InfoCatólica / Cor ad cor loquitur / Archivos para: 2015

4.02.15

Polonia, semper fidelis

A decir verdad, ayer me quedé casi en estado de shock cuando leí el titular de una entrevista del portal Niedziela al arzobispo de Varsovia-Praga, Mons. Henryk Hoser: La Iglesia ha traicionado a Juan Pablo II“. Me dije “no, esto tiene que ser una exageración. Puede que algunos obispos y cardenales estén traicionando al papa santo polaco e incluso al mismísimo Jesucristo, pero la Iglesia como tal no hace tal cosa". Y entonces leí todas las palabras del prelado:

“Lo diré brutalmente: la Iglesia ha traicionado a Juan Pablo II. No la Iglesia como la Esposa de Cristo, no la Iglesia de nuestro credo, porque Juan Pablo II era la expresión, la voz auténtica de la Iglesia, sino que es la práctica pastoral la que ha traicionado a Juan Pablo II".

El matiz es importante. Lo que Mons. Hoser viene a decir es que aunque la doctrina sigue siendo la misma, la realidad es que con frecuencia no se aplica. Dado que el contexto de sus palabras es analizar lo ocurrido en el pasado sínodo, y lo que está ocurriendo en el periodo inter-sinodal, se entiende que el arzobispo está hablando sobre todo de la pastoral familiar y la pastoral sacramental en relación a la familia, y en general de la moral católica acerca de la vida sexual. Y entonces solo queda darle la razón.

Hay que darle la razón porque, en multitud de diócesis, estas palabras del magisterio de San Juan Pablo II han sido durante décadas papel mojado:

La Iglesia, no obstante, fundándose en la Sagrada Escritura reafirma su práxis de no admitir a la comunión eucarística a los divorciados que se casan otra vez. Son ellos los que no pueden ser admitidos, dado que su estado y situación de vida contradicen objetivamente la unión de amor entre Cristo y la Iglesia, significada y actualizada en la Eucaristía. Hay además otro motivo pastoral: si se admitieran estas personas a la Eucaristía, los fieles serían inducidos a error y confusión acerca de la doctrina de la Iglesia sobre la indisolubilidad del matrimonio.

La reconciliación en el sacramento de la penitencia —que les abriría el camino al sacramento eucarístico— puede darse únicamente a los que, arrepentidos de haber violado el signo de la Alianza y de la fidelidad a Cristo, están sinceramente dispuestos a una forma de vida que no contradiga la indisolubilidad del matrimonio. Esto lleva consigo concretamente que cuando el hombre y la mujer, por motivos serios, —como, por ejemplo, la educación de los hijos— no pueden cumplir la obligación de la separación, «asumen el compromiso de vivir en plena continencia, o sea de abstenerse de los actos propios de los esposos»

Familiaris consortio 84

La gran mayoría de los obispos alemanes, sin ir más lejos, están ya permitiendo la comunión de adúlteros. Intentaron quebrar el brazo de la Iglesia y cuando en 1994 la Congregación de la Doctrina de la Fe se negó a aceptar sus tesis, ellos decidieron que aceptarían el dictamen de la Iglesia pero permitirían que quedara en nada por la vía de los hechos. Salvando las distancias, es como si los obispos se adhirieran formalmente a los dogmas trinitarios y cristológicos pero permitieran que casi todos sus sacerdotes predicaran la herejía arriana. La complicidad real, no manifiesta, con la herejía es en muchas ocasiones aún peor que la propia herejía. Sobre todo cuando el cómplice tiene el deber de defender la fe.

Esos mismos que han traicionado la fe de la Iglesia permitiendo una pastoral contraria a la misma, son los que ahora pretenden que la traición se consume del todo cambiando el contenido de dicha fe en lo referente a la comunión de los adúlteros. Son también los que han aceptado la anticoncepción como práctica inevitable, y en cierto modo positiva, en la mayoría de los matrimonios cristianos.

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1.02.15

La Iglesia, hospital del alma, no cementerio

Hay dos frases que pueden parecer lo mismo pero no lo son:

1- Ser católico no es una simple adhesión intelectual a una serie de artículos de fe expresados en el credo o en el catecismo. 

2- Ser cristiano no es una adhesión intelectual a una serie de artículos de fe expresados en el credo o en el catecismo. 

La única diferencia entre ambas afirmaciones es la palabra “simple". Que podría ser también “solo". Pero esa diferencia es fundamental para comprender lo que lleva viviendo la Iglesia desde hace décadas. Son multitud los bautizados que creen que la frase correcta es la segunda y no la primera. Craso error. Momumental error. Peligrosísimo error. Ellos piensan que se puede ser católico y no aceptar puntos esenciales de la fe y la moral católica. Es más, creen que la Iglesia debe renunciar a esos puntos, o modificarlos radicalmente, para ponerse más a tono con la sociedad, con el mundo, para atraer a los jóvenes, para ser un verdadero hospital de campaña.

Esa mentalidad es más propia de quien no ha entendido no solo en qué consiste ser católico, sino qué es ser cristiano. Desconocen algo tan elemental como el hecho de que Cristo vino a salvarnos precisamente del pecado, del error, de todo aquello que nos separa de Dios. Y que tal cosa solo puede hacerse desde la raíz del corazón de los hombres.

De poco vale que uno no adultere si tiene el corazón lleno de deseos adúlteros. De poco vale que uno no mate al prójimo si tiene el corazón podrido de odio hacia el vecino. De poco vale ser como el joven rico, que no adulteraba, no mataba, no robaba, no decía falso testimonio y además honraba a su padre y a su madre, si el Señor no ocupa el primer lugar en nuestro corazón, de forma que estemos dispuestos a dejarlo todo en caso de que Dios nos lo pida. La letra no da vida. El Espíritu santo sí.

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30.01.15

Sor Lucía Caram... ¡¡¡Show must go on!!!

Sor Lucía Caram es esa monja dominica argentina nacionalista secesionista catalana y culé -sí, todo eso- que hace no mucho escribió un libro titulado “Mi claustro es el mundo". 

El caso es que últimamente su claustro son las televisiones españolas que han visto en ella un filón para atraer a un tipo de audiencia interesada en personajes pecularies del panorama patrio.

Hace tiempo sor Lucía era conocida por soltar los típicos tópicos del progrerío eclesial, versión religiosa consagrada. Pero se ve que aquello no le daba suficiente fama y lleva meses siendo el perejil de todas la salsas televisivas. Es una monja tan polifacética que es capaz de enfadar a los aficionados del Real Madrid por arremeter contra Cristiano Ronaldo. He aquí un ejemplo de ello.

Otro de los personajes peculiares que anima el cotarro mediático en España en las últimas semanas es ese chavalote conocido como “el pequeño Nicolás". Pues bien, si pones en un mismo programa a la monja y al Nicolasín, solo puede pasar esto:

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29.01.15

Mormones, tan simpáticos y tan sectarios

¿Quién no les ha visto alguna vez por la calle? Van siempre bien vestidos, llevan un cartelito en la camisa o la chaqueta con sus nombres y acostumbran a llevar una Biblia y un Libro de Mormón.

Si hablas con ellos, muestran una amabilidad exquisita mientras intentan convencerte de que ellos son la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Ciertamente es complicado que convenzan a muchos católicos, ya que hay que estar en una situación personal realmente rara para aceptar la historia que se inventó el polígamo Joseph Smith, pero siempre encontrarán a personas que se sientan atraídos por la bonhomía de sus misioneros.

Ahora bien, cuando alguien osa salirse de la secta, las buenas maneras desaparecen. Un ejemplo de ello es lo que acaba de hacer SUD Noticias en Facebook. Es una página de noticias mormonas. En el día de ayer se hicieron eco de esta información de El Faro de Mormón:

Pareja de delincuentes se hacen pasar por investigadores de la Iglesia

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28.01.15

En Cristo y por Cristo

Entre las magníficas obras que la editorial Gratis Date ofrece a aquellos que han recibido el don de conocerla y servirse de las gracias que Dios da a través de ella, hoy quiero citar y reflexionar sobre “Jesucristo, vida del alma” del beato Dom Columba Marmión. Como siempre que traigo al blog escritos de hombres de Dios, recordad que lo verdaderamente importante y provechoso es el texto que cito, y no lo que pueda comentar sobre el mismo.

Hoy vamos a tratar todavía de la persona adorable de nuestro Señor. No os canséis jamás de oír hablar de El. Ningún tema os será más útil, ni debe seros más querido; en Cristo lo tenemos todo, y fuera de El no hay salud ni santificación posible. Cuanto más se estudia el plan divino, según las Sagradas Escrituras, más se advierte cómo un gran pensamiento lo domina todo: El de que Jesucristo, verdadero Dios y verdadero Hombre, es el centro de la creación y de la redención; que todas las cosas se refieren a El, y que por El se nos da a nosotros toda la gracia y se tributa toda la gloria al Padre.

Tantas veces usamos nuestro tiempo para abordar asuntos que no hacen bien a nuestras almas, que es necesario que se nos recuerde que no hay nada mejor para nuestra salvación que oír de Cristo, pensar en Cristo, meditar en Cristo y dejar que el Espíritu Santo forme a Cristo en nosotros. De Él recibimos toda gracia, todo bien perfecto.

La contemplación de nuestro Señor no es sólo santa, sino santificante; con sólo pensar en El y contemplarlo con fe y amor, nos santificamos. Para ciertas almas, la vida de Jesucristo es un tema de meditación como otro cual quiera; no es bastante eso. Cristo no es uno de los medios de la vida espiritual, es toda nuestra vida espiritual El Padre lo ve todo en su Verbo, en su Cristo, todo lo encuentra en El, tiene ciertamente exigencias infinitas de gloria y de alabanza, pero encuentra cumplida satisfacción a esas exigencias a través de su Hijo, en las acciones más intrascendentes de su Hijo. Cristo es su Hijo muy querido en quien pone todas sus complacencias. ¿Por qué no había de ser Cristo igualmente nuestro todo, nuestro modelo, nuestra satisfacción, nuestra esperanza, nuestra luz, nuestra fuerza, nuestra alegría? Esta verdad es tan capital, que quiero insistir en ella nuevamente.

Siendo la tercera persona de la Trinidad, y por tanto Dios, ¿cuál es la principal misión del Espíritu Santo? Lo leemos en el evangelio de san Juan: “Cuando venga el Paráclito, que yo os enviaré de parte del Padre, él dará testimonio de mí” (Jn 15,26). Y como dice San Pablo: “por lo cual os hago saber que nadie, hablando en el Espíritu de Dios, puede decir `anatema sea Jesús´, y nadie puede decir `Jesús es el Señor´, sino en el Espíritu Santo” (1ª Cor 12,3). Siendo que la obra del Espíritu Santo es llevarnos a Cristo para que Él sea el centro de nuestras vidas, ¿cómo habría de ser la contemplación de su persona un tema más en nuestro crecimiento espiritual? No es un tema más. Es el TEMA por excelencia. Y recordemos que ver a Cristo con los ojos del alma es contemplar al Padre. Por tanto, en el Espíritu Santo, Dios, podemos alcanzar a ver a Cristo, Dios, que es el único medio de contemplar al Padre, Dios. Así obra la Santa Trinidad en nuestras almas para concedernos el don de la santidad y la filiación divina.

La vida espiritual consiste sobre todo en contemplar a Cristo, para reproducir en nosotros su condición de Hijo de Dios y sus virtudes. Las almas que tienen constantemente fija la mirada en Cristo, ven en su luz lo que se opone dentro de ellas al desarrollo de la vida divina; buscan entonces en Jesús la fuerza necesaria para remontar esos obstáculos y agradarle; pídenle que sea el apoyo de su debilidad, que despierte y acreciente sin cesar en ellas esa disposición fundamental, a la que se reduce toda la santidad, y que consiste en buscar siempre lo que es agradable a su Padre.

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