¿Piensa el cardenal Amigo decir algo ante la provocación?
Los grupos municipales del PSOE e Izquierda Unida en el Ayuntamiento de Sevilla han decidido provocar miserablemente a todos los católicos. Han propuesto quitar del callejero el nombre de Pío XII porque, según ellos, dicho Papa fue franquista. Justifican su acusación afirmando que el Vaticano reconoció el régimen que siguió a la Guerra Civil, llegando incluso a firmarse un Concordato entre la Iglesia Católica y la España de Franco. Y pretenden ampararse en la Ley de Memoria histórica, que vuelve a demostrar su gran utilidad para conseguir enfrentar a los españoles por un asunto que se suponía se había superado durante la Transición.
Sólo una mente tan ridícula como enferma de odio y resentimiento contra el catolicismo puede llegar a asociar a Pío XII con el franquismo. Sólo una mente tan absurda como anticlerical y autoritaria censuraría únicamente al Vaticano como país que reconoció oficialmente el régimen franquista, a pesar de que salvo algunas excepciones (URSS y México, p.e), la práctica totalidad de la comunidad internacional acabó reconociendo dicho régimen.
Dado que Juan XXIII también figura en el callejero de la capital andaluza y visto que el `Papa bueno´ tuvo la osadía de decir que “Franco da leyes católicas, ayuda a la Iglesia, es un buen católico. ¿Qué más se quiere?", ¿cabe esperar que hagan con el Papa Roncalli lo mismo que con el Papa Pacelli?

El caso es que en la Iglesia también hay elementos “zapaterinos” que -como el presidente de la CONFER, Alejandro Fernández Barrajón-
Lo que nos faltaba por ver, lo hemos visto hoy en Religión en Libertad. Un cura de Barcelona, Manel Pousa, que resulta ser vicario de la parroquia de la Trinidad, en el distrito de Nou Barris, confesó en El Periódico que ha pagado abortos. Por alguna extraña razón, la declaración ha pasado desapercibida a pesar de que tuvo lugar el 21 de febrero pasado, que fue cuando se realizó la entrevista. Pero hoy la progresía eclesial catalana ha sacado pecho en uno de sus blogs y por “causalidades” de la vida, nos hemos enterado de la infamia.
Esta vez ha sido Hamas quien, por medio de un tal Yunis Al-Astal, ha amenazado al Papa, a la Iglesia Católica y a Europa entera. En otras ocasiones ha sido el mismísimo Ben Laden o cualquier otro dirigente de Al Qaeda. Mañana será el muftí de vaya usted a saber dónde, o el imán de cualquier mezquita. El caso es que una parte muy importante de los musulmanes ha tomado como deporte favorito el amenazar a Occidente y al cristianismo. El problema es que ellos ya han demostrado que pasan de las amenazas a los hechos en cuanto ven la menor oportunidad. Por tanto, no estamos ante un perro ladrador pero poco mordedor, sino ante perros que ladran, muerden y, si pueden, matan. Y sin embargo, hay muchos en Occidente que están deseosos de acariciar sus lomos. Es más, critican a los funcionarios de la perrera municipal que osen intentar retirar de circulación a los canes asesinos.








