La utopía transhumanista

Una gran amenaza para la humanidad

Daniel Iglesias Grèzes

¿Qué es el transhumanismo?

Recientemente el Diccionario de la Real Academia Española incorporó la palabra “transhumanismo", con la siguiente acepción: “Movimiento que propugna la superación de las limitaciones actuales del ser humano, tanto en sus capacidades físicas como psíquicas, mediante el desarrollo de la ciencia y la aplicación de los avances tecnológicos.” Acoto que esas limitaciones son la enfermedad, el sufrimiento, la debilidad, el envejecimiento e incluso la muerte. Según los transhumanistas, el progreso científico y tecnológico nos permitirá tomar las riendas de nuestra propia evolución biológica y trascender nuestra naturaleza, transformándonos en transhumanos, una etapa de transición hacia una o más especies posthumanas.

La mayoría de los transhumanistas piensa que falta poco para que se produzca “la Singularidad”, un punto de inflexión en la evolución de la especie humana que se alcanzaría mediante la Inteligencia Artificial General (IAG). A diferencia de los sistemas de IA que existen hoy, la IAG sería superior a la inteligencia humana en todo, no sólo en tareas bien delimitadas como resolver ecuaciones o jugar al ajedrez. Esto permitiría a las máquinas mejorarse y reproducirse de forma autónoma, sin intervención humana.

En su búsqueda de la superinteligencia, la superlongevidad y el superbienestar, los transhumanistas emplean tecnologías avanzadas tales como la biotecnología, las interfaces cerebro-computadora, la robótica, la inteligencia artificial, la nanotecnología y muchas otras.

Hace 30 años el transhumanismo no era mucho más que la ideología de un grupo marginal de pensadores radicales, pero su influencia ha crecido rápidamente. Probablemente es la principal fuerza motriz de la revolución tecnológica en curso, a la que Klaus Schwab llama “la cuarta revolución industrial”, la cual, según él, implica la fusión de nuestras identidades física, digital y biológica.

En cuanto a su anhelo de la inmortalidad, los transhumanistas ponen sus esperanzas en cuatro métodos básicos de “salvación” artificial:

1) La ingeniería genética, que permitiría detener el envejecimiento en el nivel celular. Ray Kurzweil, alto ejecutivo de Google y transhumanista famoso, sostiene que, por esta vía, la esperanza de vida aumentará a más de 500 años si se evita el 90% de los problemas médicos y a más de 1.000 años si se evita el 99%.

2) La ingeniería biónica, que convertiría al ser humano en un organismo cibernético con superpoderes físicos y psíquicos y mantendría su cuerpo funcionando, tal vez para siempre, con piezas mecánicas de repuesto.

3) La inteligencia artificial, que permitiría al ser humano “subir” su mente a una computadora y alcanzar la inmortalidad viviendo con un cuerpo no biológico en una realidad virtual supuestamente indistinguible de la realidad real. Según Kurzweil, la clave del proceso de “carga” de la mente son los nanobots inyectables, unos robots microscópicos que viajarían por el cerebro, mapeando cada neurona y sinapsis y creando una copia perfecta del “alma” en una computadora.

4) La crioconservación, a la que algunos transhumanistas se confían después de morir porque esperan que en el futuro la ciencia avance tanto que sus cadáveres puedan ser resucitados y curados de sus enfermedades.

Las amenazas del transhumanismo son muchas y muy graves

La idea de que el ser humano «natural» ha quedado obsoleto y debe ser mejorado por la tecnología conduce fácilmente a la misantropía. Quienes creen que se van a convertir en seres muy superiores a los humanos actuales probablemente no valoren mucho a la gente común y corriente.

El intento de fusionar el ser humano y la máquina, haciendo al primero programable como un software, es un claro factor de deshumanización.

La idea de que la mejora de la humanidad se producirá esencialmente mediante innovaciones técnicas conduce inevitablemente al descuido del esfuerzo espiritual, moral, educativo y cultural.

La tendencia tecnocrática a la centralización del poder vuelve probable que unos pocos “superhombres”, enriquecidos por los beneficios de la tecnología, dominen a una masa de individuos débiles y deshumanizados.

La búsqueda transhumanista de la inmortalidad está destinada al fracaso, pero entretanto seguramente producirá grandes injusticias sociales debido al mal uso de enormes sumas de dinero.

Algunos transhumanistas pronostican distintos escenarios de guerra entre las máquinas y los hombres. Generalmente esos escenarios culminan en el total sometimiento o exterminio de la humanidad, para horror de algunos transhumanistas e indiferencia de otros, a quienes no les aflige la idea de que los hombres desaparezcan, superados por sus creaciones digitales.

Conclusión

Es indudable que el progreso tecnológico ha mejorado la calidad de vida; por ejemplo, mediante los avances de la medicina. Empero, la ambición del transhumanismo va mucho más allá de objetivos terapéuticos. No se trata de curar enfermos, sino de “mejorar” la especie subjetivamente. El transhumanista pretende una suerte de divinización por medios tecnológicos. En definitiva, hace un uso idolátrico de la ciencia. El peligro de una ciencia sin conciencia moral siempre existió, pero el transhumanismo lo exacerba, porque, bajo la apariencia de servir al hombre, trata de transformar al hombre mismo en un producto de la técnica. Visto más de cerca, no es un proyecto de emancipación, sino de esclavitud.

El transhumanismo es la última fase de la revolución anticristiana. Esta, después de haber distorsionado la religión, la política, la economía y la sociedad, apunta ahora al hombre mismo, visto como un proyecto indefinido, moldeable a voluntad.

Para responder a los desafíos planteados por el transhumanismo, es necesario reafirmar una visión correcta del hombre y de la tecnología. La respuesta adecuada no es rechazar el progreso, sino orientarlo hacia la verdad y el bien, evitando las promesas ilusorias del transhumanismo.


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2 comentarios

  
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El antropocentrismo, el engaño del liberalismo.
30/08/25 11:55 AM
  
anawim
Yo creo en Dios pero no creo en el transhumanismo.
Creo que lo del transhumanismo surgió de una noche de copas y de juerga.
Ellos lo que quieren más o menos es vaciar el contenido biológico humano para meter un continente tecnológico infrahumano, y que el resultado sea algo parecido a un robot humanoide, y esto es de una diarrea mental impresionante.
El Transhumanismo es una chapuza, no lo van a conseguir, el cerebro por ejemplo es super complejo, se podría llegar a mapear, pero no se puede quitar y poner como si fuera un playmobil, y de Genética yo creo que saben más bien poco por no decir nada. Nada de Genética nada de Neurofisiología... son unos nanocientíficos.
30/08/25 6:12 PM

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