan pequeños que llevamos por el Bautismo la Trinidad y el nombre sagrado que nos impusieron ;es nuestra sagrada esencia y somos hijos en el Hijo Jesucristo.
La grandeza depositada en la Iglesia Católica encierra el gran misterio de la Vida eterna la Santidad y la Salvación.
Brillante todas sus exposiciones Padre Iraburu le doy infinitas gracias y mi pequeñez total a seguir meditando en humildad en este Augusto Misterio invocando el Santo Espíritu.
Ni de rodillas es suficiente ;postrados sometemos nuestra humanidad a la Divinidad.
--------------------------------
JMI.-"... al nombre de Jesús toda rodilla se doble en cielo, tierra y abismos, y toda lengua confiese que Jesucristo es Señor para gloria del Padre" (Flp 2,10-11).
El ESanto está en el principio de la Encarnación del Hijo en la Virgen, y está hoy en Pentecostés en el nacimiento de su cuerpo, que es la Iglesia.
Bendición + JMI

31/05/20 4:25 PM
  
hornero (Argentina)
Doy vuelta la página del presente del mundo, que nos muestra sus andrajos, harapos y desnudez. La Iglesia celebra hoy en su Liturgia la Solemnidad de Pentecostés. El PRODIGIO de aquel Descenso extraordinario por el que Dios envió a la Tercera Persona de la Santísima Trinidad a colmar la Iglesia con sus Siete Dones, a fin de que ella los distribuyera a los hombres con munificencia. Así surgió, al calor de este fuego abrasador, de este huracán de las alturas, de esta tempestad de majestad, de voces altísimas y de silencios de abismos, el edificio imponente de la cristiandad.

El patrimonio de veinte siglos, constituido por los Apóstoles que recibieron en ese día junto con la Madre del Señor al Espíritu Santo, la larga serie de Papas que desde San Pedro gobernaron con sabiduría y santidad a la Iglesia, los mártires que la enriquecieron con su sangre, los Padres con su sabiduría y elocuencia, los doctores con su ciencia sagrada, los fundadores del monacato y órdenes religiosas, los Concilios, predicadores, evangelizadores, emperadores, reyes, conquistadores y gobernantes, escritores y pensadores católicos, constructores de catedrales, genios del arte, de las letras y de la ciencia, padres y madres de familias, pueblos, naciones, ciudades, campiñas, selvas y mares, continentes, esto es, la tierra toda, alumbrada por el sol, la luna y las estrellas, bajo la mirada del Cielo de los ángeles y santos, resplandece ante la eternidad y el infinito de los espacios como la obra por excelencia de la Creación.

Pentrecostés signó la ESPERANZA de la cristiandad de llegar a recuperar el patrimonio que Adán perdió por el pecado original. Desde aquel momento, la humanidad inició y ha seguido un largo y fatigoso camino, entre luces que la deslumbraban y tinieblas que la derrumbaban, en busca, muchas veces sin saberlo, del camino de regreso a la Casa del Padre. Porque no puede caminar sino en búsqueda de su IDENTIDAD perdida. Es verdad que el enemigo, el demonio, ha confundido con astucia el camino a seguir, dificultando la marcha. Pero, la misericordia del Padre superó a la inteligencia y voluntad malignas, enviando a su Hijo para rescatarnos del poder de las tinieblas, sobreelevarnos a la condición de verdaderos hijos de Dios, culminando este inconcebible misterio de nuestra nueva y casi infinita grandeza, partícipe de su Majestad, Sabiduría y Poder, al darnos como Don que nos colma de perfección a su ESPÍRITU SANTO.

La Virgen nos anticipa en un Mensaje dado al P .E. Gobbi, para el Movimiento Sacerdotal Mariano, el 26 de mayo de 1996, en la Solemnidad de Pentecostés: “Así, unidos imploramos el don del Espíritu Santo y juntos esperamos la venida del segundo Pentecostés que renovará el mundo y cambiará la faz de la tierra”.
31/05/20 6:15 PM
  
Sonia
////////////////// María la Virgen y se hizo Hombre. Esta Realidad no es creída ni por la Iglesia misma.///////////////////Jesucristo ; mediador entre Dios y los hombres.////////////////////////pero no es Dios.
______________________________________
JMI.- A mí no se me ocurre entrar en un blog de Hare Krishna para decirles que no creo ni es sus formas de oración, ni de dietética, ni en sus vestidos naranja, etc. Simplemente los dejo en paz.
Ud. en InfoCatólica está más perdido que yo entre Hare Krishnas; o si quiere, más que un pato en un gallinero. No mande más comentarios. No tiene sentido que lo haga.
No se los publicaría.
01/06/20 10:59 AM
  
JSP
1. Padre José María quisiera solicitarle que publicase, si es posible, el por qué de la ruptura de la Iglesia ortodoxa por la diferencia de credo, que no termino de entender el obstáculo para la unión ni de creer como justificación de separación sino como excusa por otra causa mundana, precisamente por el credo del Espíritu Santo, la cláusula Filioque: creemos en la Iglesia Católica que el Espíritu Santo, que es la Tercera persona de la Trinidad, es un solo Dios e igual con Dios Padre e Hijo; no, sin embargo, engendrado o creado, sino que procediendo de uno y otro, es el Espíritu de ambos. Iglesia Ortodoxa: y en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre.
2. Pidamos por la unidad de todos los cristianos en el Espíritu Santo comunicado en la Eucaristía.
3. Gracias por hablar de forma tan clara y excelente del Espíritu Santo, pues observo que Él le sigue iluminando e inspirando. Ruego porque la Iglesia Católica recupere la novena al Amor para que yo crea lo mismo que la Iglesia y la Iglesia crea todo lo que yo creo.
--------------------------------------
JMI.- Explicar la ruptura de la Iglesia Ortodoxa, etc. Le digo lo mismo que le dije al comentarista Juan I. de 31/05/20:
JMI.-La Iglesia Católica enseñó siempre que el Espíritu Santo procede eternamente del Padre y del Hijo. Explicar las causas que llevaron a cismas y herejías excede la posibilidad de una sección de comentarios. Si pone usted en Google "la cuestión del Filioque", seguro que le dará la historia del tema en varios artículos, y que en alguno de ellos le informará largamente de causas teológicas, históricas, políticas, etc.
02/06/20 1:40 PM

Dejar un comentario



No se aceptan los comentarios ajenos al tema, sin sentido, repetidos o que contengan publicidad o spam. Tampoco comentarios insultantes, blasfemos o que inciten a la violencia, discriminación o a cualesquiera otros actos contrarios a la legislación española, así como aquéllos que contengan ataques o insultos a los otros comentaristas, a los bloggers o al Director.

Los comentarios no reflejan la opinión de InfoCatólica, sino la de los comentaristas. InfoCatólica se reserva el derecho a eliminar los comentarios que considere que no se ajusten a estas normas.