InfoCatólica / Cor ad cor loquitur / Archivos para: Marzo 2013

23.03.13

Profetas de calamidades y mercaderes del templo

En cierto panfleto anticatólico andan muy alterados desde que los cardenales eligieron como Papa a Jorge Mario Bergoglio, que adoptó el nombre de Francisco por las razones que él mismo se ha encargado de explicar.

El director de ese medio presenta al Papa como si fuera una especie de revolucionario sesentayochista que va a poner la Iglesia patas arriba. Dice:

Algunos no quieren oír hablar de reforma ni de cambio ni de ruptura y, mucho menos, de revolución. Por muy tranquila que sea. Pretenden que, con el Papa Francisco, todo sigue igual que antes. O con simples retoques en las formas y en los signos. Son los que estuvieron durante estos últimos 30 años dirigiendo el cotarro eclesiástico, imponiendo su pensamiento único y ocupando todos los espacios, sin dejar la más mínima oportunidad al sano pluralismo eclesial.

Hoy mismo se dedica a lanzar hipótesis sobre lo que puede hacer el Papa con el banco del Vaticano (IOR). Cree que lo puede eliminar o convertirlo en una banca ética. Como poder, puede hacer lo que le apetezca, pero recordemos que prácticamente el último nombramiento de calado del papa Benedicto XVI fue precisamente el del responsable del IOR. No parece fácil que el papa Francisco se cargue de la noche a la mañana esa institución. Y conste que me da absolutamente lo mismo lo que haga al respecto.

Leer más... »

21.03.13

Vender, vender y vender

Acabamos de publicar un artículo de Manuel Morillo en el que nos cuenta que el Corte Inglés ha decidido abrir sus centros de Madrid los días de Jueves y Viernes Santo. La medida, absolutamente legal dada la ley de la comunidad autónoma, indica mucho el respeto que la empresa tiene por la sacralidad de esos días. Es de suponer que una buena parte de sus empleados son católicos. Y entre ellos, habrá no pocos que sean practicantes. Pues como si son sintoístas. A trabajar esos días sí o sí.

En el empeño por liberalizarlo todo, a nivel laborar hace tiempo que se han cruzado unas líneas que cabe preguntarse en qué medida no chocan con el mandato del art. 16.3 de la Constitución:

Los poderes públicos tendrán en cuenta las creencias religiosas de la sociedad española.

Si la legislación no respeta el domingo ni las fiestas religiosas, de manera que los empleados se ven obligados a trabajar esos días quieran o no, ¿en qué se hace visible ese “tener en cuenta las creencias” de los españoles?

Comprendo que hay ámbitos del servicio público que no pueden quedarse sin atender en eso días. Por ejemplo, médicos, policías, bomberos, etc. Luego está el sector de la hostelería y la restauración, los cines y demás negocios dedicados al ocio. El fin de semana es el momento ideal para hacer caja. Pero es que vamos camino de una desacralización completa de unas festividades cuyo origen, no lo olvidemos, es religioso.

No creo que sea mucho pedir que al menos las fiestas católicas por excelencia -Navidad y Semana Santa- se vieran libres de ese afán economicista en el que todo vale con tal de vender. No creo que quien quiera comprarse un televisor de última generación sufra mucho si en vez de poder adquirlo el Viernes Santo lo hace al día siguiente o cualquier sábado por la tarde. El sacropagano derecho liberal al consumo se construye sobre la destrucción del sacrosanto derecho a practicar la fe en los días dispuestos para tal fin.

Incluso dejando de lado el ámbito religioso, se puede argumentar en contra de esta absoluta liberación de horarios comerciales el hecho de que atenta contra la convivencia familiar. Los niños ven como sus padres tienen que trabajar precisamente los días en que más tiempo podrían pasar con ellos. Pero claro, ya sabemos que en el actual sistema económico los más pequeños no pasan de ser potenciales clientes a los que vender todo tipo de artilugios para que pasen las horas embobados dándo a las teclas o los mandos de una consola.

Atrás quedan los tiempos en que el domingo era no solo el día del Señor sino el día de la familia. Poco a poco nos hemos ido arrodillando ante el dios Mamón. Ni lea peor de las crisis económica impide que muchos derrochen. Tengan o no tengan dinero para derrochar. Pagaremos las consecuencias, si es que no las estamos pagando ya.

Luis Fernando Pérez Bustamante

20.03.13

Aviso a los lectores de mi blog sobre futuros posts acerca del Papa Francisco

En la zona de comentarios de un post anterior sobre el Papa Francisco, dije lo siguiente:

Nuevo aviso a los comentaristas en mi blog. De hoy en adelante, y hasta al menos dentro de un mes, no admito un solo comentario negativo más sobre el Papa Francisco. A cualquier frase y cualquier gesto se le puede sacar punta. El que quiera quejarse de algo, que se vaya a otro lado.

En vista de que muchos no han leído eso o lo han leído pero les ha dado lo mismo, paso a cerrar los comentarios cada vez que escriba un artículo sobre el Papa. Así será durante el tiempo que estime prudencial. No me gusta tener que andar borrando a comentaristas que sin lugar a duda no son trolls. Es decir, por lo general son “buena gente". Pero no tengo la menor intención de que este blog se convierta en paño de lágrimas para los que no están contentos con este Papa. No es una cuestión de libertad de expresión. Sin duda un Papa puede hacer cosas criticables. Es una cuestión de salud espiritual. Y de que no quiero que este blog sea lo que ya son otros en la zona de comentarios.

Leer más... »

19.03.13

Gestos y mensajes claros del Papa

Desde el mismo momento en que se presentó por primera vez ante los fieles de todo el mundo, el papa Francisco ha realizado una serie de gestos ciertamente significativos. La mayor parte de ellos ha gustado a la mayor parte de los católicos y, de paso, a los que no lo son. Ciertamente algunos han mostrado ya su preocupación por no haber usado algunas cosas que son propias de la vestimenta papal. Pero nada son, creo, si se las compara con la retirada del uso de la tiara papal, que era quizás uno de los símbolos más contundentes de la unión de los poderes espiritual y temporal del papado. A día de hoy, el poder temporal efectivo se reduce al pequeño territorio del Vaticano. Y no parece posible, ni desde luego deseable, que aumente en un futuro.

Hoy mismo, en el recorrido anterior a la Misa de inicio de su pontificado, el Papa nos ha dejado una de esas imágenes que llenarán periódicos, artículos y tertulias. Se ha parado para saludar y bendecir a un enfermo prostrado en una camilla. Y le ha dedicado más tiempo de lo habitual en estos casos. Es decir, no han sido unos breves segundos. La cara del enfermo y los que estaban con él denotaba una felicidad enorme. En él el Papa estaba mostrando su cercanía y cariño a todos los enfermos del mundo. Algo muy propio de quien es ya el Vicario de Cristo.

La homilía de hoy ha tenido un claro toque ecologista -constantes llamamientos a cuidar la creación- y de llamada a poner la caridad al frente de toda nuestra actividad humana. Incluido el servicio. Quien no ama, no sirve. Y no se puede servir de verdad sin amor.

Con todo, nada de esto que está diciendo el Papa Francisco es nuevo. Podemos encontrar palabras similares en los papas anteriores a él. La novedad del inicio de un pontificado no puede cegarnos ante el hecho de que la Iglesia lleva predicando veinte siglos lo mismo que San Pablo señaló en 1 Cor 13,13:

Ahora permanecen estas tres cosas: la fe, la esperanza, la caridad; pero la más excelente de ellas es la caridad.

Sí, sabemos que muchas veces esa predicación no fue acompañada de buenas obras. El pecado está siempre presente en los miembros de la Iglesia, y de eso no se libran sus pastores. Por eso cada Misa pedimos al Señor que no tenga en cuenta nuestros pecados sino la fe de su Iglesia.

El interés del Papa Francisco por los pobres es evidente. Son ya los protagonistas de su pontificado. Y seguramente le acompañarán durante todo su ministerio, que ojalá el Señor quiera que sea largo y fructífero. Estoy convencido de que no se tratará de un protagonismo meramente verbal. Posiblemente asistamos a decisiones papales que hagan más visible ese compromiso con los más necesitados. Para que la predicación del evangelio sea exitosa, ha de ir acompañada de esas obras que llaman la atención al mundo. Como dijo el Señor:

Así ha de lucir vuestra luz ante los hombres, para que, viendo vuestras buenas obras, glorifiquen a vuestro Padre, que está en los cielos.
Mat 5,16

Y San Pedro:

y observéis entre los gentiles una conducta ejemplar, a fin de que, en lo mismo por que os afrentan como malhechores, considerando vuestras buenas obras, glorifiquen a Dios en el día de la visitación.
1ª Ped 2,12

No vayamos nunca a olvidar la clara enseñanza de las Escrituras:

“Si el hermano o la hermana están desnudos y carecen de alimento cotidiano, y alguno de vosotros les dijere: Id en paz, que podáis calentaros y hartaros, pero no les diereis con qué satisfacer la necesidad de su cuerpo, ¿qué provecho les vendría? Así también la fe, si no tiene obras, es de suyo muerta. Mas dirá alguno: Tú tienes fe y yo tengo obras. Muéstrame sin las obras tu fe, que yo por mis obras te mostraré la fe".
Stg 2,15-18

Hagamos, pues, lo que el Señor nos conceda hacer. No se trata de caer en un pelagianismo humanista por el cual pensemos que podemos obrar el bien aparte de la gracia de Dios. Como bien ha recordado hoy el Papa Francisco “en todas las épocas de la historia existen «Herodes» que traman planes de muerte, destruyen y desfiguran el rostro del hombre y de la mujer“. Sin la gracia de Dios, nada somos. Sin la misericordia de Dios, no podemos recibir el perdón y ejercerlo. Sin la asistencia del Espíritu Santo, la imagen divina en la que hemos sido creados se desfigura y queda cual una careta fea y despreciable. Fue Cristo quien mostró en la Cruz -otra constante referencia de nuestro Papa en estos días- el verdadero rostro del Siervo de Dios, que da su vida por los demás. “Hágase tu voluntad y no la mía“. “Hágase en mí según tu palabra“. Ese es el verdadero programa de la Iglesia para estos inicios del tercer milenio. Que el Señor nos ayude a llevarlo a cabo.

Luis Fernando Pérez Bustamante

17.03.13

Joselito y la señora

Hoy voy a hacer algo poco habitual. En vez de escribir yo el artículo, copiaré lo que ha escrito otra persona. Esa persona es mi hija de doce años. Le gusta escribir cuentos breves. Este lo escribió el pasado jueves:

Hace un tiempo, en un pueblo de los Monegros, vivía un niño llamado Joselito. Su familia era humilde. Su padre había muerto en un accidente de coche cuando tenía 3 años, dejando solos a él y a su madre, que apenas cobraba diez euros cada quince días. A pesar del podo dinero que tenía, Joselito era un niño muy avispado y de un corazón enorme.

Cuando tenía 13 años, su madre enfermó y se puso muy grave. Joselito se vio obligado a ponerse a trabajar para pagar las medicinas de su madre y el pan de cada día. Un día, cuando volvía de trabajar, vio a una señora muy mayor tirada en el suelo. No dudó un momento y se acercó:

Leer más... »