Del Ku Klux Klan a Planned Parenthood

Estados Unidos ha sido siempre un país de luces y sombras. Los que son considerados como padres fundadores, los peregrinos del Mayflower, tuvieron el “privilegio” de usar por primera vez en la historia un arma biológica. La cosa consintió en regalar a los nativos mantas infectadas de viruela.

Y según escribe un famoso autor protestante español: 

Para multitud de etnias aquellos primeros pasos de los conquistadores anglosajones en el continente fueron el final. Sin embargo, vistos desde una perspectiva histórica, se trataban sólo del principio. En los siglos siguientes, las tribus indígenas de América del norte - con las que jamás se produjo un mestizaje - desaparecieron por docenas o fueron diezmadas y recluidas en reservas. No debería extrañar que, según su propia confesión, Hitler inspirara parte de la política nazi seguida contra los judíos en el ejemplo de la mantenida por los norteamericanos contra los indios. En ambos casos se perseguía el exterminio de una raza con fines de expansión territorial y económica y en ambos casos se tenía la convicción de obedecer a un destino providencial y racialmente superior.

Textos que cambiaron la historia (C. Vidal)

Al mismo tiempo, los cuáqueros de esa nación fueron los ”creadores del primer ente político dotado de tolerancia hacia todas las creencias, fueron los únicos colonos blancos que insistieron, pese a la concesión regia, en pagar a los indios las tierras que ocupaban y también resultaron los firmantes del único tratado con los pieles rojas que jamás fue violado” (ibidem). 

Es también el país en el que, aunque esto sea quizás una simplicación de lo ocurrido, la abolición de la esclavitud fue la mecha que encendió una guerra civil espantosa. Es decir, mientras que parte de la nación -luz- quería acabar con esa plaga, otra parte -sombra- se levantó en armas para impedirlo. Aunque el sur perdió la guerra, el racismo se mantuvo durante mucho tiempo (¿se mantiene?) en muchos estados sureños a unos niveles que hoy consideramos inaceptables. Precisamente tras la guerra surgió el Ku Klux Klan, de quien no creo que haga falta dar demasiados detalles.

No es por ello de extrañar que tal nación acoja hoy una organización, Planned Parenthood, que vive del asesinato legal de seres humanos no nacidos. No contenta con eso, se dedica a traficar con los órganos de los fetos abortados. La serie de vídeos que el Center for Medical Progress está publicando desde hace semanas demuestran bien a las claras el carácter satánico de semejante multinacional de la cultura de la muerte.

Sin embargo, mientras gran parte de Occidente se escandaliza con las decapitaciones del Ejército Islámico, mira para otro lado cuando se demuestra en un vídeo que en Estados Unidos ya no se venden esclavos negros, sino seres humanos a cachitos. Es más, las actividades de esa multinacional abortista son financiadas con dinero público, de manera que el presidente de la nación ejercería su veto a cualquier iniciativa destinada a retirar esos fondos.

Es realmente triste que el primer presidente de raza negra de la nación del Ku Klux Klan se convierta en el paladín defensor de una organización, Planned Parenthood, que no tiene nada que envidiar al KKK en cuanto a su maldad intrínseca. Al mismo tiempo, estamos en un país donde hay gobernantes y representantes elegidos democráticamente que parecen dispuestos a acabar con esa salvajada. En España, sin ir más lejos, apenas se cuentan con los dedos de una mano los políticos de partidos mayoritarios de los que se pueda decir, siquiera lejanamente, algo parecido. Y los pocos que hay son aplastados por las maquinarias de poder de los partidos.

¿Llegará en el futuro un Abraham Lincoln que ponga fin al holocausto del aborto y la venta de fetos humanos como si fuera ganado? Sólo Dios sabe.

Luis Fernando Pérez Bustamante