Giovanni Battista Venturi
Primeros años
Giovanni Battista Venturi nació el 11 de septiembre de 1746 en la pequeña ciudad de Bibbiano, en plena llanura padana (la Bassa de las historias de don Camilo), entre las ciudades de Parma y Reggio-Emilia. Procedía de una familia acomodada, que le pudo dar una buena educación.
Estudió en el seminario de Reggio Emilia, demostrando inteligencia perspicaz y buena memoria (se cuenta que era capaz de repetir palabra por palabra un sermón escuchado una sola vez), ordenándose sacerdote en 1769, y siendo nombrado inmediatamente profesor de Lógica, metafísica y matemáticas en el mismo seminario.
Fue destacado alumno de su paisano, el biólogo jesuíta Lazzaro Spallanzani, profesor de lógica, metafísica y ciencias naturales en la universidad de Pavía, y pocos años después nombrado profesor de geometría y filosofía en la Universidad de Módena. Destacando en ciencias naturales, llamó la atención del marqués de Rangone, ministro del duque Francisco II d’Este, que le nombró matemático de la corte ducal, ingeniero estatal, verificador de la ceca y auditor, cargos que ocupó entre 1780 y 1796.
Como ingeniero mayor del ducado, fue el responsable de plasmar el interés del ilustrado duque por las obras públicas. Así, dirigió el primer plan general para la construcción de puentes, canalización de aguas y drenaje de pantanos en la historia del ducado. También elaboró la normativa estatal para la construcción de presas y saltos de agua. En 1781 publicó Theoremata ad rem physicam spectantia (“Teoremas sobre el cuerpo físico y la astronomía”) en Módena.
En 1786, el ya abate Venturi fue nombrado profesor de física experimental en la universidad de Módena, instalando un moderno laboratorio de investigación. Durante esa época publicó también obras de poesía, y concluyó la crónica de la ciudad de Módena, que había iniciado el bibliotecario jesuíta Girolamo Tiraboschi.
_
Su estancia en París
Durante esos años tuvo lugar la revolución liberal francesa, madre de todas las demás, abriendo un periodo de agitaciones en toda Europa. A partir de la instauración de la república el 21 de septiembre de 1792, comenzaron veinticinco años de guerras europeas. La primera coalición de potencias antirrevolucionarias incluyó al ducado de Saboya, y la guerra se extendió a la propia Italia, donde las tropas francesas lograron varios éxitos militares, principalmente en la de 1796, donde un joven general llamado Napoleón Bonaparte logró que todos los pequeños estados del norte de Italia se avasallaran o prestasen sumisión a la república francesa, pasando a formar parte de la liberal “república cispadana”, satélite francés.
Antes de que los liberales modenenses le derrocaran, el duque Hercules III, sucesor de Francisco II, intentó negociar con el Consejo Ejecutivo supremo de la república francesa, enviando una legación de la cual fue secretario Giovanni Venturi, recomendado por el propio Bonaparte, que le había conocido en su campaña. Ese mismo año había publicado en Milán Rapporto sopra il nuovo campione di misura lineare (“Informe sobre la nueva muestra de medida lineal”). Venturi aprovechó su estancia en París para relacionarse con algunos de los mejores científicos de su tiempo, como Georges Cuvier, Pierre-Simon Laplace, Jean Baptiste Biot o Joseph Jerome Lalande.
Durante su estancia parisina, Venturi estudió los códices allí conservados de Leonardo da Vinci, siendo el primero en destacar la importancia científica y tecnológica del florentino, en su obra Essai sur les ouvrages physico-mathématiques de Léonard de Vinci (“Ensayo sobre las obras físico-matemáticas de Leonardo da Vinci”), editado en Paris en 1797. Asimismo, publicó varios tratados sobre ingeniería y física, entre ellos aquel que le iba a dar fama inmortal, su obra Recherches Experimentales sur le Principe de la Communication Laterale du Mouvement dans les Fluides appliqué a l’Explication de Differens Phenomènes Hydrauliques (“Investigaciones experimentales sobre el principio de comunicación lateral del movimiento en fluidos”), fruto tanto de su experiencia como ingeniero ducal, como de sus experimentos en Módena y París.
_
El efecto Venturi
En esta obra, Venturi estudió el efecto sobre el principio de conservación de la energía descrito por Bernouilli en 1738, por el que un fluido en situación ideal conserva su energía constante a lo largo de un conducto cerrado, y por tanto disminuye su presión cuando aumenta su velocidad. Venturi experimentó con el mismo efecto, pero empleando un conducto con tramos de sección menor. Por el mismo principio de conservación de la energía, el aumento de la energía cinética en ese tramo conllevaba una disminución de la presión.
Venturi demostró ese efecto fabricando un tubo con forma de dos conos unidos por su punta, lugar donde el fluido se desplazaría a mayor velocidad. Un segundo tubo en forma de U invertida, cuyos extremos se conectasen, respectivamente, a la parte de sección ancha y la de sección estrecha, permitiría constatar como la columna de fluido que subiría tendría mayor altura (por la mayor presión) en la parte de sección ancha, que en la estrecha. Más aún, además de demostrar el efecto, la diferencia de altura alcanzada por las dos columnas permite medir la velocidad del fluido.
A este efecto de la mecánica de fluidos se le bautizó como “efecto Venturi” en honor a su descubridor, el abate Giovanni Battista Venturi. El conocimiento de este efecto permitió crear tubos específicamente diseñados para aumentar la velocidad del fluido a un determinado valor. Estos dispositivos se han empleado en aplicaciones prácticas industriales para la mezcla de fluidos, como por ejemplo en los carburadores de automóvil, aditivos de espuma en los chorros de agua para extinción de fuegos, succión de fluidos en pozos petrolíferos, aplicación de inyectores o ventosas, máscaras de oxigenación, bombas y un largo etcétera. El genio práctico de Venturi, que fue físico práctico e ingeniero toda su vida, sin duda se habría complacido en esta amplia gama de usos de su descubrimiento.
_
Venturi y su papel en la Italia napoleónica
Tras la creación de la república Padana, la labor de la legación en París perdió su objeto. Venturi regresó en octubre de 1797 a Módena, donde sus simpatías liberales, y la ferviente recomendación que hizo de él el director del observatorio de París, Lalande, en una carta a Napoleón Bonaparte (“[Venturi] es uno de los hombres más competentes para lograr renombre en Italia, constructor de obras hidráulicas útiles y un buen profesor en las matemáticas y física”), le valió ser nombrado por este miembro del Cuerpo Legislativo de la República Cisalpina (sucesora de la Cispadana) el 9 de noviembre de 1797 (puesto que ocupó hasta el 14 de agosto de 1798). La protección del poderoso general francés, no sólo le garantizó conservar su puesto en la Universidad (tras un intento de destituirle, con cárcel incluida, por parte de sus adversarios políticos), sino que le valió otro cargo de profesor en la escuela militar de Módena y el nombramiento de caballero de la Legión de Honor. Se abría así una nueva etapa en la vida del sacerdote ilustrado, con ocupaciones muy diferentes, aunque no llegó nunca a alejarse completamente de su pasión por las matemáticas y la física. Durante esos años fue nombrado profesor en la Universidad de Pavía, y siguió aplicando los mismos conocimientos que pusiera al servicio del duque de Módena para la adecuada gestión de la hidrología y la minería.
En 1801, Venturi fue designado como embajador de la República Cisalpina ante la Confederación Helvética, instalándose en Berna. Al igual que en París, amén de sus actividades diplomáticas, su casa se convirtió en tertulia científica y literaria, y amplió su colección de libros, grabados o minerales. Un año más tarde, la República cambió su nombre a “Italiana” y su presidente fue nada menos que el propio Napoleón Bonaparte, que le había tomado mucha afición al valle del Po, donde lograra sus primeras gestas militares. Cuando se coronó emperador de los franceses en 1805, volvió a cambiarle el nombre de “Reino de Italia”, reteniendo esa corona, y nombró virrey a su hijastro Eugenio de Beauharnais. Durante todas estas vicisitudes, Giovanni Venturi se mantuvo fiel a los liberales bonapartistas.
_
Últimos años
En 1813, vacilando ya el imperio napoleónico, renunció a su puesto alegando problemas de salud (Napoleón, que le apreciaba mucho, le concedió una pensión vitalicia) y regresó a su tierra. Poco después el imperio de Bonaparte desapareció, y con él el liberal reino italiano. El Congreso de Viena reconstituyó el ducado de Módena, gobernado ahora por una rama de los Habsburgo austríacos llamada Austria-Este. Aunque respetado por su trabajo científico, Venturi fue apartado de toda responsabilidad política por los nuevos gobernantes, lo cual parece que acogió con alivio, para poder concentrarse en su verdadera vocación, el estudio, ya que además de físico, era erudito historiador, coleccionista y literato.
Aprovechó también para publicar parte del material recopilado en los años precedentes. Así, en 1814 fue publicada en Bolonia Commentari sopra la storia e le teorie dell’ottica (“Comentario sobre la historia y las teorías de la óptica”); en 1815 en Reggio Emilia Dell’origine e dei primi progressi delle odierne artiglierie (“Sobre el origen y los primeros avances de la artillería moderna”); Entre 1818 y 1822 en Módena Galileo Galilei, Memorie e lettere inedite finora o disperse, ordinate ed illustrate con annotazioni dal cav. Giambatista Venturi (“Memorias y cartas de Galileo Galilei, inéditas o dispersas hasta ahora”), y en 1822, en Módena, Storia di Scandiano (“Historia de Scandiano”). En 1820, Matteo Maria Boiardo, editó en Módena una selección de poesías del sacerdote, titulada Poesie scelte ed illustrate dal cav. Giambatista Venturi. De toda la lista anterior se concluye que los intereses intelectuales de Venturi fueron amplísimos.
El 10 de septiembre de 1822, contando setenta y cinco años, murió en Reggio Emilia el abate Giovanni Battista Venturi, descubridor del efecto hidráulico que lleva su nombre, caballero culto y erudito en muy diversas materias, ilustrado y bonapartista, fue uno de los científicos católicos más relevantes de su época.
Todavía no hay comentarios
Dejar un comentario










