14.08.13

La comedia de la familia nuclear

Recientemente leí en una publicación eclesiástica un artículo, avalado por un organismo eclesial, titulado “¿Estamos en una época de transición?” (*) Dicho artículo trata sobre la actual crisis de la familia desde la perspectiva del relativismo histórico. Las tesis centrales del autor son dos: 1) la familia formada por padre, madre e hijos no es una realidad natural, sino un producto cultural del Occidente post-industrial; 2) por lo tanto, no debemos preocuparnos demasiado por la actual evolución de la familia, porque lo que hoy está en crisis no es la familia en sí, sino sólo “un modelo de familia”, entre los muchos existentes o posibles.

A continuación reproduciré los párrafos principales del artículo, destacando algunas expresiones en negrita:

En el imaginario colectivo de nuestras sociedades occidentales postindustriales, el concepto familia está predominantemente asociado a los elementos estructurales básicos de la llamada familia nuclear: padre, madre e hijos, que suelen convivir en el hogar sin más parientes. Tal vez precisamente por haberse establecido como predominante se lo ha llegado a considerar el modelo de familia tradicional, o dicho de otro modo, el modelo tradicional de familia.

Sin embargo, una visión más amplia, tanto desde el punto de vista transcultural como desde el punto de vista histórico dentro de la misma cultura occidental, permite apreciar que este no es el único modelo de familia, ni necesariamente el más tradicional. En otras culturas lo usual es la familia extensa que incluye otros grados más amplios de parentesco, extendiéndose al menos a tres generaciones en sentido vertical, e incluyendo hasta los primos hermanos en sentido horizontal. Este modelo era también el predominante en la cultura occidental hasta que, industrialización mediante, se extendió el modelo de familia nuclear.

Curiosamente, aunque el imaginario no parece haber cambiado en nuestras sociedades, hoy en día lo que se constata es la crisis de esta familia nuclear sacudida por cambios de todo tipo. (…)

Ante este panorama no es aún claro hacia dónde evolucionará socialmente la familia y cuál será el modelo predominante en un futuro no muy lejano. En el momento actual lo que prevalece es la diversidad, pero esta diversidad podría llamarse una diversidad de transición por cuanto el modelo nuclear parece seguir siendo la matriz mental de la que se parte para establecer variaciones, y de alguna manera un cierto horizonte hacia el que se tiende. (…)

Esta constatación no implica normatividad ni juicio de valor, sino un llamado de atención a la carga emocional de cierta frustración que el hecho de que este modelo cada vez menos frecuente en la práctica permanezca como imaginario puede causar en muchas personas que quisieran vivirlo pero las circunstancias no se lo permiten.”

Huelga demostrar que lo afirmado en estos párrafos es frontal y gravemente contrario a la doctrina católica sobre la familia; pero intentaré mostrar brevemente que esas afirmaciones también son cuestionables desde los puntos de vista histórico y filosófico.

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11.08.13

Revista "Fe y Razón" - N° 87 (5 de agosto de 2013)

Para acceder a todo el N° 87, presione este enlace.

A continuación reproduzco el artículo editorial.


Todos con Pedro

Equipo de Dirección

1. La JMJ de Rio

La 28ª Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), celebrada recientemente en Rio de Janeiro, fue, como las ediciones anteriores de esa Jornada, un magnífico evento eclesial. Millones de jóvenes católicos de todo el mundo vivieron una gran experiencia de fe y de comunión y tuvieron la ocasión de encontrarse con el Vicario de Cristo.

En este número de “Fe y Razón” publicamos uno de los discursos del Papa Francisco en la JMJ. No fue fácil elegir uno de entre los muchos discursos y homilías que el Papa pronunció en Rio. Finalmente nos decidimos por el importante discurso que dirigió a las autoridades del CELAM (Consejo Episcopal Latinoamericano). Ese discurso muestra, entre otras cosas, su típica combinación: una forma original y un contenido tradicional.

También publicamos una alentadora reflexión de Mons. Jaime Fuentes, Obispo de Minas, sobre la reciente JMJ.

2. Ciclo de Conferencias con motivo del Año de la Fe

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29.07.13

Reflexiones sobre el descenso de la participación en la Santa Misa

1. Datos muy preocupantes

Recientemente leí un artículo de Noticeu (el boletín electrónico de la CEU –Conferencia Episcopal del Uruguay) acerca del descenso de la participación de los católicos uruguayos en la Santa Misa. Allí se dice que en un plazo de 21 años (1989-2010) la participación en la Misa dominical descendió casi a la mitad en Montevideo (de 58.700 a 31.500 personas).

Buscando en Internet, encontré otros dos artículos que aportan más datos sobre el mismo tema: uno de “El Observador” y otro de “La República”. Allí se dice que, en la misma ciudad y período, también descendió en forma muy considerable la práctica de otros sacramentos: bautismos, primeras comuniones, confirmaciones y matrimonios. De los datos suministrados por esos dos diarios de Montevideo me impresionan sobre todo el dramático descenso de los matrimonios sacramentales (de 3.562 en 1989 a 1.120 en 2010; una caída de más de dos tercios) y las muy bajas cantidades de confirmaciones (933 en 1989 y 721 en 2010).

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20.07.13

El nacimiento de los Evangelios sinópticos (5)

Comentario de: Jean Carmignac, La naissance des Évangiles synoptiques, François-Xavier de Guibert, Quatrième édition, Paris 2007.

En el Capítulo 5 del libro, titulado “Informaciones antiguas”, Carmignac presenta varios testimonios de los primeros siglos de la era cristiana acerca del origen de los Evangelios sinópticos. En primer lugar considera varios datos aportados por San Pablo en su Segunda Carta a los Corintios. Ya comenté esa parte del Capítulo 5 en mi artículo Tres indicios de la antigüedad del Nuevo Testamento en 2 Corintios:

Enseguida Carmignac presenta y analiza los testimonios de:
• San Papías de Hierápolis (69-150);
• San Ireneo de Lyon (130-202);
• San Panteno de Alejandría (muerto hacia 216);
• San Clemente de Alejandría (150-216);
• Orígenes (185-254);
• Eusebio de Cesarea, obispo (275-339).

A continuación reproduciré esos testimonios:

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14.07.13

Revista "Fe y Razón" - N° 86 (15 de julio de 2013)

Para acceder a todo el N° 86, presione este enlace.

A continuación reproduzco el artículo editorial de ese número.


La luz de la fe

Equipo de Dirección

1. Caridad, esperanza y fe

Las tres virtudes principales del cristiano (llamadas “virtudes teologales”) son la fe, la esperanza y la caridad. Las dos primeras encíclicas del Papa Benedicto XVI (Deus caritas est y Spe salvi) trataron sobre la caridad y sobre la esperanza, respectivamente. Se esperaba que, en el Año de la Fe convocado por él mismo, Benedicto XVI completara una trilogía sobre las virtudes teologales con una encíclica sobre la fe, pero su renuncia al pontificado dejó incompleto ese proyecto.

Sin embargo, el pasado viernes 5 de julio el Papa Francisco publicó una carta encíclica sobre la fe, titulada Lumen fidei (“La luz de la fe”), elaborada en parte por su predecesor en la Sede Apostólica. Su Santidad Francisco lo explica así:

“Estas consideraciones sobre la fe, en línea con todo lo que el Magisterio de la Iglesia ha declarado sobre esta virtud teologal, pretenden sumarse a lo que el Papa Benedicto XVI ha escrito en las Cartas encíclicas sobre la caridad y la esperanza. Él ya había completado prácticamente una primera redacción de esta Carta encíclica sobre la fe. Se lo agradezco de corazón y, en la fraternidad de Cristo, asumo su precioso trabajo, añadiendo al texto algunas aportaciones. El Sucesor de Pedro, ayer, hoy y siempre, está llamado a «confirmar a sus hermanos» en el inconmensurable tesoro de la fe, que Dios da como luz sobre el camino de todo hombre.

En la fe, don de Dios, virtud sobrenatural infusa por Él, reconocemos que se nos ha dado un gran Amor, que se nos ha dirigido una Palabra buena, y que, si acogemos esta Palabra, que es Jesucristo, Palabra encarnada, el Espíritu Santo nos transforma, ilumina nuestro camino hacia el futuro, y da alas a nuestra esperanza para recorrerlo con alegría. Fe, esperanza y caridad, en admirable urdimbre, constituyen el dinamismo de la existencia cristiana hacia la comunión plena con Dios.”
(Carta encíclica Lumen fidei, n. 7).

Invitamos a nuestros lectores a leer el texto completo de la bella encíclica Lumen fidei en esta página: http://www.vatican.va/holy_father/francesco/encyclicals/documents/papa-francesco_20130629_enciclica-lumen-fidei_sp.html

Para que nuestros lectores puedan empezar a saborear este bello documento del Magisterio pontificio, “escrito a cuatro manos” (según ha dicho el Papa Francisco), en este número de “Fe y Razón” publicamos todo su Capítulo 2, el que aborda algunos de los temas más caros a nuestro Centro Cultural Católico: fe y verdad, amor y conocimiento de la verdad, la fe como escucha y visión, diálogo entre fe y razón, fe y búsqueda de Dios, fe y teología.

Desde su mismo título, la encíclica insiste en que la fe es luz, no oscuridad o tinieblas, como hoy se suele pensar.

2. Fundación Gratis Date

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5.07.13

El nacimiento de los Evangelios sinópticos (4) –El problema sinóptico

Comentario de: Jean Carmignac, La naissance des Évangiles synoptiques, François-Xavier de Guibert, Quatrième édition, Paris 2007.

Dado que las distintas partes de esta serie han estado demasiado espaciadas en el tiempo, indico a continuación las direcciones de las tres primeras, y también la de otro artículo relacionado con ellas:

• Parte 1: http://infocatolica.com/blog/razones.php/1303011138-el-nacimiento-de-los-evangeli
• Parte 2: http://infocatolica.com/blog/razones.php/1303071016-el-nacimiento-de-los-evangeli-2
• Parte 3: http://infocatolica.com/blog/razones.php/1304100126-el-nacimiento-de-los-evangeli-3
• Tres indicios de la antigüedad del Nuevo Testamento en 2 Corintios: http://infocatolica.com/blog/razones.php/1207121213-tres-indicios-de-la-antigueed


En el Capítulo 4 del libro, Carmignac presenta su visión del famoso “problema sinóptico”. Los Evangelios de Mateo (Mt), Marcos (Mc) y Lucas (Lc) se denominan “sinópticos” porque son tan semejantes entre sí que sus textos se pueden colocar en tres columnas paralelas para obtener una visión de conjunto. Sin embargo, también existen muchas diferencias entre los tres Evangelios sinópticos. El “problema sinóptico” (o la “cuestión sinóptica”) consiste en cómo explicar a la vez esas semejanzas y esas diferencias. Cientos de sabios han estudiado el problema sinóptico, sin llegar a resolverlo totalmente.

Para aproximarnos al problema sinóptico, primeramente consideraremos que las distintas perícopas (narraciones o discursos) de los Evangelios sinópticos pueden clasificarse en tres grupos y siete subgrupos:
• Perícopas de tradición simple: están presentes en un solo Evangelio sinóptico (Mt, Mc o Lc).
• Perícopas de tradición doble: están presentes en dos Evangelios sinópticos (Mt-Mc, Mt-Lc o Mc-Lc).
• Perícopas de tradición triple: están presentes en los tres Evangelios sinópticos (Mt-Mc-Lc).

La gran mayoría de los exégetas contemporáneos (incluyendo a Carmignac) se inclina por la “teoría de las dos fuentes”, que sostiene que las fuentes de Mateo y Lucas son Marcos y el hipotético documento Q (del alemán “Quelle” = “fuente”), documento que Carmignac llama “Colección de Discursos”, porque narraría sobre todo discursos de Jesús. Algunos estudiosos agregan dos fuentes propias de Mateo y Lucas (M y L) obteniendo así la “teoría de las cuatro fuentes” (Mc, Q, M y L).

Según estas teorías:
• los textos de tradición triple y los de tradición doble Mt-Mc y Mc-Lc dependen de Marcos;
• los textos de tradición doble Mt-Lc dependen de Q;
• los textos de tradición simple “mateana” dependen de Q o M;
• y los de tradición simple “lucana” dependen de Q o L.

El fuerte consenso actual acerca de la prioridad de Marcos se basa sobre todo en dos aspectos de este Evangelio:

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1.07.13

Revista "Fe y Razón" - N° 85 (1° de julio de 2013)

Para acceder a todo el N° 85, por favor presione este enlace.

A continuación reproduzco el artículo editorial.


Sigamos trabajando por el derecho humano a la vida

Equipo de Dirección

1. ¡Adelante!, unidos y con fe

El pasado domingo 23 de junio, habiendo obtenido la adhesión de casi un 9% del electorado, fracasó la iniciativa que apuntaba a convocar un referéndum contra la “Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo”, que legalizó el aborto en el Uruguay. Frente a esta situación, reiteramos parte de lo dicho en el artículo editorial del número anterior de esta revista. Según la doctrina católica, la soberanía popular no es absoluta. Ni el Parlamento ni el pueblo tienen derecho a legalizar el aborto, porque los derechos humanos son un don inalienable del Creador y la ley civil no puede darlos ni quitarlos, sino simplemente reconocerlos. Por eso los católicos no podemos aceptar de ninguna manera la tesis de que la decisión que la ciudadanía tomó el 23 de junio representó el punto final de la discusión política sobre este tema. Pese a la votación adversa, la obligación moral de procurar la derogación de la “Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo” sigue vigente, exactamente igual que antes de esa votación. Para los católicos y para el movimiento pro-vida, la lucha (por medios pacíficos y legítimos) continuará, en cualquier hipótesis, hasta que se logre la derogación total de esa ley inicua.

En esta nueva etapa de esa lucha conviene que, superando las discrepancias estratégicas que nos desunieron en el pasado reciente, volvamos a unirnos en un esfuerzo común. Desde “Fe y Razón” manifestamos una vez más nuestro apoyo a la recolección de firmas impulsada por el Plenario de Organizaciones Pro Vida del Uruguay. Esta iniciativa apunta a solicitar (de cara a las próximas elecciones nacionales) a todos los candidatos, sectores y partidos políticos la derogación parlamentaria de la ley. Además invitamos a todos nuestros lectores católicos uruguayos a sumarse a esta recolección de firmas.

En ese sentido, nos complace citar los párrafos finales del comunicado que el Plenario citado emitió después del 23 de junio:

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30.06.13

El Concilio Vaticano II y el diálogo ecuménico: ¿renovación o ruptura? –3

10. El ecumenismo según el Concilio Vaticano II

En este apartado analizaré algunas cuestiones referidas al diálogo ecuménico, que se corresponden con el tercer fin principal del Concilio, según Pablo VI. (13)

La “hermenéutica de la discontinuidad y la ruptura” denunciada por Benedicto XVI se ha manifestado en todos los aspectos de la vida de la Iglesia, en particular en lo referente al diálogo ecuménico, generando no pocas desviaciones con respecto a la auténtica doctrina conciliar. Acerca de este tema intentaré practicar la “hermenéutica de la reforma o de la renovación en la continuidad” prescrita por Benedicto XVI. Para esto citaré y comentaré brevemente seis textos del Vaticano II sobre el ecumenismo que manifiestan claramente dicha renovación en la continuidad.

a) La única Iglesia de Cristo es la Iglesia católica

“Ésta es la única Iglesia de Cristo, que en el Símbolo confesamos como una, santa, católica y apostólica, y que nuestro Salvador, después de su resurrección, encomendó a Pedro para que la apacentara (cf. Juan 21,17), confiándole a él y a los demás Apóstoles su difusión y gobierno (cf. Mateo 28,18ss), y erigió perpetuamente como “columna y fundamento de la verdad” (1 Timoteo 3,15). Esta Iglesia, establecida y organizada en este mundo como una sociedad, subsiste en la Iglesia católica, gobernada por el sucesor de Pedro y por los Obispos en comunión con él, si bien fuera de su estructura se encuentran muchos elementos de santidad y verdad que, como bienes propios de la Iglesia de Cristo, impelen hacia la unidad católica.” (Concilio Vaticano II, constitución dogmática sobre la Iglesia, Lumen Gentium, n. 8).

De este texto surgen estas cuatro enseñanzas:
• La Iglesia de Cristo es una y única; no está ni puede estar dividida.
• La Iglesia de Cristo “subsiste en” la Iglesia católica, o sea es la Iglesia católica, puesto que la substancia de la Iglesia de Cristo permanece en la Iglesia católica. No se dice ni podría decirse otro tanto de ninguna otra Iglesia o Comunidad eclesial.
• La Iglesia de Cristo es una realidad actual, presente en la historia, visible en el mundo, no un mero proyecto, ideal o entelequia abstracta. Según la voluntad de su Divino Fundador, se trata concretamente de la Iglesia católica, gobernada por el sucesor de San Pedro (el Papa) y los Obispos en comunión con él (los Obispos católicos).
• Los elementos de santidad y verdad presentes en las Iglesias y Comunidades eclesiales no católicas son bienes propios de la Iglesia católica e impulsan a los cristianos no católicos hacia la unidad propia de la Iglesia católica.

La interpretación indicada, en realidad obvia, de la expresión “subsistit in” (= “subsiste en”), que sin embargo ha dado lugar a tantas interpretaciones diversas, fue confirmada oficialmente por un documento de 2007 de la Congregación para la Doctrina de la Fe (CDF): Respuestas a algunas preguntas acerca de ciertos aspectos de la doctrina sobre la Iglesia. Ese documento afirma la plena identidad entre la Iglesia de Cristo y la Iglesia católica (14).

Junto con ese documento, la CDF publicó un “Artículo de Comentario” que explica más extensamente las respuestas del documento (15). De dicho artículo, destaco la siguiente frase: “la sustitución de “est” con “subsistit in”, contra tantas interpretaciones infundadas, no significa que la Iglesia católica renuncie a su convicción de ser la única verdadera Iglesia de Cristo.”

La misma doctrina eclesiológica fue expuesta en otro documento de la CDF: la Declaración Dominus Iesus sobre la unicidad y la universalidad salvífica de Jesucristo y de la Iglesia; sobre todo en el Capítulo IV, titulado “Unicidad y unidad de la Iglesia”. Destaco parte del numeral 16: “Por eso, en conexión con la unicidad y la universalidad de la mediación salvífica de Jesucristo, debe ser firmemente creída como verdad de fe católica la unicidad de la Iglesia por Él fundada. (…) Los fieles están obligados a profesar que existe una continuidad histórica –radicada en la sucesión apostólica– entre la Iglesia fundada por Cristo y la Iglesia católica.” (énfasis presentes en el original).

También destaco, dentro del mismo Capítulo IV, la nota 56: “Es, por lo tanto, contraria al significado auténtico del texto conciliar la interpretación de quienes deducen de la fórmula subsistit in la tesis según la cual la única Iglesia de Cristo podría también subsistir en otras iglesias cristianas. «El Concilio había escogido la palabra “subsistit” precisamente para aclarar que existe una sola “subsistencia” de la verdadera Iglesia, mientras que fuera de su estructura visible existen sólo “elementa Ecclesiae”, los cuales –siendo elementos de la misma Iglesia– tienden y conducen a la Iglesia católica» (Congr. para la Doctrina de la Fe, Notificación sobre el volumen «Iglesia: carisma y poder» del P. Leonardo Boff, 11-III-1985: AAS 77 (1985) 756-762).” (16)

b) Los cristianos no católicos están en comunión incompleta con la Iglesia católica

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29.06.13

El Concilio Vaticano II y el diálogo ecuménico: ¿renovación o ruptura? –2

6. Una grave denuncia desatendida

En 1966, cuando aún no había transcurrido un año desde la clausura del Concilio, la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe elaboró una Carta a los Presidentes de las Conferencias Episcopales sobre los abusos en la interpretación de los decretos del Concilio Vaticano II. Este documento lanzó una seria señal de alerta contra las interpretaciones erróneas del Concilio. En su momento fue enviado en secreto a todos los Obispos del mundo. Fue publicado en el sitio web de la Santa Sede recién en 2012.

El documento, firmado por el Cardenal Alfredo Ottaviani, dice que: “hay que lamentar que de diversas partes han llegado noticias desagradables acerca de abusos cometidos en la interpretación de la doctrina del Concilio, así como de opiniones extrañas y atrevidas, que aparecen aquí y allá y que perturban no poco el espíritu de muchos fieles. (…) a partir de documentos examinados por esta Sagrada Congregación, consta que en no pocas sentencias parece que se han traspasado los límites de una simple opinión o hipótesis y en cierto modo ha quedado afectado el dogma y los fundamentos de la fe.”

El documento señala a modo de ejemplo diez errores doctrinales más o menos frecuentes en el por entonces creciente sector “progresista” de la Iglesia. Los primeros cuatro errores denunciados conforman la base principal de las desviaciones liberales o modernistas en ese sector:

“1. Ante todo está la misma Revelación sagrada: hay algunos que recurren a la Escritura dejando de lado voluntariamente la Tradición, y además reducen el ámbito y la fuerza de la inspiración y la inerrancia, y no piensan de manera correcta acerca del valor histórico de los textos.

2. Por lo que se refiere a la doctrina de la fe, se dice que las fórmulas dogmáticas están sometidas a una evolución histórica, hasta el punto de que el sentido objetivo de las mismas sufre un cambio.

3. El Magisterio ordinario de la Iglesia, sobre todo el del Romano Pontífice, a veces hasta tal punto se olvida y desprecia, que prácticamente se relega al ámbito de lo opinable.

4. Algunos casi no reconocen la verdad objetiva, absoluta, firme e inmutable, y someten todo a cierto relativismo, y esto conforme a esa razón entenebrecida según la cual la verdad sigue necesariamente el ritmo de la evolución de la conciencia y de la historia.”

El décimo y último error señalado se refiere al ecumenismo: “La Sede Apostólica (…) lamenta que algunos (…) se empeñen en una acción ecuménica que, opuesta a la verdad de la fe y a la unidad de la Iglesia, favorece un peligroso irenismo e indiferentismo, que es completamente ajeno a la mente del Concilio.” (5)

A juzgar por los hechos posteriores, parecería que en líneas generales no se prestó suficiente atención a la situación denunciada por este documento. Las doctrinas teológicas heterodoxas siguieron floreciendo y desarrollándose dentro de la Iglesia Católica hasta alcanzar la gran difusión de la que hoy gozan. “Aquellos polvos trajeron estos lodos”…

Uno de los mayores desarrollos doctrinales del Concilio Vaticano II fue su doctrina de la colegialidad episcopal. Pues bien, la colegialidad episcopal, entre otras cosas, implica que los propios Obispos, dentro de sus respectivos territorios, deben no sólo velar por la sana doctrina, sino también condenar los errores doctrinales graves y sancionar a los culpables de difundirlos, sin dejar esas dos tareas poco agradables casi exclusivamente a Roma.

7. La crisis de la Iglesia en el post-concilio

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28.06.13

El Concilio Vaticano II y el diálogo ecuménico: ¿renovación o ruptura? –1

La presente ponencia constará de tres partes principales: primero, una introducción algo extensa acerca del Concilio Vaticano II en general (apartados 1-9); segundo, una presentación de algunas enseñanzas fundamentales del Vaticano II acerca del ecumenismo, en la perspectiva de la “hermenéutica de la reforma” (apartado 10); y tercero, algunas consideraciones sobre el camino hacia la restauración de la unidad entre todos los cristianos y sobre el futuro de la Iglesia (apartados 11-12).

1. El objetivo principal del Concilio según Juan XXIII

El 11 de octubre de 1962, en el discurso inaugural del Concilio Vaticano II, el Beato Papa Juan XXIII afirmó que: “El supremo interés del Concilio Ecuménico es que el sagrado depósito de la doctrina cristiana sea custodiado y enseñado en forma cada vez más eficaz.”

Casi enseguida, agregó que: “para que tal doctrina alcance a las múltiples estructuras de la actividad humana…, ante todo es necesario que la Iglesia no se aparte del sacro patrimonio de la verdad, recibido de los padres; pero, al mismo tiempo, debe mirar a lo presente, a las nuevas condiciones y formas de vida introducidas en el mundo actual, que han abierto nuevos caminos para el apostolado católico.”

Más adelante, Juan XXIII habló sobre la modalidad actual en la difusión de la doctrina sagrada. Citaré esa sección del discurso en forma resumida: “El Concilio Ecuménico XXI… quiere transmitir pura e íntegra, sin atenuaciones ni deformaciones, la doctrina que durante veinte siglos, a pesar de dificultades y de luchas, se ha convertido en patrimonio común de los hombres… Deber nuestro no es sólo estudiar ese precioso tesoro…, sino dedicarnos también, con diligencia y sin temor, a la labor que exige nuestro tiempo, prosiguiendo el camino que desde hace veinte siglos recorre la Iglesia… De la adhesión renovada, serena y tranquila, a todas las enseñanzas de la Iglesia, en su integridad y precisión, tal como resplandecen principalmente en las actas conciliares de Trento y del Vaticano I, el espíritu cristiano y católico del mundo entero espera que se dé un paso adelante hacia una penetración doctrinal y una formación de las conciencias que esté en correspondencia más perfecta con la fidelidad a la auténtica doctrina, estudiando ésta y exponiéndola a través de las formas de investigación y de las fórmulas literarias del pensamiento moderno. Una cosa es la sustancia de la antigua doctrina, del depositum fidei, y otra la manera de formular su expresión; y de ello ha de tenerse gran cuenta –con paciencia, si necesario fuese– ateniéndose a las normas y exigencias de un magisterio de carácter predominantemente pastoral.” (1)

2. Los cuatro fines principales del Concilio según Pablo VI

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21.06.13

Cuatro posts sobre el aborto voluntario

Me parece oportuno recordar hoy los cuatro posts de este blog en los que he tratado el tema del aborto voluntario y su penalización.

A continuación indico sus títulos y ofrezco los enlaces correspondientes.

¿Por qué el aborto debe ser penalizado?
Objeciones contra la ilegalidad del aborto (1)
Objeciones contra la ilegalidad del aborto (2)
“No pensarás”

A los lectores católicos les recuerdo esta solemne enseñanza del Papa Juan Pablo II:

“Ante semejante unanimidad en la tradición doctrinal y disciplinar de la Iglesia, Pablo VI pudo declarar que esta enseñanza no había cambiado y que era inmutable. Por tanto, con la autoridad que Cristo confirió a Pedro y a sus Sucesores, en comunión con todos los Obispos —que en varias ocasiones han condenado el aborto y que en la consulta citada anteriormente, aunque dispersos por el mundo, han concordado unánimemente sobre esta doctrina—, declaro que el aborto directo, es decir, querido como fin o como medio, es siempre un desorden moral grave, en cuanto eliminación deliberada de un ser humano inocente. Esta doctrina se fundamenta en la ley natural y en la Palabra de Dios escrita; es transmitida por la Tradición de la Iglesia y enseñada por el Magisterio ordinario y universal.

Ninguna circunstancia, ninguna finalidad, ninguna ley del mundo podrá jamás hacer lícito un acto que es intrínsecamente ilícito, por ser contrario a la Ley de Dios, escrita en el corazón de cada hombre, reconocible por la misma razón, y proclamada por la Iglesia.”
(Encíclica Evangelium Vitae, n. 62).

17.06.13

Revista "Fe y Razón" - N° 84 (17 de junio de 2013)

Para acceder a todo el N° 84, por favor presione este enlace.

A continuación reproduzco el artículo editorial, que trata sobre la votación del próximo domingo.


Votemos para defender el derecho humano a la vida

Equipo de Dirección

1. La votación del 23 de junio

El año pasado fue aprobada y promulgada la “Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo”, que legalizó el aborto en el Uruguay bajo condiciones muy amplias. Desde entonces se han efectuado quizás unos 2.000 o 3.000 abortos legales en nuestro país. Esos abortos han sido autorizados y probablemente financiados (a través del Fondo Nacional de Salud) por el Estado uruguayo; y en muchos casos han sido ejecutados por organismos del Estado. La Ley citada prevé incluso la posibilidad de que el Estado (a través de uno de sus Poderes) ordene la realización de abortos, en determinados casos. Por consiguiente, hablando con propiedad, esa Ley representa una legalización del aborto, no su mera despenalización, como hipócritamente se sostuvo para conseguir el voto de un Diputado católico oficialista que se mostraba reacio a apoyar el proyecto de ley original. Si se tratara de una despenalización del aborto (que también sería gravemente injusta), el aborto seguiría siendo un delito, pero no estaría penado; pero es evidente que no es así en nuestro caso, ya que sería completamente absurdo que el Estado autorizara, financiara, ordenara y ejecutara acciones que él mismo considerase ilegales o criminales.

Después de la promulgación de la Ley injusta en cuestión, todos los católicos implicados en el movimiento pro-vida tuvimos muy claro que debíamos procurar la derogación total de la ley. Sin embargo, surgió una discrepancia acerca de cuál es el medio más adecuado para alcanzar ese fin. Algunos propusieron la realización de un referéndum contra la ley, y comenzaron a juntar firmas con ese objetivo; otros pensamos que era mejor juntar firmas para solicitar a todos los candidatos, sectores y partidos políticos la derogación parlamentaria de la ley, y pusimos manos a la obra en ese sentido. Una primera declaración de la Conferencia Episcopal del Uruguay (CEU) consideró que ambas vías eran moralmente legítimas y que cada fiel católico debía optar por una de ellas o por ambas.

Ocurrió que las firmas recolectadas para la convocatoria del referéndum superaron el umbral del 2% de los ciudadanos habilitados para votar, por lo cual esa iniciativa pasó a una segunda instancia: el próximo domingo (23 de junio) habrá una votación cuyo objetivo es determinar si se convocará o no un referéndum contra la ley. Todos los votos emitidos ese día serán votos a favor de la convocatoria del referéndum contra la ley.

Recientemente, en una nueva declaración de la CEU, los Obispos del Uruguay exhortaron a todos los fieles católicos a votar el 23 de junio a favor del referéndum, para defender el derecho a la vida. Aunque inicialmente (por razones que no detallaremos aquí) no apoyamos la vía del referéndum, y sabiendo que miembros del Episcopado han reconocido públicamente el derecho de los fieles a no votar si su conciencia así se lo exige, por nuestra parte, los integrantes de la Comisión Directiva del Centro Cultural Católico “Fe y Razón” damos oído a la exhortación de los Obispos y votaremos el próximo domingo. Además invitamos a todos nuestros lectores católicos uruguayos a hacer lo mismo.

No obstante, nos parece muy importante subrayar que, para los católicos, el objetivo de la instancia electoral del 23 de junio no puede ser el de votar “para que el pueblo decida”, como dice buena parte de la propaganda pro-referéndum. Según la doctrina católica (y en contra de pensadores modernos como Rousseau), la soberanía popular no es ni puede ser absoluta. El pueblo tiene tanto derecho a legalizar el aborto como el Parlamento: o sea, ningún derecho. Los derechos humanos son un don inalienable del Creador. La ley civil no puede darlos ni quitarlos, sino simplemente reconocerlos. Por lo tanto, cuando un católico vota (ya sea como legislador en el Parlamento o como ciudadano en un referéndum) acerca de un derecho humano, su única opción moralmente legítima es votar a favor del reconocimiento legal de ese derecho.

Por las razones expuestas, los católicos no podemos aceptar de ninguna manera la tesis (sostenida por varios de los principales impulsores del referéndum) de que la decisión del cuerpo electoral representará el punto final de la discusión política sobre este tema. Si el 23 de junio no se alcanzaran los votos suficientes (25% de los habilitados para votar) para convocar el referéndum o si en un eventual referéndum hubiera mayoría a favor de mantener la ley, la obligación moral de procurar la derogación de la “Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo” seguiría vigente, exactamente igual que en el momento presente. Que esto quede pues muy claro desde ya: para los católicos y para el movimiento pro-vida, la lucha (por medios pacíficos y legítimos) continuará, en cualquier hipótesis, hasta que se logre la derogación total de esa ley inicua.

2. Ciclo de Conferencias con motivo del Año de la Fe

El pasado jueves (13 de junio), con buena concurrencia, tuvo lugar el primer evento del Ciclo de Conferencias con motivo del Año de la Fe organizado por el Centro Cultural Católico “Fe y Razón” (CCCFR) con apoyo de la Facultad de Teología del Uruguay “Monseñor Mariano Soler”. En esa ocasión Mons. Dr. Antonio Bonzani, Rector de dicha Facultad, disertó sobre el tema: La escatología en el Catecismo de la Iglesia Católica.

El próximo jueves (20 de junio) tendrá lugar la segunda conferencia. Mons. Dr. Jaime Fuentes, Obispo de Minas, Responsable de la Comisión Nacional de Cultura y Diálogo con los No Creyentes de la CEU, disertará sobre el tema: Cómo reformar la Iglesia. La enseñanza de Santa Catalina de Siena.

El jueves siguiente (27 de junio), en la tercera conferencia, el Ing. Daniel Iglesias Grèzes, Secretario del CCCFR, presentará una ponencia sobre el tema: El Concilio Vaticano II y el ecumenismo. ¿Renovación o ruptura?

Todas las conferencias tendrán lugar los jueves de 19:00 a 21:00 en el Aula Magna “Pablo VI” de la Facultad de Teología del Uruguay. La dirección del Aula Magna es San Juan 2666, entre San Fructuoso y Tapes (Montevideo). Está “a la vuelta” de la Facultad, cuya dirección es San Fructuoso 1019 esquina San Juan. La entrada a las conferencias es libre y gratuita. Se agradecería una contribución voluntaria al CCCFR.

Una vez más invitamos a nuestros lectores residentes en Montevideo o alrededores a participar de estas conferencias.

12.06.13

El quinto Evangelio –Fragmento 20 (Giacomo Biffi)

¿Qué os parece? Si un hombre tiene cien ovejas y pierde una de ellas, ¿no dejará las noventa y nueve en el monte y se irá a buscar la que falta? Y si llega a encontrarla, os doy mi palabra de que se alegrará más por ella que por las noventa y nueve que dejó (Mt 18,12-13).


El reino de los cielos se parece a un pastor que tenía cien ovejas y, habiendo perdido noventa y nueve, reprende a la última oveja por su falta de iniciativa, la echa fuera y, después de cerrar el redil, se marcha a la taberna a discutir sobre los problemas de su vida de pastor.

Comenzamos por aplaudir a las noventa y nueve ovejas descarriadas: no se trata de un vulgar despiste; es más bien una forma de protesta contra la misma idea de redil. La imagen del redil evoca el encerramiento, la clausura, la segregación de los demás. ¿Cómo pueden «los otros» unirse al rebaño si en un determinado punto de su camino se dan de narices contra una valla?

Sin contar con que la vida del gueto –al abrigo de los peligros, pero también de las emociones de la aventura– acaba por deformar la personalidad y engendrar complejos de inferioridad o superioridad, según los temperamentos, de los cuales difícilmente se cura uno. Para la oveja, es mejor el riesgo del lobo que la certeza del envilecimiento en el redil.

Puede ocurrir que el pastor no sea suficientemente perspicaz para darse cuenta; en tal caso es necesario tener el coraje de forzarle la mano. El éxodo de las masas registrado en la parábola es el medio más eficaz para hacer entrar en razón a quien se obstina en cerrar los ojos. Una vez desmantelado el redil, podrán volver a él todos juntos, ovejas, lobos y demás animales y así se hará un solo rebaño sin un solo pastor.

En la parábola, sin embargo, el pastor comprende tan bien la situación que se exaspera por la oveja que queda. Este animal –a quien desapasionadamente hay que reconocerle el valor de un cierto inconformismo– basta por sí solo para echar a perder el advenimiento de una época nueva; puesto que, mientras él permanece, permanece el redil, y mientras permanezca el redil, las ovejas libres sentirán una cierta inquietud de si fueron prudentes al elegir la fuga. Y así no se puede vivir; aun para ser devorado se requiere un mínimo de tranquilidad interior.

Por tanto, ¡fuera, oveja pertinaz! Hay que obligarte a que seas libre. Aunque sólo sea porque tú sola quitas tiempo a tu guardián y le cansas e impides de este modo el progreso de la cultura. Únicamente cuando tú hayas tomado audazmente el sendero del bosque, el pastor podrá discutir con sus colegas los métodos más eficaces de pastoreo. Únicamente cuando ya no exista el redil y ni siquiera ovejas, se podrá elaborar en todo su rigor científico –sin compromisos con los condicionamientos concretos ni con la pervivencia de concepciones superadas– una teología pastoral verdadera y completa.

Nota del Blogger: “El quinto Evangelio” es una crítica humorística a la teología “progresista” de los años ’70. El autor (un sacerdote italiano que posteriormente llegó a ser Arzobispo de Bolonia y Cardenal) imagina el hallazgo de treinta fragmentos de un “quinto Evangelio” que generalmente contradice a los Evangelios canónicos y se adecua a las ideas “progresistas”. En cada capítulo Biffi cita primero el texto de un Evangelio canónico, luego cita el fragmento “paralelo” del imaginario “quinto Evangelio” y finalmente comenta dicho fragmento en forma irónica.


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2.06.13

Revista "Fe y Razón" - N° 83 (3 de junio de 2013)

Para acceder a todo el N° 83, por favor presione este enlace.

A continuación reproduzco el artículo editorial.


Espíritu de Dios, ven y renueva todas las cosas

Equipo de Dirección

1. Ciclo de Conferencias con motivo del Año de la Fe

En este número publicamos una versión corregida y aumentada del programa del Ciclo de Conferencias con motivo del Año de la Fe que organiza el Centro Cultural Católico “Fe y Razón” con el apoyo de la Facultad de Teología del Uruguay “Monseñor Mariano Soler”.

Una vez más invitamos a nuestros lectores residentes en Montevideo o alrededores a participar de estas conferencias y a dar la máxima difusión posible a esta invitación, reenviándola a sus familiares, amigos o conocidos. Desde ya muchas gracias.

2. Descarga gratuita de libros

A principios de abril decidimos permitir la descarga gratuita de nueve de los once libros de la Colección “Fe y Razón” (concretamente, los títulos 1-6 y 9-11; véase la lista completa casi al final de este número). Esta medida resultó muy exitosa: en menos de dos meses (del 1° de abril al 22 de mayo) se realizaron más de 600 descargas gratuitas de libros desde la página indicada. Hemos comprobado que es cierto el consejo de marketing que dice que la palabra que más vende es “gratis”. 

Esperamos que puedan leer con provecho los libros descargados y los invitamos a dejar comentarios de los mismos en la correspondiente página de Lulu. También les pedimos que colaboren con la difusión de esas obras.

3. Más suscriptores a la revista

También ha sido un gran éxito la adopción del sistema MailChimp para el envío automático de nuestra revista virtual por email. Ese sistema tiene, entre otras muchas, la ventaja de automatizar el manejo de las suscripciones. Desde que comenzamos a usarlo (en abril de 2012) hasta hoy, la cantidad total de suscriptores de la revista creció de algo menos de mil a 1.365. En promedio ganamos un suscriptor por día.

Aunque ese logro nos alegra, queremos que el fruto de nuestro apostolado llegue a más personas. Por eso les volvemos a pedir que nos ayuden a conseguir más suscriptores. Les recordamos que tanto la suscripción como la revista son totalmente gratuitas. Por favor, si desean suscribirse, no nos envíen un email pidiendo la suscripción. Sigan el procedimiento establecido, que consta de sólo dos pasos: A) complete este breve formulario (le recomendamos que en el campo “formato” deje la opción por defecto, HTML); el sistema enviará automáticamente un mensaje a su email pidiendo la confirmación de la suscripción; B) entre a su email y confirme la suscripción, presionando el enlace correspondiente.

4. Colaboración económica

Para llevar a cabo su labor, el Centro Cultural Católico “Fe y Razón” (CCCFR) dispone de muy pocos recursos económicos. Los invitamos a colaborar económicamente con el CCCFR, a fin de que podamos consolidar y expandir nuestro trabajo apostólico. Para ello pedimos: a nuestros socios, que se pongan al día con la cuota social; a quienes participen en las próximas conferencias, que hagan una donación (a voluntad) para el Centro; y a nuestros lectores con cuenta en PayPal, que hagan una donación, dentro de sus posibilidades, siguiendo el procedimiento explicado al final de este número.

Hemos celebrado la gran solemnidad de Pentecostés. Pidamos a Dios, nuestro Padre, que, desde el Hijo, nos envíe el don del Espíritu Santo, el Espíritu del Padre y del Hijo, la Persona-Amor de la Santísima Trinidad, para que renueve profundamente nuestros corazones y el mundo entero.


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25.05.13

Galileo Galilei (Vittorio Messori)

Según una encuesta del Consejo de Europa realizada entre los estudiantes de ciencias de todos los países de la Comunidad, casi el 30% de ellos tiene el convencimiento de que Galileo Galilei fue quemado vivo en la hoguera por la Iglesia. Casi todos (el 97%), de cualquier forma, están convencidos de que fue sometido a torturas. Los que –realmente, no muchos– tienen algo más que decir sobre el científico pisano, recuerdan como frase “absolutamente histórica” un “Eppur si muove!“, fieramente arrojado, después de la lectura de la sentencia, contra los inquisidores convencidos de poder detener el movimiento de la Tierra con los anatemas teológicos.

Estos estudiantes se sorprenderían si alguien les dijera que estamos ahora en la afortunada situación de poder datar con precisión por lo menos este último falso detalle: la “frase histórica” fue inventada en Londres en 1757 por Giuseppe Baretti, periodista tan brillante como a menudo muy poco fehaciente.

El 22 de junio de 1633, en Roma, en el convento dominicano de Santa Maria sopra Minerva, después de oír la sentencia, el “verdadero” Galileo (no el del mito) dio las gracias a los diez cardenales –tres de los cuales habían votado a favor de su absolución– por una pena tan moderada. Porque también era consciente de haber hecho lo posible para indisponer al tribunal, entre otras cosas intentando tomarles el pelo a esos jueces –entre los cuales había hombres de ciencia de su misma envergadura– asegurando que en realidad en el libro impugnado (que se había impreso con una aprobación eclesiástica arrebatada con engaño) había sostenido lo contrario de lo que se podía creer.

Es más: en los cuatro días de discusión, sólo presentó un argumento a favor de la teoría de que la Tierra giraba en torno al Sol. Y era erróneo. Decía que las mareas eran provocadas por la “sacudida” de las aguas, a causa del movimiento de la Tierra. Una tesis risible, a la que sus jueces-colegas oponían otra, que Galileo juzgaba “de imbéciles": y que, sin embargo, era la correcta. Esto es, el flujo y reflujo del agua de mar se debe a la atracción de la Luna. Tal como decían precisamente aquellos inquisidores a los que el pisano insultaba con desprecio.

Aparte de esta explicación errónea, Galileo no supo aportar otros argumentos experimentales, comprobables, a favor de la centralidad del Sol y del movimiento de la Tierra. Y no hay que maravillarse: el Santo Oficio no se oponía en absoluto a la evidencia científica en nombre de un oscurantismo teológico. La primera prueba experimental, indiscutible, de la rotación terrestre data de 1748, más de un siglo después. Y para “ver” esta rotación, habrá que esperar hasta 1851, con ese péndulo de Foucault, tan apreciado por Umberto Eco.

En aquel año 1633 del proceso a Galileo, el sistema ptolemaico (el Sol y los planetas giran en torno a la Tierra) y el sistema copernicano (la Tierra y los planetas giran en torno al Sol) eran dos hipótesis del mismo peso, a las que había que apostar sin tener pruebas decisivas. Y muchos religiosos católicos estaban a favor del “innovador” Copérnico, condenado, en cambio, por Lutero.

Por otra parte, Galileo no sólo se equivocaba al referirse a las mareas, sino que ya había incurrido en otro grave error científico cuando, en 1618, habían aparecido en el Cielo unos cometas. Basándose en apriorismos relacionados con su “apuesta” copernicana, había afirmado con insistencia que sólo se trataba de ilusiones ópticas y había arremetido duramente contra los astrónomos jesuitas del observatorio romano, quienes decían, en cambio, que estos cometas eran objetos celestes reales. Luego volvería a equivocarse con la teoría del movimiento de la Tierra y de la fijeza absoluta del Sol, cuando en realidad éste también se mueve en torno al centro de la galaxia.

Nada de frases titánicas (el demasiado célebre “Eppur si muove!“), de todas formas, más que en las mentiras de los ilustrados y luego de los marxistas –véase Bertolt Brecht–. Ellos crearon deliberadamente un “caso", útil a una propaganda que quería (y quiere) demostrar la incompatibilidad entre ciencia y fe.

¿Torturas? ¿Cárceles de la Inquisición? ¿Hogueras? Aquí también los estudiantes europeos del sondeo se llevarían una sorpresa. Galileo no pasó ni un solo día en la cárcel, ni sufrió ningún tipo de violencia física. Es más, llamado a Roma para el proceso, se alojó (a cargo de la Santa Sede) en una vivienda de cinco habitaciones con vista a los jardines del Vaticano y con servidor personal. Después de la sentencia fue alojado en la maravillosa Villa Medici en el Pincio. Desde aquí el “condenado” se trasladó, en condición de huésped, al palacio del arzobispo de Siena, uno de los muchos eclesiásticos insignes que lo querían, que lo habían ayudado y animado, y a los que había dedicado sus obras. Finalmente llegó a su elegante villa en Arcetri, cuyo significativo nombre era “Il gioiello” ("La joya").

No perdió la estima o la amistad de obispos y científicos, muchas veces religiosos. No se le impidió nunca proseguir con su trabajo y de ello se aprovechó, continuando sus estudios y publicando un libro –Discursos y demostraciones matemáticas sobre dos nuevas ciencias– que es su obra maestra científica. Ni tampoco se le había prohibido recibir visitas, así que los mejores colegas de Europa fueron a verlo para discutir con él. Pronto le levantaron la prohibición de alejarse a su antojo de la villa. Sólo le quedó una obligación: la de rezar una vez por semana los siete salmos penitenciales. En realidad, también esta “pena” se había acabado a los tres años, pero él la continuó libremente, como creyente que era, un hombre que había sido el benjamín de los Papas durante larga parte de su vida; y que, en lugar de erigirse en defensor de la razón contra el oscurantismo clerical, tal como afirma la leyenda posterior, pudo escribir con verdad, al final de su vida: “In tutte le opere mie non sarà chi trovar possa pur minima ombra di cosa che declini dalla pietà e dalla riverenza di Santa Chiesa“. ("En todas mis obras no habrá quien pueda encontrar la más mínima sombra de algo que recusar de la piedad y reverencia de la Santa Iglesia"). Murió a los setenta y ocho años, en su cama, con la indulgencia plenaria y la bendición del Papa. Era el 8 de enero de 1642, nueve años después de la “condena". Una de sus hijas, monja, recogió su última palabra. Ésta fue: “¡Jesús!”

(Vittorio Messori, Leyendas negras de la Iglesia, Editorial Planeta, Barcelona 1997, 4ª edición, pp. 117-120)

21.05.13

El quinto Evangelio –Fragmento 23 (Giacomo Biffi)

Si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos (Mt 19,17).


Si quieres entrar en la vida, sigue los dictámenes de tu conciencia.

Este fragmento hará sin duda las delicias de los moralistas contemporáneos, los cuales tienden a simplificar cada vez más su tarea con la apelación a la conciencia del individuo. Sobre todo ofrece una clara justificación bíblica a la idea cada vez más difundida entre los cristianos de que no existe ninguna regla de moralidad fuera del sentimiento interior del bien y del mal.

En realidad no se trata de una doctrina nueva: siempre ha enseñado la moral cristiana que la norma próxima del bien obrar para el hombre concreto es su propia conciencia personal, a la que debe siempre seguir en cualquier cosa que mande o prohíba. La novedad consiste más bien en una concepción original de la conciencia y de sus funciones. La antigua mentalidad sostenía que la conciencia era solamente el altavoz interior que transmitía y amplificaba la ley de Dios; le era, por tanto, esencial a la conciencia el mantenerse en sintonía con la voz divina, sin la cual se hacía inservible como un receptor de radio que no pudiera conectar con la emisora deseada. Por tanto, la primera misión impuesta a la conciencia no era descubrir dentro de sí misma la norma de moralidad, sino buscarla en los mandamientos del Señor. El primer imperativo de la conciencia era conocer la ley.

En cambio, según la opinión que hoy se generaliza, parece que la conciencia no debe salir de sí misma; basta que esté atenta a sus propios deseos, a sus propias aversiones, a sus propios entusiasmos, a sus propios fastidios… y no tendrá necesidad de más. El conocimiento de las normas objetivas es algo extrínseco y, por tanto, indiferente. Y así hemos podido llegar finalmente a la raíz del equívoco: se había creído hasta el presente que la conciencia era un medio dado por Dios para hacernos conocer su voluntad; pero ahora hemos descubierto que se trata en realidad de un regalo mucho más precioso: es un medio para evitar al hombre la incomodidad de conocer la voluntad de Dios. Todo se hace así más fácil: la conciencia es la abolición de la ley. Es la ruptura con la esclavitud de los preceptos y de la casuística. El imperativo moral queda maravillosamente simplificado:

—¿Son lícitas las experiencias prematrimoniales?
—Sigue tu conciencia.
—¿Cómo hacer la declaración de la renta?
—Sigue tu conciencia.
—¿Me es lícito practicar un aborto si tengo ya tres hijos que mantener?
—Sigue tu conciencia. Si de hecho no está informada, síguela sin más.

Y no es sólo la tarea del moralista la que de este modo queda notablemente aligerada, sino también las decisiones aún más comprometedoras del individuo; porque, pese a las apariencias, no existe en este mundo nada más flexible que la conciencia que no trate continuamente de conformarse a la ley divina. Aguarda una recompensa inminente al hombre que obedece a su propia conciencia sin preocuparse de indagar el parecer de Dios: la conciencia acaba por obedecer fielmente al hombre sin pasarle factura ni gravarle con preocupaciones.

Aun el que haya contraído el feo vicio de envenenar de cuando en cuando a sus tías para anticipar la herencia, comprobará en el funeral de la cuarta que su conciencia (lo mismo que su tía) no tienen ningún reproche que hacerle.

(Giacomo Biffi, El quinto Evangelio, 1971, cap. 23).

Nota del Blogger: “El quinto Evangelio” es una crítica humorística a la teología “progresista” de los años ’70. El autor (un sacerdote italiano que posteriormente llegó a ser Arzobispo de Bolonia y Cardenal) imagina el hallazgo de treinta fragmentos de un “quinto Evangelio” que generalmente contradice a los Evangelios canónicos y se adecua a las ideas “progresistas”. En cada capítulo Biffi cita primero el texto de un Evangelio canónico, luego cita el fragmento “paralelo” del imaginario “quinto Evangelio” y finalmente comenta dicho fragmento en forma irónica.


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13.05.13

Revista "Fe y Razón" (N° 82 - 13 de mayo de 2013)

Para acceder a todo el N° 82, por favor presione este enlace.

A continuación reproduzco el artículo editorial.


Ciclo de Conferencias con motivo del Año de la Fe

Equipo de Dirección

El Centro Cultural Católico “Fe y Razón” tiene el agrado de invitarlos a participar del Ciclo de Conferencias con motivo del Año de la Fe que ha organizado con el apoyo de la Facultad de Teología del Uruguay “Monseñor Mariano Soler”.

Todas las conferencias tendrán lugar en el Aula Magna “Pablo VI” de la citada Facultad. Dicha aula está localizada en la calle San Juan número 2666, entre las calles San Fructuoso y Tapes, en la ciudad de Montevideo (Uruguay).

El horario será siempre de 19:00 a 21:00 horas.

A continuación indicamos los datos de las cuatro primeras conferencias:

Fecha: Jueves 13 de junio de 2013
Expositor: Mons. Dr. Antonio Bonzani, Rector de la Facultad de Teología del Uruguay “Monseñor Mariano Soler”
Tema: La escatología en el Catecismo de la Iglesia Católica

Fecha: Jueves 20 de junio de 2013
Expositor: Mons. Dr. Jaime Fuentes, Obispo de Minas, Responsable de la Comisión Nacional de Cultura y Diálogo con los no creyentes de la Conferencia Episcopal del Uruguay
Tema: Cómo reformar la Iglesia. La enseñanza de Santa Catalina de Siena

Fecha: Jueves 27 de junio de 2013
Primer expositor: Ing. Daniel Iglesias, Secretario del Centro Cultural Católico “Fe y Razón”
Primer tema: El Concilio Vaticano II y el ecumenismo: ¿renovación o ruptura?
Segundo expositor: Lic. Néstor Martínez, Presidente del Centro Cultural Católico “Fe y Razón”
Segundo tema: El “subsistit in” y la eclesiología católica

Más adelante anunciaremos las conferencias del mes de julio.

La entrada a todas las conferencias de este ciclo será libre y gratuita. Quienes lo deseen podrán colaborar con el Centro Cultural Católico “Fe y Razón” mediante una donación.

Les rogamos que den la máxima difusión posible a esta invitación, reenviándola a sus familiares, amigos o conocidos. Desde ya muchas gracias.

Destacamos que la conferencia de Mons. Dr. Jaime Fuentes cambió de fecha (del 6 al 20 de junio) para evitar que coincidiera con la conferencia que Mons. Dr. Carlos María González Saracho dictará el jueves 6 de junio a las 19:30 sobre “El Concilio Vaticano II y Mons. Álvaro del Portillo” en la Universidad de Montevideo (Prudencio de Pena 2544), en el contexto de un Programa Académico referido también al Año de la Fe. Recomendamos a nuestros lectores esa conferencia y ese Programa Académico.


En otro orden de cosas, informamos a nuestros lectores que, por razones de fuerza mayor, tuvimos que postergar la publicación de este número de la revista y finalmente publicarla como un “número de emergencia”, sin varias de las secciones habituales. Les pedimos las disculpas del caso.

17.04.13

Libros electrónicos gratuitos de la Colección “Fe y Razón”

Desde hoy y hasta nuevo aviso, los siguientes nueve libros electrónicos (e-books) de la Colección “Fe y Razón”, publicada por el Centro Cultural Católico “Fe y Razón” (CCCFR), podrán ser descargados gratuitamente en formato PDF desde esta página:
www.lulu.com/spotlight/feyrazon

• Miguel Antonio Barriola, “En tu palabra echaré la red” (Lc 5,5). Reflexiones sobre Dios en la historia.
• Daniel Iglesias Grèzes, Razones para nuestra esperanza. Escritos de apologética católica.
• Néstor Martínez Valls, Baúl apologético. Selección de trabajos filosóficos y teológicos publicados en “Fe y Razón”.
• Guzmán Carriquiry Lecour, Realidad y perspectivas del laicado católico en nuestro tiempo.
• Miguel Antonio Barriola, “Cristo amó a la Iglesia” (Ef 5,25). Reflexiones sobre la cristología de J. L. Segundo y la eclesiología de H. Küng.
• Horacio Bojorge, Teologías deicidas. El pensamiento de Juan Luis Segundo en su contexto, Segunda edición.
• Daniel Iglesias Grèzes, Soy amado, luego existo. Reflexiones sobre el darwinismo, el diseño inteligente y la fe cristiana.
• María Cristina Araújo Azarola, ¡Atrévanse a pensar! Selección de escritos filosóficos.
• Néstor Martínez Valls, “No sin grave daño”. La necesidad urgente de la filosofía tomista en la Iglesia y en el mundo.

Acerca de los autores:
• Mons. Miguel Antonio Barriola es Licenciado en Teología, Doctor en Exégesis Bíblica y miembro de la Pontificia Comisión Bíblica.
• El Dr. Guzmán Carriquiry Lecour es un laico uruguayo que trabaja en la Santa Sede desde hace décadas. Actualmente es el Secretario de la Pontificia Comisión para América Latina.
• El R.P. Horacio Bojorge SJ es Licenciado en Filosofía, Teología y Sagrada Escritura. Ha publicado varios libros de teología y de espiritualidad que han alcanzado una notable difusión.
• La Prof. María Cristina Araújo Azarola, ya fallecida, fue una laica uruguaya y una gran docente de filosofía.
• Néstor Martínez Valls es Licenciado en Filosofía, Presidente del CCCFR y bloguero de InfoCatólica.
• El Ing. Daniel Iglesias Grèzes es Bachiller en Teología, Secretario del CCCFR y bloguero de InfoCatólica.


Los invito a descargar estos libros, leerlos y dejar aquí sus comentarios.


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14.04.13

Revista "Fe y Razón" (Nº 81 - 15 de abril de 2013)

Para acceder a todo el Nº 81, presione este enlace.

A continuación reproduzco el artículo editorial.


Católicos y Política

Equipo de Dirección

1. Aprobación del “matrimonio igualitario” en Uruguay

En la primera quincena del presente mes, en rápida sucesión, tuvieron lugar varios hechos importantes en relación con el proyecto de ley de “matrimonio igualitario”, que legaliza el llamado “matrimonio homosexual” en el Uruguay y le concede derechos iguales a los del matrimonio, incluso el derecho a adoptar niños y el derecho de asumir la progenitura jurídica de niños concebidos por medio de técnicas de reproducción humana artificial.

• El martes 2 de abril de 2013 la Cámara de Senadores aprobó el proyecto de ley por 23 votos contra 8. Votaron a favor del proyecto los dieciséis Senadores del partido de gobierno (el Frente Amplio), cuatro de los cinco Senadores del Partido Colorado y tres de los diez Senadores del Partido Nacional (los Senadores Heber, Larrañaga y Penadés). Votaron en contra del proyecto el restante Senador colorado (el Senador Solari) y los restantes siete Senadores nacionalistas.
• El lunes 8 de abril de 2013 se realizó en Montevideo el primer acto público en contra de ese proyecto de ley, convocado por un nuevo plenario de organizaciones que defienden los derechos del matrimonio y de la familia. El acto consistió en una marcha desde la Plaza Matriz hasta el Portón de la Ciudadela. Participaron cerca de 200 personas.
• El martes 9 de abril de 2013 se difundió una declaración de la Conferencia Episcopal del Uruguay en contra del “matrimonio homosexual”.
• El miércoles 10 de abril de 2013 la Cámara de Diputados aprobó el proyecto de ley por 71 votos contra 21. Para que el proyecto se convierta en ley falta sólo la promulgación del Poder Ejecutivo, la que seguramente ocurrirá en breve. Según los informes de prensa, los 71 votos favorables provinieron de los cuatro partidos políticos representados en la Cámara Baja. Además, se estima que próximamente el partido de gobierno presentará un nuevo proyecto de ley para corregir los gruesos errores de técnica jurídica de la ley aprobada (por ejemplo, referencias a incisos inexistentes del Código Civil).

2. Católicos y Política

En las presentes circunstancias, nos parece muy oportuno citar algunos pasajes de la Nota doctrinal sobre algunas cuestiones relativas al compromiso y la conducta de los católicos en la vida política, emitida por la Congregación para la Doctrina de la Fe en 2002.

“La conciencia cristiana bien formada no permite a nadie favorecer con el propio voto la realización de un programa político o la aprobación de una ley particular que contengan propuestas alternativas o contrarias a los contenidos fundamentales de la fe y la moral (…) El compromiso político a favor de un aspecto aislado de la doctrina social de la Iglesia no basta para satisfacer la responsabilidad de la búsqueda del bien común en su totalidad. (…)

Cuando la acción política tiene que ver con principios morales que no admiten derogaciones, excepciones o compromiso alguno, es cuando el empeño de los católicos se hace más evidente y cargado de responsabilidad. Ante estas exigencias éticas fundamentales e irrenunciables, en efecto, los creyentes deben saber que está en juego la esencia del orden moral, que concierne al bien integral de la persona. Éste es el caso de las leyes civiles en materia de aborto y eutanasia (…) Análogamente, debe ser salvaguardada la tutela y la promoción de la familia, fundada en el matrimonio monogámico entre personas de sexo opuesto y protegida en su unidad y estabilidad, frente a las leyes modernas sobre el divorcio. A la familia no pueden ser jurídicamente equiparadas otras formas de convivencia, ni éstas pueden recibir, en cuanto tales, reconocimiento legal…” (n. 4).

“Sería un error confundir la justa autonomía que los católicos deben asumir en política, con la reivindicación de un principio que prescinda de la enseñanza moral y social de la Iglesia.

Con su intervención en este ámbito, el Magisterio de la Iglesia no quiere ejercer un poder político ni eliminar la libertad de opinión de los católicos sobre cuestiones contingentes. Busca, en cambio –en cumplimiento de su deber– instruir e iluminar la conciencia de los fieles, sobre todo de los que están comprometidos en la vida política, para que su acción esté siempre al servicio de la promoción integral de la persona y del bien común. La enseñanza social de la Iglesia no es una intromisión en el gobierno de los diferentes Países. Plantea ciertamente, en la conciencia única y unitaria de los fieles laicos, un deber moral de coherencia.” (n. 6).

También recomendamos la lectura de todo ese importante documento en:
http://www.vatican.va/roman_curia/congregations/cfaith/documents/rc_con_cfaith_doc_20021124_politica_sp.html

Desde “Fe y Razón”, por lo tanto, rechazamos categóricamente la actitud de los legisladores uruguayos que diciéndose católicos han apoyado con su voto estas flagrantes violaciones de la ley natural y de los derechos humanos. Entendemos que es altamente ofensivo a la conciencia de los fieles y a la comunión eclesial que el nombre de “católico” sea usado públicamente por políticos que votan en abierta contradicción con el Magisterio de la Iglesia.


Que Nuestro Señor Jesucristo, el Buen Pastor, conduzca a todos los fieles cristianos hacia la gozosa y serena comunión doctrinal, sacramental y canónica con Él en Su Iglesia, y los conserve en esa comunión salvífica.


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10.04.13

El nacimiento de los Evangelios sinópticos –3

Comentario de: Jean Carmignac, La naissance des Évangiles synoptiques, François-Xavier de Guibert, Quatrième édition, Paris 2007.

4. Nueve clases de semitismos

Para demostrar que los Evangelios sinópticos (Mateo, Marcos y Lucas) fueron redactados originalmente en una lengua semítica (hebreo o, con menor probabilidad, arameo), el autor estudia los “semitismos”, es decir las influencias semíticas que a veces afectan y deforman el griego del Nuevo Testamento.

Carmignac clasifica a los semitismos en nueve categorías:

• Semitismos de préstamo: consisten en el uso de términos prestados de lenguas semíticas (como “alleluia”) o de transcripciones de vocablos semíticos (como “Mesías”).
• Semitismos de imitación: consisten en la reproducción de una expresión de los Setenta (traducción del Antiguo Testamento al griego utilizada por los judíos helenizados y por los primeros cristianos).
• Semitismos de pensamiento: consisten en la ausencia de asociación y de subordinación y en la amplitud de las exposiciones propias de las lenguas semíticas. Por ejemplo, en lugar de escribir simplemente “él vino”, los semitas preferían escribir “él se levantó y vino”.
• Semitismos de vocabulario: consisten en usar una palabra en alguno de los sentidos que esa palabra tiene en una lengua semítica. Por ejemplo, entre los semitas la palabra “hijos”, además de indicar una estricta relación de parentesco, puede indicar una relación bastante más extendida. Así, en lugar de decir “ciudadanos del reino”, en los Evangelios se dice a veces “hijos del reino”.
En principio estas primeras cuatro clases de semitismos (de préstamo, de imitación, de pensamiento y de vocabulario) no sirven como pruebas de que la lengua original de los Evangelios Sinópticos fue el hebreo o el arameo, porque siempre se puede suponer que esos semitismos provienen de la influencia de la lengua materna de los redactores semíticos de los Evangelios en lengua griega.
• Semitismos de sintaxis: consisten en el uso de expresiones griegas con particularidades sintácticas propias de una lengua semítica. Por ejemplo, para decir “en la casa del rey”, el hebreo (y a veces el arameo) suprime el primer artículo y dice “en casa del rey”. Un semita greco-parlante tenderá a omitir el artículo en ese caso, como se constata varias veces en el Nuevo Testamento.
En principio, también los semitismos de sintaxis pueden proceder de la influencia de la lengua materna de los evangelistas; pero si estos errores de sintaxis son demasiado frecuentes, esta explicación se vuelve inverosímil y es preciso admitir que provienen de un traductor demasiado servil, que desea calcar hasta en los menores detalles un texto considerado como sagrado.
• Semitismos de estilo: la poesía griega tiene leyes muy precisas, que requieren un orden estricto de las sílabas largas o breves que forman un verso. En cambio en la poesía hebrea hay libertad sobre el número y el tipo de las sílabas y la unidad poética no es el verso sino la estrofa. La poesía hebrea hace rimar el pensamiento (paralelismo), no la sonoridad de la última sílaba del verso (como en español). Los poemas de los Evangelios (el Benedictus, el Magnificat, el Padrenuestro, el Prólogo de Juan, la Oración Sacerdotal de Juan 17) no respetan las reglas de la poesía griega, sino las reglas de la poesía hebrea.
• Semitismos de composición: consisten en procedimientos de composición de un texto que sólo pueden ser explicados por medio de un texto original semítico. Por ejemplo, ése es el caso del Benedictus (Lucas 1,68-79), poesía compuesta de tres estrofas, cada una de las cuales tiene siete versos. En hebreo, los tres primeros versos de la segunda estrofa comienzan con verbos cuyas raíces aluden a los nombres de los tres protagonistas: Juan, Zacarías e Isabel. Esta triple evocación sólo existe en hebreo. Las traducciones al griego o a otras lenguas no la conservan. Carmignac indica más de treinta ejemplos de semitismos de composición en los Evangelios sinópticos (cf. pp. 36-40).
• Semitismos de transmisión: consisten en errores de los copistas del texto original semítico. En los textos hebreos las vocales no se escribían y debían ser adivinadas por el lector, lo cual fácilmente podía provocar confusiones, como saben bien los descifradores de los manuscritos de Qumran. Por ejemplo, en Marcos 1,7 y Lucas 3,16 Juan Bautista dice: “Yo no soy digno de desatar (lashelet) la correa de sus sandalias”; pero según Mateo 3,11 él dice: “Yo no soy digno de llevar (las’et) sus sandalias”, lo cual es bastante menos natural. Carmignac indica quince ejemplos de semitismos de transmisión (cf. 40-43).
• Semitismos de traducción: consisten en traducir un término semítico que tiene más de una acepción por un término griego que corresponde a una acepción del término semítico que no es la que corresponde en ese contexto. Esto se da a veces bajo la forma de traducciones discordantes del mismo término semítico en textos paralelos. Por ejemplo, en Marcos 9,49 leemos con asombro: “Porque todo será salado con fuego”. Esto se explica considerando que el verbo hebreo “malah” tiene dos raíces que significan respectivamente salar y volatilizar. La traducción correcta sería: “Porque todo será volatilizado por el fuego”. El error del traductor se puede explicar porque en el contexto inmediato de este versículo se habla de la sal. Carmignac indica más de una docena de ejemplos de semitismos de traducción (pp. 44-48).

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6.04.13

Una reflexión de Newman sobre los cristianos y la política

“Los cristianos se apartan de su deber… no cuando actúan como miembros de una comunidad, sino cuando lo hacen por fines temporales o de manera ilegal; no cuando adoptan la actitud de un partido, sino cuando se disgregan en muchos. Si los creyentes de la Iglesia primitiva no interfirieron en los actos del gobierno civil, fue simplemente porque no disponían de derechos civiles que les permitiesen legalmente hacerlo. Pero donde tienen derechos la situación es distinta, y la existencia de un espíritu mundano debe descubrirse no en que se usen estos derechos, sino en que se usen para fines distintos de los fines para los que fueron concedidos. Sin duda pueden existir justamente diferencias de opinión al juzgar el modo de ejercerlos en un caso particular, pero el principio mismo, el deber de usar sus derechos civiles en servicio de la religión, es evidente. Y puesto que hay una idea popular falsa, según la cual a los cristianos, en cuanto tales, y especialmente al clero, no les conciernen los asuntos temporales, es conveniente aprovechar cualquier oportunidad para desmentir formalmente esa posición, y para reclamar su demostración. En realidad, la Iglesia fue instituida con el propósito expreso de intervenir o (como diría un hombre irreligioso) entrometerse en el mundo. Es un deber evidente de sus miembros no sólo asociarse internamente, sino también desarrollar esa unión interna en una guerra externa contra el espíritu del mal, ya sea en las cortes de los reyes o entre la multitud mezclada. Y, si no pueden hacer otra cosa, al menos pueden padecer por la verdad, y recordárselo a los hombres, infligiéndoles la tarea de perseguirlos.”

(John Henry Newman, Los arrianos del siglo IV).


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5.04.13

La fe y la razón: dos alas y dos brazos

En el célebre proemio de su encíclica Fides et Ratio sobre las relaciones entre Fe y Razón, el Papa Juan Pablo II dice que: “La fe y la razón son como las dos alas con las cuales el espíritu humano se eleva hacia la contemplación de la verdad.”

Hoy quiero proponer otra metáfora, no opuesta sino complementaria a la de Juan Pablo II: la fe y la razón son también como los dos brazos con los cuales el espíritu humano trabaja y lucha en procura y en defensa de la verdad.

Valiéndonos de esta segunda metáfora, quizás nos resulte más fácil darnos cuenta del gran error cometido por los católicos que han renunciado completamente a usar “el brazo de la fe” en el ámbito político.

El catolicismo se enfrenta hoy, en nuestra civilización occidental, contra un enemigo mortal y muy poderoso, que podríamos definir quizás como el “humanismo secular”: una ideología compleja, de raíces racionalistas y liberales, con fuertes tendencias hacia el ateísmo, el secularismo y el relativismo, y claramente incompatible con la fe católica.

Los católicos mencionados más arriba (que son desgraciadamente muchísimos, la gran mayoría) se asemejan pues a un hombre que lucha contra un enemigo gigantesco y monstruoso (un Leviatán) con un brazo atado en la espalda; es decir, un soldado que incurre en la temeridad y la torpeza de usar un solo brazo en ese peligroso combate.

Ahora dejemos de lado la metáfora. La actividad política se basa siempre en una determinada visión (consciente o inconsciente) del hombre, de la sociedad, de la vida y del mundo. Si, al menos cuando actuamos en forma asociada, como colectivo, renunciamos a hacer uso de los datos de la fe, esa visión sólo podrá ser determinada por la vía racional, filosófica. Esa vía es practicable, pero difícil y de alcance en última instancia limitado.

El ser humano, con la sola luz de la razón natural, puede conocer muchas verdades fundamentales sobre sí mismo y toda la ley moral natural. Empero Santo Tomás de Aquino afirma, y con razón, que de hecho son muy pocos los que llegan a conocer todas esas verdades por esa sola vía, y que generalmente ello requiere muchos años de esfuerzo intelectual, para el que pocos están capacitados, y da como resultado una mezcla de verdades y errores; por lo cual Dios, Padre misericordioso, ha querido revelar sobrenaturalmente muchas verdades que de suyo son accesibles a la sola razón. Así todos pueden llegar a conocer esas verdades fácilmente y sin mezcla de error.

Los relativistas pretenden hacernos creer que la renuncia a las certezas de la fe religiosa es la condición de posibilidad de la convivencia democrática. Se trata de una falsedad y de un grave atentado contra nuestros derechos. Tenemos derecho a profesar nuestra fe no sólo como individuos aislados sino también como comunidad; y a actuar como cristianos (es decir, motivados e impulsados por nuestra fe cristiana) en todos los ámbitos, también el político.

Para nosotros los cristianos, hacerlo así es un deber fundamental de coherencia y fidelidad a Cristo.

Daniel Iglesias Grèzes


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31.03.13

Revista "Fe y Razón" (Nº 80 - 1º de abril de 2013)

Para acceder a todo el Nº 80, presione este enlace.

A continuación reproduzco el artículo editorial.


El Centro Cultural Católico “Fe y Razón” es persona jurídica civil

Equipo de Dirección

1. Reconocimiento estatal de la personería jurídica de nuestra asociación

Después de varias complicaciones burocráticas, recientemente obtuvimos la prueba documental de los siguientes hechos:

• Por Resolución M. 439/12 del 31/05/2012, el Ministro de Educación y Cultura aprobó los estatutos de la asociación civil “Centro Cultural Católico Fe y Razón” y le reconoció la calidad de persona jurídica.
• El día 4/06/2012 la citada asociación quedó inscripta en el Registro de Asociaciones Civiles y Fundaciones de la Dirección general de Registros.

Agradecemos al Dr. Gustavo Ordoqui las múltiples gestiones realizadas para alcanzar este importante logro institucional.

2. Datos básicos sobre nuestra asociación

El Centro Cultural Católico “Fe y Razón” (CCCFR) fue fundado el 27/03/2010 en Montevideo, Uruguay.

Según sus estatutos, sus fines son los siguientes:
a) Fomentar la cultura, con espíritu cristiano.
b) Desarrollar iniciativas para la evangelización de la cultura.
c) Promover y defender la doctrina católica, incluyendo la Doctrina Social de la Iglesia.

Para ser admitido como socio del CCCFR se requiere:
a) tener al menos 18 años de edad;
b) profesar la fe católica;
c) solicitar la admisión por escrito a la Comisión Directiva del Centro;
d) ser admitido por la Comisión Directiva.

Las obligaciones de los socios son las siguientes:
a) abonar la cuota social: $ 150 (ciento cincuenta pesos uruguayos) por trimestre y por familia;
b) acatar las reglamentaciones y resoluciones sociales;
c) en lo posible, asistir a las Asambleas Generales (se realiza una Asamblea General Ordinaria por año);
d) en lo posible, contribuir al logro de los fines sociales.

El email del CCCFR es el siguiente: [email protected]

Por decreto de fecha 1/11/2010, Mons. Nicolás Cotugno sdb, Arzobispo de Montevideo, aprobó los estatutos del CCCFR, lo autorizó a denominarse “Católico” y lo reconoció como asociación privada de fieles y como persona jurídica eclesial.


Saludamos a todos nuestros socios, suscriptores y lectores deseándoles unas muy felices Pascuas de Resurrección. Que el Señor Resucitado les conceda experimentar la alegría de su presencia y la eficacia de su gracia, que hace nuevas todas las cosas.


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24.03.13

Dos argumentos contra el protestantismo

Los católicos creemos que todos quienes han recibido un bautismo válido (como el de las comunidades eclesiales protestantes históricas) son verdaderos cristianos, aunque no estén en perfecta comunión con la Iglesia Católica, la verdadera Iglesia de Cristo. Por ende, los protestantes son nuestros hermanos en la fe, aunque “hermanos separados”. En este artículo presentaré dos cuestionamientos a los fundamentos doctrinales de esa separación.

1. La definición del canon bíblico

En el contexto de la doctrina católica, el problema de la definición del canon bíblico (pese a su larga y complicada historia) admite una solución que básicamente es muy sencilla: la Iglesia fundada por Cristo y asistida por el Espíritu Santo tiene autoridad suficiente para determinar el canon bíblico, es decir para discernir cuáles libros están inspirados por Dios y cuáles no.

La Iglesia no es una mera organización humana, sino una institución divina y humana a la vez. El Espíritu Santo guía a los Pastores de la Iglesia para que ellos conduzcan a todo el Pueblo de Dios por caminos de fidelidad a la Palabra de Dios en Cristo. En esa Iglesia, por voluntad de Dios, hay diversas instancias de autoridad (los Obispos, sucesores de los apóstoles) pero hay también una autoridad última e inapelable (el Papa, sucesor de Pedro, la roca de la Iglesia). Por eso, cuando Roma habla con intención de definir una cuestión teológica, la discusión termina (1). La autoridad conferida por Cristo a Pedro y sus sucesores les permite dirimir de una vez para siempre cuestiones teológicas como la del canon bíblico.

En cambio, en el contexto de la doctrina protestante el problema del canon bíblico es completamente insoluble. La Biblia misma no determina el canon bíblico. Por lo tanto, dado el principio protestante de que la Biblia es la única autoridad en materia religiosa, no queda en pie autoridad alguna que pueda determinar el canon bíblico.

De hecho, los protestantes recibieron el canon bíblico (en principio) de la Iglesia Católica, aunque luego Lutero –contradictoriamente y sin fundamento válido alguno– se arrogó el derecho de modificar ese canon, quitando de la Biblia a siete libros del Antiguo Testamento.

En definitiva, para los protestantes la Biblia es un conjunto (o lista) no infalible de libros que infaliblemente transmiten la Palabra de Dios. La Carta a los Gálatas transmite infaliblemente la Palabra de Dios, pero el protestante no puede tener certeza de que esa Carta sea realmente Palabra de Dios.

La “solución protestante” del problema del canon bíblico (y de muchos otros problemas doctrinales) es demasiado “humana". Cada protestante apela directamente a la asistencia del Espíritu Santo para sostener su propia interpretación de la Sagrada Escritura, pero esas interpretaciones se contradicen entre sí. Unos protestantes creen en la validez del bautismo de los niños y otros no; unos protestantes creen en la presencia real de Cristo en la Eucaristía y otros no; unos protestantes apoyan la legalización del aborto y otros no; y así sucesivamente, hasta el infinito… Por lo cual hoy hay decenas de miles de “iglesias” protestantes enfrentadas entre sí.

Pero en el problema del canon bíblico su posición es aún más débil, porque la Biblia no dice nada sobre cuál es concretamente el canon bíblico. ¿Cómo sabe el protestante que la carta a los Romanos es un libro inspirado por Dios? ¿Porque lo dice Lutero? ¿Quién dio a Lutero autoridad para decidir esa cuestión? ¿Y quién le dio autoridad para definir que los siete libros “deuterocanónicos” no son inspirados por Dios? En su rebelión contra la autoridad auténtica (de origen divino), los protestantes terminan sometidos a autoridades falsas, de origen meramente humano.

2. El fundamento del dogma de la Santísima Trinidad

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17.03.13

Revista "Fe y Razón" (Nº 79 - 18 de marzo de 2013)

Para acceder a todo el Nº 79, presione este enlace.

A continuación reproduzco el artículo editorial.


¡Viva el Papa!

Equipo de Dirección

1. El nuevo Papa

El miércoles pasado llegó a su fin el Cónclave con la elección de un nuevo Sucesor de San Pedro: el Cardenal Jorge Mario Bergoglio, argentino y jesuita, quien en adelante se llamará Francisco.

Recibamos al Papa Francisco con alegría, lealtad y confianza, con espíritu de fraternidad, obediencia y caridad. Según su voluntad, sigamos orando por Benedicto XVI y por Francisco I; que el Señor conceda al primer Papa hispanoamericano mucha santidad, sabiduría y prudencia para desempeñarse como Vicario de Cristo en la tierra, Siervo de los Siervos de Dios.

2. “No sin grave daño”

Tenemos sumo agrado en anunciar finalmente la publicación de un magnífico libro del Lic. Néstor Martínez Valls, Presidente del Centro Cultural Católico “Fe y Razón”. Este libro (el Nº 11 de la Colección “Fe y Razón”) lleva el siguiente título: “No sin grave daño”. La necesidad urgente de la filosofía tomista en la Iglesia y en el mundo. Se trata de una recopilación de los diecisiete primeros posts del blog de Néstor Martínez en el portal InfoCatólica: No sin grave daño.

Esperamos que muchos lectores de “Fe y Razón” compren este libro, que es un excelente aporte de Néstor a la difusión de la filosofía tomista. En el artículo correspondiente explicamos cómo adquirir el libro, ya sea en su versión impresa o en su versión electrónica. Aquí sólo añadiremos que si alguien quiere adquirir un libro impreso y no se anima a hacerlo por Internet, puede encargarnos un ejemplar, escribiendo al email de la revista: [email protected].

El próximo número de “Fe y Razón” será publicado el 1º de abril, lunes de la primera semana de Pascua. Por lo tanto, desde ya deseamos a cada uno de ustedes y a sus familias una muy feliz y santa Pascua de Resurrección.

13.03.13

Néstor Martínez Valls, “No sin grave daño”. La necesidad urgente de la filosofía tomista en la Iglesia y en el mundo

El Centro Cultural Católico “Fe y Razón” se complace en anunciar la publicación del undécimo título de su Colección de Libros “Fe y Razón”. Se trata de una excelente obra del Lic. Néstor Martínez Valls: “No sin grave daño”. La necesidad urgente de la filosofía tomista en la Iglesia y en el mundo.

Este libro de 181 páginas contiene un prólogo y diecisiete capítulos. A continuación reproducimos los títulos de los capítulos:

1. Non sine magno detrimento –2. Conocer y querer –3. Causalidad divina y voluntad creada –4. Fe y razón en el tomismo –5. Acerca del nominalismo –6. Algunos antecedentes históricos del voluntarismo y el nominalismo modernos –7. Por qué es importante el intelectualismo tomista –8. La prueba filosófica de la existencia de Dios por la contingencia de los entes –9. “Postilla” a la prueba de la existencia de Dios por la contingencia de los entes –10. “Postilla” II a la prueba de la existencia de Dios por la contingencia de los entes –11. Sobre el intercambio de argumentos –12. Acerca de la noción de “causa” y el principio de causalidad –13. La teoría fundamental: acto y potencia –14. Escotismo y Tomismo –15. Nominalismo y Filosofía Moderna –16. Breve análisis de algunas tesis centrales de la filosofía del Beato Antonio Rosmini –17. La “epistemología evolutiva” es absurda.


Texto de la contratapa:

“Pensamos que la gravísima crisis eclesial por la que ahora atravesamos se debe, entre otras cosas, muy principalmente a la falta de un pensamiento filosófico y teológico fundado en la capacidad de la inteligencia humana para conocer el ser de las cosas y abierto a la universalidad de la verdad, y que las etiquetas periodísticas o sociológicas de “conservadores” y “progresistas” en realidad encubren la existencia dentro del catolicismo de un conflicto filosófico y teológico que pone en juego la misma esencia de la fe cristiana; un conflicto entre el realismo filosófico, que es el único compatible con la Revelación divina, y las diversas formas de subjetivismo e idealismo que, derivadas todas ellas de una postura nominalista fundamental, caracterizan a la filosofía moderna, y que por desgracia han podido infiltrarse ampliamente en grandes sectores de la intelectualidad eclesial.

Como la verdad es una sola, entendemos también que en el tomismo se encuentra la única respuesta intelectual válida a la desorientación filosófica que caracteriza sobre todo a la época contemporánea, en la cual culmina el proceso disgregador iniciado en los albores de la modernidad. Volviendo a colocar al tomismo en un sitio de efectiva primacía en la formación católica, la Iglesia haría un servicio invalorable, también, a la cultura humana en general.”


Néstor Martínez Valls nació en Montevideo (Uruguay) en 1957. Se graduó como Licenciado en Filosofía en la Facultad de Humanidades de la Universidad de la República en 1997. Es Profesor de Filosofía en la Facultad de Teología del Uruguay “Monseñor Mariano Soler” y en la Universidad de Montevideo.

Es socio fundador y Secretario Académico de la sección Uruguay de la Sociedad Internacional Tomás de Aquino (SITA), miembro de la Asociación “Familia y Vida” e integrante de la Mesa Coordinadora Nacional por la Vida. En 1999 fundó el sitio web “Fe y Razón” con el Diác. Jorge Novoa y el Ing. Daniel Iglesias. Desde 2011 es socio fundador y Presidente del Centro Cultural Católico “Fe y Razón” y colabora como blogger en el portal InfoCatólica. Su blog se denomina “No sin grave daño” y su dirección es: http://www.infocatolica.com/blog/praeclara.php


El libro puede ser adquirido, usando una tarjeta internacional, en Lulu, el mayor sitio de auto-publicación del mundo, en dos modalidades diferentes:

Como libro electrónico (e-book), en:
http://www.lulu.com/shop/n%C3%A9stor-mart%C3%ADnez-valls/no-sin-grave-da%C3%B1o/ebook/product-20744551.html

El e-book cuesta US$ 5. Es descargado inmediatamente por el comprador en formato PDF.

Como libro impreso, en:
http://www.lulu.com/shop/n%C3%A9stor-mart%C3%ADnez-valls/no-sin-grave-da%C3%B1o/paperback/product-20744428.html

El libro impreso cuesta US$ 10 más el costo de envío desde Estados Unidos. Lulu ofrece varios modos de envío, que difieren entre sí por su costo, rapidez y grado de seguridad. Es recomendable utilizar una forma de envío “rastreable” (garantizada por Lulu). Se puede comprar cualquier cantidad de ejemplares (de uno en adelante). Lulu imprime la cantidad de ejemplares pedida y los envía al comprador. Lulu permite ver la tapa y algunas páginas del libro, sin comprarlo.

Los once libros de la Colección “Fe y Razón” están disponibles en:
http://www.lulu.com/spotlight/feyrazon

7.03.13

El nacimiento de los Evangelios sinópticos –2

Comentario de: Jean Carmignac, La naissance des Évangiles synoptiques, François-Xavier de Guibert, Quatrième édition, Paris 2007.

3. El argumento de los semitismos

Para demostrar que los Evangelios sinópticos fueron redactados originalmente en hebreo, Carmignac emprende el estudio de los “semitismos”, es decir de las influencias semíticas que a veces afectan y deforman el griego del Nuevo Testamento.

Ya Orígenes y San Jerónimo explicaron muchas veces el griego del Nuevo Testamento mediante el hebreo. El estudio de los semitismos del Nuevo Testamento recibió un fuerte impulso en 1518, gracias a una obra de Erasmo. Su trabajo fue continuado por excelentes filólogos de las principales universidades de Alemania y Holanda. Los tratados y las tesis consagrados a este problema entre 1550 y 1750 superan la centena. Muchos de estos humanistas tenían una cultura prodigiosa: no sólo conocían el griego, sino también el hebreo, el siríaco e incluso el árabe. En cambio hoy muchos expertos en el Nuevo Testamento están tan especializados en griego que han descuidado un poco el hebreo.

Carmignac menciona especialmente a 16 autores del período histórico referido que contribuyeron a elaborar una teoría de los semitismos cada vez más completa. Sin embargo, hoy todo eso ha sido olvidado. A pesar de su valor científico, sus obras son hoy muy difíciles de encontrar.

El estudio de los semitismos recibió tres fuertes ataques sucesivos que lo debilitaron mucho. El primer ataque fue lanzado en 1556 por el protestante Teodoro de Beza, sucesor de Calvino en Ginebra. Según Teodoro de Beza y sus discípulos, Dios dictó a los escritores inspirados las palabras que debían usar; por lo tanto, admitir los semitismos del Nuevo Testamento equivale a acusar al Espíritu Santo de utilizar barbarismos o solecismos en la lengua griega. Hoy esta objeción nos resulta ridícula, porque sabemos bien que la inspiración divina de la Sagrada Escritura no es un dictado palabra por palabra, sino una acción de Dios en la inteligencia y la voluntad del hagiógrafo que respeta su personalidad. Pero en los siglos XVI y XVII esta objeción pareció irrefutable a muchos, que en consecuencia negaron los semitismos o los explicaron inventando una lengua especial del Espíritu Santo, la “lengua helenística”. Así podían afirmar que en el Nuevo Testamento el Espíritu Santo empleó a la perfección esta lengua forjada por Él mismo.

Hacia fines del siglo XVIII los semitismos sufrieron un segundo ataque, esta vez de parte del naciente racionalismo bíblico. Para explicar “racionalmente” el origen del cristianismo, los racionalistas debían suponer un cierto tiempo de fermentación entre la vida de Jesús y los relatos evangélicos. Así, Baur y la escuela de Tubinga retardaron la composición de los Evangelios al siglo II (años 130-170); pero cuanto mayor era ese retardo, más molestaba la presencia de los semitismos. “Entonces se estableció la moda, sea de descuidar este problema, sea de descartarlo por un vago recurso a la lengua materna de los evangelistas o a su deseo de imitar a los Setenta.” (p. 28).

“Hacia el fin del siglo XIX, quizás bajo la influencia de Franz Delitzch, el viento cambia y se vuelve a estudiar seriamente los semitismos” (Ídem). Pero entonces sobrevino el tercer ataque, esta vez de parte de la filología. El descubrimiento en Egipto de una gran cantidad de papiros contemporáneos de los comienzos de la era cristiana permitió a los filólogos estudiar más a fondo el griego bíblico y explicar algunos de los supuestos semitismos sin recurrir a las lenguas semíticas. Aunque este estudio tenía sólidas bases científicas, muchos filólogos hicieron una generalización indebida y así concluyeron que los semitismos no existían, o eran demasiado pocos y sin mucha importancia.

“Para salir finalmente de este diálogo de sordos (entre los adversarios y los partidarios de los semitismos) se debería retomar el problema desde la base y permanecer sobre el plano estrictamente científico.” (p. 29). Es lo que Carmignac intenta hacer en el resto del capítulo. (Continuará).

Daniel Iglesias Grèzes

Nota: La traducción del francés al español de los textos citados es mía.


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3.03.13

Revista "Fe y Razón" (Nº 78 - 4 de marzo de 2013)

Para acceder a todo el Nº 78, presione este enlace.

A continuación reproduzco el artículo editorial.


Oremos por el próximo Cónclave

Equipo de Dirección

1. Período de sede vacante

El pasado 28 de febrero comenzó para la Iglesia universal un período de sede vacante de carácter inusual, debido a la renuncia de Su Santidad Benedicto XVI al ministerio petrino. Dentro de pocos días se iniciará el Cónclave en el que se elegirá al próximo Sucesor de San Pedro.

Para calmar algunas inquietudes extremas y desenfocadas, recordaremos aquí que la renuncia de un Papa es un hecho previsto por el derecho canónico, es decir la ley de la Iglesia, del que hay varios antecedentes históricos. La renuncia de Benedicto XVI, aunque sorpresiva, fue un acto perfectamente legítimo; y quien sea electo en el próximo Cónclave será el nuevo Papa legítimo. No habrá dos Papas, ni un Papa y un antipapa, sino un solo Papa legítimo (el nuevo) y un “ex Papa”, Obispo emérito de Roma, que seguirá sirviendo a la Iglesia con alma y vida desde un monasterio de clausura, por propia y libre decisión, tomada en conciencia ante Dios.

¿Qué debemos hacer hoy nosotros, los fieles católicos? Evidentemente, orar por Benedicto XVI y por el Papa que vendrá; y en estos días, orar muy especialmente por los Cardenales que pronto se reunirán en el Cónclave, para que el Señor los ilumine y les conceda dejarse guiar por el Espíritu Santo, de modo que elijan a la persona más apta para desempeñar la gran responsabilidad del Vicario de Cristo en la tierra, Siervo de los Siervos de Dios. ¡Señor, danos otra vez un Papa santo, sabio y prudente!

2. Noticias de la casa

A partir de este número, la revista “Fe y Razón” será publicada dos veces por mes: el primer y el tercer lunes de cada mes, exceptuando enero.

En el próximo número de la revista se anunciará la publicación de un excelente libro del Lic. Néstor Martínez Valls, Presidente del Centro Cultural Católico “Fe y Razón”. Este libro (el Nº 11 de la Colección “Fe y Razón”) llevará el siguiente título: “No sin grave daño” –La necesidad urgente de la filosofía tomista en la Iglesia y en el mundo. Se trata de una recopilación de los diecisiete primeros posts del blog de Néstor Martínez en el portal InfoCatólica: No sin grave daño.

A partir del número anterior, “Fe y Razón” premia a sus lectores más asiduos. Unos días después de la publicación de cada número, seleccionamos a tres de los suscriptores que leen la revista con mayor asiduidad, según nuestros datos estadísticos, y les regalamos libros electrónicos (e-books) de la Colección “Fe y Razón”. Ya hemos llevado a cabo dos premiaciones, por lo que seis suscriptores (de tres países diferentes) han recibido e-books de dicha Colección.

3. ¿Matrimonio igualitario?

Recientemente la Cámara de Senadores de la República Oriental del Uruguay comenzó a analizar el proyecto de ley de “matrimonio igualitario”, que legalizaría el llamado “matrimonio homosexual”. Por tal motivo nos parece oportuno recordar que, según la doctrina católica, las uniones homosexuales, por ser un grave mal moral y social, no deben gozar de ningún tipo de reconocimiento legal ni se les debe conceder, en cuanto tales uniones, ninguna clase de derechos. En otras palabras, las personas homosexuales tienen derechos por ser personas, no por ser homosexuales. Ni la homosexualidad puede ser fuente de derechos ni las uniones homosexuales pueden ser sujetos de derechos. Esta doctrina está expuesta de un modo muy claro y sintético en el siguiente documento de la Santa Sede: Congregación para la Doctrina de la Fe, Consideraciones acerca de los proyectos de reconocimiento legal de las uniones entre personas homosexuales; disponible en:
http://www.vatican.va/roman_curia/congregations/cfaith/documents/rc_con_cfaith_doc_20030731_homosexual-unions_sp.html

Hermanos en Cristo, sigamos rezando y trabajando por la defensa y promoción de los derechos del matrimonio y la familia en el Uruguay y en el mundo.

Que en esta Cuaresma el Señor nos conceda crecer en la fe, la esperanza y la caridad, en espíritu de oración y conversión.


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1.03.13

El nacimiento de los Evangelios sinópticos –1 (versión aumentada)

Comentario de: Jean Carmignac, La naissance des Évangiles synoptiques, François-Xavier de Guibert, Quatrième édition, Paris 2007.

1. Introducción

Jean Carmignac (1914-1986), sacerdote católico francés, fue uno de los principales especialistas a nivel mundial en los manuscritos del Mar Muerto. En 1961-1963, en colaboración con otros tres expertos, publicó en dos tomos los textos de Qumran, traducidos del hebreo al francés y comentados. Cuenta Carmignac que, al traducir esos textos, constató muchas relaciones con el Nuevo Testamento, por lo que se propuso escribir un comentario del Nuevo Testamento a la luz de los documentos del Mar Muerto. En 1963, habiendo comenzado con el Evangelio de Marcos, ensayó traducirlo del supuesto original griego al hebreo de Qumran (el hebreo del tiempo de Jesús, un poco distinto del hebreo bíblico y bastante diferente del hebreo de la Mishnah) para su simple uso personal, a fin de facilitar la comparación con los citados documentos. Había imaginado que esa traducción sería muy difícil; quedó muy asombrado al descubrir que, por el contrario, la traducción era muy fácil. Después de sólo un día de trabajo, quedó convencido de que el texto griego de Marcos era una traducción de un original hebreo. El traductor realizó su trabajo con extrema fidelidad, traduciendo del hebreo al griego palabra por palabra, e incluso conservando en griego el orden de las palabras exigido por la gramática hebrea. Ni siquiera un semita que hubiese aprendido muy tarde el griego habría sufrido un apego tan grande a su lengua materna. Al menos de vez en cuando se habría tomado alguna libertad, recurriendo a una fórmula corriente en griego. Pero no. Nuestro Evangelio de Marcos es la obra de un traductor que respetó al máximo (calcándolo) un texto hebreo (o tal vez arameo, otra lengua semítica, similar al hebreo) que tenía ante sí.

El autor sostiene que: “El griego de los Evangelios no es un mal griego: no contiene errores de concordancia, ni errores de conjugación, ni errores patentes contra la sintaxis… Tampoco es un griego torpe. No es como “mi” inglés, que es una mezcla de francés y de inglés, donde las influencias de las dos lenguas se armonizan mal, donde los giros son incómodos y torpes. En los Evangelios, ni incomodidad ni torpeza; muy por el contrario, una belleza simple y espontánea, que es la belleza habitual de la prosa semítica. Los Evangelios no fueron compuestos por semitas que conocían mal el griego y hablaban o escribían una jerga anfibia, intermedia entre las dos lenguas. Fueron redactados por personas que escribían bien, pero según los procedimientos semíticos, y fueron traducidos en un griego muy correcto por otras personas que querían calcar los términos de las primeras… El griego de los Evangelios… es el buen griego de un traductor respetuoso de un original semítico, del que conserva el sabor y el perfume.” (pp. 11-12).

¿Los Evangelios podrían ser la obra de griegos que imitaran el estilo semítico (concretamente, el de la Biblia de los Setenta, la primera traducción griega de la Biblia hebrea)? No se conoce ni una sola obra que reproduzca un estilo tan particular. “Que aquí o allá los autores de los Evangelios hayan retomado tal fórmula o tal expresión de los Setenta es del todo natural. Pero entre esos préstamos ocasionales y una mezcla continua, ¡qué diferencia! Incluso nuestros predicadores más enamorados del “estilo bíblico” están muy lejos de expresarse de continuo como Isaías, como los Salmos, como Marcos, Juan o Pablo. Y hacer de la lengua tan límpida de los Evangelios un ejercicio artificial “a la manera de…” es desfigurarla totalmente.” (p. 12).

Por otra parte, la comparación con los Setenta es pertinente en cuanto que también ésta es una traducción literal del hebreo (o, en algunos casos, arameo) al griego.

Carmignac afirma que Mateo es tan semítico como Marcos. Y acerca de Mateo poseemos el testimonio de Papías (hacia el año 130) y de varios Padres de la Iglesia posteriores que afirman conocer un Mateo hebreo. La gran mayoría de los exegetas sostiene la tesis de la prioridad de Marcos. Por lo tanto, en lugar de decir: “puesto que Mateo es posterior a Marcos, debe estar como él en griego”; ¿por qué no decir: “puesto que Marcos es anterior a Mateo, debe estar como él en hebreo”? (cf. p. 13).

“El caso de Lucas es diferente. Él ha compuesto manifiestamente su Evangelio en griego, como lo prueba el bello período griego que constituye su prólogo (1,1-4). Y sin embargo se observan en él los semitismos más inesperados, diseminados en medio de expresiones de un griego más elegante. Para explicar todo esto, la hipótesis más normal es suponer que él trabajó sobre documentos semíticos, traducidos muy literalmente, que insertó en su propia redacción, a veces retocándolos y a veces conservando su rugosidad.” (p. 14).

Dice Carmignac que, sin haber buscado resolver el famoso “problema sinóptico”, a medida que prosiguió su estudio se le impuso una hipótesis de conjunto al respecto. Él reconoce de buen grado que su hipótesis no tiene nada muy personal, porque todos sus detalles han sido ya propuestos por diversos sabios anteriores. “Yo no la considero como definitiva, porque todavía no he retraducido en hebreo la totalidad de Mateo y de Lucas. Pero… pienso que puedo considerar esta visión de conjunto como una hipótesis de trabajo, provisoriamente válida.” (p. 14).

Carmignac se propuso exponer los resultados de sus veinte años de estudio de los Evangelios sinópticos en gruesos volúmenes técnicos y después presentarlos al gran público en un pequeño volumen. “Pero varios amigos se coaligaron para persuadirme de comenzar por este pequeño volumen: ellos han hecho valer que yo me arriesgaba fuertemente a estar en el cementerio antes de haber terminado las grandes obras; y que después de ya varios años mis investigaciones no modificaron más mis conclusiones, por lo que yo podía honestamente comenzar a divulgarlas.” (pp. 7-8).

El tiempo demostró que el Padre Carmignac hizo muy bien en escuchar a sus amigos. Habiendo publicado El nacimiento de los Evangelios sinópticos en 1984, Carmignac falleció sólo dos años después. La mayor parte de sus investigaciones sobre este tema permanece inédita.

2. Traducciones anteriores

Para evitar errores en su traducción de los Evangelios al hebreo, Carmignac decidió comparar su propia traducción con traducciones anteriores. Su búsqueda de antecedentes arrojó grandes resultados. El autor afirma: “Actualmente conozco alrededor de noventa traducciones hebreas del Nuevo Testamento. Una treintena no conciernen más que a los Hechos, las Epístolas o el Apocalipsis. Pero unas sesenta conciernen a los Evangelios, en todo o en parte. Sin hablar de las múltiples citas de los Evangelios en los tratados medievales de controversia entre judíos y cristianos, de los que bastantes están redactados en hebreo” (p. 16).

Carmignac presenta una larga lista de esas traducciones anteriores. La gran mayoría son obras conservadas de traductores conocidos, aunque no siempre por su nombre. Estas obras cubren un período de 600 años, del siglo XIV al siglo XX. Muchas fueron compuestas por judíos y muchas otras por cristianos. Carmignac también enumera seis traducciones conservadas de origen desconocido y doce traducciones desaparecidas de origen conocido.

“Estas listas ciertamente no son completas. Pero el estado presente de esta documentación ya permite emprender un trabajo serio. Tantas traducciones, hechas por tantos autores diferentes, que a menudo no se conocían los unos a los otros, constituyen un tesoro inapreciable, en particular las de Delitzch, que son el fruto de 52 años de trabajo, con la colaboración de los mejores sabios de la época.

Toda esta ciencia, todos estos trabajos están a nuestra disposición. Cuando los traductores, en su gran mayoría, concuerdan sobre un punto, se lo puede considerar como sólidamente establecido. Cuando ellos divergen, como ocurre muy frecuentemente, se puede esperar que uno al menos ha acertado y un examen atento permite apreciar el valor de cada sugerencia.”
(pp. 21-22). Así, según Carmignac, podremos aproximarnos gradualmente a los textos originales de los Evangelios.

Lamentablemente esas traducciones, salvo unas pocas, son muy difíciles de encontrar. Por eso Carmignac consagró sus recursos a editar una colección de traducciones hebreas de los Evangelios. Llegó a publicar los cuatro primeros volúmenes y tenía otros en preparación. El Capítulo 2 concluye con estas palabras programáticas: “El ideal sería incluir en esta colección todas las traducciones existentes. Después de mí, quizás otro lo hará.” (p. 23).

Daniel Iglesias Grèzes

Nota: La traducción del francés al español de los textos citados es mía.


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19.02.13

Programa “Saber Amar” en Uruguay

Arriba a Uruguay directora del Programa Saber Amar, experta en formación en la afectividad y sexualidad de niños y adolescentes

Ante las urgentes necesidades en la formación de la afectividad y la sexualidad de los niños y adolescentes uruguayos, y las múltiples solicitudes de personas e instituciones, la Conferencia Episcopal del Uruguay (CEU) auspiciará el programa Saber Amar, producido por la Conferencia Episcopal Ecuatoriana y que se emplea con mucho fruto en Ecuador, Chile, Argentina y Paraguay. Una de las autoras del programa, la Lic. María Judith Turriaga, con amplia experiencia en diferentes países, arribará en la última semana de febrero a Uruguay para una primera presentación del proyecto formativo y sus ejes principales.

La CEU procura no solamente brindar el material formativo, sino capacitar a los formadores para una buena utilización del mismo, de ahí la invitación a una de las autores del Proyecto. La presentación, de base antropológica, es pasible de ser compartida por quienes no tengan fe cristiana.

Presentaciones de la Lic. María Judith Turriaga

I) Martes 26 de febrero, de 9 a 12 hs.: Educación Afectiva y Sexual y Visión general del programa “Saber Amar”.

II) Miércoles 27, Jueves 28, Viernes 1º, de 9 a 17 hs.: Curso intensivo, que desarrolla los cinco ejes principales de “Saber Amar”: Eje antropológico, Eje psicológico, Eje fisiológico, Eje sociológico, Eje de los medios de comunicación.

Lugar: Colegio Seminario (Soriano 1472, Montevideo).

Preinscripción. Por razones organizativas, se solicita una preinscripción vía teléfono o correo electrónico a: 2418 4075 interno 227 – [email protected]

Curriculum Vitae de María Judith Turriaga Eguiguren

Formación Académica:

• 1981-1985 Profesora especialista en Audición y Lenguaje, Instituto Mexicano de Audición y Lenguaje, México D.F.
• 1991-1995 Licenciada en Lingüística y Literatura, Facultad de Pedagogía, Universidad de La Sabana (Bogotá, Colombia).
• 1985-1999 Cursos de actualización y capacitación para profesores, Universidad de Piura (Perú).
• 1999- Programa doctoral en Educación, Departamento de Educación, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Navarra (Navarra, España). Tesis en curso acerca de la formación de profesores para la educación corporal.

Experiencia profesional:

• 1984-1999 Profesora de niños, adolescentes y adultos con problemas de lenguaje y aprendizaje.
• 1984-1986 Profesora de terapia de lenguaje. Instituto Mexicano de Audición y Lenguaje.
• 1986-1991 Profesora de Pedagogía y Didáctica. Universidad Tecnológica Equinoccial. Quito, Ecuador.
• 1986-1998 Capacitación de docentes en las áreas de Pedagogía y Didáctica. Instituto Nacional de Capacitación Docente. Quito, Ecuador.
• 1986-1999 Profesora de Historia de América y Teoría del Conocimiento IB. Quito, Ecuador.
• 1999-2002 Profesora de Teoría del Conocimiento, Historia Universal e Historia del Ecuador, Coordinadora de los Programas de Filosofía para Niños y Estimulación Temprana en los Colegios “Los Pinos” de Quito y “Arrayanes” de Ibarra.
• 2002-2009 Capacitación a profesores de Educación para la sexualidad y la afectividad, Didáctica, Educación temprana y Educación personalizada en Ecuador, Perú y Chile.
• 2002-2008 Profesora de Historia del Pensamiento y Didáctica. Universidad de Los Hemisferios. Quito, Ecuador.
• 2006-2010 Directora del proyecto “Saber Amar” en todo el Ecuador.

Fuente: http://iglesiacatolica.org.uy/noticeu/arriba-a-uruguay-directora-del-programa-saber-amar-experta-en-formacion-en-la-afectividad-y-sexualidad-de-ninos-y-adolescentes/


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