¿De verdad que es necesario caer tan bajo?
El cardenal Rouco Varela tiene una sobrina en Canarias, llamada Magdalena, de la que no sabemos si como persona vale gran cosa, pero que de momento ha decidido que lo mejor que puede hacer para ganarse unos euros es arremeter contra su tío y exhibir sus pechos en la portada de una revista. Y por si no bastara con eso, se permite hacer juicios morales sobre el hermano de su padre, con quien parece que no mantiene una buena relación.
Bravo Magdalena, te has cubierto de gloria. A la vez que te metes con tu tío, te aprovechas económicamente de él vendiendo tu cuerpo, que no valdría un euro si no fuera porque eres sobrina de un cardenal. Ya te falta menos para salir en televisión o en alguna película de Almodovar. Ya eres alguien.
Y bravo también a la revista de marras. Tras décadas exhibiendo a las mujeres que tienen tan poco respeto por sí mismas que venden su desnudez para colmar los deseos de varones pajilleros, ahora se apunta el tanto de sacar en bolas a la sobrina de un cardenal. Gran exclusiva, sí señores. A vender con ese desnudo lo que no pueden vender por la calidad de sus contenidos informativos y de opinión.
Y, sobre todo, bravo por los periodistas de información religiosa que creen que algo así merece ir a la portada de sus medios. Esto sí que es un ejemplo de profesionalidad periodística. Si al cardenal le ha salido una sobrina casquivana, hablemos de ella para fastidiarle. Total, contra Rouco vale cualquier cosa. Es cardenal, es conservador y no les cae simpático.
Luis Fernando Pérez Bustamante