Kasper empieza constatar que lo que no puede ser, no puede ser.... y además es imposible.
Estos días se está celebrando en Barcelona un Encuentro Ecuménico preparatorio de la que será la III Asamblea Ecuménica Europea, que tendrá lugar en Rumanía el próximo mes de septiembre. En dicho encuentro ha participado el Cardenal Walter Kasper, presidente del Consejo Pontificio que se encarga del ecumenismo.
El cardenal alemán ha hecho un repaso a la situación del ecumenismo. Afirma que se han producido "acercamientos sustanciales en varias materias" e incluso algún "consenso". Pero al mismo tiempo reconoce que el diálogo se ha encallado, aduciendo como razón para ello que "tras haber superado muchos malentendidos y haber conseguido un consenso fundamental" ahora "hemos llegado al núcleo duro de nuestras diferencias eclesiológicas". Por ello, Monseñor Kasper apuesta por andar el camino del "ecumenismo espiritual, corazón del movimiento ecuménico", no tanto centrado en los diálogos teológicos como en "oración ecuménica común, conversión personal y reforma institucional, penitencia y esfuerzo por la santificación personal".
En otras palabras: como no nos vamos a poner de acuerdo en multitud de dogmas y doctrinas, vamos a ver si oramos más en común, si somos todos más buenos, más santos y más guapos. Pues vale, perfecto.
Pero el orar juntos y el ser mejores cristianos no cambiará el hecho de que seguiremos estando eclesialmente separados como lo estábamos antes de orar y ser mejores. Y eso, estimado cardenal Kasper, estimados obispos de todo el mundo, estimado Benedicto XVI, no va a cambiar. Ustedes saben que de la misma forma que es posible que volvamos a compartir la misma Eucaristía con los ortodoxos, es imposible que eso ocurra con todos los protestantes. No difícil, no: IMPOSIBLE.Dice también el cardenal Kasper que "se da una cierta fragmentación en el mundo protestante, que no es homogéneo"….. Acabáramos. Permítame un poco de fina ironía, pero ¿está seguro de eso, cardenal? ¿de verdad que los protestantes no se ponen de acuerdo entre ellos mismos sobre multitud de cosas, algunas ciertamente esenciales? ¡Qué sagaz es usted! ¡Cuánto conocimiento del protestantismo destilan sus palabras!
Usted sabe, y si no lo sabe se lo digo, que ni siquiera el famoso acuerdo con los luteranos sobre la justificación recibió el consenso dentro del luteranismo mundial, pues la Iglesia luterana danesa y más de ciento veinte teólogos luteranos del resto del mundo se opusieron al mismo. Y ni le cuento el caso que hicieron a dicho acuerdo la inmensa mayoría de las otras denominaciones surgidas de la Reforma. Sólo los metodistas parecen querer sumarse a la iniciativa. Y créame si le digo que eso mismo ocurrirá con cualquier otro documento que la Iglesia elabore con una de las comunidades eclesiales. Sólo servirá para que haya división interna en dichas comunidades y para que el resto no se sientan concernidas.
Dice su excelencia que "el diálogo ecuménico no tiene como objetivo primario el de inducir a los otros a convertirse a nuestra Iglesia, sino la conversión de todos a Cristo". Muy bueno eso de añadir "primario". De lo contrario, estaría usted poniendo los dos pies en un terreno poco compatible con el magisterio milenario de la Iglesia. Ahora siempre puede decir que la necesaria e imprescindible conversión al catolicismo es el objetivo secundario o terciario, y así todos felices, ¿verdad? Pues mire, casi mejor que no diga nada. Ya entendemos que ocupando el cargo que ocupa no puede ir por ahí diciendo "herejes y cismáticos, venid todos al único rebaño de Cristo pastoreado por el sucesor de Pedro", pero no hace falta que se pase la vida diciendo que no busca la conversión a la fe católica de los no católicos, porque entonces algunos pensaremos que el ecumenismo se ha convertido en lo que algunos Papas temieron que se convertiría.
En definitiva, siga usted prestando un gran servicio a Dios y su Iglesia, sirviendo a la causa del ecumenismo espiritual, que es el único que tiene verdaderas expectativas de crecer. Y ponga todos sus esfuerzos en la reunificación de las iglesias ortodoxas con Roma, que es lo único que tiene visos de llegar a ser una bendita realidad en un futuro a medio-largo plazo. Con el protestantismo tal cosa es imposible por la misma naturaleza intrínseca del mismo. Y cuanto antes lo reconozcamos y lo digamos, mejor. Así nadie se llamará a engaño. Porque, ¿hay la más mínima posibilidad de que los protestantes acepten masivamente el culto a María, los santos y las imágenes? ¿La hay de que acepten la doctrina de la sucesión apostólica? ¿y la de la infalibilidad papal? ¿y la del purgatorio? ¿y la del sacrificio de la misa? ¿y la de la transubstanciación? ¿y la de…. etc, etc, etc? No, no la hay. Pues ya va siendo hora de que alguien diga qué se va a hacer al respecto. Porque si se piensa que puede haber un ecumenismo exitoso sin llegar a un acuerdo en esos temas, apaga y vámonos.
Luis Fernando Pérez Bustamante



