Lo que sé de mí lo sé porque tú me iluminas


No saben lo mucho que se pierden aquellos que no hacen la Liturgia de las Horas, que aunque es preceptiva para sacerdotes y religiosos, está a disposición de todos los fieles que quieran crecer en gracia mediante la oración, la lectura de la Escritura y las perlas de grandes padres de la Iglesia y santos como San Agustín. 

Precisamente el día de hoy encontramos en el Oficio de lecturas esta joya del santo obispo de Hipona:

Conózcate a ti, Conocedor mío, conózcate a ti como soy por ti conocido. Fuerza de mi alma, entra en ella y ajústala a ti, para que la tengas y poseas sin mancha ni defecto. Esta es mi esperanza, por eso hablo; y en esta esperanza me gozo cuando rectamente me gozo. Las demás cosas de esta vida tanto menos se han de llorar cuanto más se las llora, y tanto más se han de deplorar cuanto menos se las deplora. He aquí que amaste la verdad, porque el que obra la verdad viene a la luz. Yo quiero obrar según ella, delante de ti por esta mi confesión, y delante de muchos testigos por este mi escrito.

Y ciertamente, Señor, a cuyos ojos está siempre desnudo el abismo de la conciencia humana, ¿qué podría haber oculto en mí, aunque yo no te lo quisiera confesar? Lo que haría sería esconderte a ti de mí, no a mí de ti. Pero ahora, que mi gemido es un testimonio de que tengo desagrado de mí, tú brillas y me llenas de contento, y eres amado y deseado por mí, hasta el punto de llegar a avergonzarme y desecharme a mí mismo y de elegirte sólo a ti, de manera que en adelante no podré ya complacerme sino es en ti, ni podré serte grato si no es por ti.

Comoquiera, pues, que yo sea, Señor, manifiesto estoy ante ti. También he dicho ya el fruto que produce en mí esta confesión, porque no la hago con palabras y voces de carne, sino con palabras del alma y clamor de la mente, que son las que tus oídos conocen. Porque, cuando soy malo, confesarte a ti no es otra cosa que tomar disgusto de mí; y, cuando soy bueno, confesarte a ti no es otra cosa que no atribuirme eso a mí, porque tú, Señor, bendices al justo; pero antes de ello lo transformas de impío en justo. Así, pues, mi confesión en tu presencia, Dios mío, es a la vez callada y clamorosa: callada en cuanto que se hace sin ruido de palabras, pero clamorosa en cuanto al clamor con que clama el afecto.

Tú eres, Señor, el que me juzgas; porque, aunque ninguno de los hombres conoce lo íntimo del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él, con todo, hay algo en el hombre que ignora aun el mismo espíritu que habita en él; pero tú, Señor, conoces todas sus cosas, porque tú lo has hecho. También yo, aunque en tu presencia me desprecie y me tenga por tierra y ceniza, sé algo de ti que ignoro de mí.

Ciertamente ahora te vemos como en un espejo y borrosamente, no cara a cara, y así, mientras peregrino fuera de ti, me siento más presente a mí mismo que a ti; y sé que no puedo de ningún modo violar el misterio que te envuelve; en cambio, ignoro a qué tentaciones podré yo resistir y a cuáles no podré, estando solamente mi esperanza en que eres fiel y no permitirás que seamos tentados más de lo que podamos soportar, antes con la tentación das también el éxito, para que podamos resistir.

Confiese, pues, yo lo que sé de mí; confiese también lo que de mí ignoro; porque lo que sé de mí lo sé porque tú me iluminas, y lo que de mí ignoro no lo sabré hasta tanto que mis tinieblas se conviertan en mediodía ante tu presencia.

De las Confesiones de san Agustín, obispo
(Libro 10, 1, 1–2, 2; 5, 7: CSEL 33, 226-227. 230-231)

¿Acaso podré yo añadir algo a semejantes palabras? No, solo puedo dar gracias a Dios por darme la oportunidad de leerlas y compartirlas con los lectores de este blog.

Laus Deo Virginique Matri.

Luis Fernando Pérez Bustamante

12 comentarios

  
Anacoreta
Muy apropiada para este tiempo estival de reflexión y meditación en las cosas de Dios: "No vayas fuera, vuélvete a ti mismo. En el hombre interior habita la verdad". También es de San Agustín esta frase tan significativa por su profundidad como todo lo de este gran santo.
14/07/15 10:24 AM
  
Tony de New York
Tengo ya 2 semanas de estar leyendo las Confeciones.
14/07/15 3:21 PM
  
pamela
Orando con la liturgia de las horas he podido descubrir las riquezas de la Iglesia; Maestra, Madre, Sabia; y aprovecharlas. Creo que debe ser más difundida esta practica.
14/07/15 3:59 PM
  
María
Me encantan este tipo de entradas.
14/07/15 8:16 PM
  
Joaquín Simó Caballer
Dios creó el tiempo para que Le conociéramos y Le amáramos en esta vida terrena. Somos hijos del Único Dios, por Quien se vive. Y la mayoría de los hombres viven sin saber ésto. Luego no conocen a Dios ni saben nada, pero rien de rien ....!!!
Y anda que Dios ha escatimado medios para que nos comunicáramos con Él y todos pudiéramos amarle, conocerle y conocernos. Y es que la humanidad parece una naturaleza muerta, salvo unos pocos que todavía viven en el camino del conocimiento de Dios y Su verdad.
Qué maravillosa es la Fe!!! Eso si que es Vida!!!
Gracias Luis Fernando. A mi también me chifla San Agustín.
15/07/15 12:41 AM
  
rastri
hay algo en el hombre que ignora aun el mismo espíritu que habita en él; pero tú, Señor, conoces todas sus cosas, porque tú lo has hecho.
________________

Más si el Espíritu que habita en el hombre es Dios, parte de Dios; ¿Cómo este Espíritu no puede conocer el lugar donde Él habita?

En Espíritu Santo como uno que procede de Dos, siendo Luz y Vida y Vida en la Luz de Tres en Uno habitan en el Hombre en la media que éste, el Hombre, así libre y responsablemente lo desea. Y no hay parte de éste, el Hombre, que por este Espíritu no pueda ser iluminado, vivificado y por ende habitado y conocido.

Siempre y cuando S. Agustín se refiera a ese otro espíritu el que como oscuridad y muerte en imagen y semejanza limitada a sí mismo hecho; siendo, éste Satanás, en origen por Dios creado es a su vez por Dios negado y desconocido.
15/07/15 10:53 AM
  
JUAN NADIE
A ver LF lo que dices esta muy bien, pero es que te piensas que todos saben como y tu a algunos todavía nos queda mucho. ¿Por que no explicas como se hace la liturgia de las horas para dummies, osea para bobos? Es la manera de que algunos podamos aprovecharlo bien. ¿como se hace eso? ¿se pincha en el enlace que tu pones y se reza o se lee el texto? Seguro que te parece muy elemental, pero para algunos entre los que me encuentro no lo es.

....

LF:
En este portal hay bastante material escrito y de audio sobre la Liturgia de las Horas. Desde un móvil no puedo dar otra respuesta.
15/07/15 8:38 PM
  
antonio
Confiese, pues, yo lo que sé de mí; confiese también lo que de mí ignoro; porque lo que sé de mí lo sé porque tú me iluminas, y lo que de mí ignoro no lo sabré hasta tanto que mis tinieblas se conviertan en mediodía ante tu presencia.Es asi!!!!!!!
17/07/15 10:33 PM
  
Juan Sebastián
Querido Luis Fernando, buen día:

Le escribo para que, si está en condiciones, por favor me dé un poco de luz sobre un tema que no tiene que ver con este artículo.

Haciendo la «lectio» del viernes 17 de julio me encontré con estos pasajes: «el Señor hizo que el faraón se empeñara en no dejar marchar a los israelitas de su territorio» (Éxodo 11, 10-12); «Si comprendieran lo que significa "quiero misericordia y no sacrificio", no condenarían a los que no tienen culpa» (Mateo 12, 1-8).

Además, una de las oraciones del día, dice así: «María, Madre de amor y de esperanza, concédenos a cuantos servimos a la Iglesia, tener siempre en la mente, boca y corazón, la misericordia de tu adorado Hijo, de manera que nada de lo que hagamos, pensamos o digamos, hiera a un hermano nuestro. Amén».

Don Luis Fernando, me sorprendió mucho el hecho de que el Señor haya sido el que provocó la decisión del faraón y no el demonio, como en el caso de Judas. Ahora, esto implica, si entiendo bien, que no se le puede atribuir culpa al faraón, ¿es así?, ¿a eso se refiere el evangelio cuando dice que no debemos condenar a los que no tienen culpa? Y la oración que mencioné, la que le dirigimos a nuestra Madre, ¿refiere a lo mismo?, ¿nunca es válido hacer un juicio sobre la culpa de los otros, porque no podemos saber si detrás de determinada decisión está Dios o el demonio? Y en nuestro examen de conciencia, ¿cómo debe influir esto? Una última cosa, ¿cómo hacemos, Don Luis Fernando, para cumplir nuestra labor cristiana de denuncia, a tiempo y a destiempo, sin culpar a nadie?

Trato siempre de encontrar las respuestas acudiendo directamente al Magisterio, pero la verdad esta vez no sé cómo dar con la información que necesito, por eso le escribo.

De antemano agradezco la atención que merezca la presente. Reciba un abrazo en Cristo, procuraré no olvidar rezar por usted; atentamente,

Juan Sebastián desde Bogotá, D.C.
¡Santidad o muerte!



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LF:
Estoy en periodo vacacional y solo puedo acceder a los comentarios desde un móvil (celular). Hasta que no regrese no puedo contestarle.
17/07/15 10:50 PM
  
antonio
Lo que sé de mí lo sé porque tú me iluminas!!!!!!!!!!


Va esté.y agregaría lo poco que se de ti,también!!!!!!


18/07/15 12:44 AM
  
Horacio Castro
Nada se puede añadir a lo que es firmeza y convicción en san Agustín.
18/07/15 2:31 PM
  
Ricardo de Argentina
Hermoso regalo, gracias.
19/07/15 9:20 PM

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