El Padre celestial dará cosas buenas a aquellos que se las pidan

Evangelio del Jueves de la Primera Semana de Cuaresma:

Jesús dijo a sus discípulos:
Pidan y se les dará; busquen y encontrarán; llamen y se les abrirá. Porque todo el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abrirá.
¿Quién de ustedes, cuando su hijo le pide pan, le da una piedra?  ¿O si le pide un pez, le da una serpiente? Si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más el Padre celestial dará cosas buenas a aquellos que se las pidan!
Todo lo que deseen que los demás hagan por ustedes, háganlo por ellos: en esto consiste la Ley y los Profetas.
Mateo 7,7-12.

Nuestro Señor Jesucristo nos lleva de su mano al Padre para obtener de Él todo aquello que nos es necesario y conveniente. No dice que se nos dará todo lo que pidamos, sino todo aquello que sea bueno.

Recordemos el ejemplo del rey Salomón:

Aquella noche Dios se apareció a Salomón y le dijo: «Pide lo que quieras que te conceda».
 Salomón respondió a Dios: «Tú mostraste gran amor a David, mi padre, y me nombraste sucesor suyo. Pues bien, Señor Dios, que se cumpla la promesa que hiciste a David, mi padre, ya que tú me has hecho rey de un pueblo numeroso como el polvo de la tierra. Dame, pues, sabiduría y ciencia para dirigir a este pueblo. De lo contrario, ¿quién podría gobernar a este pueblo tuyo tan numeroso?».

Dios respondió a Salomón: «Por haber sido ese el deseo de tu corazón y no haberme pedido riquezas, bienes, gloria, la muerte de tus enemigos y ni siquiera una vida larga, pidiéndome en cambio sabiduría y ciencia para regir a mi pueblo, del que te he constituido rey, se te concede ciencia y sabiduría; y te daré también riquezas, bienes y gloria que no tuvieron los reyes que te precedieron ni tendrán los que te sucedan».
2ª Cr 1,7-12

¿Qué cosa buena y santa no dará Dios a quien por su gracia se le pida? No hay mayor riqueza en este mundo que andar conforme a la voluntad divina. Pidamos pues, sabiduría, discernimiento, prudencia y fortaleza para ser hijos fieles y santos del Padre celestial.

Junto con Cristo llamamos a tu puerta, Padre. Concédenos, Señor, el don de ser fieles a ti.

Luis Fernando