Ecumenismo con ortodoxos: lento y tortuoso camino hacia la plena comunión (I)

Benedicto XVI está en Asia menor, tierra privilegiada por recibir la evangelización de San Pablo. Tierra donde está asentado el Patriarcado de Constantinopla, "primus inter pares" en las iglesias ortodoxas. A los medios de comunicación les interesa más el jaleo político-mediático montado a cuento de las relaciones del Papa con el gobierno turco y el Islam. Yo estoy más ocupado en saber lo que ocurre con la parte meramente cristiana de la visita. Tanto por el impulso anímico que recibirán los pocos católicos allá residentes como por el encuentro que el Papa tendrá con el Patriarca Bartolomé y sus posibles repercusiones en el lento avance del ecumenismo entre católicos y ortodoxos. Un ecumenismo que, a diferencia del que se intenta con los protestantes, tiene ciertas posibilidades de éxito en las próximas décadas o siglos.

Creo que es innecesario poner demasiado énfasis en las causas del Cisma del año 1054. Importa más qué es lo que debemos hacer para solucionarlo, porque tanto católicos como ortodoxos compartimos una herencia espiritual en común de más de mil años. Sin embargo, no creo que se pueda construir nada sin echar una vista atrás para ver qué errores pueden ser subsanados.

Doctrinalmente, católicos y ortodoxos mantenemos dos tipos de diferencias:
- las que provocaron, en mayor o menor grado, el cisma o que, sin ser causa de la división ya eran diferencias "latentes"
- las que han surgido de la nula evolución doctrinal en el seno de la ortodoxia versus viva evolución doctrinal en el seno del catolicismo.

Entre las primeras están el asunto del filioque (los católicos sostenemos que el Espíritu Santo procede del Padre y del Hijo mientras que los ortodoxos sólo creen que procede del Padre) y, sobre todo y por encima de todo, el papel del Obispo de Roma en la Iglesia, que con el dogma de la infalibilidad papal es un seto muy difícil de saltar para el caballo ecuménico.

Entre las segundas se encuentran el dogma del purgatorio, el de la Inmaculada Concepción (la diferencia acá en realidad parte de un concepto distinto sobre qué es el pecado original) y otros temas menores sobre los que no creo que hubiera mayor problema en llegar a un acuerdo.

Aparte del papel del papado, lo que preveo que puede representar un serio obstáculo para la reunificación es el hecho de que los ortodoxos aceptan el divorcio y recasamiento de sus fieles. Y existe otro aspecto que hace muy difícil el camino hacia la plena comunión con los ortodoxos: su resquemor contra la Iglesia latina por el pasado. Son bien conocidas las veces en que los últimos Papas, sobre todo Juan Pablo II, han reconocido y/o pedido perdón por los abusos que los cruzados hicieron a los ortodoxos en la IV Cruzada. Sin embargo, y siendo decirlo tan claro, los ortodoxos parece que no captan muy bien qué significa eso de "así como perdonamos a los que nos ofenden". A pesar de las peticiones de perdón, de las muestras de afecto de Roma hacia ellos, de la entrega de reliquias e iconos que en su día pertenecieron a los orientales pero que luego pasaron a manos de la Iglesia Católica, los ortodoxos tienden a seguir quejándose por lo que ocurrió siglos atrás. Supongo que algún día entenderán que ese no es el camino que nos marcó Cristo, pero hasta entonces el camino ecuménico va a ser complicado de andar.

En cualquier caso, como ya he dicho, es la oposición ortodoxa a las pretensiones de la Iglesia Católica sobre el papado lo que supondrá el obstáculo más grande para que podamos participar de la Eucaristía en un mismo altar. Los ortodoxos, tanto si les gusta que se lo digan como si no, se han separado del sentir de la Iglesia de Cristo tal y como quedó expresada en las sesiones del concilio ecuménico de Calcedonia y en la carta que los padres conciliares dirigieron al Papa San León Magno. En la segunda sesión (10 octubre de 451) de dicho concilio se leyó la epístola dogmática del Papa León. Dicha epístola, Tomus ad Flavianum, se conoce como el Tomus de León. ¿Cuál fue la reacción del concilio ante la epístola?:
"¡Esta es la fe de los padres! ¡Así es la fe de los apóstoles! ¿Así lo creemos! ¡De tal manera creemos los ortodoxos! ¡Anatema a aquel que no crea de esta manera! ¡Pedro nos ha hablado a través de León! ¡Esta es la fe verdadera!" (Actas del concilio, sesión 2)

En la sesión tercera se dijo lo siguiente:
"Por lo cual, el muy santo y bendito León, arzobispo de la gran y antigua Roma, a través de nosotros, y a través del actual y muy santo sínodo junto con el tres veces bendito y todo glorioso Pedro el Apóstol, el cual es la roca y fundamento de la Iglesia Católica y el fundamento de la fe ortodoxa, le ha despojado (a Dióscoro, Obispo de Alejandría) de su episcopado, y le ha expropiado de dignidad" (Actas de Calcedonia, sesión 3)

Pero aún más clara es la carta que los obispos del concilio escribieron al Papa León. He aquí algunos extractos:

"Tu estás puesto como intérprete para todos de la voz del bendito Pedro, y a todos tú impartes las bendiciones de aquella Fe"

"Además de todo esto, él (Dióscoro) extendió su furia incluso contra aquel que ha sido encargado de la custodia de la viña del Salvador. Nos referimos a Su Santidad"

"Sabiendo que todo éxito de los hijos repercute en los padres, nosotros por ello imploramos que honres nuestra decisión con tu asentimiento, y que así como nosotros hemos procurado la concordia con la Cabeza en cosas nobles, así la Cabeza también con lo que es adecuado para los hijos"

"Porque si donde quiera que hubiera dos o tres reunidos en su nombre, Él ha dicho que allí estaría en medio de ellos, ¿no debería Él haber estado muy particularmente presente con 520 presbíetros, que favorecieron la expiación del conocimiento relativo a Él…. de quienes tú eres el Jefe, como Cabeza a los miembros, mostrando tu buena voluntad"

O sea, resumamos:
Pedro, roca y fundamento de la Iglesia Católica, habla por boca del Papa León, el cual es el intérprete de Pedro, el encargado de la viña del Señor, al que se le implora su asentimiento a las decisiones del concilio y a quien se reconoce como Cabeza y Jefe de los presentes en el concilio.

Polémica sobre el canon 28 aparte (el tiempo ha acabado dando la razón al Papa León aunque eso es mejor "no menearlo"), lo cierto es que resulta difícil encontrar una doctrina más católica sobre el papado que la que se puede leer en esos textos de los obispos conciliares en Calcedonia.

¿Volverán los ortodoxos a ese punto? Sólo Dios lo sabe. De momento es nuestro deber orar para que así ocurra. En próximos posts seguiré hablando del tema.

Luis Fernando Pérez Bustamante