(412) Obstáculos tradicionales y caciquismo teológico

88.- Obstáculos tradicionales.— El moderantismo católico, en su proyecto de modernización del catolicismo,  encuentra obstáculos en la tradición. Concretamente, en la negativa tradicional a admitir una relación de amistad entre cristianismo y civilización moderna. El moderantismo congenia amigablemente con el progresismo teológico, y en general con toda forma de modernismo, porque el moderantismo es subjetivista. Lo es, entre otras razones, porque concibe la fe como un acto de reivindicación de la propiedad privada. Y en este sentido le conviene estar en paz con los progresistas, para que no le quiten la fe.

La mente tradicional, sin embargo, es considerada hostil, y por tanto enemiga de la conciliación. Por lo que reblandecer sus aristas, mediante un nuevo concepto moderno y subjetivista de tradición, es la primera condición del pactismo católico.

 

89.- Armonías imposibles. Para favorecer el pactismo en el catolicismo nada mejor que reivindicar un pluralismo moderado, el consonantismo doctrinal, que admite diversidades conceptuales siempre y cuando no sean cacofónicas, con el fin de evitar conflictos y favorecer la comunión. Pero es un pluralismo no tradicional, contrario al legítimo. Porque la mente clásica admite, a la manera de Balmes, que hay verdades de muchas clases porque hay realidades de muchas clases. Pero lo que no admite es que la verdad sea incognoscible ni que sea informulable, ni susceptible de diversificación contradictoria, ni de moderación dialogal. No hay consonancias sin resolución de disonancias.

Convendrá al pactismo católico, en su proyeto modernizador, diluir la autoridad en un nuevo concepto de ejercicio: la función docente no será autoritativa, sino dialogante. Se habrá de recurrir al consejo de expertos, a la autoridad popular de los neoteólogos, supuestos voceros de la espiritualidad del pueblo. El ejercicio de la autoridad doctrinal habrá de “constitucionalizarse", y serán los expertos neoteólogos, los genios pastorales, los líderes asociativos, con su nueva autoridad no institucional, los nuevos representantes del Espíritu Santo, y los artífices de la nueva comunión.

 

90.- La restauración conservadora, falsa comunión.— La estabilidad moderantista no es más que una utopía. Porque la restauración pactista que propone, con su sinfonismo tenue, no es más que caciquismo teológico. La mente tradicional no puede sino rechazar esta falsa paz consistente en hacer concesiones y dejar gobernar al progresismo espiritual de vez en cuando, con tal que éste acate el sistema y se mantenga dentro de un orden.

Pretender que haya que reconocer la voz de la autoridad en la voz de los neoteólogos progresistas, supuestos representantes  del sentido de la fe popular en sus diversas interpretaciones, no es más que caciquismo de especialistas. Porque ni las doctrinas teologicas progresistas, de un Teilhard de Chardin por ejemplo, representan la fe del pueblo, ni la comunión doctrinal y eclesial se puede sustentar en la permisión de ellas.

La trasposición de la autoridad doctrinal de lo alto de la pirámide a su base, como pretende el moderantismo, será desastroso. La autoridad docente quedará reducida a portavoz de las inquietudes y las “iluminaciones” del pueblo, manipulado por los especialistas; y la unidad doctrinal, y por ello la pax romana en la Iglesia, será una ficción.

David González Alonso Gracián

 

17 comentarios

  
Luis Fernando
Revolucionarios progresistas y conservadores se subieron al mismo tren. Los primeros aceleraban mientras que los segundos frenaban. Pero poco a poco el tren fue cogiendo velocidad y llegó a un punto en que los frenos se quemaron y los conservadores se vieron incapaces de pararlo. Y tampoco quieren bajarse en marcha, porque temen matarse.

Ese tren va a arrasar con todo lo que se le ponga por delante, a menos que Aquel que calma los vientos y los mares lo detenga de cuajo. Pero en ese caso, todos los que estén dentro van a ser aniquilados.


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A.G.:
Muy bien expresado Luis Fernando. En efecto, dentro del Maelstrom ya no se puede parar. De ahí el peligro y ruina de ser «moderaditos». Gracias.
01/03/20 3:20 PM
  
Luis Fernando
Pero es que además los moderados son más dañinos que los otros. Pretenden vendernos como aceptable lo que no lo es. Pretenden que es ortodoxia lo que es heterodoxia.

El revolucionario no se anda con semejantes falsas excusas. Va a lo que va y lo dice.
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A.G.:
Sin duda alguna. Y esa pretensión de imitación de catolicismo es lo que ha camuflado la revolución bajo un disfraz de orden y de falsa comunión. Lo constatamos, por ejemplo, en la defensa que los moderados hicieron de la heterodoxia de Teilhard o el modernismo de Blondel.
01/03/20 3:29 PM
  
hornero (Argentina)
Estimado D. Alonso Gracián: expone usted con debida brevedad la inmerecida consideración que corresponde al “proyecto de modernización del catolicismo”, al cual cabe aplicar las palabras de J. Maritain: “Hay que ubicarse por debajo de la razón para atacarla, o por arriba de la razón para defenderla” (Los Grados del Saber- Grandeza y miseria de la metafísica). La audacia irracional del progresismo católico hace caso omiso de la razón y su lógica, con voluntad despótica pretende destruir el edificio solemne de la cristiandad; como un huracán de basuras vomitadas desde el infierno intenta sepultar dos mil años de pensamiento y Tradición cristianas fundadas en las cumbres augustas del pensamiento del Antiguo Testamento y de la antigüedad greco-romana. Ernesto Hello, retrata en “El Hombre”, la condición del mediocre, la cual conviene al progresismo católico. Porque el mediocre experimenta aversión frente a la verdad absoluta, a su consistencia ontológica indestructible proferida por el Verbo de Dios al momento de crearla. Sí, la enfermedad espiritual de quienes profesan de “moderados” es de difícil cura, puesto que la sal cristiana que recibieron como don de Dios perdió su sabor, y los insípidos sólo sirven para ser “arrojados y pisados por los hombres” (cf. Mat 5,13). “El hombre mediocre tiene horror al catolicismo: lo encuentra exagerado; le gusta más el protestantismo, al que considera moderado. Es amigo de todos los principios y de todos los contrarios de estos principios” (E. Hello). En verdad, a pesar de su gran número, constituyen una hojarasca que barre la Historia. Por eso, digo “inmerecida consideración”. El tiempo del cristiano lo urge a trabajar por el Reino, no sólo a limpiar de escombros el terreno, sino a edificar los muros sobre los cimientos puestos por Cristo. Los cimientos de Cristo hunden en el Abismo del Verbo, y quienes edifiquen sobre ellos deben hacerlo conforme a la inmensidad de Cristo, consientes y partícipes del Abismo que nos constituye y al que estamos llamados. Creados a imagen y semejanza de Dios, somos un misterio desconocido por nosotros mismos, ignoramos nuestro abismo; no obstante debemos responder por este don que supera en magnitud a todo el universo. El mundo moderno ha perdido la noción y la conciencia del misterio; de ahí su moderación y mediocridad. Sólo la gracia divina puede restablecer en él el orden y armonía necesarios para escapar de la ciénaga y elevarse hacia las cumbres del Reino.



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A.G.:
“El hombre mediocre tiene horror al catolicismo: lo encuentra exagerado; le gusta más el protestantismo, al que considera moderado.. Muy a propósito, desde luego.

Respeto a Maritain, es uno de los propagandistas del moderantismo, aunque su primera etapa fue salvable. Luego, sin embargo, se hizo profeta del conservadurismo liberal, el de tercer grado, no del primer y segundo grado, que esos los criticaba. Como bien dice, solamente por gracia divina vendrá la salud, el restablecimiento, la salida del pantano.
01/03/20 5:49 PM
  
Scintilla
Lo que hace que los que llevan la voz cantante en la Iglesia me recuerden cada día más a una secta. Concretamente a nuestros alumbrados. Con sus vaguedades, sus contradicciones, sus diversos magisterios, su pluralidad, sus riñas, su soberbia...
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A.G.:
Ciertamente tiene su parecido.
01/03/20 5:50 PM
  
Juan Donnet
Excelente David! clarísimo. Y excelentes también los comentarios de Luis Fernando.
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A.G.:
Gracias Juan. Este asunto, paso a paso, va tomando mayor claridad.
01/03/20 5:59 PM
  
hornero (Argentina)
Los cristianos estamos enfrentando una gran tarea: revertir el proceso del irracionalismo cartesiano (llamado comunmente racionalismo), con el fin de edificar la nueva etapa del Reino de Dios entre los hombres. Porque el irracionalismo es la causa de la mayor devastación habida en la historia de la era cristiana, ni es posible otra mayor: destruyó el vínculo de la inteligencia con la realidad, esto es, destituyó al hombre de su primacía sobre las cosas, impidiendo que las gobernara conforme al plan de la Redención. La cristiandad había logrado en su esfuerzo de varios siglos consolidar un orden creciente en el que la inteligencia elevada por la sabiduría y la virtud produjo los frutos admirables que conocemos y aún disfrutamos. Todo esto ha sido conmovido y en gran parte derrumbado por obra del progresismo, relativismo, nihilismo y ateísmo, llevando a la humanidad a una mundanización que nada sabe ni comprende de aquellas venerables reliquias. Sólo la gracia ha podido vencer la obstinada acción de las tinieblas, permitiendo que el edificio se conservara en lo sustancial y convocara a muchos a trabajar por su restauración. Entendemos la restauración de la cristiandad, no como obra arqueológica, sino como empresa del pueblo cristiano que avanza hacia la plena instauración del Reino de Cristo en el mundo. El trabajo hecho por nuestros santos antepasados, a pesar de sus méritos inmensos, pertenece al “hombre viejo”, renovado y santificado por el Bautismo, pero sujeto todavía a los límites de nuestra naturaleza caída desde el pecado original. Tan magno esfuerzo perdura hasta nuestros días, convocando a retomarlo bajo las nuevas condiciones que la presencia extraordinaria de María en la Iglesia y en el mundo nos ofrece como don de su Aurora que resplandece bajo la Luz de la Gloria de Cristo que colma a nuestra Madre. Las nuevas condiciones que los “nuevos tiempos de María” irradian sobre el mundo están dando a luz de modo imperceptible al “hombre nuevo” nacido de Cristo en María por obra del Espíritu Santo que nos engendra en Ella. El “hombre nuevo” que nace de María participa, es vivificado y transfigurado por Cristo que comienza a manifestarse en él, conforme Cristo se manifiesta mediante la creciente y potente Aurora de Su Madre (cf. Col. 3,4). María ha recibido de Su Hijo la misión de pisar la cabeza del demonio, esto es, del anticristo que campea con sus avanzadas esperando el momento que Dios le permita “sentarse en el templo de Dios, y proclamarse dios a sí mismo” (2Tes 2,4) . Pero, además a recibido la misión de preparar la Venida de Cristo en Gloria; es la tarea eminente que lleva a cabo entre nosotros, comprendida en su anuncio del triunfo de su Corazón Inmaculado en el mundo. La Aurora de María reduce a la nada los intentos tenebrosos de las falsas filosofía, teología, ciencia y arte modernos. Ella prepara un frente de verdaderos apóstoles que han de hacer resplandecer la Soberanía de Cristo en el mundo, que han de expulsar a los usurpadores de los dominios de Dios sobre la inteligencia y voluntad de los hombres, y sobre las cosas que deben gobernar conforme a las disposiciones del Reino. María prepara la culminación de la obra de la Redención. Cristo en su Misericordia envía ríos de gracias mediante María; anticipa los dones de su Gloria a fin de que podamos llevar a cabo las maravillas que el “hombre viejo” no puede realizar, y preparemos, así, los caminos a su Venida. Debemos elevar nuestra óptica, a veces demasiado preocupada por la ciénaga tenebrosa, hacia la Aurora del nuevo Día que amanece, ponernos de pié, saludar su Luz y proclamar a Cristo que viene, que ha venido, que está entre nosotros. El, Señor de la Historia y del Universo, nos anima amable y victorioso a tomarnos de las Manos de Su Madre para llevar a cabo la gran tarea de estos últimos tiempos del “hombre viejo”, en los que venceremos al anticristo y derrumbaremos la Babilonia: “la restauración de la armonía primitiva” (Pío XII), la instauración de la “Civilización del Amor” (S. Pablo VI), “Cruzando el umbral de la Esperanza” (S.J.P. II).


01/03/20 11:45 PM
  
Isabel N.
Je, je, tienen su puntito de humor las finas observaciones que hace sobre los "neocón" que hasta ahora salían bien parados de todas las refriegas precisamente por su "talante dialogante" que les hacía estar a bien con todo el mundo. Pero resulta que ahora ya no sirve. Les han pilado en su cálido refugio teológico, en su comprensión "perdonavidas" hacia todas las posturas, menos la legítima y tradicional. Adiós a vuestra comodidad, neocones, sois el coronavirus de la Iglesia, pero ya hemos encontrado los anticuerpod adecuados para neutralizaros, y se llama SANTA TRADICIÓN.

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A.G.:
Yo no uso el término neocón, sino moderantista, liberal conservador, moderado... círculos cuadrados....antítesis del católico tradicional, sobre todo hispánico.
02/03/20 12:52 AM
  
Adriana
Quisiera hacerle una consulta, deseo saber - si lo ha leído - la obra del Hno Carlos de Faucauld y de el Hno Carlo Carretto. Me causa inquietud porque he leído y tratado gente cercana a la comunidad de las Hntas de Jesús. Muchos de estos conocidos son heterodoxos y alaban muchísimos que estas hermanas a dónde llegan viven su cristianismo sin evangelizar, es decir, un catolicismos "moderno". Por esta razón no me he motivado a leer las obras del Hno Carlos. Se que el no fundó pero dejó escrito esos anhelos de comunidad, pero mi duda es si él era ortodoxo o heterodoxo, o si son las comunidades inspiradas en su forma de vida, que son heterodoxas. Agradezco cualquier aclaración.
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A.G.:
Lo siento Adriana no conozco el tema lo suficiente, no puedo ayudarla.
02/03/20 2:48 AM
  
hornero (Argentina)
RESTAURAR LA ARMONÍA PRIMITIVA (Pío XII). El mundo moderno ha desarrollado mediante la ciencia y la técnica un progreso admirable en cuanto ha permitido al hombre establecer un mayor dominio sobre el mundo que lo rodea. Este progreso es juzgado muchas veces como resultado de la ruptura con el antiguo orden de la cristiandad, esto es, con el orden del misterio que conformaba al hombre y a las cosas, en cuanto creaturas partícipes del Ser Infinito Creador. Es probable que al prestar mayor atención a la realidad material que a la contemplación y especulación sobre las verdades trrascendentes, el método empíreo-matemático condujera a un rápido conocimiento y dominio material de las cosas. No obstante, tal progreso es fruto del orgullo astutamente provocado por la antigua serpiente, una vez más, desde “el árbol de la ciencia del bien y del mal” (Gen 3, 3-5); ha crecido junto con el error, como el trigo con la cizaña, con muchos frutos engañosos “agradables a la vista y deseables para alcanzar sabiduría” (cf. Gen 3,6), que han conducido al mundo hasta el borde del abismo de su destrucción. Es un progreso sin alma humana y sin vertiente divina que lo alimente, con apariencia de ser un bien, oculta el engaño sobre el veneno que lleva: su inconsistencia esencial por haber rechazado los fundamentos ónticos últimos que lo vinculan al Creador y le participan sus perfecciones. Tales prodigios de la ciencia y de la técnica han dado paso al espejismo del falso progreso, ocultando en el aturdimiento y vértigo, el caos en que la cizaña lo precipita. Pero, ahí está el trigo del verdadero progreso, el que ofrece al cristiano los medios para edificar el Reino, cuando usa de las cosas como de instrumentos que resuenan bajo el soplo del espíritu, que pulsa como artífice divino que ilumina al mundo con la gloria de Dios a fin de que el mundo la tribute a Dios. Es una obra alimentada por la contemplación, camino hasta las profundidades del ser creado, hasta sus confines con lo divino. De este manantial brotan los ríos que riegan el Paraíso, ciencia, técnica, arte, vivificados y transfigurados por la sabiduría de amor que es la Ciencia de Dios. Tales aguas RESTAURAN LA ARMONÍA PRIMITIVA (Pío XII).

Estos ríos caudalosos riegan el mundo con el amor, constitutivo de lo mas íntimo del ser creado, participación de la Vida Trinitaria. Los cristianos somos las fuentes terrenas y los cauces por los que derivan las aguas del amor desde el Seno de Dios.Y estas aguas y ríos han de construir la CIVILIZACIÓN DEL AMOR (S. Pablo VI)

El mundo en que vivimos nos impide ver los horizontes del nuevo Paraíso Terrenal que nos anuncia María. Pero la Luz de su Aurora ilumina nuestra mente y templa nuestro corazón hasta arrojarnos confiados e intrépidos a la conquista de los nuevos territorios de “la Jerusalén Celestial que viene del lado de Dios” (Apoc 21, 2), “CRUZANDO EL UMBRAL DE LA ESPERANZA” (S. J. P. II).


02/03/20 9:05 AM
  
Scintilla
No conozco, Adriana, a Carretto, pero algo a Foucauld y sus alrededores hispanos. Después de leer su biografía se ve que es un regenerado por la gracia, pero de ahí a hacerlo un santo inspirador... El hijo de D'Ors, cura de prácticas budistas, que es de los fieles de Foucauld que rezan su oración, suele recordar que no convirtió a nadie en su vida después de vivir más de una década entre los tuaregs. Todo esto me suena a tontería de nuestros tiempos. Y que fuera el primero en estudiar el tuareg ya da una medida del evangelismo francés en África. Y luego dicen de la evangelización americana hecha por España. Qué sinvergüenzas. Y aquí les compramos sus burras averiadas.
03/03/20 9:33 AM
  
hornero (Argentina)
HACIA EL NUEVO PARAÍSO TERRENAL – Podemos hablar de esta realidad fundados en la Escritura, podemos saber de ella también por los mensajes dados por la Virgen al P. E. Gobbi, en San Nicolás y en otras manifestaciones extraordinarias actuales. La Virgen vincula la instauración de este nuevo Paraíso Terrenal con la Jerusalén Celestial, “la Ciudad Santa que baja del cielo, de parte de Dios” (Apoc.), fundamentalmente con el Reino glorioso de Cristo que tendrá lugar cuando su segunda Venida. Por consiguiente es una realidad que se funda en sólidas razones. San Pablo nos dice Efesios 1 y en Colosenses 1 que Jesucristo ha asumido en su naturaleza humano-divina la plenitud de todo lo creado, “todo subsiste en Él” (Col 1, 17), debemos esperar, entonces, la restauración y sobreelevación de toda la obra de la creación. Entre tanto, mientras la esperanza alienta nuestra expectativa en estos gozosos acontecimientos, estemos alerta porque la Aurora de María los hará germinar ya en nuestro tiempo que prepara el camino a la plena instauración del Reino de Cristo. Todo parece indicar que es así, que hay una etapa preparatoria en la que tomados de las Manos de María, sostenidos y fortalecidos por los dones extraordinarios que Ella irradia sobre la Iglesia, la humanidad y el universo, aparecerán nuevos caminos que restauren la armonía perdida. En tal caso podemos esperar y procurar una creciente transformación de la ciencia y técnicas modernas, una conversión de sus postulados y métodos, conforme a los principios de armonía que deben regir la creación. Los mismos se resuelven en el cumplimiento del mandato: “Amarás a Dios con toda tu mente y corazón” (Mat ), “Buscad primero el Reino de Dios y su justicia y todo lo demás se os dará por añadidura” (Mat ). El mundo moderno ha invertido el orden de la creación: busca primero y sólo las añadiduras, y da la espalda a Dios. La humanidad se siente aplasta por el moderno progreso, intimidada, desconcertada por una compleja red de artefactos y de procesos que escapan a su comprensión, que si bien, son científica y técnicamente explicables, son producto de muy complejos artificios; un cajero automático, un celular, una PC, el automóvil, los elevados edificios, la producción de alimentos vegetales y animales, los medios de transporte, la medicina y sus variados recursos, etc., hasta los más sofisticados artefactos de la ciencia o de la guerra. Tal apoteosis ha sepultado al hombre actual en un laberinto que lo aprieta progresivamente, que reduce a la casi totalidad de las personas a entes pasivos incapaces de discernir por sí mismos, de atreverse a buscar una salida que nos libere, ni de concebir siquiera esa posibilidad; viajan a bordo del aparato terrestre sin entender nada de nada, procura cada uno acomodarse lo mejor que pueda en su asiento. No se piense que tal inhibición afecta sólo a los pasajeros: las camareras y los comandantes padecen de igual incertidumbre. NO SABEN A DÓNDE VAN. Porque la brújula que señala el rumbo ha perdido el gradiente de las coordenadas de la verdad; así, estamos en manos de “ciegos que guían a ciegos” (Mat. 15, 14). Es natural que el progreso se haya convertido en una amenaza para el mundo. El irracionalismo que condujo al exclusivo empirismo actual, nada sabe de causas y efectos, de medios y fines, de espíritu y materia, de universo e historia. Sólo maneja sus manos y pies como un ROBOT, que en el más estricto significado de la palabra, ES CONDUCIDO POR OTRO ROBOT. No es libre de decidir, su inteligencia está condicionada por las exigencias técnicas de la ECONOMÍA Y DE LA GUERRA, las únicas coordenadas que orientan su brújula.
A un mundo tal sólo la gracia sobrenatural tiene el poder de devolverle la sana visión de la realidad. La durísima prisión de su encierro sólo puede ser asaltada por los ángeles que Dios envíe, sea exterminadores, como en Sodoma y Gomorra, sea como salvadores. La AURORA DE MARÍA nos anuncia un nuevo amanecer, un despertar del pesado sueño que nos paraliza, un horizonte de esperanza y de vida nueva que trasciende los muros del laberinto: Ella pone al alcance de nuestra vista EL NUEVO PARAÍSO TERRENAL, CORRAMOS A SU ENCUENTRO.


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A.G.:
No creo que venga un paraíso terrenal antes del fin del mundo. No me parece doctrina católica.
03/03/20 3:14 PM
  
Scintilla
Me preocupa, don Alonso, la concepción de la fe del último documento de la Comisión teológica internacional. ¿No le chirría algo la concepción -supuesta, pues no se explicita- de la fe, que en cierto modo la privatiza? Como si dejara de haber una responsabilidad eclesial sobre esa transmisión y pareciera un asunto simplememnte individual? Qué hacer con el bautismo de niños? No lo veo claro. Igual por ignorancia.
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A.G.:
No he leído el documento y no puedo opinar. Pero lo leeré. Un saludo.
04/03/20 9:32 AM
  
hornero (Argentina)
En efecto, la cuestión del Paraíso terrenal es ardua. Pertenece a la Teología y a la Exégesis en tanto debe ser considerada a la luz de aquella e interpretada por ésta. Tal cuestión se impone cuando nos preguntamos por el porvenir de la Iglesia, de la humanidad y del mundo. De aquí su vastedad como misterio cristiano que permite ser contemplado desde muchos puntos de vista. Creo que la cuestión es suscitada de modo explícito a partir de Pío XII, y es aludida de modo tangencial por S. J. XXIII, S. Pablo VI, S.J.P. I y S.J.P. II. Pío XII en su Mensaje de Navidad 1957 reconoce que una parte de los hombres permanece “como si fuesen prisioneros de su propia pequeñez, como si se sintiesen incapaces de imaginar las posibilidades de la infinita grandeza de Dios”, mientras “otros, deslumbrados por la fascinación de sus propios resultados no saben admirar más que las ”grandezas del hombre”, cerrando voluntariamente los ojos a las “grandezas de Dios”…El mundo puede y debe ser conducido nuevamente, a la primitiva armonía, según el plan que se trazó el Creador desde un principio, cuando comunicó sus perfecciones a su obra. La estabilidad suprema de esta esperanza estriba en el misterio de la Navidad. Cristo, Hombre-Dios, autor de toda armonía, visita su obra.¿Porqué habrá de desesperar del mundo la creatura, si Dios mismo no desespera de él, si el Verbo Divino por quien fueran hechas todas las cosas se hizo carne y habitó en medio de nosotros para que resplandeciese por fin la gloria de Unigénito del Padre? Y, ¿cómo podría resplandecer la gloria del Creador y Restaurador de todas las cosas, en un mundo fundado necesaria,mente sobre contradicciones y disonancias?...La obra del hombre sobre la tierra no está, por tanto, condenada a la disonancia, sino a manifestar la armonía eterna de Dios...El nacimiento, aún doloroso y lento de una nueva vida, de una humanidad en constante progreso de orden y armonía, es la finalidad designada por Dios a la historia “post Cristum natum”, a la que deberán contribuir personal y activamente los hijos de Dios rescatados a la libertad. Es vana cosa esperar la perfección y orden del mundo, de un proceso inmanente, ante el cual el hombre permanezca, como algunos afirman, cual espectador extraño…La intervención en el mundo para sostener el orden divino es un derecho y un deber que pertenece intrínsecamente a la responsabilidad del cristiano y que le permite emprender legítimamente cualquier acción, privada o pública u organizada, dirigida y apta al fin.”
Esta cuestión, tal como la expone largamente Pío XII, está presente, desde ángulos diferentes, en el pensamiento de S,Pablo VI y S.J. P. II. al que me he referido en mi tercer comentario a este excelente y oportuno artículo de D. Alonso Gracián. Añado una referencia a S.J. XIII: en una noticia del “Osservatore Romano” de los días en que anunciaba la convocatoria del CV II : el Papa afirmaba que es su propósito, el que “la Iglesia sea librada del polvo acumulado sobre el solio pontificio desde al época de Constantino, a fin de que nuevamente “resplandezca sin mancha y sin arruga”; palabras éstas, repetidas por la Virgen en uno de los Mensajes al P. Gobbi. En cuanto a S.J. P. I, baste recordar que tuvo la luminosa idea a reunir los nombres de sus dos antecesores inmediatos, decisión ratificada luego por S.J.P. II.

A la voz expresada por la Iglesia, se suma la voz autorizada de María que, desde La Salette nos advierte sobre los acontecimientos de estos “últimos tiempos”. En Fátima nos revela el triunfo de su Corazón Inmaculado en el mundo, que comporta hechos decisivos: derrota del anticristo, derrumbe de la Babilonia, todo en preparación de la venida del reino glorioso de Cristo. Así, la cuestión del advenimiento del paraíso terrenal, es explícitamente mencionada por la Virgen: “Un gran prodigio se va a realizar EN VUESTRO TIEMPO (mayúsculas mías)…dentro de poco el desierto florecerá y toda la creación volverá a ser aquel jardín maravilloso que fue creado para el hombre, para reflejar de manera perfecta la mayor gloria de Dios” (Gobbi, 28-nov-1979); “Por medio de vosotros Yo devolveré a su esplendor la Obra de la creación, de la redención y de la santificación, de modo que la Santísima Trinidad reciba su mayor gloria…después de la derrota de toda forma de ateísmo y de soberbia rebelión” (id. 13-mayo-1980). En San Nicolás Jesús nos dice: “Ha venido el Día, ¿Y no lo ven? Ha venido la Misericordia, ¿Y no la aceptan?” (2-nov-2013 ).

Así, la cuestión del advenimiento del Paraíso terrenal en nuestro tiempo queda comprendida en un amplio contexto de documentos de los últimos Papas y de Mensajes de la Santísima Virgen y de Jesús. En cuanto a la cuestión del “fin del mundo” predicho en la Escritura, creo que requiere una consideración aparte, porque pareciera que en el contexto señalado podría interpretarse de modo restrictivo al “fin del tiempo del hombre viejo del pecado y de su obra la Babilonia” que han de desaparecer con el fragor de una catástrofe. Es de suma importancia que sea estudiada, porque ha sido presentada siempre como término violento de nuestro tiempo presente, sin nexo de continuidad con una “transfiguración” general del hombre y de la creación, cerrando la perspectiva a un horizonte luminoso que ya estaría obrando entre nosotros. El camino se bifurca, conforme se acepte o no las intervenciones extraordinarias de la Virgen.



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A.G.:
Apreciado hornero, la Tierra Nueva y el Cielo Nuevo vendrán tras el fin del mundo, después del Juicio Final. No esperemos paraísos terrenales en estos tiempos de muerte y corrupción.
04/03/20 11:17 PM
  
hornero (Argentina)
D. Alonso Gracián: aprecio su afirmación, y la considero dentro de mi observación general acerca de "la cuestión del fin del mundo", sobre la que es bueno reflexionar a la luz de la esperanza concreta de la Iglesia expresada por los últimos Papas, en el sentido de que debemos trabajar por un cambio fundamental, por la conversión de la Iglesia y de la humanidad toda. Evidentemente los Papas, como Jesús y la Virgen en sus diversos mensajes, no sólo no hacen referencia al fin del mundo en el sentido del juicio final, sino que alientan a trabajar desde el presente tiempo que vivimos por la realización de tales esperanzas. Ciertamente la culminación del Paraíso terrenal, el pleno ejercicio por parte de los hombres de los dones futuros, tendrá lugar cuando hayamos entrado a gozar de la eternidad. No obstante, antes de esa vida definitiva en el Reino de Dios, la Iglesia, en coincidencia con los mensajes de Jesús y de la Virgen, espera una renovación profunda del mundo, espera el triunfo del Corazón Inmaculado de María en el mundo, de cumplimiento en nuestro tiempo actual, pues, como Ella lo afirma reiteradas veces, este triunfo ya ha comenzado y se encamina a la derrota definitiva del dragón infernal, "porque a Mi lado combatirán los humildes del Señor" (San Nicolás). “La Civilización del Amor”, “la Nueva Evangelización”, el “Cruzar el umbral de la Esperanza”, naturalmente, son invitaciones de la Iglesia a realizarlas de modo concreto en el tiempo que vivimos. Lo mismo vale para lo afirmado por Pio XII: "el mundo puede y debe ser conducido nuevamente a la primitiva armonía...De esta manera el Verbo eterno encarnado, rescata al hombre de la esclavitud, lo salva del estéril replegarse en sí mismo, le devuelve la esperanza en los medios del progreso…Más aún, hay quienes insinúan ser sabiduría cristiana el tornar a la llamada modestia de las aspiraciones en las catacumbas. Al contrario, sería prudente volver a la inspirada sabiduría del Apóstol San Pablo, quien escribiendo a la comunidad de Corintio, con el valor digno de su grande alma, pero fundado en el pleno dominio de Dios, abría todos los caminos a la acción de los cristianos: “Todo es vuestro, ya el mundo, ya la vida, ya la muerte,ya las cosas presentes, ya las futuras, porque todo es vuestro. Mas vosotros sois de Cristo: y Cristo de Dios”. Me parece entender que la opresión infernal que vivimos, sumada a las densas tinieblas que el enemigo ha difundido, vuelven muy difícil concebir a los hombres de nuestro tiempo un cambio profundo decisivo y total a favor de la verdad, de la belleza y del bien; se trata de “un mundo nuevo” en el que resplandece la sabiduría, la santidad, la paz y la gloria de Dios entre los hombres. Cristo nos enseñó a orar. “Hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo”, si empeñamos nuestra inteligencia y voluntad sostenidas por la gracia sobrenatural, seguramente Dios hará lo que nosotros no podemos hacer, nos retribuirá el ciento por uno, y el mundo habrá cambiado conforme a las esperanzas de los Papas, de los fieles, de los hombres de buena voluntad, y de los anuncios de Jesús y de Su Madre. De lo contrario, ¿qué proponemos como cristianos a nuestros hermanos evangelizados, y a los no evangelizados aún? ¿Les diremos que se preparen para padecer mayores males, sin esperanzas de que sus sacrificios reporten al fin la victoria sobre los enemigos, y podamos vivir en el mundo feliz que deseamos, fruto de la Redención, y tributar a Dios la gloria de la creación conforme a su voluntad? No creo que esto sea doctrina católica. La Aurora de María nos invita a despertar del sueño, ponernos de pie, tomarnos de sus manos, combatir junto con las milicias celestiales , porque han llegado los tiempos en los que debemos preparar los caminos a la Venida del Señor. Por ello, dice María, HAY URGENCIA en sus mensajes.

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A.G.:
Amigo hornero, le ruego no continúe con el tema. Sabe que en este blog prefiero no difundir revelaciones privadas, ni salirse del tema del post.

Que venga un paraíso terrenal a este mundo caído no forma parte de la doctrina católica. Sí el advenimiento de la Tierra Nueva y el Cielo Nuevo tras el Juicio Final. Los católicos no esperamos paraísos terrenales en este mundo sometido a corrupción.

CATECISMO 1042 "Al fin de los tiempos el Reino de Dios llegará a su plenitud. Después del Juicio final, los justos reinarán para siempre con Cristo, glorificados en cuerpo y alma, y el mismo universo será renovado"
05/03/20 6:01 PM
  
Chico
Scontilla: A mi me pasó lo mismo al leer ese Documento. Raro, me pareció, no me gusto nada
05/03/20 10:37 PM
  
hornero (Argentina)
De acuerdo; reconozco y agradezco su solicitud por la verdad. Sólo he pretendido mostrar que para los cristianos, los errores del pensamiento moderno no constituyen el horizonte fundamental de nuestra vida en la tierra. Sabemos que nos obligan a combatir, a mostrar su lado tenebroso, su condición de artefactos del "padre de la mentira"; pero sabemos también, que el Reino de Cristo fue sembrado como grano de mostaza que crece y que llegará en esta vida a ser un árbol de ramas vigorosas. Tal verdad no constituye un paraíso terrestre, sino el Paraíso de Dios, constituido por bienes muy superiores a los terrestres, que son fundamento de una profunda alegría y paz; tierra fértil de la que proceden las obras magnas de nuestra cristiandad. Verdades que resplandecen en el silencio de la Fe, opuesto al vértigo y estruendo de este mundo que pasa sin consistencia ni historia. Son la artillería de gran calibre que desde hace dos mil años disparan los santos contra las blasfemias del error. Nuestros argumentos superan a todas las falsas teologías, filosofías y ciencias humanas, porque son nacidos de una sabiduría no humana sino divina. Las tinieblas son disipadas, “los tuyidos caminan, los ciegos ven, los sordos oyen…” (Mat 11, 5), porque el Reino ha venido a nosotros. “Cristo nos ha introducido definitivamente en el Reino de su Amor”. El error del mundo, esto es, su pecado, su apostasía y herejías, son destruidos por la irradiación de la gloria de Dios presente en nosotros desde el bautismo. La perversión del mundo, su ciénaga despreciable, desaparecen ante nuestra vista cuando somos deslumbrados por las grandezas que Dios obra por Cristo en el mundo y en cada uno de nosotros. El triunfo actual del Corazón Inmaculado de María, poco visible, pero real, va haciendo realidad los frutos excelentes del Reino. Este es el Paraíso que crece, al que me he referido.
06/03/20 3:10 AM
  
hornero (Argentina)
El irracionalismo es un producto de la razón falible infectada por el error, que al igual que el mal en general, es inculcado por el “padre de la mentira”. No se puede combatir contra la falsa filosofía, teología, ciencia y demás errores modernos, si no se tiene cuenta la naturaleza esencialmente diabólica del error. Más aún, si no se tiene en cuenta la realidad del tiempo presente, sujeta y dominada absolutamente por el hecho trascendente de la lucha de la Señora Vestida de Sol contra el dragón infernal. Ignorar esto, impide toda acción debidamente concertada que pretenda llevarse a cabo contra la suma de absurdos y perversiones, intelectuales y morales, que corrompen la Fe de la Iglesia y a la humanidad toda. El poder y astucia del demonio supera los esfuerzos de la inteligencia y voluntad naturales. Necesitamos de la luz sobrenatural de la sabiduría y de sus atributos: fe,esperanza y caridad, para que nuestro obrar tenga la eficacia de abrirse paso entre las tinieblas que rodean a los hombres. La oración es fundamental como arma contra el poder seductor del demonio. Es el recurso con que han contado los santos para abrir los caminos al Evangelio y a la conversión de los pueblos desde hace dos mil años. La Iglesia padece en todos los niveles y ámbitos la pérdida de la Fe, lo cual es apostasía, signo escatológico de los últimos tiempos. Un signo evidente de esta crisis espiritual es el rechazo a la Virgen, la negativa a reconocer el lugar eminente desde el que preside a la Iglesia, como Madre y Reina que combate contra las fuerzas del anticristo. Por eso se silencian no sólo sus manifestaciones extraordinarias actuales, sino su anunciado triunfo de su Corazón Inmaculado en el mundo. Se pretende prescindir de la Virgen, porque hay una secreta adhesión al mundo, inspirada astutamente por su príncipe, el demonio. Los Pastores actúan por iniciativa propia, sin mostrar ninguna connotación de que luchan bajo la Conducción de la Virgen, de que sean consientes de su radical impotencia, como lo demuestra el creciente derrumbe de la Iglesia desde hace más de tres siglos, sin que lo hayan podido detener los mismos Papas sabios y santos que lo han combatido. Sólo María, la Señora Vestida de Sol llevará a la Iglesia y a la humanidad a un nuevo estado de santidad, luego de que aniquile al anticristo y sus secuaces y se desplome la Babilonia. Es doctrina católica.
Entre tanto, la voz profética del Papa Pío XII nos alentaba a emerger del espíritu de postración, llamado asidia, conforme al ejemplo de San Pablo. De modo semejante, lo hicieron los últimos Papas. Para que haya una “nueva evangelización” de la humanidad toda, se requiere el aliento y sabiduría dados por el Espíritu Santo. No podemos abordar el caos intelectual y moral, que ha sumido al mundo en la apostasía, sino contamos con una visión profética que vaya más allá de la realidad inmediata tal como la perciben los sentidos y la inteligencia natural. Necesitamos trascender la realidad del pecado y del error, como ha sido siempre la esencial visión de los grandes santos y evangelizadores. La erudición ni la lógica de la apologética son suficientes para vencer la resistencia que presentan a la verdad los hombres confundidos por el astuto espíritu del mundo, por el orgullo que rechaza a la “humilde Sierva del Señor”; que no concibe que Ella haya sido investida por Su Hijo, de la sabiduría, poder y astucia que superan a las insidias de satanás. Eluden a la Virgen, no proclaman su anunciado triunfo de Su Corazón Inmaculado en el mundo, ni admiten que conduzca las milicias celestiales como la Señora Vestida de Sol. Ni osan mencionar tan eminente misión y dignidad de la Madre de Dios. Así, al rechazar el auxilio que Cristo nos envía por medio de Su Madre, rechazan, consientes o no, al mismo Cristo, como lo afirma Él en San Nicolás: “El que rechaza a Mi Madre, a Mí me rechaza”. No comprenden la naturaleza escatológica de los tiempos presentes, que hemos entrado plenamente en el Apocalipsis, en los “nuevos tiempos de la Aurora de María”. Entonces, ¿Cómo han de ser eficaces los esfuerzos por enderezar la nave escorada de la Iglesia, que al decir de Benedicto XVI, hace aguas por todas partes y pareciera amenazar hundirse? ¿Piensan que con la buena voluntad e inteligencia sólo humanas, esto es, prescindiendo de la Virgen y de sus mensajes que nos previenen, iluminan, y alientan, podrán ser útiles a la causa de la Iglesia y del Evangelio? Ha llegado el momento de plantear estas cuestiones, porque de la respuesta que demos se seguirá el bando en que militemos.

06/03/20 6:55 PM

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