Los que viven según la carne no pueden agradar a Dios

Segunda lectura del domingo de la quinta Semana de Cuaresma
Los que viven según la carne no pueden agradar a Dios. Ahora bien, vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios habita en vosotros. Si alguien no tiene el Espíritu de Cristo, ése no es de él.
Pero si Cristo está en vosotros, ciertamente el cuerpo está muerto a causa del pecado, pero el Espíritu tiene vida a causa de la justicia. Y si el Espíritu de Aquel que resucitó a Jesús de entre los muertos habita en vosotros, el mismo que resucitó a Cristo de entre los muertos dará vida también a vuestros cuerpos mortales por medio de su Espíritu, que habita en vosotros.
Rom 8,8-11
No nos engañemos. Si vivimos igual que aquellos que están sin Dios, es que no somos de Dios. O nuestras obras corresponden a lo que profesan nuestros labios, o estamos jugando un farsa, un juego muy peligroso que puede acabar con nuestra condenación eterna.
¿Qué es vivir según la carne? San Pablo lo explica:
Las obras de la carne son conocidas: fornicación, impureza, libertinaje, idolatría, hechicería, enemistades, discordia, envidia, cólera, ambiciones, divisiones, disensiones, rivalidades, borracheras, orgías y cosas por el estilo. Y os prevengo, como ya os previne, que quienes hacen estas cosas no heredarán el reino de Dios.
Gal 5,19-21
Y añade:
En cambio, el fruto del Espíritu es: amor, alegría, paz, paciencia, afabilidad, bondad, lealtad, modestia, dominio de sí. Contra estas cosas no hay ley.
Gal 5,22-23
Habiendo recibido el Espíritu Santo, ¿vamos a seguir viviendo esclavizados a la carne y sus deseos? Como también dice el apóstol:
No entristezcáis al Espíritu Santo de Dios con que él os ha sellado para el día de la liberación final.
Ef 4,30
En el evangelio de hoy leemos el pasaje de la resurrección de Lázaro. Cuando Jesucristo le resucita dice: "Desátenlo para que pueda caminar". Pues bien, el Espíritu Santo es Aquél que nos hace caminar cuando por la fe recibimos la vida eterna. No nos quedemos en la tumba para morir de nuevo. Salgamos a la luz, para andar en la luz.
Espíritu Santo, apodérate de nosotros por completo para que no haya resquicio alguno en nuestro ser que no esté sometido a tu voluntad.
Luis Fernando









