InfoCatólica / Cor ad cor loquitur / Categoría: Secularización interna de la Iglesia

11.07.11

Ánimo, obispo Munilla

Hoy mi post va a ser breve. Quiero manifestar públicamente mi apoyo y el de InfoCatólica al obispo de San Sebastián, Mons. José Ignacio Munilla. Es un obispo joven al que Roma envió a su tierra para llevar a cabo una transformación pastoral importante en la diócesis de San Sebastián. Tanto él como Mons. Iceta en Bilbao representan una esperanza clara y nítida para muchos católicos vascos, que han visto como su fe sufría durante varios decenios la mayor crisis de la historia de esa bella tierra: amplia difusión de la mala doctrina (Pagola, Arregui etc.), reducción extrema de la práctica religiosa en los fieles, generalización de las absoluciones colectivas, acabamiento casi total de las vocaciones sacerdotales y religiosas.

Como cabía esperar, la oposición a la labor pastoral de Mons. Munilla está alcanzando una repercusión mediática importante. Mucho mayor de la real. Es decir, es más el ruido que las nueces, aunque hay nueces. Destaca sobre todo un medio de comunicación, Religión Digital, cuyo director lleva meses y meses empeñado en una cruzada personal indigna contra el obispo. Ya inició de forma ignominiosa esta cruzada antes de que Mons. Munilla asumiera la Sede episcopal de San Sebastián. La estrategia es clara. Montar un cirio de tal magnitud que obligue a Roma a tomar la decisión de enviar a Mons. Munilla a otro destino. Si tal cosa ocurriera, algo impensable a día de hoy aunque lo ocurrido en Sucumbíos pueda apuntar a ello, todos esos católicos guipuzcoanos que hoy viven con esperanza la llegada de un pastor que no cree que haya fieles de primera y de segunda -como sí creía uno de sus antecesores-, se encontrarían traicionados y entregados a los que han sido protagonistas eclesiales del hundimiento de la práctica religiosa en esa diócesis.

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9.07.11

José María Castillo no es católico pero tiene razón

José María Castillo es un sacerdote que hace bastante tiempo que dejó de ser católico, si entendemos por fiel católico no sólo a aquel que ha sido bautizado en la Iglesia Católica sino que también cree en todos los dogmas católicos. Pretender ser católico y negar pertinazmente los dogmas de la Iglesia es una falta de honestidad intelectual y espiritual de primer orden. Y parece mentira que algo tan obvio tenga que ser argumentado desde blogs como este. El mero sentido común debería llevar a todo el mundo a aceptar algo tan evidente.

No sé si alguna Castillo fue verdaderamente católico. No conozco, ni me interesa, la evolución de su pensamiento en relación a la Revelación cristiana y la dogmática católica. Parece que su desacuerdo con la doctrina de la Iglesia viene de largo, pero seguramente sólo Dios sabe en qué día, semana, mes o año, don José María decidió que su interpretación particular de la Palabra de Dios -Escritura y Tradición- debía primar sobre la autoridad del magisterio, abandonando de esa manera el rebaño católico. Si algo me preocupa, y no poco, es que tal circunstancia ocurriera mientras era catedrático en la Facultad de Teología de Granada, además de profesor invitado en la Universidad Pontificia Gregoriana de Roma, en la Universidad Pontificia Comillas en Madrid y en la Universidad Centroamericana “José Simeón Cañas” de El Salvador. Hasta el año 1988 no se le apartó de la docencia. Tener como catedrático y profesor de teología a una persona que no profesa la fe católica es como tener de catedrático y profesor de Medicina a un chamán o curandero. Tal cosa sólo es posible, y no sólo en el caso de Castillo, cuando los pastores de la Iglesia faltan gravísimamente a su deber. Pero algunos de los responsables de semejante despropósito ya habrán tenido que dar cuentas a Dios por ello o estarán cerca de tener que hacerlo.

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4.07.11

Cada vez menos católicos en todos los sentidos

Aunque el número de bautizados todavía sigue siendo aplastantemente mayoritario, cada vez son menos los españoles que se consideran a sí mismos católicos. Y entre los que todavía aceptan llamarse así, cada vez son menos los que realmente llevan una vida sacramentalmente católica.

Los datos de la encuesta que ha realizado IPSOS para Paix Liturgique y que publica en exclusiva InfoCatólica, muestran una realidad que no debe sorprender a nadie. Y si se nos compara con otros países tradicionalmente católicos, salimos bastante mal parados. Es decir, la secularización de la sociedad española, en buena medida fruto de una secularización interna de la Iglesia no combatida por quienes tenían la posibilidad de enfrentarla, va camino de convertir esta nación en un páramo espiritual.

Ahora que tenemos encima la JMJ de Madrid, es bueno saber que entre los jóvenes de 15 a 24 años, sólo el 45% dice ser católico. Y de entre ellos, sólo el 20,8% es católico practicante. O sea, menos de un 10% de nuestros jóvenes son realmente católicos. Es lógico que el número de vocaciones esté en niveles bajos. Si a la bajada de la natalidad le unimos el desplome del catolicismo entre las generaciones jóvenes, lo que sorprende es que haya en España el número de seminaristas que hay. Es señal de que el Señor sabe sacar de donde casi no hay.

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28.06.11

Dios de Dios, luz de luz... o no eres cristiano

A lo largo de los evangelios son muchas las ocasiones en las que Jesucristo mantiene un diálogo “a solas” con sus discípulos. El Señor no sólo predicada el evangelio al pueblo de Israel, sino que a su vez iba formando a los apóstoles en todo lo necesario para que la fe cristiana volara alto, alcanzando el grado sumo de la Revelación de Dios para los hombres. Como explica el autor de Hebreos al principio de su carta (Heb 1,1-2), todo lo que Dios nos tenía que decir, nos lo dijo en Cristo. De hecho, cuando llega el Espíritu Santo, lo que hace es dar testimonio del Hijo de Dios (Jn 15,26).

Estaremos todos de acuerdo en que para ser cristiano hay que saber bien quién es Cristo. No sólo qué fue lo que hizo y lo que enseñó, que también, sino sobre todo, quién fue, quién es, quién será por siempre. Por ello resulta esencial lo acontecido en Cesarea de Filipo, cuando el Señor hizo la pregunta clave a sus discípulos. Lo leemos en el evangelio de Mateo:

Llegado Jesús a la región de Cesarea de Filipo, hizo esta pregunta a sus discípulos: “¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del hombre?” Ellos dijeron: “Unos, que Juan el Bautista; otros, que Elías, otros, que Jeremías o uno de los profetas".
Él les dijo: “Y vosotros ¿quién decís que soy yo?”
Mat 16,13-15

En las palabras de Cristo y la primera respuesta de los discípulos vemos que la gente no era todavía consciente de la verdadera identidad de Aquel que iba predicando el evangelio, perdonando pecados y realizando todo tipo de milagros. A todo lo más que llegaban era a considerarle un gran profeta, un hombre de Dios. ¿Podía ser que le ocurriera lo mismo a sus discípulos? El primero (protos) de ellos contesta en nombre de todos:

Simón Pedro contestó: “Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo".
Replicando Jesús le dijo: “Bienaventurado eres Simón, hijo de Jonás, porque no te ha revelado esto la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Y yo a mi vez te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. A ti te daré las llaves del Reino de los Cielos; y lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos".
Mat 16,16-19

En la respuesta de Pedro y las palabras consiguientes de Jesús está presente el alma de la fe católica. Pedro, iluminado por el Padre, confiesa quién es Cristo y Cristo confiesa quién es Pedro y su papel en la Iglesia. Desgraciadamente son muchos los cristianos que no aceptan las palabras de Cristo sobre Pedro, pero todos, sin excepción, aceptan las palabras de Pedro sobre Cristo, de tal manera que quien no cree en ellas no puede ser considerado como cristiano.

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25.06.11

El Patriarca de Lisboa no debe seguir siendo cardenal

El Cardenal José da Cruz Policarpo ha decidido que él puede oponerse a la doctrina católica sobre el sacerdocio reservado para los hombres y ha realizado unas declaraciones que podría firmar cualquier protestante de tres al cuarto. Según él, la doctrina católica sobre el sacerdocio a posición de la Iglesia católica se basa mucho en el Evangelio, no tiene la autonomía de un partido o de un gobierno “se basa en la fidelidad hacia el Evangelio, hacia la persona de Jesús y hacia una tradición muy fuerte que proviene de los apóstoles“, pero eso no le debe parecer suficiente, porque cree que la Iglesia puede ordenar mujeres.

De hecho, se permite el “lujo” de contradecir al Beato Juan Pablo II, quien en su carta apostólica Ordinatio Sacerdotalis, dejó zanjada esta cuestión con unas palabras que rozan el rango de dogma de fe, quedándose en el escalafón inmediatamente anterior. Dijo el Papa:

Por tanto, con el fin de alejar toda duda sobre una cuestión de gran importancia, que atañe a la misma constitución divina de la Iglesia, en virtud de mi ministerio de confirmar en la fe a los hermanos (cf. Lc 22,32), declaro que la Iglesia no tiene en modo alguno la facultad de conferir la ordenación sacerdotal a las mujeres, y que este dictamen debe ser considerado como definitivo por todos los fieles de la Iglesia.

Y por si quedara alguna duda, la Congregación para la Doctrina de la Fe respondió a un dubium sobre la cuestión:

Respuesta a la pregunta acerca de la doctrina contenida en la Carta Apostólica “Ordinatio Sacerdotalis”

Preg.: Si la doctrina, según la cual la Iglesia no tiene facultad de conferir la ordenación sacerdotal a las mujeres, propuesta en la Carta Apostólica Ordinatio Sacerdotalis como dictamen que debe considerarse definitivo, se ha de entender como perteneciente al depósito de la fe.

Resp.: Afirmativa.

Esta doctrina exige un asentamiento definitivo puesto que, basada en Palabra de Dios escrita y constantemente conservada y aplicada en la Tradición de la Iglesia desde el principio, ha sido propuesta infaliblemente por el Magisterio ordinario y universal (cf. Conc. Vaticano II, Const. dogm. Lumen gentium, 25, 2). Por consiguiente, en las presentes circunstancias, el Sumo Pontífice, al ejercer su ministerio de confirmar en la fe a los hermanos (cf. Lc 22,32) ha propuesto la misma doctrina con una declaración formal, afirmando explícitamente lo que siempre, en todas partes y por todos los fieles se debe mantener, en cuanto perteneciente al depósito de la fe.

Sin embargo, este cardenal asegura que “la cuestión no se puede resolver así. Teológicamente no hay ningún obstáculo fundamental; existe esta tradición, digamos: no se ha hecho nunca en otro modo“.

Pues bien, yo pienso que este señor no puede seguir siendo cardenal ni un día más. Pienso que el Papa debería de llamarle a capítulo a Roma, exigirle una retractación y de paso retirarle el capelo.

Bastante tiene la Iglesia con combatir a los que atacan sus enseñanzas desde fuera como para tener que soportar en su seno a cardenales que públicamente le quitan la razón a la carta apostólica de un Papa. Y da igual que ese Papa ya haya muerto.

¿Ocurrirá lo que yo creo que debe de ocurrir? Lo dudo, pero espero que al menos se produzca alguna reacción por parte de la Santa Sede. Porque una cosa es clara. Esto no puede seguir así. Si un príncipe de la Iglesia puede chotearse de la doctrina de la Iglesia sin que pase nada, la misma no tendrá autoridad moral, aunque sí canónica, para aplicar sanción alguna a herejes y heterodoxos de todo tipo y pelaje.

Luis Fernando Pérez Bustamante