Un pámpano seco llamado Asociación de teólogos Juan XXIII
Otro año más la Asociación de Teólogos Juan XXIII ha celebrado su convención en la sede central del sindicato Comisiones Obreras. Y un año más se repite la misma historia, pero con menos gente asistente y con mayor edad media de los participantes. La verdad me da un poco igual que sean 300 ó 500. Es obvio que dentro de 10 años será complicado que lleguen a los 100 participantes y dentro de 20 no habrá ni quien pueda encender y apagar la luz.
Se me dirá que eso pasa en buena parte de la Iglesia, al menos en España, ya que no abundan los jóvenes que van a Misa todos los domingos. Pero aunque no abundan, haberlos “hailos". Y la JMJ celebrada el año pasado en Madrid demuestra que existe un número importante de chavales dispuestos a tener en cuenta la fe católica en sus vidas. Se les podrá llamar “manada pequeña” pero al menos son manada. Sin embargo, la heterodoxia progre-liberal pseudocatólica no tiene futuro alguno. El 99% de sus miembros supera los 40 años y el 90% los 60.

Cualquier español que entre en un bar o restaurante se encuentra con al menos una máquina tragaperras en la que gastarse desde 20 céntimos a un dineral. Los casinos están presentes en multitud de poblaciones españolas de cierto tamaño. Somos uno de los países que más dinero gastamos en loterías. Las webs de apuestas deportivas han experimentado un incremento brutal de su negocio en los últimos años. Y el poker online está de moda en nuestro país. País, por cierto, en el que los diversos juegos de naipes y de mesa han sido durante mucho tiempo el principal divertimento de los ciudadanos. ¿Cuántos no se han jugado, o han visto jugar, un ronda de cañas o de vinos a una partida de mus, de tute o de guiñote?
No abundan los políticos españoles que hacen gala de su condición de fieles católicos. Entre ellos los más destacados y conocidos son Francisco Vázquez, en el PSOE, y Jaime Mayor Oreja, en el PP, aunque yo diría que el primero es mediáticamente más activo en su militancia católica.
Mira, hijo, no le dés más vueltas. Puede que tus papás biológicos te eduquen bien, pero yo no me fío del todo, así que me voy a encargar de enseñarte a distinguir el bien del mal, a comprender lo que es justo y a que a aprendas a ser un buen ciudadano. Sí, pequeñuelo, yo, Papá Estado, me voy a asegurar que asumas los valores en los que creo.
En breve va a dar comienzo el Año de la Fe. A semejanza del año sacerdotal, es una iniciativa del Papa Benedicto XVI, que busca obviamente señalar el camino por el que debe avanzar la Iglesia. Un camino, por otra parte, que no es otro que el propio Cristo.








