9.05.17

(179) Entrevista al P. Gabriel Vetusto

—Hijo mío, ya va siendo hora me hagas una entrevista, ¿no te parece?

—Por supuesto, Padre.

—Es que me tienen que oir. Y ya estabas tardando mucho en proponérmelo.

—Es que… —intentar justificarme ante el Padre Gabriel es cosa inútil— no tengo excusa, Padre.

—Así me gusta, que seas humilde. Ahora, hale, comienza.

 

—Don Gabriel, tengo entendido que ud de chico era mariscaor.

—¿Cómo? ¡Y eso a quién puede importarle! Mal empezamos.

—Bueno, y sobre qué quiere que le pregunte.

—Pregunta sobre lo que quieras, claro, no quiero coartarte.

—Ejem, bueno, a ver, ¿cuándo surgió en ud la vocación sacerdotal?

—Ah bueno, eso, pues desde siempre, hijo, desde siempre. Yo era mariscaor, mariscaba con mi padre. Él acostumbraba rezaba algo, casi siempre el Santo Rosario, antes de salir a pescar en la barca de trasmallo, o a lanzar la red de acedía, cuando había vendaval. Sobre todo rezaba cuando soplaba levante, que decía venía del cielo, a barré el pecado. Y me decía: “los buenos sacerdotes son como el levante, llegan a un sitio y no paran de soplar hasta que el mal salió volando. Porque en verdá no soplan ellos, sino el Todopoderoso.”

Mi buen padre tuvo claro que el mundo es mal teatro, y que ante sus falacias sólo cabe una estrategia: ser partisano de la gracia. Y así nació esta expresión, que yo aplico a la lucha contra el ejército modernista, a mi vocación sacerdotal, al heroico oficio de ser santo en esta época.

 

—Tengo entendido que tuvo ud problemas en el seminario de Vitruvia.

—Ah, sí, bueno, me peleaba con todo el mundo, jeje. Uno de mis profesores, que era todo un personaje, (un fenomenólogo cristiano, se apellidaba), escribió un librejo sobre la doctrina del conocimiento en Santo Tomás que se titulaba: Nihil Scitur, y yo le dije un día: Padre Eudemo, ¿cómo es que ha escrito ud un libro sobre el Aquinate, que se intitula «Que no se sabe nada?» ¿No es eso, aparte de especialmente antitomista, una completa memez?” Pero no le sentó bien, y me suspendió metafísica.

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8.05.17

(178) El Padre Gabriel se enfada conmigo y me pone a escribir

El Padre Gabriel llamome hoy, y díjome:

—Alonso, hijo, ¿qué cosa escribiste recién, para el católico portal —o séase, Infocatólica.

—Pues algo sobre aire fresco, Padre, sobre la necesidad de respirar, y un poco de poesía, que es buena la belleza.

—Eso está bien, hijito, pero no te pases, que es tiempo de mazazos y no de aromas.

—Muy cierto, don Gabriel, pero dígame, ¿a qué error quiere ud que endiñe?

—Al Modernismo, claro está, qué pregunta….Mira el asturiano, que no para de darle mamporros, o mejor hachazos, como de Gimli. ¿Acaso crees que hay otra ocupación mejor, por urgente? ¿No parece que proponen caminos embarrados, pastorales a tientas, neodoctrinas a esbozos, situacionismos a mansalva, y que creemos como si no creyéremos, de tan grande y morrocotuda que es la crisis? Mira Bruno, contra el elogio heterodoxo, el marcianovidalismo de la moral. Hale, ponte a escribir, y no se diga que se nos enviaron profetas, y no les obedecimos. Obedezcámosles.

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6.05.17

(177) De un poco de aire fresco

Con este post, amigo mío, sólo quisiera darte una migaja de oración, para animarte a orar y no lo dejaras. Y que fueras como el perro, siempre querencioso de su Dueño, vaya donde vaya.

 

Como una parva retahíla de pequeñas perlas. Es poca cosa. Pero el Señor las pronuncia, y tú oras. Es el tesoro escondido del Rosario.

 

Recién se ora salió el sol, y maduraron los membrillos. El Hortelano trabaja.

 

La frescura del cielo, qué puertas colosales tiene abiertas. Son pequeñas, sólo puertecitas, tal vez, al aire de la mañana. Pero qué grande historia parece que nos cuentan. Sólo cerrar los ojos, y orar. Y se arrodilla el horizonte. Mira, asómate: es el Nombre que está sobre todo Nombre.

 

Cuán sutiles las cosas cotidianas con que el Señor nos adorna su gracia, para darnos que queramos más, y nos engatusemos con ella. Como el aroma de las manzanas, recién cortadas y ya tan frescas, tan nuevas, luminosas entre los dedos, que no quisiéramos comerlas sino sólo contemplarlas. Y así sucede con estas cosas, que no quisiéramos ni vivirlas, para que no pasaran, y que siguieran siempre oliendo a Cristo.

 

No sea tu oración como joyero impaciente, que trata con mano imprudente la perla y el oro.

 

Oras, y es como si se abriera una ventana. Entra el aire fresco, y no hace falta más. Y cómo huele a Madre el alma, cuando el umbral se abre, y es la Iglesia.

 

Pasó el alma que ora el muro de romero, y se quedó prendida. 
—No pase a Este Lado aún— dijo en voz baja, muy baja, el Hortelano.
Y se regresa oliendo a especia y a romero, y al frescor de la mañana.
—Señor mío y Dios mío, quédate conmigo, que aún hay tiempo —quejose el alma— y a la intemperie se precisa abrigo.
—Haré una tienda en la gracia, y moraremos en ti.
Y como un ciervo en el río, se apercibe el alma de silencio y bebe Agua, que ya amaneció.

 

5.05.17

(176) La ventanilla indiscreta.- Una mirada inmoderada, impertinente, inactual

Muchas horas de autobús o de tren son muchas horas de ventanilla. Se ve pasar el mundo, se lee, se ora; se reflexiona, se considera la actualidad, ante todo eclesial, —siempre incorrectamente, sin gregarismos, con prudencia, con razón, —tal vez sin ella, lo diga el lector.

Estas son miradas de ventanilla, en que se espía la crisis, cual emboscado; en que se piensa la crisis, cual mente de emboscado; en que se quiere reformar, o proponer reformas para la crisis, cual mente de católico.

Somos partisanos de la gracia, como dirían Pedro L. Llera o Luis Fernando. El ejército de ocupación es, ante todo, el semipelagianismo nominalista decadente buenista anómico sentimental y miserincordiante, es decir, el Modernismo. Y como no hay victoria de frente, hay que combatirlo de esquina. Desde los bosques, en el estómago del Leviatán.

Pues eso, miradas de ventanilla, de partisano, de francotirador de herejías, como en un Diario. Espero sean de vuestro agrado. Santidad o muerte.

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30.04.17

(175) Elaborando un Mapa de la Crisis, I.- Duda sistemática y modernismo

Con esta nueva tanda de aforismos pretendemos contribuir a la confección de un mapa de la crisis. Es fundamental saber orientarnos en la intrahistoria de la decadencia de la mente católica occidental, eso que eufemísticamente se llama secularización, y que no es más que una autodescomposición. ¿De qué? De la esencia grecorromana y cristiana de Occidente. Nosotros, por eso, no lo aplicamos talmente a la Iglesia en cuanto tal, sino a la mente católica. 

Es la tesis que venimos exponiendo, desde hace tiempo ya, en este blog, a través del estudio de tres grandes síntomas que hemos denominado:

La Gran Impostura, la Gran Reducción, y la Gran Fragmentación, y que se pueden resumir perfectamente con una poderosa imagen, que escribimos así:

BABEL NO SE CONSTRUYE EN UN DÍA.

En pocas palabras, y simplificando mucho: la crisis de la mente católica (nominalismo) produjo una crisis de la mente occidental (cartesianismo, racionalismo y sus metástasis: empirismo, positivismo…) que influyeron, como en un círculo vicioso, en la mente católica (modernismo).

Es importante, pues, saber quién es quién en este proceso de descomposición. Que enmarcamos en el contexto de la brutal batalla producida entre la via antiqua (la Escolástica tradicional) y la via moderna (el nominalismo voluntarista). Ya sabemos que esta guerra la ganó, y la sigue ganando, la vida moderna. Su victoria en la mente occidental dio lugar a lo que conocemos como secularización de Occidente, descristianización, y aún más, por extensión, secularización eclesial, descristianización eclesial.

Y esta crisis tiene un nombre, como decimos: MODERNISMO. Alma tanto de la modernidad como de la posmodernidad.

Es duro decirlo, pero es la realidad. Reforma o apostasía.

Por tanto, a la pregunta: ¿adónde van los pedazos de la mente occidental? Respondemos: a la Nueva Babel, a la crisis eclesial actual. Esos pedazos son piedras de la torre de la división de la gran comunidad cristiana, donde entenderse es difícil, donde se hablan lenguajes conceptuales, filosóficos, teológicos, distintos, tan opuestos, en ocasiones, como molinismo y tomismo, por ejemplo.

Ilustramos, pues, este post, con un recopilatorio de imágenes de Babel. Cuando las iba dibujando, tenía en mente la crisis eclesial en que nos movemos y existimos actualmente. En este post veremos cómo la duda sistemática, en cuanto tiene de burguesa y antitradicional, prepara el camino del futuro Modernismo. La crisis fue preparada. BABEL NO SE CONSTRUYE EN UN DÍA.

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