(449) Amoris lætitia-15. La Iglesia es una, y ha de guardarse unida en doctrina y disciplina

Cosimo Roselli, 1481

–¿Y no se cansa de combatir errores?

–No, por gracia de Dios. Y que Él me asista siempre para enseñar la verdad y para reprobar los errores contrarios.

 

«Confesamos en el Credo que la Iglesia es una, santa, católica y apostólica» (Vat. II, LG 8)

* * *

La Iglesia es una

El Sumo Sacerdote «profetizó que Jesús había de morir por el pueblo, y no sólo por el pueblo, sinopara congregar en la unidad a todos los hijos de Dios que están dispersos» (Jn 11,51-52). En la Cruz, pues, al precio de la sangre de Cristo, se formó la unidad de la Iglesia. El mismo término Ecclesia nos hace ver que es la Con-vocada: la reunión de todos aquellos hombres elegidos y llamados que, por la gracia de Dios, han escuchado y seguido esa vocación excelsa.

«Sólo hay un cuerpo y un espíritu, como también una sola esperanza, la de vuestra vocación. Sólo un Señor, una fe, un bautismo, un Dios y Padre de todos, que está sobre todo, por todos y en todos» (Ef 4,4-6). Babel es orgullo, pecado, mentira, división. Pentecostés es humildad, gracia, verdad, unión. «La Iglesia es una debido a su “alma”: “el Espíritu Santo que habita en los creyentes y llena y gobierna a toda la Iglesia, realiza esa admirable comunión de fieles, y une a todos en Cristo tan íntimamente que es el Principio de la unidad de la Iglesia”» (Catecismo 813, citando a Clemente de Alejandría)

«Es Cristo, quien, por el Espíritu Santo, da a la Iglesia el ser una» (LG 8). La unidad interna de la Iglesia está causada por la voluntad de Cristo y su oración continua: «Padre, que todos sean uno, como tú en mí y yo en ti, que ellos sean también uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado» (Jn 17,21). Siendo  las divisiones internas (Babel) lo más frecuente en el mundo, la unidad interna de la Iglesia (Pentecostés) es un milagro permanente, que no se ha dado ni remotamente en modo semejante en ningún lugar, institución, ni época de la historia.

El cardenal Ratzinger, en su introducción a la declaración Dominus Jesus, de la Congregación de la fe  (6-VIII-2000)  indica que «la pretensión de unicidad y universalidad salvífica del Cristianismo proviene esencialmente del misterio de Jesucristo, que continúa su presencia en la Iglesia, su Cuerpo y su Esposa». El evangelio de San Mateo termina con estas palabras de Jesús, en las que se funda la unidad de la Iglesia: «Yo estaré con vosotros siempre hasta la consumación del mundo» (28,20).

 

La Iglesia es única

Cristo es la Cabeza, el Esposo, el Pastor de la Iglesia: no tiene varios Cuerpos, ni varias Esposas, ni varios rebaños distintos. Llamar Iglesias a las comunidades cristianas separadas de la Iglesia, no tiene sentido. La declaración Dominus Iesus afirma que «las Comunidades eclesiales que no han conservado el Episcopado válido y la genuina e íntegra sustancia del misterio eucarístico (Vat. II, UR 22), no son Iglesia en sentido propio» (n.17).

 

Los Pastores han de guardar en la unidad al pueblo de Dios que han recibido a su cuidado

Ésa es la imagen fundacional de la Iglesia: los que habían recibido la fe y el bautismo «perseveraban en oír la enseñanza de los apóstoles, y en la unión, en la fracción del pan y en la oración» (Hch 2,42). «Vivían unidos, teniendo todos sus bienes en común» (2,44). «La muchedumbre de los que habían creído tenía un corazón y un alma sola» (4,32).

 

–La verdad es una y une. Los errores son innumerables y dividen

La verdad católica une; los errores doctrinales y morales dividen. Como dice el Vaticano II, «la Tradición, la Escritura y el Magisterio de la Iglesia, según el plan prudente de Dios, están unidos y ligados, de modo que ninguno puede subsistir sin los otros» (DV 10). Forman un triángulo equilátero, en el que cada uno de los lados sostiene a los otros dos. La unidad interna de la Iglesia se fundamenta, pues, en la verdad revelada, y ésta fluye de la triple fuente única: Escritura, Tradición y Magisterio apostólico. Toda doctrina o disciplina que no tenga su fundamento en esa fuente es causa necesaria de división interna en la Iglesia.

La Iglesia de Cristo es una. Y si no es una, no es la Iglesia de Cristo.  La Iglesia nunca contra-dice su propia doctrina. Ésta se va desarrollando por obra del Espíritu Santo, que la guía hacia «la verdad completa» (Jn 16,13), pero siempre en el mismo pensamiento y sentido. Crece la doctrina católica como crece un árbol: siempre fiel a sí mismo. La Iglesia es una en su doctrina: no enseña una cosa en cierta nación, acomodándose a su cultura, y en otra nación otra cosa distinta y contraria. No sería entonces «columna y fundamento de la verdad» (1Tim 3,15). Eso explica la pasión de los primeros apóstoles por la unidad del pueblo cristiano: la unidad en la caridad, por supuesto; pero también en la doctrina de la fe: «una sola fe».

San Pablo: «Os ruego, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que todos habléis igualmente, y no haya entre vosotros cisma, sino que seáis concordes en el mismo pensar y en el mismo sentir» (1Cor 1,10). «Haced pleno mi gozo, teniendo todos el mismo pensar, la misma caridad, el mismo ánimo, el mismo sentir» (Flp 2,2). San Pablo no pretende hacer «paulinos», sino discípulos de Cristo, «cristianos» católicos.

 

En el post-Concilio ya se fue disgregando en no pocos lugares la unidad de la Iglesia, sobre todo en el Occidente más rico e ilustrado. Es decir, fue acrecentándose la apostasía. Los Papas declararon abiertamente la profunda des-unión interna generalizada en amplias zonas de la Iglesia.

-Pablo VI, poco después del Concilio que presidió, afirmó en varias ocasiones que la unidad de la Iglesia en doctrina y disciplina se iba quebrantando más y más. «La Iglesia se encuentra ahora en una hora inquieta de autocrítica o, mejor dicho, de autodemolición… Está prácticamente golpeándose a sí misma (7-XII-1968)… «se ha introducido el humo de Satanás en el templo de Dios» (29-VI-1972). Es lamentable «la división, la disgregación, que por desgracia se encuentra en no pocos sectores de la Iglesia» (30-VIII-1973) -San Juan Pablo II: «se han esparcido a manos llenas ideas contrastantes con la verdad revelada y enseñada desde siempre. Se han propalado verdaderas y propias herejías en el campo dogmático y moral, creando dudas, confusiones, rebeliones. Se ha manipulado incluso la liturgia» (6-2-1981). -El cardenal Ratzinger, un mes antes de ser constituido papa Benedicto XVI, en el Via Crucis del Coliseo: «¡Qué poca fe hay en muchas teorías, cuántas palabras vacías! ¡Cuánta suciedad en la Iglesia y entre los que, por su sacerdocio, deberían estar completamente entregados a él! ¡Cuánta soberbia, cuánta autosuficiencia!… Señor, frecuentemente tu Iglesia nos parece una barca a punto de hundirse, que hace aguas por todas partes. Y también en tu campo vemos más cizaña que trigo» (25-III-2005).

 

–Actualmente esa falta interna de unidad en la Iglesia ha llegado con demasiada frecuencia a extremos clamorosos. Y la divisiones que contraponen a los mismos Pastores de la Iglesia la ponen en peligro de ruina, porque la Iglesia o es una o no es Iglesia. Ya traté de este tema, con ocasión de los Sínodos, en el artículo (342) Agua y aceite. Concretamente, en torno al capítulo 8º de la Amoris lætitia las enseñanzas contrarias entre sí abundan escandalosamente en no pocos Obispos y Cardenales, teólogos y fieles, tratándose a veces de temas graves, como es la posibilidad de comulgar en los divorciados vueltos a casar, antes llamados adúlteros...

–Cuando fracasa definitivamente un matrimonio, puede Dios permitir un segundo matrimonio, que exige la misma fidelidad que exigía el primero, y que ha de considerarse muchas veces como «un regalo de Dios», un «camino de perfección» evangélica. –La misericordia de Pedro no ha de ser menor que la de Moisés, que toleró el divorcio y el matrimonio nuevo posterior. –El matrimonio es ciertamente indisoluble; pero en algunos casos es disoluble. –Privar de la comunión a ese segundo matrimonio aleja de la Iglesia a sus hijos. –El bien de los hijos, incluso el espiritual, exige no pocas veces que se prolongue la unión adúltera indefinidamente. –Privar de la Eucaristía a parejas «irregulares» es una crueldad inexcusable: Dios Padre no excluye de su mesa a ninguno de sus hijos. –Simplemente, deben ir confiadamente a comulgar todos los que en conciencia se sienten en paz con Dios misericordioso. –Cristo no dudó en comer con los publicanos y pecadores públicos. –Es evidente que hay actos intrínsecamente malos, gravemente prohibidos por la ley divina, que ninguna circunstancia puede justificar (Veritatis splendor 67); pero en ciertas situaciones (como la creada en un segundo matrimonio fiel y estable), pueden ser realizados sin culpa, sin perder la gracia de Dios, más aún, haciendo así la concreta voluntad de Dios providente. –Pueden darse situaciones en que la obediencia estricta a un mandamiento de Dios no pueda darse sin pecar. –Los que rechazan algunos puntos de la Amoris laetitia suelen ser eclesiásticos o laicos frustrados, que «buscan dividir», lo que es propio del diablo. Et sic de caeteris.

Esos argumentos vergonzosos son lanzados hoy por algunos Cardenales, Obispos y teólogos contra otros Cardenales, Obispos y teólogos… Ignominioso… ¿La Iglesia ES una?

Solamente en la verdad católica puede darse la unidad de la Iglesia.

 

Esta situación no durará indefinidamente

Tres cosas. 1ª) Si se acepta que actos intrínsecamente malos pueden ser lícitos en ciertos casos, y se aplica ese principio, por ejemplo, a la anticoncepción, al aborto, al fraude, al homicidio exigido por el honor familiar, a la homosexualidad operativa, a la pederastia, a la comunión de los adúlteros, etc., cae arruinada toda la moral católica, como bien lo muestra y demuestra el profesorJosef Seifert. 2ª) La Iglesia Católica ya no sería «una», pues quedaría dividida en partes irreconciliables, ya que están separadas por doctrinas abiertamente contrarias entre sí. 3) En medio de las infinitas divisiones que caracterizan al mundo, la Iglesia no será ya «columna y fundamento de la verdad (1Tim 3,15)… Las tres cosas nos hacen prever que esta situación no puede durar mucho, pues nuestro Señor y Salvador Jesucristo profetizó la indefectibilidad de la Iglesia.

 

–El Papa, como sucesor de Pedro, es el primer ministro de la unidad eclesial

La autoridad doctrinal y pastoral del Obispo de Roma se extiende a toda la Iglesia. Él está especialmente asistido por Cristo para guardar a la Iglesia, es decir, a todos los Obispos y fieles católicos, «en la paz y la unidad», que en la Eucaristía, antes de la comunión, pedimos al Señor todos los días. No olvidemos que, precisamente, la Eucaristía es el sacramento que causa y expresa la unidad de la Iglesia.

Veinte siglos llevamos pidiendo a Dios en la Misa «por tu Iglesia santa y católica, para que le concedas la paz, la protejas, la congregues en la unidad y la gobiernes en el mundo entero, con tu servidor el Papa N., con nuestro obispo N., y todos los demás obispos que, fieles a la verdad, promueven la fe católica y apostólica» (Canon romano). Y lo mismo pedimos antes de la comunión en todas las Plegarias eucarísticas postconciliares.

 

El Papa tiene como ministerio propio, establecido y asistido por Cristo,

guardar la unidad doctrinal de la Iglesia, «confortando en la fe» (Lc 22,31-32) a sus hermanos Obispos y a todos sus hijos católicos. Ello exige confesar aquella fe que nace de Escritura–Tradición–y Magisterio apostólicos (DV 10). Precisamente por eso los Papas deben ser muy moderados a la hora de irradiar a toda la Iglesia sus opiniones personales, sus ocurrencias, sus preferencias teológicas en temas discutidos, porque no pocos cristianos más o menos afectados de papolatría: los más sencillos, por ignorancia, y algunos eclesiásticos carrieristas, por oportunismo –denunciados éstos por Francisco en su discurso sobre «las 15 enfermedades»–. Unos y otros tomarían en todo su palabra pontificia como doctrina de la Iglesia, que exige la adhesión de todos los fieles. En tal supuesto, el Papa sería una de las causas principales de la des-unión interna de la Iglesia.

guardar la unidad de todos en la caridad. Precisamente por eso los Papas deben moderar muy atentamente la manifestación exterior de sus preferencias personales en temas doctrinales o pastorales discutidos. Si alabaran y promovieran a aquellos que más participan de sus opiniones y tendencias personales, y si vituperaran y degradaran a otros que no participan de ellos, no serían para la Iglesia causa de unión, sino de profundas des-uniones y agravios comparativos.

 

–El Papa, en cuanto a sus modos propios de ser y de obrar, no está en la Sede de Pedro como ejemplo a imitar por todos los Obispos y fieles

No es ése su carisma y su ministerio propio, ni tampoco lo es en el Obispo respecto de su diócesis. El Papa y los Obispos van cambiando, y suelen ser bastante diferentes unos de otros (Pío X, Pío XII, Pablo VI, Juan Pablo II, Benedicto XVI, Francisco…) Si la adhesión fiel de los católicos al Papa y a su Obispo propio exigiera esta asimilación profunda de sus modos personales de ser, de sus tendencias y preferencias, de sus estilos pastorales, al cabo de unos años, habiéndose sucedido un buen número de Papas y Obispos diocesanos, los fieles católicos, y especialmente los sacerdotes, acabaríamos todos esquizofrénicos.

 En este sentido, si el Papa, concretamente, procurara que todos los Obispos y fieles piensen, sean y operen como él, aceptando su estilo pastoral en seminarios y universidades, parroquias y movimientos; es decir, si el Obispo de Roma quisiera infundir en la totalidad de la Iglesia católica su modo de pensar, su estilo pastoral, sus maneras de enfrentar los conflictos morales, necesariamente favorecería a quienes aceptasen serle clónicos, y se  mostraría hostil a los diferentes. De nuevo venimos a concluir que, en tal supuesto, el Papa no sería de hecho causa de unidad en la Iglesia, sino el principal promotor de divisiones y tensiones sin fin. 

La configuración estricta a los modos personales del Papa causaría graves daños sobre todo en aquellas Iglesias locales de muy antigua tradición, que en su larga historia han ido desarrollando ciertos modos propios de servir a Cristo y de difundir su Reino. No pueden, no deben ir cambiando su propia historia para acomodarla cada pocos años a las preferencias personales del Papa reinante, que puede durar 10 o 30 años, para dar paso después a otro Papa que, probablemente, será bastante diferente.

 

–«La enfermedad de divinizar a los jefes»

A fines de diciembre de 2014, el papa Francisco tuvo su encuentro anual con la Curia Vaticana en la Sala Clementina para intercambiar las felicitaciones de Navidad. Y en su discurso a los miembros de los dicasterios, tribunales, consejos, oficinas y comisiones advirtió del peligro de 15 enfermedades que podrían afectarles. La 10ª de éstas es:

«La enfermedad de divinizar a los jefes: Es la enfermedad de los que cortejan a los superiores, con la esperanza de conseguir su benevolencia. Son víctimas del arribismo y del oportunismo, honran a las personas y no a Dios. Son personas que viven el servicio pensando sólo en lo que tienen que conseguir y no en lo que tienen que dar. Personas mezquinas, infelices e inspiradas sólo por su egoísmo fatal». Sin duda, el peligro es real, no es meramente imaginario.

–Hace unos pocos años declaraba un Arzobispo, todavía no Cardenal, que él quería ser un Obispo clónico del papa Francisco. Ya es Cardenal. –Por ese mismo tiempo, un Monseñor de la Congregación de Educación y Seminarios decía en una entrevista que su Congregación tenía ahora la gran tarea de acomodar todos los Seminarios de la Iglesia a la mentalidad y criterios personales del papa Francisco… En el supuesto de que el próximo Papa sea un León XIV, ¿tendrá que volver la Congregación a hacer una tarea análoga?

 

–Los Papas, Obispos y sacerdotes que la Iglesia declara «santos» son los modelos de los Pastores de hoy

Para eso los ha canonizado la Iglesia. Pedro y Pablo, Atanasio, el Crisóstomo, Agustín, Borromeo, Mogrovejo, Vianney, Pío X, Juan Pablo II, etc., ésos y otros también canonizados como santos, son los Pastores que, configurando su vida y ministerio al Buen Pastor por obra del Espíritu Santo, son puestos por la Iglesia como intercesores y como ejemplares a los que deben seguir, según sus condiciones y gracias propias, los Pastores actuales.

Los excelentes documentos de la Iglesia sobre el sacerdocio, por otra parte,trazan también con Autoridad apostólica los grandes criterios de fe que deben guiar establemente, aunque con importantes desarrollos homogéneos, la vida y ministerio de Obispos y Presbíteros. Recordemos algunos documentos:

Haerent animo (San Pío X), Ad catholici sacerdotii (Pío XI), Menti Nostra (Pío XII), Sacerdotii nostri primordia (San Juan XXIII), Sumi Dei Verbum (Pablo VI), Sacerdotalis caelibatus (Pablo VI), Pastores dabo vobis (San Juan Pablo II), así como los grandes documentos del Concilio Vaticano II (Christus Dominus, Presbyterorum Ordinis, Optatam totius), etc. Es previsible que esta serie formidable de textos pontificios sea también continuada por el papa Francisco.

 

«Nihil violentum durabile»

La Iglesia es una. En todo lo fundamental en  doctrina, moral y disciplina, la unidad pertenece a la Iglesia como nota propia de su naturaleza. Puede sobrevivir la Iglesia a pesar de los pecados personales de sus Pastores y fieles, como veinte siglos de historia lo demuestran. Pero va en contra de la naturaleza de la Iglesia, es decir, le es violenta, toda des-unión en doctrinas y normas fundamentales. Es, pues, inadmisible  que en ciertos sitios se combata siempre el mal intrínsecamente prohibido («por ejemplo, la blasfemia y el perjurio, el homicidio y el adulterio»; Catecismo 1756), y que en otros se permita ese mal en ciertos casos–.

Pues bien, nada que violente la unión propia de la Iglesia es tolerable, pues atenta contra su propia naturaleza. Más aún: como afirma el adagio antiguo, nihil violentum durabile. Nada que sea violento puede ser duradero.

José María Iraburu, sacerdote

 

Índice de Reforma o apostasía

27 comentarios

  
Néstor
Muy bueno y muy necesario, Padre, muchas gracias.

Saludos cordiales.
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JMI.-Abrazo, Néstor, y bendición +
29/08/17 2:09 PM
  
Manuel d
Gracias por este comentario.
En mi opinión la unión se resquebraja cuando, como usted tan bien señala, se enseñan cosas distintas según el sitio, región o país. Por poner un ejemplo, en mi opinión, no debe aceptarse la comunión de los divorciados vueltos a casar en Bélgica y rechazarse en España. Como se dice en el lenguaje claro y diáfano del pueblo, "o todos moros o todos cristianos".
En estos temas debería ser muy cuidadosa la jerarquía, porque el pueblo (entre los que me incluyo) no entiende, ni en muchos casos acepta, los favoritismos ni tratos de favor.
Un saludo agradecido.
29/08/17 3:06 PM
  
Sancho
Aquí todos estamos encantados de habernos conocido, y nadie quiere bajarse del burro, con lo que no hay forma de ponernos de acuerdo. Encima algunos llegan a censurar los argumentos de todo el que no piense como ellos.

Toda esta polémica esta viciada en su origen. La Iglesia hará lo que estime oportuno, según la autoridad que le fue conferida, pero no se puede negar que Jesucristo no abolió el divorcio ni tampoco el resto de la Ley judía (Mt 5,17-20), solo mandó no divorciarse: "Que el hombre no separe lo que Dios ha unido" (Mt 19,6; Mc10,9; 1 Cor 7,10-11). Por cierto, que san Juan Bautista no reprendió a Herodes por haberse casado con una divorciada, ya que la Ley mosaica permite el divorcio, sino por haberse casado con la mujer de su hermano: "No te es lícito tener a la mujer de tu hermano" (cf. Lev 20,21; Mc 6,18); cosa que no le habría podido decir si se hubiese casado con una mujer repudiada por alguien que no fuera su hermano.

No podemos empeñarnos, cuan nuevos fariseos, en no reconocer la validez de los matrimonios de los divorciados vueltos a casar. Tampoco empeñarnos en que se divorcien de nuevo, o se abstengan de tener relaciones sexuales, incumpliendo así con sus compromisos conyugales, para poder reconciliarse con Dios. Hay pecados, como este, que no tienen vuelta atrás; ¿por qué no habría de bastar con que reconozcan que han pecado, se confiesen y cumplan la penitencia, como bastaría a quienes hubiesen asesinado a sus cónyuges?
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JMI.Haría usted mejor aceptando la enseñanza de la Iglesia.
29/08/17 3:07 PM
  
maria
Lo malo es la raíz de división, confusión, etc. que se está sembrando y que, en lugar de pararla, va in crescendo. Con estas nuevas enseñanzas, permisividades, doctrinas, en lugar de la única Verdad, vamos cuesta abajo muy rápidamente. En fin, Padre, gracias por su artículo/enseñanza, pero veo muy mal a la Iglesia de Cristo. Acabo de leer que un diáconobelga, niega la divinidad de la Virgen, ya me contará... el daño que ésta negación puede hacer en muchas personas.
29/08/17 3:17 PM
  
JacinTonio desde Madrid
Sancho, el problema no está en divorciarse o no divorciarse, en separarse o no separarse, sino en cometer o no cometer adulterio, en casarse con quien se ha separado de su mujer o marido, o en abandonar a su mujer o marido para irse con otra u otro, aunque éstos sean solteros. Un divorciado, separado o soltero que guarda castidad puede comulgar, sin no tiene otros pecados que se lo impiden.
29/08/17 5:39 PM
  
Luis Piqué Muñoz
¡La Verdad Une, la Mentira destruye! ¡El Padre de la Mentira! La corrección fraterna es una de las principales Obras de Misericordia, y una de las más difíciles, incomprendidas y combatidas ¡En esta Iglesia moderna confusa y errática, llevar la Contraria a las ¡Ay! Mentiras y Disparates ¡con Perdón! de la Autoridad es ir contra el Mundo ¡el Perverso Occidente! que está detrás de todos los Errores, Herejías y Apostasías de la torturada y engañada Iglesia! ¡mientras millones de Mártires dan su Sangre en el Tercer Mundo por Cristo y la Verdad! ¡la Verdadera Iglesia!
El Gran Papa Pablo VI, creo que Beato o Santo, se equivocó palmariamente al decir que la división de la Iglesia era un Bien ¡ah la maldita y satánica diversidad, engañabobos moderno! querido por Dios, Cristo ¡de la misma forma que es autor de esa maravilla Celestial de la Humanae Vitae! y repito fue un Gran Papa. San Jerónimo hablaba de tantos sacerdotes como taifas ¡esa es ¡Ay! la dramática ¡Trágica! situación de la perdida y corrompida Iglesia moderna! Recemos mucho por al Papa, Su Santidad, el Papa Francisco I, los Obispos, los sacerdotes, todos los Fieles ¡y nosotros mismos! ¡yo el primero ¡Ay! Pervertido, Corrupto, Gran Pecador, Carne de Infierno! sobretodo con el glorioso Rosario ¡la Omnipotencia de la Oración! y pidamos la poderosa y dulcísima Intercesión de la Virgen Santísima, la Purísima, la Madre de Dios, Reina de Cielos y Tierra ¡sin olvidar al castísimo San José! ¡Viva el Papa! ¡Viva la Iglesia! ¡Viva la Virgen! ¡Viva San José! ¡Viva Dios!
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JMI.- "El Gran Papa Pablo VI, creo que Beato o Santo, se equivocó palmariamente al decir que la división de la Iglesia era un Bien ¡ah la maldita y satánica diversidad, engañabobos moderno!"

Procure evitar frases inadmisibles. Gracias.
29/08/17 6:18 PM
  
Beatriz Mercedes Alonso (Córdoba - Argentina)
Muchísimas gracias, Padre Iraburu. No sabe cuánto bien me ha hecho con este post. Dios le pagará con creces todo lo que nos ayuda y clarifica con sus hermosas meditaciones, las que son verdaderos bálsamos para el alma.
Que el Espíritu Santo lo siga iluminando y la Santísima Virgen María y San José lo protejan siempre.
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JMI.-Gracias por sus oraciones.
Bendición +
29/08/17 7:24 PM
  
maria
Perdón, me equivoqué. Quise decir ''la virginidad de la Virgen'' no la divinidad.
29/08/17 7:54 PM
  
Silvia
GraciasPadre,
Estaba angustiada por este tema .
Sus comentarios han sido esclarecedores.
Yo estuve en un colegio en Suiza que no aceptaba las reformas del CV II.
Elegí seguir al Santo Padre ,fuese quien fuese ,como descendiente de Pedro.Hoy la manera de cambiar por la puerta de atrás ,moral y doctrina y no dar la cara (Dubia) me produce un rechazo rebelde.
Un cordialisimo saludo
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JMI.-Bendigamos al Señor por InfoCatólica y por TODO.
Bendición +
29/08/17 10:08 PM
  
José Miguel
No sabe qué bien nos hace escuchar la doctrina católica tan claramente expuesta, padre, es una bendición que da paz y tranquilidad en medio del caos vigente. Que Dios lo conserve y Santa María de Guadalupe lo auxilie en su ministerio. Viva Cristo Rey!
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JMI.-¡Viva!
Bendición +
29/08/17 10:19 PM
  
Luis Fernando
Sancho, último aviso. Como vuelvas a poner ese mismo comentario en otro post, paso a borrar la totalidad de comentarios que hayas puesto en todos los blogs.
29/08/17 11:40 PM
  
José Luis
Así que sí que cometió un error, Pablo VI (es beato), Un Papa tiene la necesidad de ser un maestro por el conocimiento de la Sagrada Biblia, y dar crédito, Pues decir algo que no es correcto, no puede ayudar a los cristianos a formarse en la fe.

Sabemos que Nuestro Señor Jesucristo quería la unidad, (ver Jn 17,20-26), y todos los que nos seguimos alimentando de la Palabra de Dios y del Magisterio de la Iglesia Católica, precisamente es la unidad que complace al Señor.

Además de los edificantes documentos que los Papas ha escrito sobre la dignidad y santidad del sacerdocio, que el P. Iraburu a expuesto arriba, no se debe pasar por alto, hay que alimentar el espíritu con la verdad.
Decía, que además de esos documentos de los Papa, veo que incluso para el día de hoy, los libros de San Juan Crisóstomo que ha escrito sobre el sacerdocio, también puede ser de gran ayuda. Y otros Santos Padres nos enseñaron en sus escritos, cosas que se debe evitar para ser mal sacerdote, y así poder ser un auténtico sacerdote de Cristo Jesús.

Muchas gracias, P. Iraburu.
30/08/17 10:40 AM
  
Forestier
Un artículo bien fundado, claro, bien articulado y sin ambigüedades aduladoras. Con la verdad por delante, nadie destruirá nuestra alegría de hijos de Dios.
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JMI.-Nadie.
Servid al Señor con alegría.
30/08/17 11:45 AM
  
Miguel García Cinto
Gracias Padre Iraburu:
Le sigo con interés por su doctrina cierta y segura, ajustada a la Tradición, la Sagrada Escritura y el Magisterio, trípode que se sustenta conjuntamente, y que según creo, si faltase uno sólo, dicho trípode no se mantendría de pie.
Ruego al Señor le siga manteniendo su clarividencia intelectual.
Paz y Bien.
JMI.-Amén.
30/08/17 5:01 PM
  
Daniel Lagos de Perú
Sancho repite ese comentario como Gran Arguemnto y no se entera que desde la solo Escritura, y con el razonamiento Protestante que usa, se puede dar forma Cristiana a miles de locuras y pecados.
Si Sancho solo se basa en el Evangelio para apoyar la Comunión a los Divircisdos vueltos a casar, olvidando antojadizamente la Tadición BIMILENARIA y editando el propia Evangelio de Juan que incluye en el Cap 22 vers 25:
"Hay además otras muchas cosas que hizo Jesús. Si se escribieran una por una, pienso que ni todo el mundo bastaría para contener los libros que se escribieran"... si solo se basa en eso para difundir su argumento, pues cae en lo que José Miguel Arráiz describe bien:
"Creen que tienen un Misil como Argumento y solo tienen una Metralleta de Madera"
30/08/17 5:37 PM
  
Luis Piqué Muñoz
Admito con Humildad y de Buen Grado la Santa Corrección, admirado y apreciado Dr Iraburu. Pero las frases no hacen referencia al Beato Pablo VI ¡como digo muy admirado por mí, un Gran Papa! sino que sólo me refiero al error del Papa Beato. Las frases ofensivas se refieren al Mundo moderno ¡no al Criterio que uitlizó Pablo VI ni a su excelsa Persona! Nada más ¡Y le pido, si puede ser, la Gracia de la Bendición!
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JMI.-Bendición +
30/08/17 5:56 PM
  
Jaime
No hay peor ciego que el que no quiere ver,ni peor sordo que el que no quiere oír u oír y ver lo que le gusta y no lo que es la verdad,leamos más Biblia ya ella nos dice claramente lo que ha sucedido,está sucediendo y lo que sucederá,oremos mucho para no caer en el engaño del mal,ya que el mismo Señor se lo advirtió a los mismos discípulos,sobre falsos pastores y falsas doctrinas,falsas verdades,seamos más prudentes y no entendamos las cosas con razón humana ya que ahí es donde erramos.
30/08/17 6:00 PM
  
javier dolid
Bien, todo esto está muy bien. ¿Cómo se mantiene esa unidad? Todos los católicos deberíamos estar de acuerdo con la tesis del post, pero, ¿como mantenemos esa unidad cuando una parte de nuestros hermanos en la Fe, al parecer, no está de acuerdo con la unidad de la Doctrina moral de la Iglesia? ¿Es que, acaso, no tenemos todos la misma Fe?
30/08/17 7:27 PM
  
Damian
"Sanctifica eos in veritatem" Alabado sea Dios por su fidelidad al Espíritu de la Verdad. Tampoco quiero arrojarle mucho incienso; por aquello de no caer en lacerante "iraburulatría".
30/08/17 7:54 PM
  
Alfonso Carles
La lectura de la Exhortación que marca el "camino para la marcha de la Iglesia en los próximos años" (me refiero a la Evangelii Gaudium), ha dejado en mi la sensación que ésta heterogeneidad en materia doctrinal está siendo deliberadamente buscada. Al menos eso es lo que dicta su número 32, al proponer una "conversión" de las Conferencias Episcopales que implique una adquisición para éstas de "alguna auténtica autoridad doctrinal".
Ello, en la práctica, perfectamente puede llegar a implicar una ruptura de la unidad y unicidad del Magisterio Petrino.
Y si vemos los resultados obtenidos post-Amoris Laetitia, con Conferencias Episcopales completas dictando directivas contradictorias unas con las otras, parecería que ese objetivo ha sido plenamente alcanzado.
30/08/17 9:25 PM
  
Luis Piqué Muñoz
¡Infinitas Gracias por la inmerecida Bendición, y su paciencia y amabilidad conmigo, Dr Iraburu! Nada más.
31/08/17 5:51 PM
  
Esteban
Cada nuevo Papa es un don para la Iglesia, y evidentemente la Iglesia no puede seguir quedando completamente inalterada, como si ese don no existiera. La Iglesia está llamada al crecimiento y a ello la impulsa el Espíritu también a través de cada nuevo Vicario de Cristo, a quien el Señor prometió su asistencia (y no sólo para establecer dogmas).
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JMI.-Así es. La Iglesia está llamada a desarrollarse bajo la guía del ESanto que "nos guía hacia la verdad completa" (Jn 16,13). Siempre en la misma dirección y sentido. No se contra-dice. Crece como un árbol, siempre fiel a sí mismo/a.
01/09/17 6:58 PM
  
Eclessiam
Padre Iraburu, su último mensaje, me recordó ipso facto a algo dicho por otro sacerdote hace no muchos años, pues decía esencialmente lo mismo. Transcribo aquí, y seguramente usted lo conocerá, al menos «de oídas»:

«Con el paso de los años, uno comprende que muchos liberales no promueven para nada la libertad; y que muchos conservadores no conservan en realidad nada, ya que no entienden el sentido de la verdadera tradición.

Creo que las personas debemos ser como el árbol de la Iglesia, que habiendo crecido de la semilla más pequeña, es hoy un árbol frondoso donde todo tipo de aves encuentran hogar. Debemos tener hondas raíces en la tradición, en los orígenes y fuentes de nuestra fe; pero, al mismo tiempo, desarrollarnos con gran capacidad de novedad y crecimiento hacia el presente y el futuro.

(...)

...cuando el tradicionalismo se vuelve conservador, deja de ser verdadera tradición: se fosiliza, se esclaviza a la letra y pierde el espíritu, el sentido de la tradición verdadera».
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JMI.-Muy de acuerdo.
No pierda de vista a ese sacerdote bueno y fiel.
Bendición +
03/09/17 5:03 AM
  
Luis Fernando
Esteban:
Cada nuevo Papa es un don para la Iglesia

LF:
Bueno, según y como. Créame que han habido Papas a lo largo de la historia que han dejado mal recuerdo por su doctrina e incluso por su vida moral
Otra cosa es que Dios sea capaz de sacar bienes de grandes males. De eso nadie que tenga la fe puede dudar (Rm 8,28).
03/09/17 9:16 AM
  
Juan Andrés
El artículo es muy certero y claro; desde siempre ha sido así. Ahora bien, el deber ser es una cosa y lo que realmente es, otra. Hoy en esta Iglesia que debe ser una, si analizamos la realidad y los hechos, tenemos algo así como: a) Tradicionalistas que no están en comunión formal con Roma (lefebvristas que luego de levantada la excomunión a M. Lefebvre han quedado en un limbo); b) tradicionalistas en comunión con Roma (Ecclesia Dei); c) tradicionalistas "novus ordo" de base tomista y misa apegada al canon; d) carismáticos de doctrina tradicional; e) carismáticos liberales o progresistas liberales o como se los quiera llamar; f) liberales o progresistas liberales o como se los quiera llamar, modernizantes, modernistas, neomodernistas "novus ordo" a gusto del celebrante; g) neo conservadores "novus ordo" con base teológica más próxima al liberalismo pero que no consienten con la situación actual, h) neocatecumenales y muchos espacios que no saben donde encajarse. En fin, en vez de preocuparse tanto por los "hermanos separados" u otros ecumenismos cuasi sincretistas desde Roma tendrían que esforzarse por esa unidad desde hace tiempo perdida ad intra. Pero por ahora, y viene de lejos el problema, parece que a nadie le importa cumplir la palabra de Cristo.
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JMI.-Sí... hasta cierto punto.
La unidad interna de la Iglesia se quiebra cuando se quiebra la unidad doctrinal, "una sola fe", en temas graves.
Habiendo una misma fe y una verdadera caridad, puede mantenerse la unidad católica, que está en la misma esencia de la Iglesia, entre jesuitas, dominicos, franciscanos, miembros del Camino neocatecumenal, o del Opus Dei, o de los más adictos al Novu Ordo o a la liturgia tradicional... Habiendo coincidencia en la doctrina fundamental, puede perfectamente haber unión de vida y caridad entre todos esos citados y muchos otros más. Unos nos "caerán" bien y otros quizá no. Pero eso no quita que podemos querernos y estimarnos y respetarnos de verdad unos y otros, manteniéndonos bien unidos.
Es la profesión de doctrinas inconciliables con la doctrina de fe católica lo que quiebra la unidad, partiendo su base.
04/09/17 8:57 PM
  
Juan Andrés
Si se limpia el terreno las causas de todas estas divisiones, que no son de carismas, son doctrinales; habrá que ver si esas diferencias pueden calificarse como de "temas graves" o de "doctrina fundamental" y quién le pone el cascabel al gato.
Un cordial saludo y con sumo respeto.
04/09/17 11:38 PM
  
José Mauro González-Luna Mendoza
Con respeto, discrepo de la interpretación que hace el autor de Amoris L. No ha comprendido el alcance de la exhortación. Desconoce la distinción clave entre antijuridicidad y culpabilidad, dos nociones fundamentales para dilucidar cuestiones jurídicas y morales. Puede haber ciertos actos ilícitos en sí, pero que por ciertas circunstancias atenúan o eliminan la responsabilidad del agente, sin que ello signifique que el acto en sí cambie de naturaleza. Objetividad y subjetividad de la mano. La rigidez de los defensores a ultranza de la letra de la ley y que desconocen el papel de la conciencia, son los mismos que en otros tiempos se escandalizaron de las enseñanzas de Jesucristo, Maestro y Pastor. El buen pensar, exige hacer distinciones, sin ellas se arriba a una hermenéutica lineal; el progreso moral -aumento de conciencia del Evangelio, no es lineal, implica tensión en trance de trascendencia. Con afecto al autor, no a su interpretación errada.
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JMI.-Eso que dice Usted es más o menos lo que dice la Amoris laetitia VIII.
12/10/17 5:33 PM

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