No rechaces la corrección del Señor
De las lecturas de la Misa para el día de hoy, quiero fijarme en el pasaje de la carta a los Hebreos:
Hermanos: Habéis olvidado la exhortación paternal que os dieron:
- «Hijo mío, no rechaces la corrección del Señor, no te enfades por su reprensión; porque el Señor reprende a los que ama y castiga a sus hijos preferidos.»
Aceptad la corrección, porque Dios os trata como a hijos, pues, ¿qué padre no corrige a sus hijos?
Ninguna corrección nos gusta cuando la recibimos, sino que nos duele; pero, después de pasar por ella, nos da como fruto una vida honrada y en paz.
Por eso, fortaleced las manos débiles, robusteced las rodillas vacilantes, y caminad por una senda llana: así el pie cojo, en vez de retorcerse, se curará.
Hebreos 12, 5-7. 11-13
A muchos les puede parecer que el castigo es incompatible con el amor. Pero en nuestra vida cristiana siempre estaremos pasando por un periodo de maduración espiritual. Y si Dios es nuestro Padre, en buena lógica tendrá que disciplinarnos si ve que nos separamos de la senda que nos acerca a Él.