Este post va a ser escueto y bastante “sistemático". Empiezo por recordar los hechos:
1- Un adulto viola a una niña de 9 años, de la cual era el padrastro, y la deja embarazada de gemelos.
2- La madre de la niña decide que se le practique un aborto.
3- Unos médicos le practican el aborto, lo cual da como resultado la muerte de los dos seres humanos que estaban desarrollándose en el cuerpo de la niña.
4- El arzobispo de Recife, monseñor José Cardoso Sobrinho, se limita a recordar la enseñanza de la Iglesia sobre el aborto y de señalar cuál es la pena canónica para los que practican el aborto o son parte esencial para la comisión del mismo. Él no excomulga a nadie, pues la pena de excomunión por aborto es automática. De hecho, en una nota del arzobispado de Recife se advierte que la pena de excomunión tiene como fin el provocar la conversión del que es objeto de dicho acto disciplinar.
5- Se monta un escándalo mediático en contra del arzobispo de Recife. Primero en Brasil pero luego en todo el mundo.
6- Ni más ni menos que el Presidente de la Pontificia Academia para la Vida, monseñor Fisichella, se permite unirse a la campaña contra el arzobispo de Recife. En un artículo publicado en L´Osservatore romano, le dice lo siguiente a la niña:
“Son otros los que merecen la excomunión y nuestro perdón, no los que te han permitido vivir y los que te ayudarán a recuperar la esperanza y la confianza". Y también afirma que “el arzobispo de Recife se ha apresurado a declarar la excomunión para los médicos que la han ayudado a interrumpir el embarazo".
Bien, hasta ahí los hechos. Ahora mi “opinión":
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