El homeschooling

¿Una alternativa viable en Uruguay?

Daniel Iglesias Grèzes

El homeschooling, es decir, la educación en casa o educación en el hogar, era una práctica común hace siglos, pero casi desapareció en gran parte del mundo durante el siglo XX debido al gran crecimiento de los sistemas escolares, sobre todo estatales. Sin embargo, en las últimas décadas ha vuelto a cobrar vigencia y se ha difundido cada vez más, primero en los Estados Unidos y luego en otros países, debido a que muchos padres, por diversas razones, prefieren no enviar a sus hijos menores de edad a instituciones educativas públicas o privadas, sino hacerse cargo ellos mismos de su educación de forma directa.

En el año 2000 el número de estudiantes educados en casa en los Estados Unidos era de unos 850.000. En 2022, en cambio, ese número ascendía a unos 3,1 millones, alrededor del 6% de la población en edad escolar. Los motivos principales por los que los padres estadounidenses eligen el homeschooling para sus hijos se pueden agrupar en tres grandes categorías:

A) La búsqueda de un ambiente educativo más seguro o saludable.

B) La búsqueda de una atención personalizada (incluyendo a veces la atención a necesidades especiales) o la insatisfacción con los resultados académicos logrados en la escuela (incluyendo a veces un interés en enfoques pedagógicos no tradicionales).

C) El deseo de darles una instrucción moral y religiosa acorde con sus convicciones.

El homeschooling también ha alcanzado un volumen significativo en otros países, aunque en menor grado que en los Estados Unidos. Se ha extendido sobre todo en otros países anglosajones (Reino Unido, Australia, Nueva Zelanda, Canadá), pero también en países iberoamericanos como Argentina, Brasil y México. En esos otros países las motivaciones de los padres para recurrir a la educación en el hogar son parecidas a las de los estadounidenses.

Hay muchos métodos distintos para llevar a cabo la educación en el hogar. Esta puede, por ejemplo:

i) adoptar una forma secular o religiosa (generalmente cristiana);

ii) adoptar un método pedagógico particular: educación clásica, “aprendizaje por unidades” (holístico), método Montessori, “aprendizaje natural” (sin currículum), etc.;

iii) ser efectuado directamente por un padre o madre que actúa como docente o bien por un docente profesional contratado por los padres (como las antiguas institutrices);

iv) hacer uso (o no) de herramientas de educación a distancia;

v) involucrar (o no) un acuerdo con una institución educativa vecina para que los niños realicen algunas actividades (por ejemplo deportivas o artísticas) con otros niños de su edad, contribuyendo así a su socialización.

En lo que respecta a la situación legal del homeschooling, se puede clasificar a los países en tres grandes grupos:

a) aquellos en los que la ley lo permite explícitamente, con más o menos libertad o regulación;

b) aquellos en los que está prohibido;

c) aquellos en los que la ley no lo considera ni regula explícitamente.

En los Estados Unidos la legislación sobre el homeschooling varía de un Estado al otro. Los 50 Estados lo permiten, pero con regulaciones muy diferentes entre sí. Algunos Estados ejercen un control estricto del homeschooling, otros un control “mediano” (por así decir), otros un control mínimo y, por último, otros no ejercen ningún control.  

Un ejemplo notable de país que prohíbe el homeschooling es Alemania. Allí los padres que educan a sus hijos en casa, en lugar de enviarlos a la escuela, se arriesgan seriamente a perder la patria potestad, o sea a que el Estado les quite a sus hijos.

En Uruguay (al igual que en la Argentina) la ley no dice nada explícito sobre el homeschooling, ni a favor ni en contra. Esto no quiere decir que no haya normas jurídicas aplicables a este fenómeno. Un principio general del derecho es que lo que no está prohibido está permitido. Además, las normas jurídicas más generales se pueden aplicar a un caso particular no contemplado de forma explícita en la normativa vigente. Empero, no por ello deja de ser cierto que el “vacío legal”, vale decir la falta de una normativa específica, no favorece el reconocimiento de la legitimidad del homeschooling y ofrece más posibilidades a quienes quieren cuestionarla.

El Artículo 68 de la Constitución Nacional de la República Oriental del Uruguay establece la libertad de educación en términos muy amplios:

“Queda garantida la libertad de enseñanza. La ley reglamentará la intervención del Estado al solo objeto de mantener la higiene, la moralidad, la seguridad y el orden públicos. Todo padre o tutor tiene derecho a elegir, para la enseñanza de sus hijos o pupilos, los maestros o instituciones que desee.”

Según cualquier interpretación razonable de este artículo, la libertad de educación reconocida por la Constitución se aplica también al caso del homeschooling. Nótese la expresión “maestros o instituciones”, que da pie a considerar la posibilidad de una educación por fuera de las instituciones educativas establecidas. Además, si el padre o tutor tiene derecho a elegir los maestros que desee, en general también puede elegirse a sí mismo como maestro.

El artículo 127 de la Ley de Urgente Consideración (LUC – Ley N° 19.889 de fecha 09/07/2020) modificó la norma referida a la obligatoriedad de la educación de un modo favorable al homeschooling, por su mayor amplitud. Dice así:

“Sustitúyese el artículo 7° de la Ley N° 18.437, de 12 de diciembre de 2008, por el siguiente:

“ARTÍCULO 7°. (De la obligatoriedad).- Es obligatoria la educación inicial a partir de los cuatro años de edad, la educación primaria y la educación media. Los padres, madres, o responsables legales de niños, niñas y adolescentes, así como los educandos mayores de edad, tienen el deber de contribuir al cumplimiento de esta obligación, conforme a lo dispuesto por el inciso primero del artículo 70 de la Constitución de la República y las previsiones de la presente ley".”

El destaque en itálica es mío. La frase destacada sustituyó a esta norma anterior, que no contemplaba la alternativa de la educación en el hogar:

“Los padres, madres, o responsables legales de niños, niñas y adolescentes, tienen la obligación de inscribirlos en un centro de enseñanza y observar su asistencia y aprendizaje.”

El caso de homeschooling más conocido en nuestro país es el de las familias menonitas de Florida que fueron denunciadas ante la justicia por la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP) por practicar esa forma de educación. Hasta ahora la justicia se ha expedido dos veces a favor de las familias menonitas, pero la ANEP ha vuelto a apelar el dictamen judicial, por lo que ahora el caso está en la órbita de la Suprema Corte de Justicia, que deberá pronunciar un dictamen definitivo. Espero que ese dictamen sea favorable al derecho constitucional de los padres a la libertad de enseñanza, un derecho especialmente valorado por los católicos, que lo consideramos un “principio no negociable” de la vida política. 


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7 comentarios

  
Masivo
Aquí una de las claves es la potestad exclusiva del Estado de emitir títulos educativos oficiales. Para acceder a ellos cada Estado fija los contenidos que se deben dominar, y alguna forma de comprobarlos, que puede ser un examen oficial, prácticas homologadas, etc. Sin un título oficial, el acceso al empleo se ve seriamente mermado, y a algunas profesiones es simplemente imposible.
14/09/25 7:22 PM
  
anawim
Una buena idea sería también formar pequeñas escuelas caseras con varios niños hijos de familiares, amigos, vecinos, ... De las clases se podría encargar algún profesor jubilado de la enseñanza pública o privada de probada trayectoria católica, algún profesor jubilado del CEU de San Pablo, de los colegios del Opus Dei, etc. Se trata de echar una mano, y entre todos colaborar en la medida de las posibilidades de cada uno. Por ejemplo, si los padres tienen un chalet pueden ceder una habitación y el jardín en horas lectivas; otro a lo mejor se puede encargar del transporte, llevando uno o más niños en su coche al chalet-colegio, etc.
Tengamos en cuenta que nos estamos quedando sin recambio poblacional, y van a faltar profesores de Primaria y Secundaria y probablemente también universitarios. Para universitarios es más complicado porque a ver dónde haces las prácticas de piloto... en el jardín del vecino y con un dron no puede ser.
14/09/25 7:46 PM
  
Adriana
Soy de Colombia, y también tengo familia inmigrada a U. S. A. Haciendo una comparativa, el homescholling allí, es más por un tema cultural. Por ejemplo, los anabaptistas en todas sus ramas como menonitas, quakeros, tienen su sistema bien organizado entre madres de familia. Se reúnen en casas, y según la materia que sepa cada una, dictan las clases. De paso, se asocian, por lo que los niños crecen entre amigos, se relacionan bien, y, como tienen sistemas de exámenes, luego se postulan a carreras universitarias. Pero aquí en Colombia, se da por un tema económico y, creo que así es en general en latinoamérica. Si tienes 2 o 3 y más hijos, y los quieres educar en colegios privados para evitar la educación estatal, entonces el sueldo de ambos padres no alcanza. Y conozco varias familias que han recurrido al homescholling por esos temas de economía. Es verdad que al ver buenos resultados les queda gustando. Otro factor es el matoneo o bulling escolar, algunos padres se ven forzados a sacar a sus hijos de la institución por un problema de esos. En Colombia es legal, pero creo que en habrá que afianzarlo, y en otros países de nuestro continente, viendo lo visto, van a tener que empezar a luchar fortalecimientos legales porque la educación va cuesta abajo, especialmente por un tema de adoctrimanientos.
14/09/25 7:50 PM
  
anawim
Otra posibilidad sería poner las clases en los salones de las parroquias, igual que van los niños a catequesis irían a clase. Recomiendo que no sean clases totalmente individualistas en sus propias casas con sus padres, los niños se tienen que relacionar con otros niños, formar comunidad les vendrá muy bien.
14/09/25 8:09 PM
  
Juan Mariner
Se plantea el homeschooling por el fracaso de la educación privada o concertada católica desde hace decenios, más perniciosa que la misma enseñanza pública, que ya es decir.
14/09/25 8:32 PM
  
Marta de Jesús
Respecto a lo comentado por Anawin, no solo es buena y necesaria la relación de los niños de una misma edad, también para la salud mental de los padres/adultos. Nosotros también necesitamos relacionarnos con los de nuestra edad. No podemos estar todo el día 'entreteniendo' y estando al nivel de los niños, 'hablando en su idioma'. Tampoco llevar adelante toda su instrucción. Incluso aunque fuera viable económicamente.

Que los católicos nos estemos planteando el homeschooling, como estación de paso a una educación totalmente independiente del estado neopagano, dice mucho de nuestra terrible situación de aguas mansas, más peligrosas que las revueltas.

Alemania, con el triste recuerdo de los nazis, prohíben el homeschooling. Las feminazis también querrían prohibirlo y exterminar a las amas de casa cristianas, que debemos ser los nuevos judíos.

Dios nos guia y nos guiará siempre.
14/09/25 9:23 PM
  
Daniel
La educación escolar es algo que a Dios también agrada. San José de Calasanz es testimonio de ello. El hizo 200 años antes lo que terminaria siendo la Escuela Publica moderna, pero haciendo de la piedad una parte fundamental de la Educación.

La educación esta en un declive muy notorio, pero tampoco nadie puede garantizar la excelencia ni el exito, como tampoco nadie puede aprender de otros a ser el Padre o Madre perfecto. La educación tiene que garantizar un mínimo (piedad y letras), y si ese minimo no se contempla los padres que puedan educar a sus hijos deben suplir lo que falta y buscar lo mejor.

No estoy en contra del homeschooling pero despreciar a la escuela es casi algo que va contra la caridad ya que quienes pudieron costearse aquellas antiguas institutrices no fueron precisamente los pobres, sino los pudientes.

Se debe luchar porque la educación sea más integra y libere de verdad al individuo de la ignorancia y el Pecado. El ejemplo de la Escuela Pia es privilegiado en ese sentido.
16/09/25 5:33 PM

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