10.12.13

Un obispo emérito que hace daño a las ovejas heridas

Mons. Juan María Uriarte dejó de ser obispo de San Sebastián el 21 de noviembre del 2009. Es decir, hace cuatro años casi exactos. El nueve de enero del año siguiente Mons. José Ignacio Munilla tomó posesión de dicha diócesis. Hasta ahí, todo normal, dentro de las circunstancias propias de la Iglesia en el País Vasco, que no ha sido precisamente un instrumento de ayuda al sector de la sociedad vasca que más ha sufrido en los últimos cuarenta años: las víctimas de ETA.

El que tenga alguna duda sobre lo que digo, que pregunte precisamente a los familiares de los asesinados o heridos por la banda terrorista. En el evangelio vemos el caso de la viuda que protesta ante un juez injusto, que finalmente le hace caso para no tener que estar escuchando sus quejas. Pues bien, a algunos no se nos olvidará nunca la imagen de cierto pastor cambiando de acera para no encontrarse con viudas y huérfanos del terrorismo etarra.

Hay varias maneras de ser obispo emérito. Pero ahí tenemos a Benedicto XVI dando ejemplo de cuál es la mejor de todas. En vez de estar en la arena pública, se retira a rezar. Por supuesto, si el papa Francisco quiere hablar con él o consultarle algo, está ahí, siempre a su servicio. Pero ha dejado de ser el protagonista. Apenas se le ha visto en un par de actos públicos. Recibe visitas y espera tranquilamente a que el Señor le llame a su presencia.

Hay otra forma de ser obispo emérito que es aceptable. Se trata de aquellos prelados que mantienen cierta actividad pública, administrado el sacramento de la confirmación, escribiendo libros y artículos, dando conferencias, retiros, etc, pero absteniéndose por completo de tocar nada que tenga que ver con el ministerio episcopal en la diócesis donde fue obispo. Es decir, se trata de obispos eméritos que sirven a la Iglesia en vez de ser piedras de tropiezo a los pastores de las diócesis que ellos una vez ocuparon.

Y luego están los obispos eméritos que son una calamidad, un peligro, un desastre, un quebradero de cabeza para sus sucesores. Conozco bien al menos a un par de ellos que entran dentro de esa descripción, pero hoy toca hablar de Mons. Uriarte.

Tema Pagola aparte -aunque también se las trae- solo en los dos últimos años ha dado titulares como estos:
Mons. Uriarte asegura que las víctimas de ETA no deben marcar la política del gobierno
Mons. Uriarte pretende que las víctimas del terrorismo no tengan un papel decisivo en el fin de ETA
Mons. Uriarte desea que Estrasburgo emita una sentencia sobre la doctrina Parot que pondría en la calle a muchos etarras (nota mía: así ha ocurrido)
Mons. Uriarte aparece con el lehendakari vasco para acusar a la policía de matar a 94 personas
Monseñor Uriarte vuelve a arremeter contra las víctimas de ETA

Ante semejante despliegue, yo me pregunto: ¿no sería altamente conveniente que el Nuncio de Su Santidad en España hablara con Mons. Uriarte para pedirle que haga el favor de no seguir enredando en este tema, pues cada vez que abre la boca causa dolor entre las víctimas de una banda asesina? Porque eso, y no otra cosa, es lo que pasa.

En su última entrevista concedida a un medio de comunicación ha puesto en un mismo lado el perdón que tiene que pedir ETA con el que, según él, habrían de pedir las fuerzas de seguridad que han luchado contra ETA por supuestos excesos. El argumento de los “excesos” no lo toma de sentencias judiciales que demuestren que haya habido abusos de autoridad, maltratos o torturas, sino de las denuncias de los etarras, que aseguran que les han tratado mal. Es decir, comparte, una vez más, el discurso abertzale y nacionalista.

No contento con ello, este jueves este jueves va a compartir conferencia con Txema Montero, que fue eurodiputado por Herri Batasuna, brazo político de ETA. Aunque Montero fue expulsado de HB por pedir el fin de la violencia de ETA, es evidente cuál es su ideología política y cuál su postura sobre esa sentencia de Estrasburgo sobre la doctrina Parot, que ha servido para poner en la calle a decenas de terroristas asesinos, lo cual ha provocado la indignación y las lágrimas de las víctimas.

Hasta ahora el actual obispo de San Sebastián, Mons. Munilla, ha guardado un silencio prudente sobre la actitud de Mons. Uriarte. No le corresponde a él entrar al trapo del daño que el obispo emérito sigue causando a la parte más débil de la sociedad vasca. La Iglesia tiene instancias superiores -Roma concretamente- para poner fin a este sin sentido. Le pedimos a Dios que se haga cuanto antes.

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7.12.13

Creen que con la llegada del Papa Francisco los heterodoxos han dejado de serlo

El cuatro de agosto del año 2008, Mons. Francisco Polti Santillán, obispo de Santiago del Estero (Argentina), decretó que “a partir del día 5 de agosto de 2008, el Sr. Pbro. Dr. Ariel Álvarez Valdés carece de misión canónica para la enseñanza de disciplinas teológicas en cualquier nivel de docencia, incluyendo cursos cortos, conferencias y toda otra actividad análoga“.

Tal hecho es de notorio conocimiento por toda la Iglesia en Argentina. A pesar de lo cual, los responsables de la Universidad Católica de Córdoba, en un claro desprecio a la autoridad episcopal y a la propia Iglesia, invitaron a ese sacerdote suspendido de la docencia, que además solicitó ser reducido al estado laical, a dar un curso de teología de tres días. El propio Ariel anunció que abandonaba el sacerdocio en marzo del 2010.

La reacción del arzobispo de Córdoba, Mons. Carlos Ñánez, fue solicitar a la universidad que no se celebrara tal curso. Lo cierto es que la nota del arzobispado cordobés llegó tarde, y Ariel Álvarez dio las clases. La Universidad católica se ha comprometido a no volver a invitarle.

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6.12.13

La posible comunión de divorciados y el posible cisma en la Iglesia

Se le podrán dar todas las vueltas que se quiera a este asunto, pero va siendo hora de que haya más obispos y cardenales que den un paso al frente y dejen las cosas claras. La idea de que se puede abrir la posibilidad de que los divorciados vueltos a casar comulguen va en contra de la fe católica. Es decir, no estamos ante una mera cuestión pastoral, sino algo que afecta a la misma esencia de dos sacramentos: el del matrimonio y el de la Eucaristía.

El primero, en cuanto que es indisoluble, no puede ser ninguneado aceptando una segunda unión irregular, a la que Cristo, recordémoslo, llama adulterio. Puede que la palabra adúltero sea hoy políticamente incorrecta. Puede que pastoralmente se opte por rebajar el tono de la descripción de la realidad espiritual de esas personas. Pero Cristo dijo lo que dijo. Ante los ojos de Dios, quien se ha divorciado y vuelve a casarse es un adúltero. Y a quien no le guste que yo lo diga, que le pida explicaciones a nuestro Señor y Salvador, que fue quien usó esa palabra.

Ni que decir tiene que si un adúltero quiere mantener una vida espiritual, la Iglesia no puede rechazarle y dejarle “tirado en la calle". Como madre, debe recibirle, ayudarle, encaminarle hacia la salvación. Pero en esa ayuda no se puede soslayar la verdad. A saber:

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4.12.13

¿Por qué no se cumple un párrafo de la Sacrosanctum Concilium?

Hoy se cumplen cincuenta años de la promulgación de la constitución Sacrosanctum Concilium del Concilio Vaticano II sobre la liturgia. He aquí un punto de la misma que no se ha cumplido ni por un casual. Está en el segundo párrafo:

54. En las Misas celebradas con asistencia del pueblo puede darse el lugar debido a la lengua vernácula, principalmente en las lecturas y en la «oración común» y, según las circunstancias del lugar, también en las partes que corresponden al pueblo, a tenor del artículo 36 de esta Constitución.

Procúrese, sin embargo, que los fieles sean capaces también de recitar o cantar juntos en latín las partes del ordinario de la Misa que les corresponde.

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27.11.13

¿De verdad que la II Guerra Mundial la perdió Hitler?

Hoy en Europa se abortan embriones y fetos humanos por el delito de venir con enfermedades. Hoy en Europa se puede aplicar la eutanasia a quienes consideran que la vida no es digna de ser vivida si se padece dolor y sufrimiento. Hoy en Europa se va a poder matar a un niño con el consentimiento de los padres por la misma razón.

Hoy en Europa no se puede denunciar la discriminación de los cristianos en sus lugares de trabajo. Hoy en Europa puedes acabar en la cárcel si se te olvida borrar un comentario ofensivo en el medio de comunicación digital que diriges.

Hoy en Europa eres un bicho raro si te parece mal que dos señores se casen. Hoy en Europa se quita la patria potestad a los padres que osan querer educar a sus hijos en casa -lo cual es algo habitual en otras naciones-, sin que ello signifique que no deban examinarse para comprobar que están recibiendo la formación adecuada.

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