Dennis Barton, La tradición clementina del Evangelio -10
Dennis Barton, La tradición clementina del Evangelio, edición de 2017
Capítulo 1. Redescubrimiento de la tradición clementina del Evangelio
Capítulo 2. El zigzag sinóptico y los dobletes
Capítulo 3. El origen del Evangelio de Marcos
Capítulo 4. El Evangelio de Marcos y Lucas-Hechos
Capítulo 5. Antijudaísmo en Mateo
Capítulo 6. La evidencia histórica temprana
Capítulo 7. Las liturgias (typicon o ustav) de las Iglesias orientales
Capítulo 8. La fuente Q y las profecías del Templo
Capítulo 10. El mundo romano
El mundo romano
La mayor parte de la literatura marcana parece estar escrita en un vacío histórico, por lo que es bueno que nosotros mismos recordemos el mundo real en el que vivieron los primeros cristianos. Los académicos clásicos han mostrado que textos tales como el de Homero podían ser diseminados muy rápidamente (CTP 49). El destacado académico clásico W. Walker ha señalado que los cristianos son afortunados cuando buscan sus raíces porque una civilización muy desarrollada existía en la época de Cristo. Walker hizo una observación interesante: “El escepticismo llamado ‘científico’ puede ser llevado fácilmente demasiado lejos. Las tradiciones antiguas han sido confirmadas a veces por la arqueología; los escritores antiguos a veces querían decir lo que dijeron y ocasionalmente incluso sabían de lo que estaban hablando. El escepticismo sobre el escepticismo es especialmente apropiado en el período desde el siglo I AC hasta el siglo II de la era cristiana, porque este es el período más culto, mejor informado y más seguramente fechable de la historia antes de los tiempos modernos… El Nuevo Testamento no podría haber sido escrito en un momento de mayor alfabetismo, educación o entendimiento (WW 126-127).”
El erudito inglés de las Escrituras C. H. Dodd escribió en 1972: “Seguramente es significativo que cuando los historiadores del mundo antiguo tratan a los Evangelios, no están muy impresionados por la sofisticación de la Redaktionsgeschichte [Historia de la Redacción] y manejan los documentos como si ellos fueran lo que profesan ser” (JATR 360). F. D. Gregory observa que los autores marcanos “tienen hambre de incertidumbre” (AD Nov. 1994, p. 15).
La ironía usada por estos autores es comprensible. Muy a menudo son los exegetas y los teólogos, con su “teología creativa", su amor por las teorías alemanas y su rechazo filosófico de lo sobrenatural, no los historiadores, quienes cuestionan la historicidad del Nuevo Testamento.
El Imperio Romano tenía un buen sistema de carreteras libre de asaltantes. Augusto (44-27 AC) había despejado a los piratas del Mediterráneo, de modo que las comunicaciones eran confiables y rápidas (CTR 4). El naufragio de Pablo fue una excepción. Normalmente tomaba diez días navegar de Roma a Palestina. De Roma a Antioquía y de Roma a Alejandría tomaba menos. Un viaje de Italia a España tomó 4-7 días (MP 226). En su libro Geografía, Estrabón (64 AC-19 DC) escribió que pescados del Mar de Galilea era preparados y salados en fábricas locales para ser exportados a Roma (CTJ 171-172). Herodes bebía vino italiano en su palacio de Masada (CTP 129).
Se enviaban cartas por correo y documentos valiosos por mensajeros contratados o servidores de confianza. La carta a los Colosenses (4:16) ilustra cómo los crestianos usaban el sistema de comunicaciones. Un Evangelio escrito recientemente podía ser copiado y llegar a manos de los líderes cristianos a través del Imperio en unas semanas. La suposición de que a las noticias e ideas les tomaba años viajar de una comunidad a otra no tiene base en los hechos.
Anualmente en Pascua grandes cantidades de judíos (probablemente 1-2 millones), incluyendo a aquellos que habían aceptado a Cristo como el mesías, viajaban a Jerusalén. La ciudad se convertía entonces en un centro de intercambio de noticias y en una colmena de chismes. La predicación de Jesús, sus milagros y la turbulencia que esto causó entre los judíos, junto con los pasos tomados para mantener la paz, habrían sido incluidos en los informes enviados por Poncio Pilato al emperador en Roma. En 150 DC, Justino Mártir dirigió La Defensa del Cristianismo al Emperador Antonino Pío. Él escribió:
“Ahora hay una aldea en la tierra de los judíos, a 35 estadios de Jerusalén, en la que Jesucristo nació, como podéis comprobar también en los registros de los impuestos bajo Quirino, vuestro primer procurador en Judea.” (JMA Apología 1:34).
Él prosigue escribiendo de la vida de Cristo, sus milagros y detalles de la crucifixión tales como el echado de suertes por su vestidura. Luego él agrega: “Y que él hizo estas cosas, lo podéis aprender de los Hechos de Poncio Pilato.” (JMA Apología 1:35). Más adelante enumera los tipos de Milagros que Cristo realizó. Para confirmación, escribe otra vez: “Y que él hizo esas cosas, lo podéis aprender de los Hechos de Poncio Pilato.” (JMA Apología 1:48).
Si estos informes de Quirino y Pilato no hubieran estado en los archivos romanos, Justino habría estado arriesgando su vida al sugerir esta acción al emperador. Los Hechos de Pilato no han sobrevivido a lo largo de los siglos. Un escrito con el mismo título apareció en el siglo V pero se ha descubierto que es espurio. Las referencias de Justino Mártir a estos informes oficiales no nos ayudan directamente a fechar los Evangelios, pero proveen una mayor comprensión del mundo romano bien organizado en el que los libros del Nuevo Testamento fueron compuestos.
Los marcanos no tienen ninguna evidencia de que los autores de los Evangelios y los Hechos vivieron sin contacto los unos con los otros en comunidades aisladas. No hay ninguna razón para pensar que los cristianos no vivían como los otros de su tiempo.
Arqueología
La teoría de la prioridad de Marcos estaba ganando apoyo lentamente durante los comienzos del siglo XIX, pero cuando Bismarck la impuso en las universidades alemanas se convirtió en una amenaza a la fe tradicional. En 1893 el Papa León XIII emitió la Providentissimus Deus para enfrentar “las dificultades y problemas que surgen del prejuicio de un racionalismo que se está difundiendo ampliamente” (DAS 6). Él pidió más investigación. Para ese entonces había habido sólo una o dos excavaciones en la Tierra Santa referidas al Nuevo Testamento (DAS 16).
La teoría de la prioridad de Marcos nació y fue incubada en el mundo cerrado de la academia alemana como existía hace más de 150 años. Desde entonces ha habido un progreso impresionante en la investigación arqueológica y en la comprensión de las lenguas antiguas. Este avance amplio ha transformado la escena. Dos sitios arqueológicos han incrementado particularmente nuestro conocimiento.
Desde 1902 un montículo en Oxyrhynchus en Egipto ha sido excavado gradualmente. Los hallazgos muestran que un griego popular tosco (koiné) era usado ampliamente en la época de Cristo. Los académicos de los siglos XVIII y XIX, que esperaban que todo el Nuevo Testamento estuviera en griego clásico, estaban por lo tanto en un grave error al tratar al Evangelio de Marcos como si estuviera en un “mal griego” o un “griego degenerado” (SNTW 159). El muy usado griego koiné no literario, como era usado por las clases bajas, provee el escenario para el griego de Marcos cuando él estaba registrando las charlas de Pedro.
En 1946, una gran colección de textos gnósticos fue encontrada en Nag Hammadi, también en Egipto. Esta colección ha confirmado la credibilidad de información provista por Ireneo (IDU, página inicial).
La arqueología está constantemente aclarando y confirmando los primeros escritos cristianos. Por ejemplo, no era exactamente claro lo que Papías trataba de decir con las palabras: “Marcos no se equivocó en absoluto cuando escribió ciertas cosas justo como las había registrado… Pero Mateo compuso los dichos en estilo hebreo: pero cada uno los registró como pudo". Esto tiene sentido ahora que sabemos que Marcos fue capaz de usar taquigrafía griega, pero que tal herramienta no estaba disponible aún entre los hebreos. Papías estaba enfatizando la exactitud absoluta de Marcos en comparación con algunos reportes de la predicación oral de Mateo.
Novela histórica
Aunque una novela histórica no debe ser tratada como un libro de historia, el éxito de tal novela depende de que el autor dé vida a los eventos históricos. Para hacerlo, es importante mantener aceptable el trasfondo histórico para los lectores previstos. Los Hechos de Pedro fueron publicados en torno al 180 DC (AP). En esta novela encontramos una contienda entre Pedro y Simón el Mago, que es mencionado en Hechos 8:9-24.
La novela también cuenta la historia de Pedro teniendo que huir de Roma después de un sermón sobre la castidad y, cuando Pedro se encuentra con Jesús, Jesús pregunta a Pedro a dónde va (Quo Vadis?). Pedro se avergüenza y vuelve a Roma, donde es crucificado con la cabeza para abajo. Sabemos por otras fuentes que esta forma de crucifixión se usaba en esa época (CTJ 210). Así el autor mantenía a su novela cerca de hechos históricos creíbles.
En el Capítulo 20 de la misma novela, leemos que Pedro entra a la casa de Marcelo y encuentra que están leyendo un pasaje del Evangelio (videt evangelium legi). El pasaje estaba describiendo la Transfiguración. Pedro toma el pergamino del lector, lo enrolla y procede a mostrar cómo deberían ser predicadas las “Sagradas Escrituras de nuestro Señor” (qualiter debeat Sancta Scriptura Domini nostri pronuntiari). Diciendo “Lo que nosotros hemos escrito en Su gracia", él entonces comienza su propio sermón sobre la Transfiguración de memoria (CTP 170-172, AP 6:1).
Esta historia viene de una novela histórica, no de un libro de historia, pero es interesante que el autor diera por sentado que sus lectores aceptarían que al menos un Evangelio escrito estaba en amplia circulación mientras Pedro vivía. Esto fecha al menos uno de los Evangelios antes del martirio de Pedro en 64 DC. La lectura podría haber sido de Mateo, Lucas o Marcos. Podemos conjeturar que la palabra “nosotros", puesta en la boca de Pedro, indica que el autor entendió que Pedro contribuyó a la historia de la Transfiguración de Mateo, que escribió primero.
Copyright ©; Estate of Dennis Barton & Mark Alder 2017.
Traducido del inglés al español por Daniel Iglesias Grèzes con autorización de Mark Alder.
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