Encuentro de México: de un millón a veinte mil

En los días previos al recién clausurado VI Encuentro Mundial de las Familias en México, las noticias hablaban de que estaba previsto que asistieran un millón de personas. Hoy se habla en La Razón de que han participado veinte mil. De ser cierta tal información, caben dos posibilidades:

1- Que quienes hablaban de un millón no tenían ni idea del formato del Encuentro.

2- Que ha sido un absoluto fracaso en cuanto al número de fieles participantes en el mismo. Y conste que digo lo del número, porque la asistencia no tiene porqué afectar a la calidad de las intervenciones de cardenales, obispos, seglares y expertos en la temática familiar.

La ausencia de Benedicto XVI puede haber motivado ese abismo entre las expectativas creadas y la realidad conseguida. Se quiera o no, salvo excepciones que confirman la regla (p.e, Colón), sólo el Papa consigue movilizar masivamente a los fieles. Aunque de forma inexplicable si tenemos en cuenta el dineral que cuesta el mantenimiento técnico del portal, la transmisión en directo que nos ofrecía Catholic.net era de una calidad manifiestamente mejorable -de cada minuto se veían unos 20 segundos entrecortados-, pero resultaba suficiente para comprobar que había más bien poca gente.

No sólo lo digo yo. Precisamente en un foro de Catholic.net acabo de leer el siguiente comentario de una mejicana:

“Me siento hasta cierto punto, desilusionada. Tal vez para otros no se note lo que ha hecho falta a éste EMF: precisamente las familias mexicanas!!!”

En ese sentido, lo ocurrido en México no ha tenido nada que ver con lo que tuvo lugar en Valencia y probablemente tampoco con lo que pasará en Milán en el año 2012. Aunque supongo que algo habrá tenido que ver lo que haya hecho o dejado de hacer la Iglesia Católica mejicana, la tarea de explicar las razones últimas de ese fracaso se la dejo a otros. Por ejemplo, a los que desde La Linterna de la Iglesia se quejaban el viernes pasado de la poca repercusión mediática que había tenido en España este Encuentro.

Eso sí, es de agradecer de que no nos intenten convencer de que hubo trescientos mil donde sólo hubo veinte mil. Como ya he dicho en otras ocasiones, exagerar las asistencias a actos de la Iglesia habla muy mal del amor por la verdad que los católicos debemos manifestar hasta en el más mínimo de los detalles.

Luis Fernando Pérez