Juliano el Apóstata gobierna hoy Barcelona
Como en muchas otras ciudades importantes del mundo, Barcelona tiene su “cuota” de pobres que viven tirados por la calle. Se trata de personas que han llegado a ese estado por diversas circunstancias. De hecho, siempre están allí tanto si hay crisis económica como si no, aunque es evidente que en tiempos de crisis aparecen más. En no pocas ocasiones, son hombres y mujeres que padecen algún trastorno de personalidad o que han abandonado todo interés en vivir una vida “normal”. Unos van de acá para allá por todo el país y otros deciden instalarse en una localidad concreta. Yo conocí a unos cuantos el mes que estuve trabajando para Cáritas diocesana de Huesca atendiendo a los conocidos como “carrileros".
La Asociación de Jóvenes San José entiende que el ser católico consiste no solo en ir a Misa los domingos y fiestas de guardar y en dar un donativo de vez en cuando a Cáritas. Esos muchachos se toman muy en serio lo de dar de comer al hambriento y de beber al sediento. Y por ello llevan años saliendo a las calles de Barcelona para dirigirse a esas personas que viven en estado de exclusión social. No solo les dan alimentos. Les dan, sobre todo, calor humano. Algo que JAMÁS de los JAMASES puede hacer un ayuntamiento. Desde las administraciones públicas se puede impedir que alguien se muera de hambre, pero difícilmente se puede cubrir la carencia afectiva de los que viven así.

En una
Alberto Ruiz Gallardón, ministro de Justicia en España, ha estado hoy especialmente feliz en el Congreso al recordarle al socialista Madina, futuro ZP bis, que el PSOE se opuso a que las mujeres pudieran votar en España en tiempos de la II República y los demócratas a la abolición de la esclavitud en EE.UU.
Más de la mitad de los jóvenes en España está en paro. Y no parece posible que esa realidad vaya a cambiar radicalmente en los próximos años. Aparte de lo que eso implica para el desarrollo personal individual de esos jóvenes, hay un efecto irremediable provocado por dicha situación. A saber, que no habrá manera de que se puedan formar nuevas familias. Si en una pareja de novios no trabaja ninguno de los dos o solo trabaja uno con un sueldo bajo -mil euros o menos-, es de todo punto imposible que se casen. Incluso aunque sean católicos y quieran formalizar su unión ante el Señor y la Iglesia. A menos, claro, que quieran vivir en casa de los padres, lo cual es altamente desaconsejable.
Ayer apareció en el Twitter Luisa Fernanda Rudí (@LFRudi), presidenta de Aragón. Escribió lo siguiente:








