PP: Partido Patético

El Partido Popular ha vuelto a demostrar que en relación a algo tan vital, fundamental, importante y decisivo como son los valores relacionados con la dignidad de la vida humana y la familia, más que un partido es una banda de señoras, señores, señoritas y señoritos, que van cada cual a su aire. Es decir, lo mismo votan una cosa que la contraria. Es altamente significativo que un periódico tan rajoyesco como La Razón dedicara ayer su portada a denunciar la división del voto de los europarlamentarios populares sobre una resolución del Parlamento Europeo sobre la situación de los derechos fundamentales en la Unión Europea. Cómo no será de escandalosa la falta de definición del partido presidido por Rajoy que hasta el periódico de Marhuenda le atiza un palo.

Ciertamente es de justicia afirmar que la citada resolución no es claramente abortista. El controvertido punto 60 dice así:

Subraya la necesidad de acrecentar la concienciación pública sobre el derecho a la salud genésica y sexual e insta a los Estados miembros a que velen por que las mujeres puedan disfrutar plenamente de sus derechos, establezcan una educación sexual adecuada e información y servicios de asesoramiento confidenciales, faciliten métodos anticonceptivos con el fin de prevenir todo embarazo no deseado y los abortos ilegales y en situación de riesgo».

Si lo que se busca es evitar abortos ilegales y en situación de riesgo, no parece claro que se pueda acusar a ese texto de pro-abortista. El problema es que detrás del término “métodos anticonceptivos” suelen ampararse métodos, como la píldora del día despúes o incluso el DIU, que sí son abortivos.

En todo caso, la excusa de que como el texto es ambiguo entonces se puede votar a favor, me parece absolutamente fuera de lugar. Precisamente debería de haber sido al revés. Como el texto es ambiguo, no puede ser apoyado. Pero 12 eurodiputados del PP dieron el sí, mientras que siete votaron no y otros cinco se abstuvieron.

Esto demuestra que el Partido Popular no es una opción fiable para quienes tenemos muy claro la importancia de ser firmes en la defensa de una serie de valores, que ciertamente son necesarios si queremos vivir en una sociedad que se pueda llamar civilizada. Aquí no cabe ambigüedad ninguna. La tibieza es el peor de los caminos. Si Cristo dijo que prefería a los cristianos fríos o calientes porque a los tibios los vomitará de su boca, podemos seguir su ejemplo y vomitar de nuestras preferencias políticas a un partido cobarde, patético y totalmente ineficaz en la defensa de la vida y de la familia natural.

Cuando Federico Trillo fue entrevistado por Dieter Brandau en Libertad Digital Televisión y se le preguntó por la más que posible fuga de votos del PP a UPyD, el popular tuvo el valor de decir que no entendía “como votantes del PP pueden compartir algo como el aborto, el matrimonio gay, la eutanasia o el intervencionismo económico". Y claro, cuando Dieter le puso ante la evidencia de lo votado por sus compañeros de partido en Europa, Trillo tuvo que decir “touché". Pues mire, don Federido, “tocado y hundido". Se acabó la farsa. Al menos para muchos ya se ha acabado.

Se pongan como se pongan algunos editorialistas de cadenas de radio y de periódicos, el Partido Popular, que es más Patético que Popular, no puede ser de ninguna de las maneras una opción votable para un cristiano que entienda que la tibieza no es un mal menor sino mayor. Y dado que la opción de izquierdas laicista de rostro amable que representa Rosa Díez tampoco puede ser una opción para aquellos que creemos en los valores que el PP se niega a defender, sólo nos queda como opción aceptable el voto a una alternativa política real, que es, a día de hoy y mientras no se me demuestre lo contrario, la que representa Alternativa Española. Y a los que no les guste esa opción, que muevan sus posaderas y planteen otra. Entonces veremos, pero ¿a que no lo hacen?

La unidad de la derecha española es sólo un bien en el caso de que esté al servicio de la sociedad. De lo contrario, es sólo el grillete que impide que las manos se pongan a trabajar para poner los cimientos de un cambio radical que, a medio-largo plazo, permita que los ciudadanos de este país puedan modificar con su voto un sistema que hace aguas por todas partes, que está llevando a la disolución de España y que ha demostrado ser una fábrica de armas de destrucción masiva para el ejército de la cultura de la muerte.

Luis Fernando Pérez Bustamante