Sorpresa en el "caso Forcades"
Sinceramente no me esperaba que Roma interviniera de forma tan directa y tan inmediata para intentar atajar el escándalo creado por una declaraciones de sor Teresa Forcades en TV3, en las que la benedictina se apartaba de forma radical del magisterio de la Iglesia en un asunto tan importante como el del aborto. Por cierto, que no fue el único punto en el que la hermana Forcades se situó fuera de la comunión doctrinal con la Iglesia. También lo hizo en el asunto de la ordenación sacerdotal de mujeres, algo que no es novedoso en ella. Pero todo parece indicar que ha sido su postura sobre el aborto lo que ha provocado la intervención del cardenal Rodé.
No sabemos el texto completo de la carta que el prefecto del dicasterio encargado de las órdenes religiosas dirigió a la superiora del monasterio benedictino de San Benet de Montserrat, en la que al parecer le pedía que se encargara de que sor Teresa se adhiera a la fe de la Iglesia y deje de manifestarse en contra de la misma de manera pública. Creo saber quién se encargó de hacer llegar a Roma el vídeo de la religiosa catalana, pero como no tengo la certeza absoluta, no puedo decirlo. Lo que sí puedo afirmar es que una vez que la Santa Sede ha tomado cartas en el asunto, el “caso Forcades” entra en una nueva dimensión que sólo puede acabar de dos maneras: o la religiosa se retracta públicamente de sus opiniones y se compromete a no volver a difundirlas de forma pública o acabará siendo sancionada e incluso apartada de la vida religiosa.
Dudo muchísimo de que la respuesta que Teresa Forcades ha dado al cardenal Rodé sirva para contentar a Roma. Decir que la función magisterial de la Iglesia “tiene que ser respetada por todos los bautizados católicos y de manera particular por todos los teólogos católicos, pero este respeto no excluye la manifestación pública de hipótesis razonables que puedan hacer avanzar el magisterio eclesial", para a continuación volver a reafirmarse en sus posturas sobre el aborto contrarias radicalmente a dicho magisterio, es pretender tomar el pelo al cardenal que le ha pedido que se deje de zarandajas y se retracte. Y ya hemos visto lo ocurrido con otros religiosos que han pretendido jugar al tira y afloja con Roma. Al final ceden y obedecen en todo o acaban fuera de la vida consagrada.
En este caso, como en tantos otros, ha de quedar claro que la ciudadana Teresa Forcades es perfectamente libre de opinar lo que le venga en gana sobre el aborto o sobre cualquier otra temática. Pero una monja benedictina no es libre para ir a un programa de televisión a decir que el derecho a la vida del no nacido es equivalente al derecho de autodeterminación de su madre. Ni a decir otra serie de cosas contrarias a la fe católica. El mero sentido común debería de bastar para entender que tal circunstancia no puede ser aceptada por la Iglesia.
Otra circunstancia que va a ayudar más bien poco a que el “caso Forcades” sea encerrado en algún cajón para ser olvidado, es la condición de “estrella mediática” de esta monja. En días pasados ha alcanzado fama mundial por sus declaraciones sobre la gripe A y la vacuna contra la misma. Dichas declaraciones aparecen en Youtube. Ese es un tema en el que no tengo una opinión formada, pero me parece interesante lo que dice sor Teresa, que además de monja es doctora. El caso es que cuanto más fama tiene alguien, más repercusión alcanzan sus declaraciones sobre cualquier tema. Por tanto, dudo mucho que esto acabe así. Roma va despacio, aunque esta vez se ha dado cierta prisa, pero una vez en marcha, no para. Bueno es que lo sepan todos, incluida la propia interesada.
Luis Fernando Pérez









