El Evolucionismo (P. Dr. Carlos Baliña)

EL EVOLUCIONISMO

Carlos Baliña

Licenciado en Física (Univ. de Bs.As.); Magister en filosofía (Univ de Barcelona)

(Artículo enviado al blog por el autor)

El propósito del presente trabajo es realizar un examen crítico de la teoría de la evolución desde las ciencias particulares y la filosofía. Como veremos el juicio va a ser negativo con respecto al evolucionismo tal cual nos lo presentan los medios masivos de comunicación e inclusive la comunidad científica internacional. Comenzaremos por exponer en forma breve la doctrina evolucionista.

Sabemos que el origen esta teoría se remonta al siglo XIX cuando en el año 1859 un naturalista inglés, Charles Darwin, luego de un viaje alrededor del mundo en la corbeta Beagle escribió un libro que causó realmente una conmoción extraordinaria en el campo de las ideas: E1 origen de las especies. Darwin pretendía en ese libro dar una explicación racional y natural al origen de todos los seres vivientes sobre la faz de la tierra, tanto los vegetales como los animales. Darwin postulaba un mecanismo por el cual habrían aparecido todas las especies vivientes: lo llamó selección natural. Él llegó a esta idea de selección natural partiendo de la observación del modo en que procedían los criadores de ganado en su Inglaterra natal. Observó como los criadores de ganado bovino, equino, etc., por medio de cruzas convenientemente elegidas habían logrado una gran variabilidad dentro de las especies. Si uno piensa por ejemplo en los perros, por medio de cruzas convenientemente elegidas uno puede obtener desde un chihuahua hasta un gran danés, y toda la variedad de razas distintas que conocemos. En consecuencia Darwin postuló que la naturaleza obra como un gran “criador”, no “creador”: a la manera de los “gentlemen farmers” ingleses, la naturaleza también había perfeccionado características de los individuos hasta lograr la diversidad de especies diferentes que conocemos actualmente.

En consecuencia Darwin ideó un concepto nuevo, que trajo muchísima cola desde todo punto de vista: el de supervivencia del más apto. La naturaleza favorecería el desarrollo de los caracteres propios de los individuos más aptos. Todos tenemos alguna idea de este concepto pues ha sido divulgada de todas las formas posibles por los medios de comunicación. En la lucha por la supervivencia, por ejemplo, la gacela más rápida va a sobrevivir frente al acecho del león; a su vez, esa gacela más rápida transmitiría su rapidez a sus descendientes. Y lo mismo con cualquier tipo de ser vivo: el más apto en la lucha por la supervivencia transmitiría esa aptitud (fitness) a su descendencia. Con el correr de millones y millones de años, o sea un tiempo suficientemente prolongado, pequeñas divergencias irían amplificándose hasta producir todos los seres vivos que conocemos en la actualidad. La selección natural sería entonces el mecanismo por medio del cual aparecerían los seres vivos.

Pero Darwin no tenía suficiente base biológica para hacer estas afirmaciones. Sin embargo, paralelamente a sus investigaciones tiene lugar  un descubrimiento revolucionario: el de las leyes de la herencia, realizado por un monje agustino checo, el Padre Gregorio Mendel, quien entre 1856 y 1864 descubre las leyes de la herencia, o sea la forma en que se transmiten los caracteres específicos de los progenitores a su descendencia. Sabemos que el descubrimiento del Padre Mendel cayó en el olvido durante décadas, pero fue redescubierto y afortunadamente se le dio, mucho tiempo después, el crédito por el mismo. Él realizó sus investigaciones cruzando guisantes, o sea porotos.

Por fin, ya en pleno siglo XX, entre 1930 y 1940 surge la teoría definitiva de la evolución, llamada neodarwinista o sintética. Neodarwinista pues es un perfeccionamiento de la teoría original de Darwin, adjuntándole los descubrimientos de la genética moderna. Sintética por tratarse del resultado de la síntesis de dos ideas fundamentales: la selección natural y la genética moderna.

¿Cuáles son los dos pilares básicos de esta teoría neodarwinista o sintética de la evolución? Uno, la selección natural, que le debe a Darwin, y el otro es, diríamos, el motor de la evolución, lo que da su razón de ser a todo el proceso: las llamadas mutaciones aleatorias. Se descubrió, a raíz de las investigaciones de la genética que dentro del ser vivo, en lo más íntimo de él, se producen pequeños cambios o mutaciones; mutar es cambiar. Y esos cambios son aleatorios, o sea al azar. Cambios al azar que se van dando dentro del ser vivo, y que la selección natural, a modo de criba, iría filtrando, seleccionando.

No estaría de más hacer un pequeño dibujo para dar una idea más acabada acerca del modo en que se transmite la información genética. Los seres vivos están compuestos por células; éstas a su vez tienen una membrana, un citoplasma y un núcleo. Dentro del núcleo hay unos corpúsculos llamados cromosomas. Estos cromosomas están formados por una substancia llamada ácido desoxirribonucleico, o ADN. Este ADN es una gigantesca macromolécula gigantesca en términos moleculares) de varios millones de peso atómico, de forma espiralada; una doble hélice, cuyos tramos se denominan genes. Estos genes contendrían toda la información necesaria para, a partir de una única célula original o huevo, generar al individuo completo.

Pues bien, en la división celular, este ADN se autoduplica: la doble cadena se separa y cada mitad produce una réplica exacta de sí misma. Luego se produce la división del núcleo y por fin de la célula. Ahora bien, al producirse dicha autorreplicación del ADN pueden producirse errores de copia, por diversas causas: substancias químicas, radiaciones, e inclusive el azar mismo. Ese error de copia, obviamente pasa a la nueva célula, que a su vez se dividirá y transmitirá dicho error, y así sucesivamente. Si dicho error de copia afecta a una célula germinal, la variación se transmitirá a la descendencia. En consecuencia, este mecanismo podría ir produciendo la variación de las especies a lo largo del tiempo, y la selección natural obraría a la manera de filtro o criba de todo el proceso, haciendo que aquellas mutaciones que no sirven para nada desaparezcan: por ejemplo, una mutación que hiciese al animal más lento, provocaría la desaparición de dicha estirpe. A su vez, una mutación que permitiese al animal desarrollar una habilidad que lo hiciese más apto en 1a lucha por la supervivencia, atravesaría la criba de la selección natural y se perpetuaría en su descendencia que estaría más capacitada para sobrevivir.

Esta es, palabras más, palabras menos, la teoría de la evolución tal cual se la enuncia comúnmente en los ámbitos científicos y educacionales. La teoría no es más que lo que hemos explicado. Veamos ahora dos implicancias directas de la teoría.

En primer lugar, implica la idea de cambios lentos y graduales, regidos sólo por el azar, o sea la casualidad. Darwin hace así suya la antigua frase “natura non facit saltus“, o sea, la naturaleza no da saltos. Y aquí queremos realizar una precisión terminológica muy importante para que se entienda bien de qué estamos hablando, pues en este tema de la evolución hay una tremenda confusión semántica, un malentendido de base que complica todas las cosas. Cuando decimos que vamos a criticar la teoría de la evolución, es muy posible que en la mente del lector surja la siguiente cuestión: ¿cómo se va a criticar la evolución si ésta es un hecho? ¿Acaso no se comprueba empíricamente que los seres vivos han ido apareciendo en grados de complejidad creciente con el correr del tiempo? ¿Cómo vamos a negar esto? Pues bien, eso no es la evolución. Si vamos al caso, en la Sagrada Escritura, en el libro del Génesis, se nos habla acerca del modo en que Dios va creando todos los seres vivientes en grados de complejidad creciente con el correr del tiempo; y si uno interpreta la palabra hebrea yom que aparece en el relato bíblico, no como día sino como período indeterminado de tiempo, o si interpreta con San Agustín que los días son días de ángeles. Desde ese punto de vista, el Génesis sería evolucionista.

Pero no estamos hablando de eso. Cuando se habla de evolución, en realidad se está hablando de una interpretación causal de los hechos. No se está hablando de los hechos, o sea que los seres vivos han aparecido en forma crecientemente compleja con el correr del tiempo; algo por otra parte perfectamente lógico, pues antes de que haya plantas debe haber minerales, y antes de que aparezcan los animales debe haber plantas que les sirvan de alimento: la naturaleza va como apoyándose en los reinos inferiores antes de que aparezcan los superiores, se “apoya” en una base firme para ir construyendo la escala natural, los seres superiores “piden” la existencia de los seres inferiores. Pero eso no es el “hecho” de la evolución sino que ésta consiste en una interpretación causal de dichos hechos, o sea la pretensión de explicar cómo se produjeron. Y lo que el evolucionismo pretende en realidad es lo siguiente: explicar la aparición de todos los seres vivos en grados de complejidad creciente con el correr del tiempo por la sola acción de las fuerzas físico-químicas, puramente materiales, “guiadas” por el azar. O sea, el materialismo más puro y más crudo que se pueda pensar. Y esto es precisamente lo que vamos a tratar de impugnar, mostrando que es algo absolutamente falso.

Repitiendo lo dicho, el hecho de la aparición sucesiva de todos los seres en grados de complejidad creciente no es el “hecho” de la evolución, sino que ésta consiste en una interpretación causal de dichos hechos. Y cuál es la causa de la aparición de todos los seres vivos: la sola acción aleatoria de las fuerzas materiales.

Otra aclaración que debemos hacer. En general se presenta el evolucionismo diciendo que el hombre desciende del mono. Vamos a hablar muy al pasar del tema del hombre por una razón muy simple: la crítica que voy a realizar se referirá al evolucionismo en bloque. Si demuestro que el evolucionismo tal cual se nos lo presenta es falso, o sea que no es posible explicar la aparición de ningún ser vivo por la sola acción de las fuerzas físico-químicas al azar, el caso del hombre es simplemente un caso particular ya refutado, con el agravante de que en su caso estaría implicado algo de otro orden, como la aparición de la espiritualidad.

Y aún debemos hacer otra salvedad. El evolucionismo es una teoría científica única, en el siguiente sentido. Supuestamente, el paradigma científico, a partir de Galileo, se basa en la constatación de hechos, en su repetición en condiciones de observabilidad óptimas, en la medición de propiedades de los mismos de tal modo de poder expresar leyes referidas al comportamiento de lo que se está estudiando. Pero es básico en el paradigma científico moderno,  el hecho de poder repetir en el laboratorio aquel suceso que se está estudiando. Pues bien, en la teoría evolucionista esto es imposible, pues se trata de que estudiar un fenómeno que ya ha ocurrido. Nunca nadie vio evolucionar una especie. El fenómeno, si ocurrió, fue hace millones de años; no se lo puede constatar,  medir aquí y ahora.  O sea que, esto  establece una enorme diferencia con respecto a cualquier otra teoría científica. Por ejemplo, podemos constatar la teoría de la gravitación arrojando objetos y midiendo el tiempo que tardan en caer, por ejemplo. Es esencial a la ciencia moderna la así llamada repetitividad. En la teoría de la evolución esto es imposible; lo más que se puede hacer es, a posteriori,  analizar los rastros que los seres vivos dejaron en las capas geológicas, realizar estudios genéticos con las especies actuales, pero no constatar el hecho mismo del surgimiento de las especies.  El modo en que se produjo la aparición gradual de los seres vivos, no lo tenemos delante de los ojos. Es decir que la teoría de la evolución darwiniana consiste básicamente en inferencias totalmente indirectas, sobre hechos imposibles de constatar directamente.

Alguien podría objetar que algo similar ocurre con el modelo del Big Bang. Sí y no. Es cierto que este modelo se asemeja a la teoría de la evolución en que también versa sobre un origen, en este caso el del universo mismo. Y por consiguiente reposa en una cantidad de pruebas indirectas dado que ningún ser humano estuvo presente en el momento inicial. Y en consecuencia es altamente especulativo, sin que puedan aseverarse a ciencia cierta más que ciertas pautas muy generales, aunque fundamentales. Pero una diferencia importante es que varios de los procesos físicos fundamentales del modelo del big Bang pueden verificarse aquí y ahora, tanto a nivel de la mecánica cuántica como a nivel de la astronomía extragaláctica a gran escala, dado el efecto tipo “túnel del tiempo” que la velocidad finita de la luz opera en las observaciones a grandes distancias. Y sobre todo, que conciernen a la materia inanimada, lo que marca una diferencia, esta sí esencial, con una teoría que versa nada menos que con el origen de la vida y las especies de seres vivientes.

Alguien podría todavía objetar que las mutaciones las podemos experimentar en los laboratorios. Sí, pero resta demostrar que las mutaciones producen los cambios evolutivos . . . y eso es lo que hay que demostrar, no postular, bajo pena de caer en una falacia de “petitio principii”. Más abajo estudiaremos en detalle esta supuesta relación entre las mutaciones y los cambios específicos. De todos modos debe concederse que ambos modelos son altamente especulativos, mucho más de lo que se comunica al gran público.

 Vamos a proceder a realizar una crítica multidisciplinaria de la teoría de la evolución, tal como la hemos expuesto.

 

Paleontología:

 

 En primer lugar, analizaremos la teoría desde el punto de vista de la paleontología, es decir la ciencia que estudia los fósiles, o sea los restos que los seres vivos han dejado en las diferentes capas geológicas de la superficie de la tierra para luego datarlos, es decir ubicarlos cronológicamente. Es evidente, que la paleontología tiene mucho que decir y aportar a la teoría de la evolución, puesto que se trataría de algo así como la radiografía del proceso de la evolución. Darwin mismo, en su época, reconocía que la ciencia paleontológica no apoyaba su teoría. Pero él esperaba un apoyo futuro: como esta ciencia estaba en sus orígenes, con el tiempo debía progresar y aportar las pruebas definitivas a la teoría darwiniana. En consecuencia, Darwin ideó un concepto que luego se hizo famoso, el de eslabón perdido.

Vamos a apoyar la exposición con un dibujo. En una de las páginas de su obra La evolución de las especies, Darwin presenta un dibujo muy parecido a éste.

 

Esto sería algo así como el árbol genealógico de todos los seres vivientes; en el eje vertical tenemos la flecha del tiempo, creciente hacia abajo. El gráfico representa entonces cómo a partir de un antecesor común habrían ido apareciendo, en forma ramificada, las diversas especies por selección natural, hasta dar lugar a todos los seres vivos. Darwin pretendía que la paleontología apoyase esta plasmación por medios gráficos de su teoría.

            Nos preguntamos ahora qué es lo que encuentra la paleontología aquí y ahora, teniendo en cuenta su notable avance desde el tiempo de Darwin hasta nuestros días. El gráfico que resulta es el siguiente:

En vez de un árbol, ramas independientes unas de otras. La línea punteada indica un hecho de la mayor importancia sucedido hace quinientos treinta millones de años, al comienzo de la llamada era cámbrica. De quinientos treinta millones de años para atrás en el tiempo sólo se encuentra en los registros paleontológicos seres unicelulares, algas, esponjas, o sea seres muy primitivos; mientras que del cámbrico para acá aparecen de repente todos los grandes tipos o phyla de seres vivientes: artrópodos, celenterados, espóngidos, cordados, etc. O sea que, en una exigua ventana de cinco millones de años de diferencia para atrás o para adelante en el tiempo[1], aparecen todos los tipos de seres vivientes que conocemos en la actualidad, diferenciados y desarrollados, sin conexiones de unos con otros por medio de supuestos eslabones perdidos. Y lo mismo ocurre en la era secundaria, en la era terciaria, o sea apariciones explosivas de los seres vivos. No aparecen los así llamados anillos de conjunción o eslabones perdidos entre especie y especie. El gradualismo que la teoría de la evolución pide no se encuentra en los registros fósiles.

            Esto es tan así que un biólogo, Stephen Gould, salió por así decir, al rescate de la teoría, postulando el llamado “equilibrio puntuado”. Él dice que hay momentos de detención o de desaceleración de la evolución y momentos de gran impulso o de gran aceleración en los cuales de repente aparece la gran diversidad. Obviamente que esto es un intento de explicar el segundo gráfico, o sea lo que se encuentra en la realidad. Ahora bien, si acabamos de decir que por su misma naturaleza la evolución es lenta, gradual y por acumulación de pequeños cambios a lo largo de eras y eras, ¿cómo se condice esto con el equilibrio puntuado? La respuesta es obvia: no hay compatibilización posible. Inclusive, algunos han hablado de evolución en explosión, lo que es una contradicción en los términos: sería algo así como hablar de un círculo cuadrado, o un móvil inmóvil, pues la evolución, repetimos, implica de por sí cambios lentos y graduales. El fuerte de la teoría, aquello que sobre todo cautiva la inteligencia, es la confianza en que la acumulación a lo largo de inmensos períodos de tiempo de pequeños cambios producirá finalmente las grandes diferencias que notamos entre las especies de seres vivientes. Pues bien, en la realidad se observa el fenómeno opuesto: la carencia universal de transiciones graduales entre los fósiles.

Pongamos un ejemplo concreto; es un lugar común en los libros de biología el presentar la transición gradual de los ancestros del caballo: eohippus, mesohippus, archaeohippus hipparion, etc., hasta llegar al equus, o sea el caballo actual. En realidad, éste es un árbol genealógico que se hizo a fines del siglo XIX, armado por así decir para confirmar la hipótesis evolucionista; las versiones modernas de dicho árbol no tienen nada que ver con esa continuidad lógica de dicho árbol: en vez de poder ubicar los fósiles a la manera de un árbol, lo que se encuentra es algo así, es decir la expresión de la imposibilidad de conectar unas especies con otras.

Hay otra objeción más sutil. Si la  hipótesis  darwiniana fuese verdadera, el orden secuencial de aparición de los seres vivos sería el siguiente: primero los individuos, luego las especies, los géneros, los órdenes, las clases, y por fin los tipos, o sea la clasificación en orden ascendente. A partir de un individuo y sus variaciones sucesivas, al final del proceso aparecerían los phyla, los grandes troncos, las grandes diferencias organizativas. Nuevamente, lo que se encuentra es exactamente lo contrario: los phyla aparecen desde el comienzo y las especies al final; hay variaciones bruscas, explosivas de seres completamente distintos, imposible de conectar causalmente. Inclusive, no aparecen nuevos tipos después de la era cámbrica. Este hecho que recibe el nombre técnico de sucesión de los taxa en sentido involutivo, es una objeción realmente fuerte y contundente.

 

Genética:

Echemos un vistazo a la  genética. Supuestamente esta disciplina sería la rama de la biología que permitiría comprobar in situ esta cuestión de las mutaciones aleatorias. De inmediato se presentan fuertes objeciones. Por ejemplo: ¿cuál es el animal más utilizado por los genetistas en sus experimentos? La mosca drosophyla o mosca de la fruta, verdadero caballito de batalla de la genética contemporánea, por su facilidad para mutar y el tiempo relativamente breve de sus generaciones- unos 15 días. Así se han logrado mutantes de todo tipo de esta especie: moscas con alas, sin alas, sin patas, con ojos, sin ojos, etc. Pues bien, resulta que se conservan en bloques de ámbar moscas de la fruta de hace decenas de millones de años, con la particularidad de ser idénticas a las moscas que conocemos hoy en día. La pregunta que surge inmediatamente es: ¿cómo puede ser que un animal que muta con tanta facilidad pueda permanecer idéntico a sí mismo durante millones de años? Esto es lo que se conoce como pancronismo, o fósiles vivientes. Es famoso el caso del celacanto. Éste era un pez primitivo del cual se conservaban sólo restos fósiles de hace unos ciento cincuenta millones de años. Cuál habrá sido la sorpresa de los naturalistas cuando en 1938 se pescó un celacanto vivo frente a las costas de Madagascar, idéntico a los restos fósiles que se conservaban. ¿Cómo puede ser esto posible si las mutaciones aleatorias se acumulan en forma necesaria a lo largo del tiempo? No hay explicación desde la teoría evolucionista, porque debemos remarcar que las mutaciones se producen necesariamente, son como un dato esencial de la realidad de los seres vivientes.

Veamos ahora otra objeción. Es necesario señalar el siguiente sugestivo hecho: nunca nadie vio mutar una especie. Por ejemplo, la mosca de la fruta ha sido alterada de todas las maneras posibles y sin embargo nunca dejó de ser una mosca de la fruta, nunca cambió la especie. Por supuesto que hay variabilidad dentro de las especies, las cuales no deben ser concebidas como una línea a la manera de los gráficos que hemos hecho, sino más bien como una banda: así las especie perro incluye variaciones individuales que van desde un chihuahua hasta un gran danés. Existe lo que podríamos llamar microevolución, o sea el despliegue a lo largo del tiempo de la riqueza contenida potencialmente en la especie. Pero las especies entre sí no se mezclan ni se dan saltos de una a otra. Existen los híbridos, o sea la cruza de individuos de especies morfológicamente cercanas. Si se cruza un caballo con un burro se obtiene la mula; mas ¿cuál es la cría de la mula? La mula no tiene cría pues es sabido desde la antigüedad que los híbridos son estériles. Inclusive al cruzar individuos dentro de la misma especie, llega un momento en que se tocan los límites de la variabilidad: si cruzo perros, podré obtener uno tan pequeño como un chihuahua, pero no más allá; no puedo obtener un perro del tamaño de una ardilla, así como no puedo obtenerlo del tamaño de un elefante. Rápidamente luego de un cierto número de cruzas se llega a los límites específicos, infranqueables.

Además, desde hace unos quince años a esta parte, ha ido ganando posiciones en la genética la así llamada teoría neutralista, que afirma que las mutaciones no son selectivas, o sea que no producen cambios apreciables en las especies, sino que son o neutras o directamente perjudiciales y letales para el individuo y la especie.

Pasemos ahora a analizar una cuestión que mencionamos anteriormente, al exponer los fundamentos de la teoría evolucionista, y de la cual depende toda la doctrina. Dijimos que los genes contendrían toda la información necesaria para, a partir de una única célula embrionaria original o huevo, generar al individuo completo; pues bien, eso no es verdad. Lo que se sabe positivamente es que a cada gen le corresponde una proteína: cada gen contiene la información necesaria para que la maquinaria celular sintetice las proteínas constitutivas de las células a partir de moléculas orgánicas más simples. Y nada más. Dónde se encuentra el plan, la información para que las proteínas constituyan células, las células formen tejidos, los tejidos formen órganos, los órganos formen aparatos y sistemas, todo interconectado tanto desde el punto de vista estático como dinámico, todo esto remarcamos, es un misterio, y la biología actual carece de respuesta. Lo que sí se sabe es que dicha información no se encuentra en las pocas decenas de miles de genes que constituyen el ADN de los seres vivos. Para que se tenga una idea, en el año 2001 se logró descifrar el genoma humano completo y se comprobó que el hombre tiene en su ADN 30.000 genes. ¿Cuántos genes de diferencia tiente el hombre con el ratón? Sólo 300, o sea el 1% del total; Es decir que a escala genética, el hombre sólo se diferencia en un 1% del ratón. Esto quiere decir que lo significativo en un ser vivo no se encuentra formalmente en el aspecto genético. En una comparación simplificada, el ADN sólo me da la información para producir los ladrillos del edificio; otra cosa muy diferente es saber dónde se encuentran los planos de la construcción.

Y la cuestión es todavía más compleja: se sabe actualmente que lo fundamental para que las proteínas cumplan su función específica no es tanto su composición química cuanto su forma tridimensional, y esta forma no viene dada por la información a nivel del ADN,la cual sólo codifica la secuencia de aminoácidos de la que se compone la proteína,  sino que se debe a la torsión que sobre ella ejerce la misma maquinaria celular: o sea que es la célula misma la que conforma a la proteína. Y esta información no está en el ADN.

Además, un tema fundamental de estudio en estos momentos en biología molecular es el de la expresión de los genes, o sea el modo en que se van activando los mismos para producir proteínas. Como es de suponer, según la lógica de lo que vamos diciendo, es la misma célula la que va realizando esto, por mecanismos muy poco conocidos en la actualidad. De más está decir –o no, que la regla es no comunicar al gran público el desconocimiento imperante en todas estas cuestiones fundamentales: como dice el premio Nobel de física Richard Loughlin, las investigaciones en genética están más enderezadas a obtener resultados técnicos y aplicaciones comerciales que a conocer el profundidad la naturaleza de la vida.

 

Objeciones de índole filosófica.

El encuadre adecuado a todas estas cuestiones e interrogantes se encuentra planteando la cuestión desde el punto de vista filosófico: no es la causa material la que dará cuenta esencialmente del fenómeno vital sino la causa formal, el principio vivificante del ser vivo, o sea, el alma, la así llamada forma substancial. El todo es más que la mera suma de las partes: un ser viviente en toda su complejidad no admite ser explicado en forma puramente analítica a partir de componentes microscópicos a escala molecular, que no pueden dar cuenta del todo y de la complejísima interacción entre las numerosísimas partes del viviente. Y aquí podemos hacer una crítica a la biología moderna que se ha ocupado demasiado del aspecto puramente microscópico y analítico de los seres vivientes, perdiendo de vista el conjunto, la totalidad, cayendo en un peligroso reduccionismo materialista. La vida es más una cuestión de forma, de conjunto, de completitud, que de pequeñas partes, que  en definitiva tienen razón de ser y cooperan con un designio superior a todas ellas.

Si todo esto es así mal se podrá cambiar las especies por medio de cambios genéticos: si la genética del desarrollo de un ser vivo, con el cual es posible experimentar aquí y ahora  es desconocida, cómo se va a conocer el mecanismo de la aparición de las especies, fenómeno que como dijimos ocurrió en el pasado, y con el cual no se puede experimentar.

Pasamos ahora a otras objeciones de índole filosófica, que podríamos llamar objeciones de sentido común, asequibles a cualquier persona.

Lo primero que debemos advertir es que en el razonamiento original de Darwin hay un paralogismo que casi nunca es percibido: el naturalista inglés dice que así como proceden los criadores al seleccionar individuos para producir y mejorar las diversas razas de animales domésticos, del mismo modo procede la naturaleza. En buena lógica deberíamos concluir entonces que así como la selección producida por el hombre es racional, o sea se produce de acuerdo con un designio y diseño previo del criador, del mismo modo, racional, debe proceder la naturaleza. O sea que no puedo fundar en esta comparación una aparición aleatoria de los seres vivientes.

Pasemos a otra objeción: nos preguntamos ¿qué es un ala cuando todavía no es un ala? O en otros términos: según la teoría evolucionista las aves habrían aparecido por modificación de los reptiles, que a lo largo de grandes períodos de tiempo habrían sufrido cambios graduales en su conformación, transformándose sus miembros anteriores o patas en alas. Ahora bien, ¿para qué le sirven los miembros anteriores a dichos eslabones hipotéticos cuando ya no son patas que les permitan correr, y todavía no son alas que les permitirían volar? Y pensemos que estos eslabones intermedios serían los más numerosos de la cadena. ¿Cómo sobrevivirían? ¿Para que sirve un órgano o miembro cuando está en plena transformación y todavía no cumple acabadamente su función propia? Evidentemente esos seres intermedios no tendrían todavía ventajas competitivas en la lucha por la supervivencia y perecerían sin poder transmitir a la descendencia su supuesta ventaja evolutiva. Las transiciones hipotéticas no son viables, sólo lo son los órganos y sistemas concluidos y perfectos en su función propia.

Miremos más de cerca el ejemplo que hemos puesto. Dijimos que las aves habrían aparecido por transformación gradual de los reptiles. Esto dicho así parece muy simple pero no lo es en absoluto. Y si no pensemos en la cantidad de cambios coordinados que se deben realizar para transformar un reptil en un ave. Hay que ahuecar los huesos para que el cuerpo sea más liviano, hay que fortalecer el esternón donde se insertarán los poderosos músculos pectorales que posibilitarán el vuelo, hay que cambiar el aparato circulatorio del animal para elevar su temperatura por el despliegue de energía que requiere el vuelo, hay que  hacer surgir plumas a partir de escamas. Y todos estos cambios coordinados en un mismo sentido, en el lapso de pocos millones de años y, remarcamos, siguiendo una finalidad oculta que es la posibilidad de que dicho animal vuele. En otras palabras, el evolucionismo pide la aceptación ciega de una acumulación de milagros, en número casi indefinido. Y aquí podríamos empezar a acumular ejemplo tras ejemplo de órganos y comportamientos de los animales que son absolutamente inexplicables en términos de acumulación de pequeños cambios al azar.

Veamos, por ejemplo, el caso del escarabajo bombardero. Este pequeño escarabajo, verdadero pionero de la utilización de armamento químico, tiene un modo muy particular de defenderse de sus depredadores. Cuando uno de estos se acerca, el bombardero se defiende rociándole en forma explosiva un chorro de líquido a más de 100°. Veamos en detalle el mecanismo del “lanzallamas” del escarabajo bombardero. En 1961, el químico alemán Schildknecht encontró que el escarabajo bombardero tiene dos glándulas que producen una mezcla liquida, dos cámaras de almacenamiento conectadas, dos cámaras de combustión y dos tubos externos que pueden ser dirigidos como armas flexibles en la cola del insecto. Al analizar el líquido almacenado se encontró que contenía diez por ciento de hidroquinona y veintitrés por ciento de peróxido de hidrógeno, o sea agua oxigenada. Ahora bien, ésta es una mezcla reactiva explosiva: estas dos substancias al mezclarse producen una inflamación explosiva. Pero el escarabajo bombardero agrega un inhibidor que impide la explosión. Y entonces, cuando se le aproxima un enemigo, inyecta esta solución en los tubos gemelos de combustión y le agrega ‑sólo en el momento preciso‑ un antiinhibidor, lo que produce la explosión en la cara de su enemigo. Pensemos ahora cómo se pudo haber construido este complejo sistema. Tiene que aparecer por mutaciones aleatorias una glándula que produzca agua oxigenada, otro que produzca la hidroquinona, otra que produzca el inhibidor, y otra que produzca el antiinhibidor. ¿Alcanza esto? No, también debe formarse la cámara de combustión, para que la mezcla se produzca. Y todo esto debe producirse en forma simultánea pues si por ejemplo, produjese el peróxido de hidrógeno y la hidroquinona y los mezclase en la cámara sin el inhibidor, el escarabajo reventaría. Y si tuviese el inhibidor pero no apareciese el antiinhibidor, no habría explosión posible. O sea que el mecanismo  tiene sentido como un todo, sin que pueda faltar ninguna parte, y todas deben estar presentes desde el comienzo. Pues bien, el evolucionismo nos dice que todo este complejísimo mecanismo se produjo por puro azar.

Pongamos otro ejemplo. ¿Cómo produce la luciérnaga la luz fría con que engalana nuestros jardines en las noches de verano? Posee en su abdomen una glándula que produce una sustancia llamada luciferina y otra que produce una sustancia llamada luciferasa. Cuando estas dos sustancias se mezclan producen luz fría. Pero esto no basta pues hace falta concentrar y enfocar la luz producida. Entonces la luciérnaga posee miles de células espejadas en su abdomen que forman un espejo cóncavo como los de los faros de los autos. Imaginemos cómo se pudo haber producido esto por mutaciones aleatorias: una serie de mutaciones para producir la luciferina, otras para producir la luciferasa, otros miles para producir el abdomen espejado.

Podríamos poner miles y miles de ejemplos, tomados de los reinos animal y vegetal, de órganos y sistemas de extrema complejidad, en los cuales aparece claramente una finalidad y un designio preestablecido. Pero para finalizar con algo realmente inexplicable, echemos un vistazo a la danza de las abejas. Se trata de un fenómeno conocido desde la antigüedad desde Aristóteles, pero develado recientemente por el etólogo Karl von Frisch, quien recibió por sus investigaciones el premio Nobel. Veamos en qué consiste. Cuando la abeja obrera vuelve al panal luego de haber ido a buscar alimento realiza delante del resto de las abejas de la colmena una extraña danza: con las evoluciones de su cuerpo representa una especie de ocho aplanado. Lo que von Frisch descubrió es que con dichos movimientos la obrera indica al resto del panal la distancia a la que están las flores, el ángulo que forman el sol, la colmena y las flores, y por el polen que transporta, el tipo de flores que encontró, nada más y nada menos. Desafiamos a cualquiera a intentar explicar por acumulación de pequeños cambios al azar semejante comportamiento. No debemos olvidar que este lenguaje, porque de eso se trata, es totalmente innato: viene con la abeja al nacer, no es resultado de una transmisión de conocimientos. Si una primera abeja adquirió por azar semejante habilidad, ¿cómo la entendieron las demás? : no perdamos de vista que se trata de un comportamiento colectivo, social. Y otra pregunta más: ¿qué relación tiene lo material, genético con algo tan inmaterial como un comportamiento? Todas preguntas sin respuesta para la visión evolucionista.

Sin pretender multiplicar al infinito los ejemplos, la pregunta fundamental que nos hacemos es la siguiente: ¿es posible que la extraordinaria complejidad de los seres vivos, sus mecanismo vitales, órganos de extrema precisión y comportamientos sea sólo atribuible al azar? En definitiva, la teoría evolucionista nos pide aceptar una acumulación extraordinaria de milagros, pues el azar es, en definitiva, su único intento de explicación: el orden a partir del caos, o sea algo metafísicamente absurdo y contradictorio.

 

Problemas epistemológicos

Añadamos algo de suma importancia desde el punto de vista epistemológico: es bastante notable que a más de ciento cincuenta años de haber sido enunciada, la teoría evolucionista, a pesar de las apariencias, no ha obtenido aceptación universal, como por ejemplo la mecánica newtoniana, o la teoría electromagnética de Maxwell, o la mecánica cuántica o la teoría de la relatividad. Y esto, a pesar de la enorme presión de la comunidad científica por imponerla a toda costa, presión que lleva a ejercer una verdadera censura sobre toda crítica o propuesta de un paradigma alternativo, como está ocurriendo en estos momentos con la teoría del Diseño Inteligente, brutalmente censurado por publicaciones e instituciones científicas. Lo cual confirma una vez más la aseveración del famoso epistemólogo Thomas Kuhn  acerca de la enorme reticencia de los detentadores de un paradigma científico a aceptar críticas al mismo y mucho menos a tolerar la aparición de un nuevo paradigma.

Añadamos como nota de color mas no por ello menos significativa, la noticia aparecida en el diario ABC de Madrid el 23 de junio de 2006. Allí se consigna que “Más de 60 Academias de Ciencias se unen para defender la teoría de la evolución”, denunciando que se “encubren” las evidencias sobre el origen de la vida. Sin entrar en el enorme tema de la absoluta ignorancia por parte de la ciencia en su estado actual acerca de la cuestión del origen primigenio de la vida, lo cual ameritaría un trabajo de similar extensión a éste o mayor, inclusive, simplemente hacemos notar que este petitorio es una confesión de la debilidad de las supuestas evidencias de la teoría evolucionista: un petitorio es un acto político, no científico. ¿Desde cuándo las teorías se confirman por mayoría de firmas? Si los científicos evolucionistas afirman la veracidad de su teoría, que lo prueben científicamente en el laboratorio o en la naturaleza, no pidiendo firmas…

 

P. Carlos Baliña

 

 

 



[1] Para tener una idea de lo exiguo de esta ventana, tengamos en cuenta que comparado con los tres mil millones de años de la historia de la vida en la tierra, el período de la explosión  representa lo que un minuto en las 24 horas de un día.

22 comentarios

  
Emilio Alegre
En el plano filosófico-científico, creo que el autor, conscientemente o no, no parece estar criticando la teoría de la evolución, sino una interpretación materialista de la misma. Dice el autor que el evolucionismo se refiere a "cuál es la causa de la aparición de todos los seres vivos: la sola acción aleatoria de las fuerzas materiales". Es decir, algunos autores nada científicos y malos filósofos han interpretado el evolucionismo, a diferencia de Darwin, como un "azar creador". Tan ridícula fue la cosa que llegó a producir pseudo-arte, el "arte aleatorio" en el que el pintor realizaba sus creaciones por mecanismos que echaban pintura sobre la tela sin ton ni son. Claro, salía lo que salía...

Pero, como sabe todo científico, nada en la naturakleza sucede por azar, por azar puro. Cuando un científico habla de mutaciones al azar no se refiere a un efecto sin causa, como sería lo puramente aleatorio, sino a algo humanamente impredecible, que no está conectado intencionalmente con el efecto que produce. Cuando yo tiro un dado, el movimiento de mi mano no depende del efecto que produce; de hecho, soy incapaz de tirarlo de forma que salga un seis. Pero, en realidad, que salga el seis no es aleatorio. Depende de la fuerza con que lo tiro, de la elsaticidad del dado al rebotar, de la torsión, de la fuerza... Son muchos factores, pero sería potencialmente predecible. Es más, todo el movimiento del dado está tutelado, absolutamente, por las leyes de la física.

Lo mismo sucede con las mutaciones aleatorias: que no son un efecto sin causa. Cada vez que entra un nucleótido distinto, eso está predeterminado absolutamente por leyes físicoquímicas.

Entrando ya en la teología del asunto: Dios podría haber creado el mundo en el Big-Bang, haberle insertado las leyes que rigen su devenir, e indefectiblemente se podrían haber producido estrellas y planetas que no salieron así de su mano pero que no podrían no haber aparecido o haber sido de otra forma, y exactamente lo mismo podría haber pasado con los seres vivos, la mutación y recombinación "aleatoria" de su ADN y la evolución de las especies. Dicho de otra forma: la interpretación de la teoría de la evolución no es necesariamente materialista; de hecho, la interpretación materialista es una visión poco científica de la teoría de la evolución.
27/07/15 1:45 AM
  
Emilio Alegre
El gran problema teológico de la teoría de la evolución, es otro que se convierte, a su vez, en su mayor punto fuerte. Se trata de su fealdad y crueldad: es indigna de Dios. La presentación de todo tipo de variaciones, aparición de seres vivos débiles que son cruelmente eliminados, etc. no es "buena".

Pero... ¡es que debe ser así! Es la huella de la caída. De hecho, la depredación en sí en indigna del Creador. Simbólicamente dice el Génesis que a todos los animales se les dieron por pasto las plantas de la tierra, y se presenta también la restauración sin esa depredación ("pacerán el león con el cordero"). ¿De dónde viene, entonces, toda esa crueldad y depredación? Pienso que... ¡es consecuencia de la caída del hombre, que afecta, con efecto retroactivo, como causa real posterior en el tiempo, a toda la Creación que Dios puso bajo su dominio! El terrible Tiranosaurio, cientos de millones de años antes de la aparición del hombre, depredaba al paciente Triceratops por culpa y como consecuencia de la caída de Adán. Sí, por su caída, toda la creación gime con dolores de parto, ¡toda!, desde el principo hasta el final, esperando la restauración que vienes por los hijos de Dios y en Cristo.
27/07/15 1:56 AM
  
Néstor
Muy buen artículo. Podemos agregar también que los criadores humanos no producen nuevas especies, sino sólo nuevas variedades dentro de la misma especie, como pasa con los perros.

Ahora bien, en cuanto al hecho de la evolución ¿no es el origen histórico de unas especies a partir de otras? Porque sin duda que la mera sucesión cronológica de las especies es un hecho, pero no creo que nadie llame "evolución de las especies" a eso.

De hecho, esa sucesión podría ser interpretada como una serie de creaciones especiales, sin rastro de nada propiamente "evolutivo".

Por otra parte, admitir el origen de unas especies a partir de otras no implica ciertamente admitir la explicación causal darwiniana y neodarwiniana, que es efectivamente materialista y desconoce, como bien dice el autor, el papel de la causa formal.

Saludos cordiales.
27/07/15 2:52 AM
  
Néstor
Por otra parte, el azar sí existe en lo creado, por más que la naturaleza siga leyes necesarias, pues es el encuentro no regido por ley alguna, de dos o más series causales regida cada una por su propia ley.

Ademas, la vida no sale de lo inanimado, ni el espíritu de la materia, ni hay leyes naturales necesarias que puedan hacer eso, porque no se da lo que no se tiene, y porque toda evolución de la materia es material.

Y finalmente, los carnívoros son tales por naturaleza, no, por tanto, por el pecado original.
Las esencias de las cosas no se deben al pecado del hombre.

Saludos cordiales.
27/07/15 2:57 AM
  
Joaquín
Una matización al artículo: el evolucionismo NO se debe a Darwin. Las ideas evolucionistas ya estaban muy difundidas cuando nuestro hombre publicó su famosa obra, tanto que habían pasado al arte (p.e. "El anillo del nibelungo" de Wagner, cuya letra ya estaba escrita por entonces. Añado que Alfred Wallace tuvo la idea de evolución por selección natural casi al mismo tiempo que Darwin, otra prueba de que esas ideas estaban en el ambiente. Lo que hicieron Darwin y Wallace fue trasladar lo que podríamos llamar el evolucionismo filosófico y sociológico, debido principalmente a Hegel y sus seguidores, al terreno de la biología. Luego, Herbert Spencer trasladó las ideas darwinianas a la antropología, donde engendraron el racismo "científico" de Haeckel, Houston Chamberlain y otros.
27/07/15 8:52 AM
  
Grace del Tabor - Argentina
Doctor Carlos Baliña: Mis humildes felicitaciones por la claridad de su exposición.
Este tema me interesa aunque mi sentido común haya rechazado el evolucionismo darwiniano desde que me fue enseñado en el colegio secundario.
Le tengo una pregunta: pueden haber mutaciones para adaptarse a cambiantes diferencias climáticas, por ejemplo, dentro de la misma especie. Pero la ESENCIA del ser no salta de una especie a otra distinta: el mono será siempre mono. Y el hombre es hombre : esencia humana en cuerpo y alma.Tachar la metafísica es una tendencia muy fuerte actualmente. ¿Usted qué piensa de esta ( para mí) muy importante objeción?
-Me han prestado el libro "Darwin on Trial", de Phillip E. Johnson, 1993, Intuyo que el lenguaje que usted usa es más directo.
Muchas gracias!

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Grace: no creo que Baliña le conteste. Quien puede hacerlo es Enrique de Zwart, que es quien está moderando los comentarios y que está dedicado a estos temas. Dios la guarde. P. Javier
27/07/15 11:08 AM
  
Néstor
Es cierto que las esencias de las cosas son inmutables. Por eso la única forma que tengo de pensar la descendencia de las especies es mediante intervenciones especiales de Dios que utiliza a la especie inferior y anterior como "materia", en cierto modo, para la especie superior. Es decir, habría de por medio un cambio de forma sustancial debido a la acción sobrenatural divina.

Saludos cordiales.
27/07/15 1:03 PM
  
Enrique de Zwart
Grace, sin duda que puede haber mutaciones para adaptarse al clima. Por ejemplo el zorro polar y el oso polar tienen pelaje blanco y otras caracteristicas que les permiten vivir en zonas frias, diferente a otros zorros y osos. Pero siguen siendo zorros y osos. Son variaciones dentro de la especie.
27/07/15 7:27 PM
  
Christopher
Es un trabajo buenísimo. Explica las cosas de manera admirablementemente clara.

Lo único que se me ocurre decir es que la razón por la que la mosca de la fruta no ha cambiado es que no lleva millones de años. El doctor destroza el evolucionismo, pero da por buena su premisa principal de una Tierra antiquísima, que es manifiestamente falsa.
28/07/15 12:37 AM
  
Jordi
Un muy buen estudio filosófico sobre las objeciones a la evolución. Es uno de los más sistemáticos, completos y organizados que he leido.

Selecciono un punto de capital interés: la paradoja del número de genes, o la objeción desde el punto de vista del hardware y del software, del maquinario y del programario:

"...los genes contendrían toda la información necesaria para, a partir de una única célula embrionaria original o huevo, generar al individuo completo; pues bien, eso no es verdad... DÓNDE se encuentra el plan, la información para que las proteínas constituyan células, las células formen tejidos, los tejidos formen órganos, los órganos formen aparatos y sistemas, todo interconectado tanto desde el punto de vista estático como dinámico..."

Expondré de memoria unas objeciones de diversos científicos que no pertenecen al núcleo duro de la biología evolucionista darwiniana:


1. El origen de la vida necesita de un genoma mínimo de unos 500.000 pares de bases. De entrada, debe de haber una súbita emergencia mínima de 500.000 pares de bases, o no hay vida alguna. No hay evolución en el sentido de hoy hay 100 pares de bases, mañana 1000, el otro 10.000...


2. El código genético tiene una flexibilidad imposible de crear en los programas informáticos. Cómo es posible que sólo tres mil millones de pares de bases hayan creado durante cientos de millones de años, en todo tipo de atmósfera y biosfera, a los seis grandes reinos: arqueas, bacterias, animales, plantas, hongos y protistas. Además, la vida sobrevivió y se desarrolló después de cinco grandes extinciones masivas.

No hay ningún programa informático que pueda interaccionar por sí mismo con el medio ambiente porque necesita de un programador humano. En consecuencia, un programa informático no progresa, no evoluciona, no es plástico y no es flexible. Un ser vivo, sin ser programado por humanos, sin sensores que lo conecten con el medio ambiente, sin algoritmos y con poquísimos genes que son inestables, sí progresa, evoluciona, es plástico y flexible según el darwinismo, lo cual es ilógico e imposible.


3. El hombre tiene tres mil millones de pares de bases. Pero la paradoja del número de genes indica que la evolución basada en la mutación azarosa de genes y conducida por la selección natural es matemáticamente imposible.

El cuerpo humano tiene cincuenta billones de células (no se cuentan a los grandes mamíferos y a los dinosaurios). Y cada célula eucariota humana tiene diez billones de átomos. Hay trescientos tipos básicos de células humanas. El bioma intestinal humano tiene diez billones de bacterias. El conectoma (cerebro) tiene diez mil millones de neuronas unidas por cien billones de conexiones sinápticas: sólo el cableado neuronal requeriría diversos ADN para diseñarlo y organizarlo funcionalmente, según afirma Ray Kurzweil. Por su parte, el cerebelo, con sólo unos pocos genes, puede organizar tanto su propio órgano que tiene la mitad de las neuronas del cerebro, como diseñar todo su cableado sináptico.

En consecuencia: a cada par de bases debe de regular decenas de miles de células y de átomos.

..................

Carlos Blanco en "Historia de la neurociencia", se pregunta que no puede aplicar las explicaciones darwinistas en su especialidad de la neurociencia porque son insuficientes, pues en todo programa y dispositivo informático necesita obligatoriamente de estos requisitos:

a) interacción con el medio: plasticidad o modificaciones previstas en el algoritmo

b) una verdad lógica y una forma matemática: el azar genético no genera ni matemáticas y ni formas

c) sintaxis y semántica: la sintaxis es una operación con signos para construir fórmulas bien formadas (ADN, neuronas). La semántica es la comprensión de un significado, el estudio riguroso desde las matemáticas del significado de los lenguajes de programación; la neurociencia lo necesita para saber el mecanismo de formación de la conciencia. Contra toda lógica, los genes darwinianos serían autosintácticos y asemánticos, algo imposible.

Ray Kurzweil, por su parte, expone en "La singularidad está cerca" que el código genético tiene modelos, métodos, ecuaciones, fórmulas y procesos matemáticos, físicos y químicos, y que es imposible que la genética explique semejante complejidad.

Otro científico se pregunta cómo sabe una planta o un animal dónde ha de ir cada uno de sus billones de células. Qué gen regula la forma, organización, composición y entramado de relaciones de los billones de células. Qué gen programa las diferentes etapas de la vida humana: gameto, embrión, feto, niño, joven, adulto, anciano, hombre y mujer, mujer fértil, embarazada, lactante y menopausica. Qué gen guarda la piedra filosofal de la flexibilidad biológica y de la emergencia de estructuras complejas e innovadoras con tan poquísimos genes.

El físico Xavier Trepat ha descubierto que las fuerzas físicas nanométricas regulan las relaciones entre células. Y que el funcionamiento de las células está regulado por el controlador PID (proporcional, integral y derivativo), que calcula el error entre un valor medido y el valor deseado. Hay, por tanto, mecanismos situados más allá del simplista azar y selección natural.

Behe, por su parte, ha descubierto el concepto de la complejidad irreductible.

Si bien las objeciones al evolucionismo darwinista son concluyentes, por imperativo del método científico se desconoce completamente qué tipo de mecanismo de desarrollo biológico es el real y correcto. Todo se queda, pues, en la refutación filosófica y lógica, así como en la falta de experimentos, observaciones, modelos, estadísticas y simulaciones que prueben de forma científica concluyente una evolución darwinista de la vida.
28/07/15 1:24 AM
  
Fernando Ruiz Rey
Con mucho agrado he leído este post del Padre Baliña. Una revisión honesta y valiente del estado de la teoría neo-darwiniana, de sus falsas pretensiones y de su campaña por imponer sus dogmas en la opinión pública. Mis sinceras felicitaciones por este artículo que aparece como una brisa de aire fresco, en medio de la atmosfera densa y pesada de algunos sectores de la teología que intentan convencernos de que el neodarwinismo explica en buena parte el mal en el mundo. Estos autores sugieren que Dios utiliza los mecanismos del neodarwinismo para realizar sus designios, y lo hace por respeto a la autonomía de la Creación. De modo que según ellos, el mal en la naturaleza sería un mal menor, consecuencia inevitable de la lucha por la sobrevivencia del neodarwinismo. De este modo, tratan de mitigar el problema que plantea la teodicea para muchos intelectuales: la presencia del mal en el mundo, con un Dios Creador Todopoderoso y Bueno. Una curiosa doctrina que distorsiona monstruosamente la imagen de Dios, convirtiéndolo en un artífice chapucero, además con un tinte hipócrita con apariencia bondadosa. Una doctrina inaceptable, con el agravante de utilizar una teoría evolutiva, científica y filosóficamente fallada.
Nuevamente felicitaciones y gracias por el coraje de mostrar la verdad.
28/07/15 1:44 AM
  
Joaquín
Néstor: la esencia de una cosa puede incluir que esa cosa tenga capacidad de mutar. Por ejemplo, las bacterias, que mutan con muchísima rapidez. Bien puede ser que Dios creara especies capaces de mutar y diversificarse en otras especies distintas de animales, mediante procesos que no conocemos o que funcionarían en determinadas condiciones (condiciones que Él habría fijado, naturalmente) y que hoy ya no se dan (por eso no vemos las especies evolucionar). La evolución en sí no es incompatible con la creación y quien diga que lo es simplemente no comprende el concepto de "creación". Pero una cosa es la posibilidad o el hecho de la evolución y otra el evolucionismo filosófico, ideológico y político según el cual nada hay permanente salvo el cambio mismo. En cierto modo es un caso parecido al de la relatividad. Una cosa es el hecho de la relatividad del tiempo y el espacio que se deduce de las ideas de Einstein, y otra muy distinta el relativismo moral (que el mismo Einstein rechazaba).
28/07/15 9:10 AM
  
jordi
Otro hecho que invalidaría la evolución darwinista basada en el azar y la selección natural es la prueba exobiológica.

Si se descubriera que el 100% de los planetas con vida tienen las mismas características que la tierra (agua, ADN, carbono, atmósfera, reinos), entonces se deduce que los seres vivos no se rigen por las leyes del azar seleccionado naturalmente, sino por unas leyes biológicas universales.

....


En el estudio, faltaría referirse a las pruebas anatómicas, embriológicas, hormonales y otras de la supuesta evolución neodarwinista.

....

El principio de familiariedad y explicación más sencilla sirven de apoyo para la evolución darwinista: de acuerdo con los conocimientos actuales, lo más sencillo es presuponer que el desarrollo biológico se justifica por el azar y la selección natural, a pesar de tener muchas objeciones y contradicciones acumuladas.

Otra explicación alternativa, almenos con los conocimientos existentes, no es posible, sería casi una hipótesis de ciencia-ficción.

Me aventuro que sólo podría explicarse con la ayuda de la mecánica cuántica. Dios incluye en el mundo cuántico la información sobre todos los modelos posibles de seres vivos posibles en el universo. Cada ser vivo detectaría el tipo de ambiente y, en consecuencia, seleccionaría a través de un mecanismo biológico universal, el tipo de innovación o mejora biológica ya previamente planificada.

Pero tal explicación es, hoy por hoy, fantástica. Y en el caso de que fuera verdad, no implicaría que fuera creado por Dios: siempre hay quien para evitar ver lo evidente, lo atribuiría al gran azar o a un tipo de fuerza cósmica mística que hace emerger propiedades y leyes.
28/07/15 11:56 AM
  
jordi
El artículo de P. Dr. Carlos Baliña es interesante en el punto de que el gen no contiene información pautada para dar forma a la disposición de los átomos y las células.

Los pinzones de Darwin de las Galápagos tienen multiplicidad de tipos y formas de picos, dependiendo de la clase de alimentación.

Pero hay un problema de tipo atómico, según el número de Avogrado, si estoy en lo correcto.

Los pinzones de Darwin, para reorganizar un solo gramo de carbono de sus picos para hacerlos más o menos anchos o largos, debería de trabajar con una logística de unos mil trillones de átomos de carbono.

Pero los pinzones de Darwin en absoluto tienen tal cantidad de genes sólo para decir la posición atómica a cada uno de los mil trillones de átomos de carbono.

La evolución darwinista basada en el azar ciego y la selección natural es imposible, no se puede organizar al azar mil trillones de átomos de carbono para que den un pico perfecto, sin errores de encaje ni de función. Matemáticamente es imposible.

Máxime cuando un pinzón con el pico adaptado, además debe de superar dos obstáculos importantes: la reproducción (que no sea estéril ni él ni su pareja, que el hijo nazca del huevo, que se desarrolle hasta la edad adulta y reproductiva) y la supervivencia (que no sea depredado, muera de frío, de hambre, de enfermedad, de accidente, de un desastre natural).
28/07/15 2:35 PM
  
JLCH
Gran trabajo, señor Baliña, maravilloso.

Pequeñísimo apunte:

Se comenta (es natural) que la vida humana tiene distintas etapas, pero cuidado: así es para nuestra limitada mente, así es en la percepción normal, pero no en la realidad última, teológica. Nuestra mente no percibe paquetes temporales infinitamente pequeños, y por esta razón, contempla el tiempo "a saltos". No tiene sentido hablar de algo así como un ente material misterioso ejecutando un plano genético que se habría autodiseñado material y enigmáticamente. El ser humano existe como tal desde el primer instante, que es el último instante porque el tiempo no es numerable y, por lo tanto, tampoco lo son las supuestas etapas, salvo en nuestra corta percepción habitual, propia de criaturas que caminan en un "instante" (para Dios) situado entre dos infinitos o singularidades matemáticas. Quizá en en un futuro menos oscurantista alguien podrá profundizar en esta matemática de la vida. La vida es vida, y ocurre, y se despliega en hilo compacto. Por supuesto, las singularidades(como sabe cualquier matemático pese a que pocos se atrevan a afrontar las consecuencias) no son analizables por la llamada ciencia natural pero pueden ser (como en matemáticas) fértiles guías racionales.

Genial la parte del artículo dedicada por don Carlos a la sobrevalorada genética. Me gustaría animar a proseguir estas aclaraciones tan necesarias luces frente al poderoso evolucionismo que muchos admiten como un dogma, cosa comprensible ya que de creer la fábula completa evolucionista, estaríamos creyendo en un Génesis laico, o mejor, en un Supergénesis. ¡Vaya zarabanda seudocientífica se ha montado! Yo creo que entre otras causas, porque cuanto más profundiza un científico veraz, más identifica los rasgos del amor divino que nos traspasa, y ante esto, o bien acepta la invitación divina del conocimiento o bien se rebela adustamente pertrechándose en su ego o en sus efímeros y finitos anhelos caprichosos.
28/07/15 10:59 PM
  
Felipe Aizpun
Joaquín:

Como decía el gran científico francés Pierre Paul Grasé, las bacterias "mutan" pero no "evolucionan". Mil quinientos millones de años después de la aparición de la vida en la Tierra las bacterias siguen siendo bacterias. Nadie ha visto nunca a una bacteria atravesar el unmbral d ela complejidad hacia la célula eucariota de manera fortuita o espontánea. La complejidad de muchos sistemas biológicos de la célula eucariota no encuentra ningún antecedente en las células simples. La endosimbiosis es una propuesta insuficiente además de abitraria y sin base empírica.
29/07/15 7:31 AM
  
Menka
Otro trabajo para guardar.

Me gustaría apuntar lo siguiente, en cuanto a la determinación de la edad de sustratos. Existe más que la posibilidad para un error de fondo muy grande, tal y como ha sido mostrado experimentalmente.

A saber: el uso de C14 para la determinación de la edad de fósiles es inadecuado, ya que la parte orgánica se ha convertido en roca, al menos en su mayor parte. ¿Y qué pasa con la edad de las rocas? En el caso de que contengan el material radioactivo, como por ejemplo uranio, se pueden utilizar las pruebas radiométricas para la determinación del índice, de la proporción del uranio desintegrado en plomo.

El problema radica en el hecho de que no sabemos cuánto plomo había en la roca en el momento para el cual se investiga la antigüedad. Otra situación se puede dar por la absorción de las sales de uranio en el agua, con lo cual la proporción de uranio-plomo puede variar significativamente y dar una interpretación totalmente errónea de la edad de la roca en cuestión:

Lo mejor es contrastar estas hipótesis experimentalmente. Y se ha hecho con la determinación de la edad de partes de lava sumergidas en el agua. La lava procedía de erupciones en el Índico de menos de 200 años y la edad estimada apuntaba a millones, incluso a miles de millones de años.
29/07/15 10:31 AM
  
Joaquín
Felipe: cierto, yo sólo quería decir que la esencia de un ser puede incluir la posibilidad de cambio, y ponía como ejemplo las bacterias. Evidentemente, para que una bacteria evolucione hacia una célula eucariótica, harían falta muchas mutaciones muy específicas que además deberían estar coordinadas, lo cual vuelve sumamente improbable que se produzcan. Si se ha dado tal evolución (cosa que evidentemente no podemos descartar) y se ha producido mediante mutaciones aleatorias como pretenden los evolucionistas radicales, eso requeriría de un milagro muchísimo mayor que el de transformar el agua en vino que hace Jesús en el Evangelio según san Juan.
30/07/15 10:25 AM
  
antonio
Es muy interesante, evidentemente, el Estimado Padre, es muy inteligente!!Es un tema que lo apasiona, y lo desarrolla científicamente, muy bien, esto no se puede reproducir en el laboratorio,por lo tanto de científico, tiene muy poco,y de materialismo mucho.
Es muy importante para la Fe, leer al Padre Leonardo Castellani, en el Blog del Padre Iraburu, lo que escribe en 1950, cuando se difundio sin el Imprimatur, que llego muchos años después de Roma.
Aceptando está teoria, desaparece el pecado original, lo que la Iglesia llama, y clarisimamente el que suscribe reconoce en mi,no en la manzanita, la debilidad inmensa que un alma tiene, a pesar del Bautismo, la Bajeza(San Juan de la Cruz), para realizar el bién,combatir, lo que la Iglesia Llama pecado, no tiene sentido la Gracia,
Por lo tanto la Redención no tiene sentido, es gravisímo!!!Enemigos de la Cruz del Señor.
La Eucaristia, es un pancito vacio?, y ahora después del postconcilio, dos decadas según el Cardenal Dower, aunque evidentemente sigue,
Esto tuvo muchisimo que ver con los matrimonios que está resolviendo en Roma.Leer la Veritatis Splendor,es esté evolucionismo la raíz de muchas herejias de todo tipo, que circularon y circulan en el Cuerpo Mistico, enemigas de la Cruz del Señor.Ya se van a enterar en el momento de su muerte, cuando enfrenten al Señor de Terrible Majestad, que le dirán,las almas que se perdieron y pierden!!!!!!!
Arrepentios!!!!San Juan Bautista, primero y luego el SEÑOR.Y reparad, aprovechar la indulgencia plenaria, por los errores, gravisimos que se difundierón en el Cuerpo Mistico, y la perdida de la Almas!!!!!!!!
30/07/15 3:53 PM
  
manuel
P. Olivera Ravasi:
Todo conocimiento procede hacía la VERDAD, salvo que sea mal intencionado. Hasta el día de hoy, La Bioquímica no ha podido de forma alguna explicar racionalmente la Evolución de las Moléculas en los seres vivos, y en esto hay mucho detalle, mas en el Internet se encuentra el libro del señor Irfan Yilmaz que claramente deja en evidencia lo absurdo de la Teoría de la Evolución.
21/09/15 3:12 AM
  
ANA
¿pueden decirme cuales son las principales tesis de el autor? y las ideas principales por favor
04/02/16 12:51 AM
  
ANA
cuales son las ideas principales?
04/02/16 1:09 AM

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