Lo que va de los obispos españoles a los hispanoamericanos
Llevo año y medio dedicado a la interesantísima tarea de buscar noticias eclesiales por tierra, mar y aire para luego publicarlas. Y en todo este tiempo he llegado a una serie de conclusiones sobre algunos temas, que quisiera compartir con los lectores de este blog.
Por ejemplo, en relación a la lucha contra la cultura de la muerte y la ingeniería social de corte masónico que se está introduciendo tanto en España como en Hispanoamérica, los obispos españoles han pasado de estar a la cabeza del pelotón a quedarse descolgados y con pinta de no poder volver a contactar con el mismo. Algunos recordamos el papel de buena parte del episcopado español, con el cardenal Cañizares como cabeza visible, a la hora de criticar durante la legislatura pasada esas políticas nefastas para la sociedad española. Rotunda es el calificativo que cabría aplicar a la postura de la Iglesia en España contra el matrimonio gay, contra la EpC, contra la ofensiva mediática a favor de la eutanasia, etc, etc. Pero eso hoy, ya es historia.
Algo ha cambiado, en mi opinión de forma muy ostensible, en la actitud de la jerarquía católica de este país en relación a todos esos temas. La literalidad de los documentos o declaraciones episcopales sigue mostrando, como no puede ser de otra manera, la oposición a lo que hoy es ya una realidad: la victoria del laicismo zapateril. Pero se ha dejado atrás la garra, el vigor profético, la intensidad y yo diría que hasta las ganas por seguir plantando cara a los enemigos del alma de España. Concepto este que sé que puede sonar raro, pero muchos me entenderán lo que quiero decir con él. La sensación de que se conforman con cubrir el expediente es cada vez mayor.
Y eso no tiene nada que ver, pero nada de nada, con lo que ocurre con el episcopado en el continente americano. Venezuela, Ecuador, Bolivia, México, Colombia, EEUU, etc, cuentan con obispos, arzobispos y cardenales que no dudan en “partirse la cara” en un sentido mediático con los gobernantes que quieren llevar a sus patrias por caminos contrarios al bien común. No les basta con sacar documentos que luego sólo leen cuatro gatos. No, dan ruedas de prensa, salen por todas las televisiones y radios habidas y por haber, escriben cartas a sus fieles que “tiembla el misterio". En definitiva, son verdaderos pastores en defensa de su rebaño y no meros burócratas de una eclesialidad acomodada y pactista con el poder.
Volviendo a la realidad española, cada vez tengo más la sensación de “deja vu". Esto ya lo hemos vivido. Estamos en una especie de segunda transición, donde el papel que se le quiere otorgar a la Iglesia es, de nuevo, el de “no se nota, no mancha, no traspasa”, pero sin ni siquiera recibir alabanzas por ello, a diferencia de lo que ocurrió hace 30 años. Y la Iglesia en España, al menos aquellos que, como buenos hijos del taranconianismo, siguen mandando en la misma, no están por la labor de hacer mucho más ruido. Que hay algunos obispos a los que les encantaría dar más “caña” es algo que sé. Pero también sé que precisamente ellos son “buenos chicos” que obedecen al que manda. Y aquí el que destaca demasiado, acaba por no salir en la foto. Si se tragó que la Constitución no defendiera la vida desde su concepción -así lo confesó el cardenal Tarancón-, ahora toca tragar toda la ingeniería social zapateril. Se deja que los laicos hagamos un poco de ruido para que no se diga que nos hemos quedado cruzados de brazos, pero en unos meses volveremos al silencio de siempre ante una realidad con más abortos, más control estatal sobre la educación de nuestros hijos, más ley religiosa “made in Zapatero” y más basura pseudo-masónica. Eso sí, la JMJ de Madrid 2011 será todo un éxito organizativo. Gallardón, el amigo del lobby gay, y Zapatero se fotografiarán junto al Papa todo sonrientes. Nadie lo dude.
Luis Fernando Pérez









