10.08.14

(9) En que se dan varios Avisos de vida espiritual, para centrarse en Cristo, III

Interrumpimos nuestra meditación tomista sobre el gran Misterio de la Predestinación, para ofreceros algunos puntos de oración y reflexión, para avanzar en nuestra vida cristiana. Esperamos os sean de ayuda.

1 Mañana, cuando salgas a la calle, te encontrarás con gente que necesita a Cristo, y aunque no los conozcas, le pedirás al Señor que les mire especialmente. Eres intercesor todo el día.

2 Por ti mismo no prefieres a Cristo. Es por el Espiritu Santo, que te hace desvivirte por Jesùs

3 Pidamos a las personas que nos quieren que no refuercen con su aprobaciòn nuestros defectos

4 La vida espiritual voluntarista gira en torno a una individualidad caída a la espera eterna de salud, vida, dignidad, redención. Y esa espera sólo acaba con el descubrimiento de la propia incapacidad, y el hallazgo alegre y luminoso del poder y la frescura de la gracia eficaz.

5 Produce un asombro infinito e indecible hasta las lágrimas que Cristo sea Cristo.

6 Hay que doblar la rodilla. Toda la Creación ha de doblar la rodilla. ¡Nosotros las doblamos por todos los seres vivientes!!

7 Cristo ora por nosotros. ¿No ves que por eso creemos?

8 Ir mal, pero creer que se va bien. ¿Hay algo peor?

9 Que todo el mundo sepa que la salvación no es un derecho absolutamente nuestro que conquistamos a base de moralidad

10 El Hijo todo lo hace pensando en su Padre, por eso con su auxilio toma la iniciativa de nuestras acciones, para que por Èl todo lo hagamos pensando en nuestro Padre

11 Dios nos castiga medicinalmente, sin complacencia en el castigo, con pedagogïa de Padre que ama y corrige y regala y se regala en su Hijo

12 El Paràclito te hastía del mundo para que sientas sed del agua del Señor, y te aburra todo aquello que no viene de lo Alto.

13 A veces la luz de Dios causa pena y aprieta, porque somos aún oscuros y tenebrosos

14 Date cuenta, amigo: ¡has nacido de nuevo! –no conviertas tu nueva realidad en una cuestión de mensaje o de valores.

15 Fregar los platos en estado de gracia santificante hace incomparablemente mâs bien, por la Comunión de los Santos, que toda una vida filantrópica en estado de pecado mortal

16 La oración constante te hace pobre, para que nada de lo tuyo te engañe con falsas y humanas seguridades

17 Imagina al Señor a tu lado y contémplalo junto a ti todo el dia, y todo el dia permanece en Él con la mirada de tu alma

18 La razón es fundamental, con el auxilio de la gracia. Nunca, en pos del espiritualismo, hemos de abandonar o menospreciar la recta razón, porque se empieza a descuidarla y acabamos locos

7.08.14

(8) Predestinación, I: en que se introduce informalmente al Misterio

Que los católicos, en su inmensa mayoría, ya no creen en la Predestinación, o no saben lo que es, es un hecho. Mucho tiempo sin ser predicada, mucho tiempo sin ser enseñada, trae consigo un silenciamiento que contrasta con una de las más bellas peticiones de la Liturgia: ¡Señor, cuéntanos entre tus elegidos!

Para los tiempos que corren, sin embargo, la contemplación de este gran Misterio puede ser un antítodo para ciertos males que nos aquejan. Nosotros lo haremos siempre de la mano de santo Tomás de Aquino y su gloriosa escuela.

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Una vida cristiana aplastada por el peso del pelagianismo, que todo lo basa en el falso optimismo del yo puedo, tengo que, hay que ser capaz, etc., puede ser reconducida y liberada de obstáculos por una vida cristiana centrada en el amor enteramente gratuito de Dios, que gratuitamente entrega en su Hijo, con el poder del Espíritu Santo, unos dones que tiene preparados para sus elegidos desde toda la eternidad. A su Primogénito encarga no perder a ninguno de los que le ha confiado:

Juan 10, 28
ellas no perecerán jamás
y nadie las arrebatará de mis manos.

Esta eficacia misteriosa con que el Señor guarda y protege a sus elegidos nos sitúa frente al tema más apasionante de todos, en mi opinión: la gracia de elección, incondicionada, según la presciencia, gracia eficaz, instrumento maravilloso de la Predestinación y benefactora desinteresada de la libertad humana, que encuentra en ella su más perfecta aliada.

Nunca se meditará bastante el gran favor que el Señor nos ha hecho al regalarnos una gracia cuya eficacia no sólo no contradice nuestra libertad, sino que sirviendo a sus planes providenciales, activa nuestra voluntad trocándola de mala en buena y sintonizando con lo más secreto de las entrañas de nuestro libre albedrío. Como explica el Magisterio de la Iglesia, con palabras impresionantes:

“Denzinger 141: “Ahora bien, por este auxilio y don de Dios, no se quita el libre albedrío, sino que se libera, a fin de que de tenebroso se convierta en lúcido, de torcido en recto, de enfermo en sano, de imprudente en próvido. Porque es tanta la bondad de Dios para con todos los hombres, que quiere que sean méritos nuestros lo que son dones suyos, y por lo mismo que El nos ha dado, nos añadirá recompensas eternas . Obra, efectivamente, en nosotros que lo que El quiere, nosotros lo queramos y hagamos, y no consiente que esté ocioso en nosotros lo que nos dio para ser ejercitado, no para ser descuidado, de suerte que seamos también nosotros cooperadores de la gracia de Dios.”

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31.07.14

(7) De varios aspectos de la primacía de la gracia, II

1. Parece que podemos y tenemos que amar salutíferamente a Dios por nosotros mismos, con un amor que sale meramente de nosotros, como si fuera nuestra voluntad capaz por sí misma de todo ello. -Todo es cuestión de proponérselo y darse cuenta de que podemos y tenemos que hacerlo.

1.1. De aquí la razón de tantas predicaciones y apostolados en que, durante tanto tiempo, nos han repetido que “tenemos que” y “tenemos que", podemos y somos capaces y sólo es cuestión de comprometernos de verdad.

1. 2. Por el contrario, Dios causa en nosotros nuestro amor a Dios, de forma que es Suyo y por eso nuestro.

1.3. Como enseña el Magisterio de la Iglesia, “"395 Dz 198. «Del amor con que amamos a Dios. Amar a Dios es en absoluto un don de Dios. El mismo, que, sin ser amado, ama, nos otorgó que le amásemos. Desagradándole fuimos amados, para que se diera en nosotros con que le agradáramos. En efecto, el Espíritu del Padre y del Hijo, a quien con el Padre y el Hijo amamos, derrama en nuestros corazones la caridad» (Rm 5,5) “

1.4. A esto añadimos que, dado el estado actual del ser humano caído, le resulta imposible sin el auxilio de la gracia realizar cualquier acción salvífica.

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2. Parece que Dios nos ama en función de nuestra menor o mayor virtud personal.

2.1. De aquí la razón de tanto discurso pelagiano de los útlimos tiempos, haciendo a Dios deudor de nuestra virtud.

2.2. Por el contrario, nuestra mayor o menor virtud depende de cómo y cuánto nos ama Dios. Si uno es más santo, es porque ha sido auxiliado y amado en mayor medida, con un amor de predilección.

2.3. De hecho, Dios no nos ama según el grado de nuestra virtud, sino según el grado de sus dones.

2.4. Como enseña el Magisterio de la Iglesia, “Dios nos ama tales cuales llegaremos a ser por don suyo, y no cuales somos por mérito nuestro” (Canon 12 del II Concilio de Orange, extraído de la 56ª sentencia de San Próspero,Dios ama más a aquellos que por su don han de ser mejores”

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27.07.14

(6) Que Dios es Celoso fuego devorador

1. Al voluntarismo nominalista y semipelagiano, que tanto ha perjudicado a los católicos desde la pérdida de la Escolástica y la victoria del empuje antropocentrista del Renacimiento, le conviene tener un Dios indiferente que espere y espere eternamente a que el hombre supuestamente haga eficaz la gracia con su voluntad, y se convierta en protagonista de la vida cristiana y la Liturgia misma. Es la visión de un cristianismo moralista como pesada losa imperativa, que denunciaba Benedicto XVI en “Elogio de la conciencia".

2. Para curarnos de este supermolinismo terminista que nos aqueja desde hace mucho tiempo, y que tanto daño ha hecho, es importante conocer bien a Dios, bíblicotradicionalmente, y en la medida de lo posible a la recta razón auxiliada por la fe y desofuscada por la gracia. Es necesario recordar que Dios castiga, que su misericordia no es injusta ni indiferente al pecado, que su gracia es nuestra única esperanza (1 Pe 1, 13) y que Cristo y no el hombre es el centro de todo.

3. Deut 4, 24: “Porque el Señor, tu Dios, es un fuego devorador, un Dios celoso.” -Impresiona cómo lo expresa la Vulgata: quia Dominus Deus tuus ignis consumens est Deus aemulator.

4. Dios es fuego devorador, Dios es Celoso. Dios ama y es misericordioso, de una manera que es locura y escándalo al mundo. La Escritura nos enseña que Dios no es indiferente a nuestras acciones, ni que de tan bueno, renuncie a su providencia, ni a su fuerte brazo.

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22.07.14