El cardenal Schönborn, San Ignacio de Antioquía y el Papa
El anciano obispo san Ignacio de Antioquía iba a Roma camino del martirio. Según pasaba por diversas iglesias, tuvo la feliz idea de escribir pequeñas epístolas a los fieles que formaban parte de las mismas. Esto sucedía el año 107. El mártir había oído el evangelio de boca de los apóstoles. De ellos recibió la ordenación por imposición de manos. A una de esas comunidades, los trallianos, les escribió lo siguiente:
De la misma manera, que todos respeten a los diáconos como a Jesucristo, tal como deben respetar al obispo como tipo que es del Padre y a los presbíteros como concilio de Dios y como colegio de los apóstoles. Aparte de ellos no hay ni aun el nombre de iglesia.
Otro obispo anciano, esta vez el de Roma, recibió ayer a un grupo de obispos de Francia. Como cabeza del colegio de obispos, el Papa alabó “la generosidad de los laicos, llamados a participar en los oficios y servicios en la Iglesia” pero señaló la necesidad de vigilar que se respeten las diferencias entre el sacerdocio común de todos los fieles y el sacerdocio ministerial, que es el de aquellos que han sido ordenados al servicio de la comunidad. La escasez de sacerdotes no puede ser alegada como excusa para que los obispos no cumplan con esa tarea.

Dado que la Iglesia no es una máquina de hacer personas idénticas, es habitual que los cambios de obispos en las diócesis vengan a veces acompañados de polémicas causadas tanto por la impronta nueva del pastor recién llegado como por el desacuerdo de quienes se sentían más “a gustito” con el anterior prelado.
En los últimos tiempos, dos miembros de la Iglesia en Cataluña han sido protagonistas en los medios de comunicación. Por una parte, el obispo de Solsona, Mons. Xavier Novell, se dedica a hacer cosas habituales entre el episcopado de países como EE.UU pero no muy usuales acá en España. Por ejemplo, pide a los fieles que
Debió resultar conmovedor. Al final de la Misa con motivo del 15º aniversario de la creación de la diócesis argentina de Merlo-Moreno, un fiel gritó para que todos le oyeran: “¡Viva Fernando María Bargalló!”. Y todos irrumpieron en un sentido aplauso. Seguro que se escapó alguna lagrimilla.
Poco antes de que el Papa diera comienzo su última visita, al menos hasta ahora, a su país natal, el Arzobispo de Friburgo y presidente de la Conferencia Episcopal Alemana, Mons. Robert Zollitsch


