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5.03.17

Este es el futuro que los liberales quieren

Por Enrique de Zwart

La escena en un subterráneo de Nueva York se viralizó rápidamente. El drag queen sentado junto a la mujer del niqab.

¿Por qué esta foto pone el dedo en la llaga? Desde la perspectiva cristiana tradicional uno (¿o es una?) representa la degeneración de nuestra cultura de siempre, mientras que la otra representa su reemplazo por una antagonista. Los progres celebraron la imagen como una representación exacta de su ideal. El liberalismo es una enfermedad grave pues ataca el sistema inmunologico de la sociedad.

La BBC fue a Nueva York para entrevistar a la gente y preguntar qué pensaban de la imagen. Y resulta que los liberales realmente quieren este futuro de fanatismo religioso alienígeno y desviación sexual descarada – incompatibles uno con el otro. Todo el mundo en el video de la BBC, probablemente seleccionado, sostiene que esto es normal y maravilloso. Nos alientan a “celebrar” esta diversidad ya que hace a “occidente” único. Bueno, en eso estamos de acuerdo. Y si no nos sobreponemos, con ayuda de Arriba, “occidente” será en el futuro estudiado por arqueólogos chinos como un extraño caso de suicidio civilizacional asistido.

Enrique de Zwart

para…

www.quenotelacuenten.org

 

15.02.17

Libertad en tiempos de la Matriz Cultural (de un lector)

Reproducimos aquí el artículo de un padre de familia, seguidor del sitio.

Que no te la cuenten…

P. Javier Olivera Ravasi


Libertad y Tiranía. Hace muy poco el sitio de noticias Actuall publicó un artículo sobre la actitud de Trump al desobedecer todo mandato del sistema cultural dominante, lo políticamente correcto. Señalando los vicios del electo presidente de EEUU, hace una analogía con Constantino, el emperador pagano que se convirtió al Cristianismo y comenzaría luego la base política de lo que fue nuestra civilización occidental.  El artículo es muy interesante porque en el fondo, señala un tema clave: nuestra libertad para expresarnos hoy.

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12.02.17

La última Misa de Lamennais. El fin de una apostasía

Segunda y última entrega de un breve y magnífico texto de Hugo Wast.

Que no te la cuenten…

P. Javier Olivera Ravasi


A mano izquierda, en el camino de Diñan a Comburg (Francia), había hasta no hace mucho un bosque de castaños, por entre cuyos bronceados troncos divisábanse las paredes blancas de una capilla.

La casa antigua, edificada sobre las ruinas de un castillo feudal, es la famosa Chenaie («el Encinar»), donde Lamennais escribió algunos de los libros que lo hicieron llamar «el último Padre de la Iglesia», y también las Palabras de un creyente, que provocaron su definitiva ruptura con Roma.

En esa capilla y ese altar, hace de esto un siglo, en la Pascua de 1833, celebró su última misa. Ese día, bajo la dulce primavera bretona, y sin que lo advirtieran los sencillos paisanos que asistían al santo sacrificio, comenzó la más honda tragedia espiritual del siglo XIX, cuya última escena sería aquella lágrima misteriosa que corrió por las mejillas del apóstata moribundo.

En el artículo anterior, al referirnos a la primera misa de Lamennais, hemos contado que se ordenó cediendo al imprudente celo de dos amigos sacerdotes, y que sintió el horror de su falta de vocación desde que sus manos quedaron consagradas in aeternum, ¡hasta la eternidad!

Releamos su carta desgarradora al abate Juan, su hermano, días después de ordenarse:

«Soy extraordinariamente desgraciado… No hago reproches a nadie… Hay destinos inevitables; pero si yo hubiera sido menos débil y confiado, mi posición sería muy distinta. En fin, lo mejor que puedo hacer es dormirme al pie del poste en que han remachado mi cadena».

Celebró su primera misa en marzo de 1816, y la última en 1833.

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11.02.17

La primera Misa de Lamennais. Un sacerdote apóstata

En tiempos en que la Iglesia sufre a causa de algunos teologuillos de escritorio que, lejos de transmitir la Fe de la Iglesia intentan congraciarse con el mundo, recordé la lectura de dos opúsculos que el gran Hugo Wast (Gustavo Martínez Zuviría) nos legó sobre el tema.

Se trata de una recreación literaria de la primera y la última Misa del apóstata francés, Felicité de Lamennais.

Porque muchos no deberían haberse ordenado de sacerdotes nunca. Y otros, deberían dar cuenta a Dios por haber forzado vocaciones.

Para reflexionar…

Que no te la cuenten…

P. Javier Olivera Ravasi

LA PRIMERA MISA DE LAMENNAIS(1) 

Hugo Wast 

 

En esta Pascua de 1933 se ha cumplido silenciosamente el primer centenario de un drama que fue en su tiempo famoso, y que el mundo ha olvidado ya: la última misa de Lamennais.

Drama espiritual, que tuvo por teatro una conciencia, por actor la voluntad de un hombre, y por único espectador a Dios.

¿Qué sentimientos sacudían las entrañas del infortunado sacerdote, cuando por última vez ascendió la grada de su pobre altarcito de la Chesnaie, revestido de los ornamentos de la Pascua? ¿Cómo latía su corazón cuando su mano marcada in aeternum por el sacerdocio consagró el pan y el vino, convirtiéndolos en el cuerpo de Cristo?

¿Había ya dejado de creer que la hostia, que luego alzaron sus manos trémulas, era la substancia de Dios, y que la copa contenía real y verdaderamente la sangre del Hijo de Dios?

¡No! Aquella alma grande y trágica nunca se habría rebajado a la comedia de celebrar una misa si no hubiese creído que detrás de las solemnes palabras latinas hoc est enim corpus meum, se realizaba el milagro que hace arrodillarse hasta a los ángeles en lo profundo de los cielos.

Lamennais creía ciertamente, pero su fe estaba ya herida en la raíz.

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28.11.16

La usura como pecado contra natura (2/2)

Enrique de Zwart

Con usura se peca contra la naturaleza,

Será tu pan como un harapo

Será tu pan seco como el papel,

No habrá abundante cosecha, ni harina fuerte…

Usura es un parásito
mella la aguja en manos de la doncella
y paraliza el talento del que hila


Usura mata al niño en el útero
Contra naturam
Trajeron putas a Eleusis[1]
Sientan cadáveres a su banquete
por mandato de usura.

Canto XLV. Con usura, Ezra Pound

 

 

Precio justo

Sin caer en los errores comunistas es necesario algún tipo de sindicato, o una forma efectiva de protección a los trabajadores. De lo contrario los salarios terminan por el piso y la economía naufraga como ocurrió en Florencia en del siglo XV. El capitalismo fuera de control se apropia de la plusvalía en su totalidad llevando al trabajador a la miseria con salarios por debajo de la subsistencia. ¿Cómo se sabe cuándo se cruzó ese umbral? Cuando la clase trabajadora declina debido a no poder mantener una familia, que es precisamente lo que ocurrió en la Florencia de aquel entonces. Los Medici terminaron por matar la gallina de los huevos de oro. Poder mantener una familia es el último criterio para una sociedad exitosa y justa.

Notamos aquí que importar trabajadores mediante inmigración masiva, como ocurre ahora en EEUU y Europa occidental, es otra treta del capitalismo especulativo (y de gobiernos liberales/masones anticristianos con intenciones de ingeniería social). Esto también ayuda a explicar el triunfo de Trump y la popularidad de Le Pen, Orban y tantos otros. Es un hecho que en varios países occidentales la población nativa está disminuyendo bajo la presión de la inmigración musulmana y sus efectos en el mercado laboral.

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