(7) De varios aspectos de la primacía de la gracia, II

1. Parece que podemos y tenemos que amar salutíferamente a Dios por nosotros mismos, con un amor que sale meramente de nosotros, como si fuera nuestra voluntad capaz por sí misma de todo ello. -Todo es cuestión de proponérselo y darse cuenta de que podemos y tenemos que hacerlo.

1.1. De aquí la razón de tantas predicaciones y apostolados en que, durante tanto tiempo, nos han repetido que “tenemos que” y “tenemos que", podemos y somos capaces y sólo es cuestión de comprometernos de verdad.

1. 2. Por el contrario, Dios causa en nosotros nuestro amor a Dios, de forma que es Suyo y por eso nuestro.

1.3. Como enseña el Magisterio de la Iglesia, “"395 Dz 198. «Del amor con que amamos a Dios. Amar a Dios es en absoluto un don de Dios. El mismo, que, sin ser amado, ama, nos otorgó que le amásemos. Desagradándole fuimos amados, para que se diera en nosotros con que le agradáramos. En efecto, el Espíritu del Padre y del Hijo, a quien con el Padre y el Hijo amamos, derrama en nuestros corazones la caridad» (Rm 5,5) “

1.4. A esto añadimos que, dado el estado actual del ser humano caído, le resulta imposible sin el auxilio de la gracia realizar cualquier acción salvífica.

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2. Parece que Dios nos ama en función de nuestra menor o mayor virtud personal.

2.1. De aquí la razón de tanto discurso pelagiano de los útlimos tiempos, haciendo a Dios deudor de nuestra virtud.

2.2. Por el contrario, nuestra mayor o menor virtud depende de cómo y cuánto nos ama Dios. Si uno es más santo, es porque ha sido auxiliado y amado en mayor medida, con un amor de predilección.

2.3. De hecho, Dios no nos ama según el grado de nuestra virtud, sino según el grado de sus dones.

2.4. Como enseña el Magisterio de la Iglesia, “Dios nos ama tales cuales llegaremos a ser por don suyo, y no cuales somos por mérito nuestro” (Canon 12 del II Concilio de Orange, extraído de la 56ª sentencia de San Próspero,Dios ama más a aquellos que por su don han de ser mejores”

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3. Parece que Dios reparte sus gracias por igual, y que depende de la voluntad de cada uno llegar a ser más o menos santo.

3.1. De aquí la razón de distinguir a unos de otros en función de voluntad, condicionando la eficacia de la gracia al grado de compromiso, la fuerza de voluntad, o los talentos y cualidades personales, como se ha hecho en los últimos años en tantas predicaciones y discursos voluntaristas. Y es que existe entre los católicos de hoy la supermolinista convicción que consiste en creer que la gracia se hace eficaz por nuestro consentimiento, y que Dios espera pacientemente como un mero espectador.

3.2. Por el contrario, como dice el Apóstol en 1 Corintios 4:7: “En efecto, con qué derecho te distingues de los demás? Y ¿qué tienes que no hayas recibido? Y si lo has recibido, ¿por qué te glorías como si no lo hubieras recibido?”

3.3. De hecho, como enseña el Angélico en Suma, Iª q20, a3, nadie sería más santo que otro si no fuera en mayor grado más ayudado por Dios, y en mayor medida amado por Él , de acuerdo a un don especialísimo.

3.3. Como enseña el Magisterio de la Iglesia, Canon 16 del II Concilio de Orange: Can. 16. “Nadie se gloríe de lo que parece tener, como si no lo hubiera recibido, o piense que lo recibió porque la letra por fuera apareció para ser leída o sonó para ser oída. Porque, como dice el Apóstol: Si por medio de la ley es la justicia, luego de balde murió Cristo [Gal. 2, 21]; subiendo a lo alto, cautivó la cautividad, dio dones a los hombres [Eph. 4, 8; cf. Ps. 67, 19]. De ahí tiene, todo el que tiene; y quienquiera niega tener de ahí, o es que verdaderamente no tiene, o lo que tiene, se le quita [Mt. 25, 29].”

Y es que “Nadie complace al Señor sino por aquello que el Señor le ha dado” (Denz 185, Indículo 134)

No olvidemos, pues, que el Amor de Dios es la fuente de todos los bienes.

13 comentarios

  
keparoff
No me queda muy claro, si Dios nos da la gracia para tener, no solo la acción buena, sino el impulso a realizarla... pareciera que si nos falta ese impulso, sería porque no ha estado la gracia.

Si las obras buenas que hacemos no son por mérito nuestro, ¿porque las obras malas sí que nos cuentan como demérito, y nos condenan? Esta doctrina de la gracia significaría también que cuando no hacemos lo que debemos es porque Dios no nos ha dado la gracia de hacerlo.

No lo veo fácil de entender.
31/07/14 11:54 PM
  
Ricardo de Argentina
En la primacía de la gracia está el fundamento de la humildad.
01/08/14 2:07 AM
  
Maricruz
Me explico ahora tantas cosas, Alonso. Gracias.
;)
01/08/14 1:12 PM
  
Pecador arrepentido
Querido keparoff:

No, si tú pecas es porque tú has pecado. La culpa es tuya, no de Dios. Ahora si tú haces una obra buena salutífera, el don es de Dios y tú tienes mérito porque has colaborado con la gracia: el mérito es primero de Dios y, en segundo lugar, tuyo. Los tomistas dirán que sólo Dios es capaz de ordenar una acción y que el agente (la persona en concreto) la haga de modo libre verdaderamente.

El problema del hombre moderno es que no es capaz de reconciliar predestinación con libre albedrío, cuando en verdad no son enemigos. El molinismo dará énfasis al libre albedrío y dirá que la gracia es eficaz en tanto en cuanto el hombre da el sí.

La relación gracia eficaz - libre albedrío es algo que Roma aún no ha zanjado.

01/08/14 6:04 PM
  
Pecador arrepentido
Querido keparoff:

Por otro lado, sí hemos de saber que nos salvamos por la gracia de Dios. Sin la gracia, jamás podríamos salvarnos.

La relación gracia-libre albedrío es lo que aún no ha sido definido. Lo tradicional es la subordinación del libre albedrío. El molinismo, sin embargo, enfatiza el libre albedrío.

Además, recuerda, la gracia es algo gratuito, no algo debido. Nosotros hemos de suplicar las gracias. Dios sí que ha prometido que nunca pondrá una prueba mayor a nuestra fuerza. Es decir, la gracia está a nuestro alcance, pero hemos de suplicarla.
01/08/14 6:07 PM
  
jesus javier
tambien la teologia de la creacion ha minusvalorado el pecado original y sus terribles efectos, realzando la capacidad humana en cuanto creados a su imagen y semejanza , lo cual conecta con el pelagianismo y la secularizacion
02/08/14 10:36 AM
  
José Luis
El amor de Dios nos invita también a conocerle mejor, cuando siempre meditemos las Sagradas Escrituras. Cuando examinamos la Palabra de Dios, y ponemos todas aquellas partes en nuestra vida, según corresponda nuestra vocación, nuestras heridas sanan, se curan.

¿Cómo puedo amar a Dios si no pongo en practica lo que nos dice por las Sagradas Escrituras? Todo aquel que leer de verdad, y retiene dentro de su corazón la Palabra de Dios, está demostrándose así mismo que ama a Dios.

No podemos caer en la locura, precisamente lo referido, que amamos a Dios, pero no nos interesa ni la Santa Biblia ni el Catecismo de la Iglesia Católica.

Nos interesa, sí, pero cuando leemos la Palabra de Dios, no dejamos echar al vacío lo que hemos leído.
02/08/14 10:48 AM
  
últ
Estoy totalmente de acuerdo con el post.
Nada tenemos que no hayamos recibido.
Pero hay que recordar que Dios da a todos la gracia suficiente para salvarse aunque respeta nuestra libertad para no acogerla.
En realidad es como si todos fuéramos vasos destinados a dejarnos llenar por Dios, sin importar nada el material del que estemos hechos ni el tamaño, sólo importa la plenitud de Dios.
En la medida que lo acogemos, Dios nos va llenando y en la medida que llenamos el vaso de otras cosas, incluyendo preocupaciones que parecen santas, pero están llenas de ego, no dejamos que Dios nos lleve a plenitud.
Pero cuando nos olvidamos de nosotros mismos y ponemos toda nuestra esperanza en Dios, es él quien realiza su obra en nosotros. No tenemos nada bueno que no sea don de Dios.
Saludos en Cristo.
05/08/14 1:02 AM
  
ult
Respecto a algunos comentarios sobre el libre albedrío y la gracia, no veo el problema por ninguna parte.
Dios es el que nos da la gracia, sin la que no podemos hacer nada. Pero nos ha hecho libres, nos ha dado el don de la libertad para que le amemos libremente, y respeta esa libertad incluso aunque suponga que algunos le rechazen. Pero le rechazan libremente. Y los que le aceptan no tienen méritos de qué presumir, puesto que nada es suyo, todo lo han recibido de Dios.
05/08/14 1:09 AM
  
ult
En realidad todo se reduce a dejarse amar por Dios. Porque está claro que El nos amó primero. A todos y cada uno, a cada cual como él mismo, y no como otro, porque todos somos únicos e irrepetibles.
No hay nadie a quien no ame Dios, sólo que muchos no lo saben. Hay que darles la buena noticia.
Perdón si me he "colado" en algo, pero es que me apasiona la idea de que Dios nos amó primero.
05/08/14 1:22 AM
  
Cos
Ult:
Realmente, hasta ahora tenía las cosas claras. Para mi lo explicas perfectamente.
El artículo lo encuentro confuso en grado sumo. Sin ir más lejos, la cita: “En efecto, con qué derecho te distingues de los demás? Y ¿qué tienes que no hayas recibido? Y si lo has recibido, ¿por qué te glorías como si no lo hubieras recibido?”

¿Qué sentido tiene a la luz de la interpretación que se está dando? Si alguien tiene los dones que tiene porque así le han sido conferidos, entonces por qué se le piden cuentas acerca de vanagloriarse o no vanagloriarse que sería una actitud que correspondería con el don de la prudencia, el discernimiento o lo que sea.
Aceptar eso es aceptar la predestinación en el sentido al que Ult se refería en el Blog de Luis Fernando Pérez Bustamante.
Vamos, por llevarlo al absurdo se me ocurre que cuando Jesús dice "amaros los unos a los otros tal y como yo os he amado", significa que Juan, su discípulo más amado, debería ser más amado a su vez por ello. Lo cual tampoco tendría mucho sentido ya que el amor es un don, por lo cual no es susceptible de ser afectado por la voluntad propia.
Lo dicho, me parece cuando menos muy confuso.
05/08/14 10:40 AM
  
María Arratíbel
Una vez más, muchísimas gracias. Cuánta paz.
06/08/14 12:13 AM
  
Antonio1
Muy de acuerdo con ult en todo y maravillosamente expuesto.

Me copio tus comentarios.
08/08/14 11:00 AM

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