Marie Antoinette, “el caballero Adams”
Divorcio en puerta
En la gloriosa serie de heroínas de las guerras de La Vendée, otro caso no menor, fue el de Marie Antoinette Pétronille Adams, más conocida como el “caballero Adams”, donde se entremezcla la venganza y el desacuerdo conyugal junto a la fidelidad al rey y el amor a Dios.
Nacida en 1763 en un hogar humilde de Chantonnay, fue protegida por la noble familia Lespinay que le otorgó la dote para poder casarse con un comerciante de Puybelliard llamado Lainé. El matrimonio de Marie Antoinette marchó mal desde el principio, debido a las diferencias entre los cónyugues, que la Revolución acentuó y el levantamiento hizo patentes…
En efecto, cuando estalló la insurrección en marzo de 1793, la discordia fue completa y terminó rebalsando el vaso. Lainé se reafirmó “patriota republicano” y su esposa “católica monárquica”. Su marido, viendo los avances y éxitos vendeanos, temió pagar caro sus dichos públicos en favor de la Revolución, y abandonó el hogar alistándose en el ejército republicano de Roynard. Se sabe que participó en la toma de La Rochelle donde los azules quedaron como dueños y señores del lugar.

Las amazonas de la Vendée
La estrella del pastor por Jules Breton. 1887
Por pedido de la marquesa Victoire de La Rochejaquelein, Renée publicó sus Memorias en 1814, durante la restauración monárquica. El breve relato de sus aventuras, tan extraordinario como vivaz no tiene desperdicio y atrapa desde el primer instante, por no decir en cada párrafo, al provenir de una “excombatiente” de rústica simplicidad, que, si bien deja entrever alguna que otra inexactitud o incluso probables exageraciones que parecerían rozar el límite de la leyenda, es una genuina fuente histórica de primera mano que no debe ser descartada. Después de todo, sus líneas, desprovistas de cualquier artificio de estilo, fueron publicadas tal cual ella las transmitió, hasta con faltas de ortografía, respetando el mínimo detalle de su original impronta. A lo largo de sus páginas, fluye un relato apasionante marcado por una sincera lealtad, propia de quien no está atada a los bienes de este mundo sino más bien a los de la Jerusalén Celeste.
