InfoCatólica / Cor ad cor loquitur / Categoría: Sobre el autor

3.06.09

Si ves a Victoria, "corre, corre, corre, que te van a echar el guante"

Veinticinco años largos han pasado, que se dice pronto, desde que escuché por primera vez en mi tocadiscos el tema “Corre, corre” de Leño, ese legendario grupo de rock madrileño liderado por el irrepetible Rosendo Mercado. Y es que entre mis pecadillos de juventud estaba el de ser “jevi", aunque a decir verdad tampoco es que acostumbrara a ir por la vida con las pintas típicas de los “jevis", melenas al viento, chupas de cuero, muñequeras de clavos y el loro atronando a toda pastilla por la calle. Cierto que llegué a tener media melenilla, alguna muñequera, algunas camisetas de los Iron Maiden, Scorpions y Dio, pero la mirada de mi padre y los suspiros de mi madre eran suficientes como para no aspirar a más.

El caso es que, por alguna razón que se me escapa, llevo unos días con el tema “corre, corre” de Leño rondando por mi cabeza. Y claro, cuando he visto la prisa que se ha dado la presidente del Comité de Bioética de España en decir que piensan apoyar la ley del aborto del gobierno zapateril, a pesar de que faltan varias semanas para que redacten su informe, he pensado lo bien que le encaja alguna de las estrofas de la canción. Por ejemplo, esta:

Se dieron mucha prisa
en enseñarnos la lección,
el diablo es nuestro amigo
ella nos lo presentó.

Sabemos lo que quieren
y aunque no nos convenció,
estamos en el juego
somos su preocupación.

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30.05.09

Monseñor Cipriani, todo un cardenal de la Iglesia

El post de hoy va a contener pocas palabras de mi propia cosecha. Prefiero reproducir algunos extractos de la entrevista que Zenit ha realizado al cardenal Cipriani y que hemos reproducido en portada de InfoCatólica:

“Creo que lo que hoy está faltando en la Iglesia es el martirio de la fe, el tener la audacia y el coraje de vivir una fe que nos lleva a ese morir a los caprichos personales, a la soberbia personal, a la sensualidad…

… necesitamos santos, que caminando por las calles y dirigiendo sus familias, y trabajando en los oficios más humildes o siendo grandes economistas o políticos, irradien una luz tan fuerte, su sal sea de tal sabor, que volvamos a ver esa primavera de la que nos hablaba Juan Pablo II de hogares, de escuelas. No es una utopía, es una posibilidad al alcance de la santidad. Si no tomamos la decisión de ser santos, no entenderemos el mensaje de San Pablo…

… Se habla tanto de los derechos humanos…, pero luego nos encontramos con aquellos niños malnutridos, mal acogidos por sus padres, que no tienen el hogar que deben tener, aquella escuela que no brinda el calor y el respeto y el testimonio de los maestros….

… ¿qué hacemos con unas Naciones Unidas de pura estructura económica vacías de contenido ético y moral? ¿Y con todas esas organizaciones internacionales que, buscando únicamente negociaciones puramente externas, no pretenden crear un clima de una mayor formación moral, espiritual, ética? La tibieza ha invadido el sistema mundial y esa tibieza genera espíritus indecisos, muchas veces tramposos…

… Yo pienso que hay algo que está muy metido en el ser humano: el afán de lucimiento, la vanidad. Cuando el responsable, llámese sacerdote u obispo, en lugar de ser un servidor, una alfombra para que sus hermanos pisen, el último de los servidores…, piensa que el cargo que posee le permite unos beneficios y unas comodidades y un mando, entonces, lamentablemente, esa escuela de vanidad, de superficialidad, se convierte en un camino que no funciona…

… Los sacerdotes no podemos servirnos de la Iglesia para hacer un escenario y luego dejar a la Iglesia muy mal, con una hipocresía y un cinismo que realmente va siendo cada día más espeluznante…

… En toda institución hay unas normas y el que no las cumple se va de la institución. Yo creo que está faltando en muchos niveles de la Iglesia una mayor autoridad y una mayor obediencia. Y creo que eso no es ni medieval, ni moderno, ni postmoderno…

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11.05.09

Lumen Dei, o cómo lo que pudo ser para bien puede acabar muy mal

Cuando el padre Rodrigo Molina, SJ, fundó la Unión Lumen Dei (LD), poco debía de imaginarse lo que acabaría aconteciendo después de su tránsito hacia las moradas eternas que Cristo ha preparado para sus fieles. Al dotar a LD de un profundo espíritu ignaciano, se supone que quedaría garantizado el sometimiento de la Unión a las directrices de la Iglesia. No en vano, al leer las Reglas de San Ignacio para sentir con la Iglesia vemos que:

1-º regla. La primera: depuesto todo juicio, debemos tener ánimo aparejado y pronto para obedecer en todo a la verdadera esposa de Cristo nuestro Señor, que es la nuestra santa madre Iglesia jerárquica».

13-º regla. Debemos siempre tener para en todo acertar, que lo blanco que yo veo, creer que es negro, si la Iglesia jerárquica así lo determina, creyendo que entre Cristo nuestro Señor, esposo, y la Iglesia su esposa, es el mismo espíritu que nos gobierna y rige».

En el caso presente, los miembros de LD, comenzando por sus superiores depuestos, tienen que obedecer al obispo de Cuenca, al Comisario Pontificio, a la Congregación de Institutos de Vida Consagrada, a la Signatura Apostólica, a la Secretaría de Estado y al Santo Padre, cuando habla a través de ella. A todos han desobedecido sistemáticamente desde hace ya un año. La Iglesia jerárquica lleva un año diciéndole blanco a LD, pero como LD lo ve negro, acaba decidiendo que es negro. Puro ignacianismo, pero pervertido, invertido, al revés.

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9.05.09

Libertad religiosa, primer mensaje del Papa en su viaje a Tierra Santa

Ayer empezó uno de los viajes más importantes, a la vez que complicado, del papado de Benedicto XVI. Lo que conocemos como Tierra Santa es una región en la que conviven -es un decir- naciones y pueblos muy distintos. Ningún otro lugar del planeta ha sufrido tantas guerras y tanto terrorismo como Oriente Medio desde hace más de medio siglo. Es por ello que el Papa ha querido ir como mensajero de una paz que muchos quieren en aquella bendita tierra. El problema es que no son pocos los que viven por y para impedir dicha paz.

Aunque en Tierra Santa todos son víctimas de la violencia causada por un conflicto que se ha enquistado cada vez más con el paso del tiempo, si hay un grupo que se ha visto perjudicado grandemente por la situación, ese es el de los cristianos. Cada vez hay menos seguidores de Cristo que se animen a vivir en la tierra que fue hollada por los pies del Salvador. Sufren las mismas carencias que el resto a la vez que son mirados con desprecio por unos y con odio por los otros. El crecimiento del fundamentalismo islámico les pone en el centro de una diana que ya ha recibido demasiados disparos.

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7.05.09

El legado de Occidente a África: preservativos y aborto

Un grupo de estudiantes cameruneses ha publicado una carta en la que defienden al Papa de los ataques que ha recibido por sus palabras sobre el preservativo, durante el viaje apostólico a Camerún y Angola el pasado mes de marzo. Pero no sólo defienden al Papa, sino que atacan directamente a ese Occidente rico que no sólo está tirando por el sumidero de su letrina una serie valores éticos y morales que hasta hace medio siglo parecían intocables, sino que además pretende que otras culturas, como la africana, le sigan en ese camino suicida. Por eso estos jóvenes africanos no se andan por las ramas: “Decimos con firmeza nuestro ‘no’ a este modelo cultural totalmente extraño a nuestros valores y tradiciones, que nos está siendo impuesto como determinante de la mejora de nuestra vida“.

No es para menos. La exportación a África de un modelo de sociedad en el que la sexualidad es puro ocio, en el que la dignidad de la vida humana desde su concepción es ya historia y en el que el mismo concepto de familia es objeto de mercadería política para ganar votos de lobbys minoritarios, no puede traer nada bueno a un continente que no necesita de lo peor de Occidente para prosperar. Y es que, recordémoslo, ese Occidente que quiere llenar África de condones fue quien acometió una descolonización del continente africano digna de pasar a los anales de la historia como uno de los mayores desastres de la era moderna.

Mucho se ha acusado al imperio español de comportarse indignamente en las Américas, pero basta comparar los continentes americano y africano para constatar quién hizo mejor las cosas. Y es que aunque la práctica totalidad de los imperios conllevan una buena dosis de represión a los pueblos dominados o colonizados, cuando el imperio lleva el apellido de cristiano acaba dejando una impronta que permite el desarrollo civilizado de las naciones que acaban independizándose de su metrópoli. Al contrario, un Occidente sin alma cristiana sólo puede estropear las condiciones de las civilizaciones donde impone su fuerza militar y cultural.

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