Prisciliano (y IV)
La carta al papa san Dámaso
Resulta irónico que la filosofía modernista (falsamente llamada progresista) que se hace presente en nuestra Iglesia actual, guste de considerar a Prisciliano como una especie de héroe de la libre interpretación evangélica, abierta al pueblo llano, frente a una Iglesia jerárquica servidora de los intereses de los poderosos. Lo cierto es que el movimiento priscilanista estuvo dirigido y alimentado en buena medida por miembros de las clases más pudientes de la sociedad hispanorromana, y de hecho la mayor parte de sus miembros conocidos son sacerdotes, diáconos e incluso obispos.