InfoCatólica / Cor ad cor loquitur / Categoría: Evangelio

15.03.17

No sabéis lo que pedís

Evangelio del Miércoles de la Segunda semana de Cuaresma.

Mientras iba subiendo Jesús a Jerusalén, tomando aparte a los Doce, les dijo por el camino:
«Mirad, estamos subiendo a Jerusalén, y el Hijo del hombre va a ser entregado a los sumos sacerdotes y a los escribas, y lo condenarán a muerte y lo entregarán a los gentiles, para que se burlen de él, lo azoten y lo crucifiquen; y al tercer día resucitará».
Entonces se le acercó la madre de los hijos de Zebedeo con sus hijos y se postró para hacerle una petición.  Él le preguntó: «¿Qué deseas?».
Ella contestó: «Ordena que estos dos hijos míos se sienten en tu reino, uno a tu derecha y el otro a tu izquierda».
Pero Jesús replicó: «No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber el cáliz que yo he de beber?».
Contestaron: «Podemos».
Él les dijo: «Mi cáliz lo beberéis; pero sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo, es para aquellos para quienes lo tiene reservado mi Padre».
Los otros diez, al oír aquello, se indignaron contra los dos hermanos. Y llamándolos, Jesús les dijo: «Sabéis que los jefes de los pueblos los tiranizan y que los grandes los oprimen. No será así entre vosotros: el que quiera ser grande entre vosotros, que sea vuestro servidor, y el que quiera ser primero entre vosotros, que sea vuestro esclavo. Igual que el Hijo del hombre no ha venido a ser servido sino a servir y a dar su vida en rescate por muchos»
Mat 20,17-28

Anuncia Jesús que va a subir a Jerusalén a ser sacrificado en la Cruz y no se le ocurre otra cosa a los hijos del Zebedeo -su madre hablaba por ellos- que pedir los dos mejores lugares al lado del Señor en su Reino.

Tres años de presencia a su lado, de caminar junto a Él, de verle hacer toda serie de milagros, de predicar el evangelio… y lo que buscaban era el honor personal.

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14.03.17

Uno solo es vuestro maestro, el Mesías

Evangelio del martes de la Segunda semana de Cuaresma

Entonces Jesús habló a la gente y a sus discípulos, diciendo: «En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y los fariseos: haced y cumplid todo lo que os digan; pero no hagáis lo que ellos hacen, porque ellos dicen, pero no hacen. Lían fardos pesados y se los cargan a la gente en los hombros, pero ellos no están dispuestos a mover un dedo para empujar. Todo lo que hacen es para que los vea la gente: alargan las filacterias y agrandan las orlas del manto; les gustan los primeros puestos en los banquetes y los asientos de honor en las sinagogas; que les hagan reverencias en las plazas y que la gente los llame rabbí. Vosotros, en cambio, no os dejéis llamar rabbí, porque uno solo es vuestro maestro y todos vosotros sois hermanos. Y no llaméis padre vuestro a nadie en la tierra, porque uno solo es vuestro Padre, el del cielo. No os dejéis llamar maestros, porque uno solo es vuestro maestro, el Mesías.
El primero entre vosotros será vuestro servidor. El que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido».
Mat 23,1-12

Todos, absolutamente todos estamos sujetos al magisterio y la autoridad de Cristo. Y es Cristo quien manda hacer caso a los que enseñan conforme a la ley divina, pero sin tener en cuenta su mal ejemplo en caso de que se produzca. Desde luego no pide obedecer a quienes manipulan sus palabras, a quienes convierten en nada sus mandamientos.

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11.03.17

Perfectos como el Padre que está en el cielo

Evangelio del Sábado de la Primera semana de Cuaresma

Jesús dijo a sus discípulos:
Ustedes han oído que se dijo: Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo.
Pero yo les digo: Amen a sus enemigos, rueguen por sus perseguidores; así serán hijos del Padre que está en el cielo, porque él hace salir el sol sobre malos y buenos y hace caer la lluvia sobre justos e injustos.
Si ustedes aman solamente a quienes los aman, ¿qué recompensa merecen? ¿No hacen lo mismo los publicanos? Y si saludan solamente a sus hermanos, ¿qué hacen de extraordinario? ¿No hacen lo mismo los paganos?
Por lo tanto, sean perfectos como es perfecto el Padre que está en el cielo.
Mat 5,43-48

Pocas cosas tan “difíciles” pide el Señor como amar a quien nos odia, a quien podemos tener por enemigo.Y sin embargo, ¿no éramos enemigos de Dios por nuestros pecados y a pesar de ello nos amó?Así lo explica San Pablo:

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9.03.17

El Padre celestial dará cosas buenas a aquellos que se las pidan

Evangelio del Jueves de la Primera Semana de Cuaresma:

Jesús dijo a sus discípulos:
Pidan y se les dará; busquen y encontrarán; llamen y se les abrirá. Porque todo el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abrirá.
¿Quién de ustedes, cuando su hijo le pide pan, le da una piedra?  ¿O si le pide un pez, le da una serpiente? Si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más el Padre celestial dará cosas buenas a aquellos que se las pidan!
Todo lo que deseen que los demás hagan por ustedes, háganlo por ellos: en esto consiste la Ley y los Profetas.
Mateo 7,7-12.

Nuestro Señor Jesucristo nos lleva de su mano al Padre para obtener de Él todo aquello que nos es necesario y conveniente. No dice que se nos dará todo lo que pidamos, sino todo aquello que sea bueno.

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8.03.17

Dios corre a buscar al pecador y le hace volver a Él

Las lecturas de hoy, Miércoles de la Primera Semana de Cuaresma, muestran dos realidades fundamentales para el hombre. A saber:

- Es Dios quien busca al pecador para ofrecerle su perdón. Como enseña san Juan María Vianney “no es el pecador quien vuelve a Dios para pedirle perdón, sino que es el mismo Dios que corre a buscar al pecador y le hace volver a Él".

- Quien rechaza ese ofrecimiento de Dios es merecedor de la condenación eterna.

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