Yo soy el pan de vida

Evangelio del martes de la tercera semana de Pascua:
Le replicaron: «¿Y qué signo haces tú, para que veamos y creamos en ti? ¿Cuál es tu obra? Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como está escrito: “Pan del cielo les dio a comer”».
Jesús les replicó: «En verdad, en verdad os digo: no fue Moisés quien os dio pan del cielo, sino que es mi Padre el que os da el verdadero pan del cielo. Porque el pan de Dios es el que baja del cielo y da vida al mundo».
Entonces le dijeron: «Señor, danos siempre de este pan».
Jesús les contestó: «Yo soy el pan de vida. El que viene a mí no tendrá hambre, y el que cree en mí no tendrá sed jamás»
Jn 6,30-35
¿Estamos hambrientos y sedientos de Dios? Cristo nos sacia. Solo Él es verdadero maná divino. El mundo entero se puede derrumbar en derredor nuestro, pero permaneceremos firmes si tenemos acceso a la comunión plena con nuestro Señor y Salvador.
Si vacilamos, nos sostiene. Si pecamos, nos consigue el perdón. Si caemos, nos levanta. Si desfallecemos, nos alimenta con su cuerpo y su sangre. Si lloramos, nos consuela. Si clamamos, nos escucha. Si somos hijos del Padre, es en Él y por Él.
En Cristo no solo caminamos por el desierto de este mundo hacia la Tierra prometida. Él es la Tierra prometida. Él es camino y destino, pues donde está Él, está el Padre.
Espíritu Santo, sé calzado en nuestro caminar en Cristo. Apiádate de nosotros y concédenos la conversión constante para que no nos alejemos de la senda de salvación. Habita en nuestras almas para que Cristo crezca en ellas hasta llenarnos por completo.
Luis Fernando



