(643) El Espíritu Santo, causa de unidad, no de cismas
–Faltan apóstoles.
–Es un fragmento del cuadro.
–De Babel
Desde el pecado original de Adán y Eva, la división, y a veces la división hostil, marcan la raza humana incesantemente: Caín y Abel, el crecimiento de «la maldad de los hombres sobre la tierra, cuando todos sus pensamientos y deseos sólo y siempre tendían al mal» (Gén 6,5-7), el arrasamiento de la humanidad por el Diluvio, del que Dios salva sólo a Noé y su familia; pero su descendencia en Sem, Cam y Jafet, traen «la tierra corrompida ante Dios, y llena de toda iniquidad» (6,11); el intento de construir la torre de Babel, en un acto de soberbia, que indigna al Señor: «bajemos y confundamos allí su lengua … Y los dispersó de allí por la superficie de la tierra y cesaron de construir la ciudad» (11,1-9).
Al fondo el diablo, la fuente del mal, que introduce el pecado en el mundo, que separa y divide a los hombres, contraponiéndolos en grupos hostiles…El mundo ignora ya durante milenios la paz de la unidad.
–A Pentecostés
La historia de la salvación del mundo la inicia el Señor llamando a Abraham: «Yo te haré un gran pueblo… y en ti serán bendecidas todas las familias de la tierra» (12,1-3). Israel, los patriarcas y profetas, el Decálogo y el Templo, la salmos, conducen hacia la unidad, a pesar de las divisiones de las escuelas rabínicas… Llegada la plenitud de los tiempos, en Jesucristo, encarnación del Hijo divino eterno, nuevo Adán, alcanza su culmen la historia de la salvación: «Él salvará a su pueblo de sus pecados» (Mt 1,21). Él, por primera vez en tantos milenios de vida humana, cumplida su obra de salvación por el Evangelio, la Cruz, la Resurrección y la Ascensión a los cielos como Señor del cielo y de la tierra, envía desde el Padre al Espíritu Santo, que formando la Iglesia, «congrega en la unidad a los hijos de Dios dispersos» (Jn 11,51-52). Cristo lo ha anunciado: «Os digo la verdad, os conviene que yo me vaya, porque si no me fuere, el Abogado no vendrá a vosotros; pero si me fuere, os lo enviaré» (16,7). Él será quien, concedido por Dios a hombres de todas las naciones, construirá el Pueblo de Dios, perfectamente unido en pensamiento, obras y lenguas.
–El Espíritu Santo causa la unidad de la Iglesia en todos los pueblos y culturas
Como un milagro de unidad, desconocido en la historia humana, entiende la Iglesia desde el principio la efusión del Espíritu Santo en Pentecostés, adviento de fuego divino sobre María, los Apóstoles y la muchedumbre de muchas naciones:
«Asombrados de admiración decían: Todos éstos que hablan ¿no son galileos? ¿Pues cómo nosotros los oímos cada uno en nuestra propia lengua, en la que hemos nacido? Partos, medos, elamitas, los de Mesopotamia, Judea, Capadocia (…), prosélitos, cretenses y árabes, los oímos hablar en nuestras propias lenguas de las grandezas de Dios» (Hch 2,1-12).
Cristo «entrega su espíritu» en la cruz (Mt 27,50: frase quizá de buscado doble sentido) para realizar la unidad de la Iglesia por la efusión del Espíritu Santo. Para eso precisamente murió Jesús por el pueblo, «para reunir en la unidad a todos los hijos de Dios que están dispersos» (Jn 11,51-52). Así es como forma «un solo rebaño y un solo pastor» (10,16). La sangre de Cristo es el precio de la unidad de la Iglesia.
«Todos nosotros hemos sido bautizados en un solo Espíritu, para constituir un solo cuerpo… y hemos bebido del mismo Espíritu» (1Cor 12,13). Los primeros cristianos, por obra del Espíritu Santo, «perseveraban en oír la enseñanza de los apóstoles, y en la unión, en la fracción del pan y en la oración (…) Todos los que habían creído vivían unidos, teniendo todos sus bienes en común» (Hch 2,42-44). En la comunidad eclesial había «un solo corazón y una sola alma» (4,32).
La unidad de la Iglesia es, pues, una unidad comunitaria en la vida de Dios uno y trino, producida en todos nosotros por obra del Espíritu Santo. Ahora, gracias a nuestro Señor y Salvador Jesucristo, «unos y otros tenemos acceso libre al Padre en un mismo Espíritu» (Ef 2,18).
«Hay diversidad de dones, pero uno mismo es el Espíritu [Santo]. Hay diversidad de ministerios, pero uno mismo es el Señor [Jesucristo]. Hay diversidad de operaciones, pero uno mismo es Dios [Padre], que obra todas las cosas en todos. Y a cada uno se le concede la manifestación del Espíritu para común utilidad. A uno le es dada por el Espíritu la palabra de sabiduría; a otro la palabra de ciencia, según el mismo Espíritu; a otro la fe, en el mismo Espíritu; a otro don de curaciones, en el mismo Espíritu; a otro operaciones de milagros; a otro profecía, a otro discreción de espíritus; a otro, el don de lenguas; a otro el de interpretar las lenguas. Todas estas cosas las obra el único y mismo Espíritu, que distribuye a cada uno según quiere» (1Cor 12,4,11).
La Iglesia de este modo es un Templo espiritual en el que todas las piedras vivas están trabadas entre sí por el mismo Espíritu Santo, que habita en cada una de ellas y en el conjunto del edificio. Así lo entendía San Ireneo: «donde está la Iglesia, allí está el Espíritu de Dios, y donde está el Espíritu de Dios, allí está también la Iglesia y toda su gracia» (Adversus hæreses III,24,1). Cristo se ha elegido y formado a la Iglesia como Esposa suya (Ef 5,22-32; 2Cor 11,1-2). Nuestro Señor Jesucristo, por obra del Espíritu Santo, tiene una Iglesia, no varias; un Cuerpo, no varios, una Esposa, no varias; un Rebaño, no varios; la Iglesia tiene una sola alma, el Espíritu Santo, no varias más o menos semejantes, pero distintas.
–La Iglesia es una, santa, católica y apostólica
La Iglesia, poco después de llegar a la libertad civil con Constantino (313), inició sus grandes asambleas. Y en el I Concilio de Constantinopla, IIº ecuménico (381), proclamó en el Credo a la Iglesia, «una, santa, católica y apostólica» (Denz 150). Vemos en ello la extrema urgencia de los Padres conciliares por declarar como dogma de fe la unicidad de la Iglesia. Es la fe que en el Credo mayor proclamamos los domingos en la Misa, el Símbolo Niceno-Constantinopolitano. Es la fe que confiesa igualmente el concilio Vaticano II (Lumen Gentium 8) y en el Catecismo de la Iglesia Católica (811). En ella la unidad se une totalmente con la santidad, catolicidad y apostolicidad de la Iglesia.
Algunos de quienes hoy propugnan la «unidad en la diversidad» no entienden la fórmula en el sentido católico. Es obvio que no puede haber unidad verdadera entre quienes profesan fórmulas dogmáticas de la fe católica con otros que afirman proposiciones objetivamente contrarias.
–El Espíritu Santo, principio vital de la unidad de la Iglesia
A todos cuantos en el Bautismo hemos «nacido del agua y del Espíritu» (Jn 3,5), Dios «nos ha salvado en la fuente de la regeneración, renovándonos por el Espíritu Santo, que abundantemente derramó sobre nosotros por Jesucristo, nuestro Salvador» (Tit 3,5). Así cumplió Cristo su misión: «yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia» (Jn 10,10).
El Espíritu Santo, que «habita en los creyentes y llena y gobierna toda la Iglesia, realiza esa admirable unión de los fieles y los congrega tan íntimamente a todos en Cristo, que Él mismo es el principio de la unidad de la Iglesia» (Unitatis redintegratio 2).
–El Espíritu Santo, alma de la Iglesia
La Iglesia es el Cuerpo de Cristo; es, pues, «un organismo vivo». Y como tal, todos los que han sido «bautizados en el Espíritu Santo» (Hch 1,5) tienen «“un solo corazón y una sola alma” (4,32), ya que es el Espíritu Santo quien, en unión con el Padre y el Hijo, unifica y vivifica la Comunión de los Santos, como único principio vital intrínseco de todos ellos. Cristo es la Cabeza de la Iglesia, y el Espíritu Santo es el alma de la Iglesia. Esa verdad de la fe católica, formulada por San Lucas en los Hechos, la veremos ampliamente reafirmada en la Tradición.
San Agustín dice que «lo que el alma es en nuestro cuerpo, es el Espíritu Santo en el Cuerpo de Cristo, que es la Iglesia» (Serm. 187 de temp.). Santo Tomás enseña lo mismo (In Col. I,18, lect.5, y dice también que es «corazón» del Cuerpo (STh III,8,1). La misma doctrina es dada por León XIII (Divinum illud 8); Pío XII, Mystici Corporis, Denz: 3808; Vaticano II:
Cristo, “para que nos renováramos incesantemente en él (cf. Ef 4,23), nos concedió participar de su Espíritu, quien, siendo uno solo en la Cabeza y en los miembros, de tal modo vivifica todo el cuerpo, lo une y lo mueve, que su oficio pudo ser comparado por los Santos Padres con la función que ejerce el principio de vida o el alma en el cuerpo humano» (LG 7).
–El horror del cisma
En la Iglesia, sin embargo, hubo grietas en la unidad desde el principio. En parte, porque los cristianos, como en el caso de Corinto, estaban recién nacidos, y eran todavía «como niños en Cristo» (1Cor 3,1). En parte también porque aún la doctrina católica no había sido precisada por la Autoridad apostólica en concilios y en otros actos. Pero los Apóstoles reaccionaban con máxima fuerza para defender la unidad de la Iglesia, luchando con toda su autoridad espiritual contra los cismas, ya en su mismo inicio, cuando eran todavía una tendencia.
«Os ruego, hermanos, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que todos habléis igualmente, que no haya entre vosotros cismas. Estad bien unidos con un mismo pensar y un mismo sentir. Esto, hermanos, os lo digo porque he sabido que hay entre vosotros discordias, y que cada uno de vosotros dice: “Yo soy de Pablo, yo de Apolo, yo de Cefas, yo de Cristo”. ¿Acaso está dividido Cristo? ¿O ha sido Pablo crucificado por vosotros, o habéis sido bautizados en su nombre?» (1Cor 1,10-13). Y «si hay entre vosotros envidias y discordias, ¿no prueba esto que seguís siendo carnales y que vivis al modo humano?» (3,3).
Todo lo que introduce en la Iglesia división –herejía, cisma– es pecado directamente cometido contra el Espíritu Santo, «el Espíritu de la verdad» (Jn 14,16), «el alma sola» de la Iglesia (+Hch 4,32). Y «el que no tiene el Espíritu de Cristo, ése no es de Cristo» (Rm 8,9). Por eso hemos de ser en la ortodoxia y la ortopraxis muy «solícitos para guardar la unidad del Espíritu con el vínculo de la paz. Un solo Cuerpo y un solo Espíritu, como una sola es la esperanza a la que habéis sido llamados» (Ef 4,3-4).
Vivamos hoy el amor de la Tradición por la unidad, y su horror por la herejía y el cisma.
–Herejía y cisma
Herejía y cisma van juntos, al menos normalmente. San Agustín enseña que: «mediante las falsas doctrinas referentes a Dios los herejes hieren la fe. Y mediante inicuas disensiones los cismáticos se apartan de la caridad fraterna, aunque crean lo que nosotros creemos» (De fide et symbolo, 9). Pero como ya San Jerónimo observa, práctica e históricamente, herejía y cisma casi siempre van de la mano, pues el cisma se auto-justifica alegando herejía en la Autoridad apostóllica. Y conduce siempre a negar la primacía del Sucesor de Pedro.
Recordemos lo que dijo San Agustín:
«Quien no vive en la unidad de Cristo y ladra contra la unidad de Cristo, hemos de entender que no tiene el Espíritu Santo. Las riñas, disensiones y divisiones sólo producen animales, de los que dice el Apóstol: “el hombre animal no capta lo que atañe al Espíritu de Dios” (1Cor 2,14). También en la epístola del apóstol Judas se halla escrito: “Éstos son los que se separan a sí mismos, hombres animales, que no poseen el Espíritu” (Jud 1,19)» (Serm. 8,17).
–El Espíritu Santo une por la Liturgia
La Liturgia católica nos enseña y recuerda constantemente el misterio sobrehumano de la unidad de la Iglesia.
La vivificación primera, por obra del Espíritu Santo, se inicia en el Bautismo, crece y se afirma en el sacramento de la Confirmación, en la Penitencia, en la Eucaristía y, en fin, en todos los sacramentos. Todos ellos dan comunicación y crecimiento en el Espíritu Santo, Dominum et vivificantem. En todos ellos se nos manifiesta como «Espíritu de vida» (Rm 8,2). Y a través de ellos nos conduce Dios a la vida gloriosa celestial.
La Eucaristía es causa y signo máximo de la unidad de la Iglesia. Por eso se celebra por obra del Espíritu Santo, que es invocado antes y después de la consagración.
Primera epíclesis. «Padre, te suplicamos que santifiques por el mismo Espíritu estos dones que hemos separado para ti, de manera que sean Cuerpo y + Sangre de Jesucristo»… (Pleg. euc. III). Segunda epíclesis: «Te pedimos humildemente que el Espíritu Santo congregue en la unidad a cuantos participamos del Cuerpo y de la Sangre de Cristo» (Pleg. euc. II).
Súplica de Cristo al Padre:
Ruego «por cuantos crean en mí, para que todos sean uno, como tú, Padre, estás en mí y yo en ti, para que también ellos sean uno en nosotros, y el mundo crea que tú me has enviado» (Jn 17,20-21).
José María Iraburu, sacerdote
31 comentarios
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JMI.-Jorge, he quitado su comentario, dirigido a Carlos, que también lo retiré.
Los dos hablan de la salvación, si es fácil o difícil, y temas anexos. Pero no tienen nada que ver con mi artículo sobre el Espíritu Santo, la unidad y el cisma.
Cordial saludo +
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JMI.- Así es.
Bendición +
Antónimos de unidad: desunión, diversidad, pluralidad
Muchísimas gracias por tan esclarecedor artículo, que tanto nos ayuda en nuestro crecimiento como miembros la Iglesia una, santa, católica y apostólica.
Que el Espíritu Santo lo siga iluminando siempre para nuestro aprovechamiento espiritual.
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JMI. Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
Amén.
Bendición para Beatriz +
1. Algunos de quienes hoy propugnan la «unidad en la diversidad» no entienden la fórmula en el sentido católico. Es obvio que no puede haber unidad verdadera entre quienes profesan fórmulas dogmáticas de la fe católica con otros que afirman proposiciones objetivamente contrarias.
2. Creo que muchos católicos no entienden el cambio histórico del CVII.
3. En Nostra aetate precisamente se promulga la unidad en la diversidad. Aquí cambia la fórmula católica, pues hay salvación por el judaísmo, islam, budismo, ... sin necesidad de Cristo; y con los protestantes. Esta es la nueva iglesia que en gran parte vivimos hoy día que integra toda moda del mundo mientras tenga elementos comunes y sea misericordiado democráticamente o sinodalmente.
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JMI.-La expresión es verdadera o falsa según se entienda.
Si se entiende como que el Espíritu Santo, "el Espíritu de la Verdad", que ilumina y sostiene el Magisterio de la Iglesia a través del Papa y los Obispos, va cambiando su doctrina al paso de los siglos en graves cuestiones (p. ej., la intercomunión eucarística entre católicos y protestantes, la condición sacrificial de la Eucaristía, la comunión de los adúlteros impenitentes, el gaymonio de homosexuales, etc) es entonces falsa.
Y nos deja sin Magisterio apostólico, porque puede ir cambiando, y ya no está asistido por el ESanto.
A Perplejo, más abajo, explico más algunos puntos.
En este día, y tras este grandioso artículo, me viene a la mente aquél supremo nombre que recibe en el Sacrosanto Concilio Vaticano II nuestra santa Iglesia, el de «Sacramento universal de salvación».
¡Cómo nos vemos hoy tentados tantas veces de pensar que la Iglesia nos necesita para salvarla, cuando somos nosotros los que necesitamos a la Iglesia para salvarnos! Por ella recibimos de Cristo su perdón y misericordia, su cuerpo y su sangre, su confortación y consuelo, su gracia y verdad, su Madre Santísima y todos los santos, sus sacramentos y sacramentales, sus eximios doctores y maestros, sus enseñanzas y doctrinas, en suma, por Ella recibimos su Amor, que es el Espíritu Santo y todos sus dones.
En este día de Pentecostés, creo que es necesario elevar acciones de gracias a Dios por su santa Iglesia, un don tan grande e inmerecido, tantas veces despreciado por nosotros mismos, que somos hijos de esta Madre y Maestra, que siempre nos ha procurado el bien y ha sido pródiga en dones, porque el alma de Ella es el mismo Espíritu Santo, que a todos quiere salvar y a nadie deja de iluminar.
Le ruego su bendición pater.
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JMI.- Amén, amén, amén.
Es el ESanto quien nos da a pensar y sentir lo mismo. Es Él, el Don supremo del que fluyen todos los dones.
Bendición +
A las 14 horas, del día de hoy, comenzó el Rosario delante de la Imagen de la VIRGEN DE FÁTIMA, dirigiendo la oración un Sacerdote, situado a la izquierda de la Imagen.
La gente que asistía al rezo del Rosario, empezó a darse cuenta de una paloma blanca ( que estaba posada en el pedestal ), preciosa, completamente quieta y situada a escasos centímetros de la Imagen, según me relata un testigo directo en una llamada telefónica hace escasos minutos. ¡ Se mantuvo completamente quieta durante el rezo del Rosario ¡. Luego finalizado el Rosario, emprendió el vuelo y dio varias vueltas por encima del Sacerdote, para con posterioridad - y no antes - marcharse volando de la Capilla. Se comentaba entre los asistentes que asistieron a una gracia de la Virgen de Fátima, y que tenía que tener un significado. Hay que recordar en las apariciones de Fátima, que la VIRGEN MARÍA pidió el rezo del Rosario, es más, se presento como la SEÑORA DEL ROSARIO .
La gente en medio de Rosario, se dio cuenta de esa preciosa paloma blanca ( empezaron a sacar fotos con los móviles), absolutamente quieta y tranquila, se comenta que era una paloma real. El Sacerdote sonreía cuando empezó a dar vuelta a su alrededor.
¡ VIRGEN DE FÁTIMA , ruega por nosotros ¡.
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JMI.-Bendigamos siempre a la Virgen de Fátima, recibiendo su mensaje y tratando de cumplir con su ayuda todo lo que exhorta, EL Rosario concretamente.
Bendición +
PD: unidad en la diversidad puede ser válido si por unidad entendemos la de la fe y por diversidad los numerosos estados de vida, tradiciones litúrgicas, órdenes religiosas, etc
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JMI.-No hay regla que mida cuál es la más importante. Por supuesto.
Pero pensemos que la Encarnación, el Evangelio, la Cruz, la Resurrección, la Ascensión, etc. no nos hubiera servido de mucho si no se corona la obra del Salvador divino-humano con la Efusión del ESanto en Pentecostés. Y para siempre en la Iglesia. No habríamos sido purificados, ni acogidos como "hijos de Dios" (y lo somos), templos de Dios, miembros de cuerpo de Cristo...
Bendición +
A Perplejo, más abajo, explico más algunos puntos.
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JMI.-Demos gracias a Dios de todo corazón siempre y en todo lugar.
Bendición +
Gracias, Pater, por sus palabras, que caldean el corazón en este día grande. Dios le guarde.
¡Ven Espíritu Santo!
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JMI.-En Pentecostés recibimos de Dios todo, el Don supremo, del que fluyen todos los otros dones del amor del Padre y de Cristo Salvador.
El ESanto nos levanta el corazón con las dos alas de la fe y la caridad, y así volamos hacia Dios como una paloma.
Bendición +
Muchas gracias por su escrito, me parece todo él muy oportuno en estos momentos difíciles por los que estamos pasando.
Me parece muy gratificante y necesario profundizar en el párrafo en que dice:
"herejía y cisma casi siempre van de la mano, pues el cisma se auto-justifica alegando herejía de la Autoridad apostólica. Y conduce suempre a negar la primacia del sucesor de Pedro"
Es sorprendente la cantidad de cristianos con muy buena voluntad y amantes de la tradición que están hablando mal del Concilio Vaticano II considerándole culpable de todos los males que aquejan a la Iglesia.
Aun hay más que hablan con poco respeto, insultan e incluso llegan a tachar de hereje al Santo Padre Francisco.
Abogan y claman por la unidad, pero no en torno al Papa, sino como si ellos fuesen los únicos poseedores de la Verdad.
Esto me parece que pudiera ser la manera más perversa del Maligno por destruir a la Iglesia. Por eso le agradezco su artículo tan de actividad, y especialmente el párrafo que he entrecomillado.
Que Dios le colme de bendiciones, salud y fortaleza para seguir sirviendo a su Iglesia.
Gracias.
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JMI.-Gracias por sus palabras, que animan a seguir escribiendo la verdad.
El diablo, como siempre, anda buscando como león rugiente, buscando a quién devorar, y hemos de resistirlo con el escudo de la fe católica (1Pe 5,8; Ef 6,11-2=.
Ésa es la principal razón de ser de InfoCatólica: afirmar la fe católica y combatir todo lo que hoy la falsifica o niega.
Bendición +
A Perplejo, más abajo, explico más algunos puntos.
La herejía, el cisma y la apostasía están tipificados como delitos canónicos castigados con excomunión latae sententiae (cf. can. 1364). Además, las Modificaciones a las Normas de los delitos más graves de 21 de mayo de 2010 en su art. 2º, establece que estos son delitos más graves y están reservados a la Congregación para la Doctrina de la Fe.
La herejía, el cisma y la apostasía tienen otras consecuencias:
a) El can. 1184 § 1, 1 indica que se deben negar las exequias eclesiásticas “a los notoriamente apóstatas, herejes o cismáticos”, salvo que haya manifestado algún signo de arrepentimiento antes de morir.
b) Según el can. 1041, 2, son irregulares para recibir las órdenes sagradas “quien haya cometido el delito de apostasía, herejía o cisma”.
c) El can. 194 § 1, 2, establece que queda removido del oficio eclesiástico ipso iure “quien se ha apartado públicamente de la fe católica o de la comunión de la Iglesia”.
Espíritu
Te mira en los ojos risueños de un crío.
Te arrulla con voz familiar y segura.
Te impulsa a cantar en la tormenta.
Te habla a través de las gentes,
con palabras de amor y ternura
Te sostiene en la caída
y te ayuda a levantar de nuevo.
Te pide, con mano implorante,
que le ayudes a sanar la dignidad
del mundo que se desangra
en tantos de sus hijos.
Hay días en que lo escuchas,
y otros en que lo ignoras,
pero cuando lo conoces
te hace más sabio,
más firme,
más humano.
Rompe las puertas selladas
que te encerraban en prisiones de dentro.
Y al salir de la estrechura,
te descubres amigo, hermano.
Entonces todos los idiomas
se vuelven un mismo canto.
Está en ti, susurrando su evangelio,
Acógelo, crece con Él,
que el Espíritu vive contigo. José María Rodríguez Olaizola SJ
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JMI.-El ESantq que ayer celebramos al renovarse en nosotros su efusión nos un inmenso amor por la unidad de la Iglesia, y una gran fuerza para reprobar todo lo que la hiere, ensucie, deforme y niegue.
Nunca nos faltará su ayuda, gracias a Dios, no porque la merezcamos.
Bendición +
A Perplejo, más abajo, explico más algunos puntos.
Sobre "Nostra aetate" y " la unidad en la diversidad" tengo una duda grande:
En el prólogo del Evangelio de Juan, versículos 10-12, se dice: "La Palabra era la luz verdadera que ilumina a todo hombre que viene a este mundo. En el mundo estaba y el mundo fue hecho por ella y el mundo no la conoció. Vino a su casa y los suyos no la recibieron. Pero a todos los que la recibieron les dio poder de ser hijos de Dios, a los que creen en su nombre..."
¿No viene esto a afirmar que aquellos que se dejen iluminar por la Palabra (que siempre está activa para iluminar a todo hombre, aunque no esté bautizado ni conozca que Cristo mismo es la Palabra) y crean en nombre de ella, y cumplan en conciencia con lo que la Palabra dicta en su corazón (la Ley Natural, quizás), llegan a ser hijos de Dios, en una suerte de bautismo espiritual en el que es la propia Palabra la que actúa como agente activo ? No es esta una forma misteriosa pero certisima de llegar a pertenecer a esa Iglesia constituida por "piedra vivas" unidas en un mismo Espíritu (el de Cristo) de las que usted habla en el post? ¿Una Iglesia cuyos límites sólo son conocidos, en verdad, por Cristo - la Palabra, de tal forma que Cristo se constituye siempre, ¡siempre! en el único Salvador universal?
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JMI.-En internet puede hallar fácilmente la Declaración DOMINUS IESUS de la Congregación de la fe (Ratzinger, prefecto), año 2000. Ella contesta con precisión y verdad católica sus preguntas. Es breve (no muy breve) y clara.
Yo me contento con darle estas palabras de San Pedro en seguida de Pentecostés. "En toda nación el que teme a Dios [cree en Dios] y practica la justicia le es acepto [vive en su gracia]" (Hechos 10,35; + Rom 2,14-16). Se entiende: cree y practica la verdad y el bien según (don de Dios Creador) su razón natural, que da luz a su conciencia, y a través de las criaturas (Rom 1,20).
Pero en Cristo se produce una iluminación y comunicación NUEVA, potentisima, de la verdad y del bien en enseñanza del mismo Creador y Salvador del mundo.
Por eso Cristo envía (las misiones católicas) a los Apóstoles, para que irradien sus revelaciones, sus inmensas verdades y bienes, a todas las naciones, desde la Iglesia "sacramento universal de salvación" (Vat. II).
Cristo hacía milagros de sanación 1) por contacto, o bien 2) a distancia: "Vuelve a tu casa, tu hija está sanada"... De modo análogo, Cristo salva a todo el que se salva: 1) salva en la Iglesia por contacto, y 2) a los paganos a distancia. Nunca el hombre es capaz de salvar al hombre: necesita un Salvado divino que obre por gracia sobrehumana.
Y "Cristo asocia siempre consigo a su amadísima Esposa la Iglesia" en la obra de salvación y glorificación de Dios (Vat.II, Sacrosanctum Concilium 7). Por tanto, todo el que se salva se salva por Cristo y por la Igleis, sacramente universal de salvación, siempre, nunca sin ella, aunque la mediación salvífica de ésta sólo sea o casi por la oración y la liturgia. El sacrificio de la Eucaristía se ofrece por los cristianos, pero también por todo hombre de buena voluntad.
Bendición +
No se puede buscar la santidad sin ser conscientes que esa santidad nos lleva a la unidad en el corazón de la Iglesia, no existe salvación fuera de la Iglesia. Y para buscar la santidad y unidad conviene mucho saber ver y gustar de todos los signos de santidad que están presentes en la Iglesia, no solo en el pasado sino hoy.
Feliz Solemnidad de Pentecostés Padre.
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JMI.-Así es.
Bendición +
5. Además, el Fuego de Amor (ESanto) nos exige y no es solamente don. Pues, tenemos que esforzarnos en cumplir la Voluntad de Dios. Como hombre viejo tenemos que morir en la Cruz con Cristo y ser complemento de Su Sagrado Corazón. Y como Esplendor de la Verdad (ESanto) si es común en cualquier hombre que toda verdad procede de Él. Pero, la única Verdad que nos hace libre es Jesucristo Nuestro Dueño, Señor, Redentor y Salvador.
6. El don del Espíritu Santo por la Cruz es la Nueva Creación y el único regalo de injerto de divinidad es el Bautismo. Que vivamos un tiempo de Iglesia de fuerte rechazo a Cristo no implica ni significa que la doctrina católica deje de ser válida para salvación de las almas. Cristo nos acoge con los brazos abiertos en la Cruz.
7. No perdamos en ningún momento la esperanza del milagro del don de Vida en el Espíritu Santo ante el mayor sufrimiento que podamos tener en nuestra Cruz con Cristo, pues en la Cruz incluso el Hijo encarnado de Dios es rechazado por el Padre por nuestros pecados. Pero, es el Espíritu Santo el que permanece en todo momento para darnos la Vida, para vencer a la Muerte y santificarnos con el Agua y la Sangre, con el Bautismo y la Eucaristía, por el Perdón del Padre a lo que nos ha ganado el Hijo en la Confesión y Penitencia mediante la obediencia y la oblación agradable al Padre y Dios nuestro, en Su honor y gloria, para hacernos hijos de Dios, hijos en el Hijo. ¡Alegrémonos pues, inmensamente, en el Espíritu del Señor que Todo nos lo ha entregado!
¡Ven Espíritu Santo!, para que el Fuego de Tu Amor levante al que está caído por sus pecados; ¡Ven Espíritu Santo!, para que el Esplendor de Tu Verdad abra los ojos al ciego; ¡Ven Espíritu Santo!, para que el Amor entre el Padre y el Hijo habite en nosotros.
¡Ven, Espíritu Santo, y haz milagros en mi vida!
¡Ven, Espíritu Santo, y haz milagros en mi cruz!
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JMI.-Bien, pero la frase "...Cristo, pues en la Cruz incluso el Hijo encarnado de Dios es rechazado por el Padre por nuestros pecados. Pero, es el Espíritu Santo el que permanece...", no es exacta. No hay "rechazo" del Padre al Hijo (impensable), hay un dejar a oscuras la sensibilidad humana de Jesús, para que experimente en la expiación del sacrificio salvador de la Cruz el sufrimiento del hombre hasta el fondo...
"¿Por qué me has abandonado?"... No lo ha abandonado (impensable). Es un lamento que toma Jesús del salmo 22, que expresa conmovedoramente lo que siente, no lo que piensa. ¿Abandonar el Padre al Hijo, en el sentido de rechazarlo? Absurdo. "Llega la hora [la Cruz], y ha llegado, en que os dispersaréis cada uno por su lado, y me dejaréis solo; pero no estoy solo, porque el Padre está conmigo" (Jn 16,32). "No estoy solo, sino yo y el Padre que me ha enviado" (8,16).
Eso que antes de la Cruz sabe y declara, lo sabe ciertamente en la Cruz. No se volvió loco Jesús con los sufrimientos, aunque eran tantos como para enloquecer... Con toda conciencia cierta y plena verdad muere diciendo: "Padre, en tus manos entrego mi espíritu". De abandono y de rechazo... naa de naa.
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JMI.-Gracias por su oración. Que Dios le oiga.
Bendición +
1. El "¿Por qué me has abandonado?"... lo entendí en el Señor Jesús, sujeto único de dos naturalezas, divina y humana, verdadero Dios y hombre, en el sentido de rechazo de Su Santidad al Pecado (se ha hecho Pecado por nosotros).
2. Es decir, de la misma forma que se Ofrece a Si mismo en la Cruz para Reconciliación del Cielo con la tierra, pensaba que no era efectiva hasta la Resurrección.
3. En el Triángulo del Padre-Hijo-Espíritu Santo es el Hijo-Pecado(humanidad) y el Espíritu Santo purifica y vivifica lo asumido en la Cruz para que el Espíritu humano de Cristo hacia la eternidad. Creo que estaba confundido.
Bendición en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
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JMI.-se ha hecho Pecado por nosotros
Es una expresión atrevida para decir que ha tomado sobre sí el pecado de la humanidad para expiarlo. Pero de pecado personal suyo de Cristo, nada de nada. Y de rechazo-rechazo, tampoquísimo.
A mandar, que para eso estamos.
Bendición +
En el cisma de Occidente hubo dos papas con dos munus y dos ministerium, con dos potestades de orden y gobierno, Urbano VI y Clemente VII, los dos Papas, aunque luego el 2° fue antipapa. Algunas diócesis tenian duplicados los obispos, rectores y abades. Hasta los santos se dividieron: Catalina de Siena y Catalina de Suecia eran urbanistas; Coleta de Corbie y Vicente Ferrer eran de Clemente VII; otros eran neutrales, en la Eucaristía rezaban pro illo qui est verus papa, «por quien es el verdadero papa».
Es lícito discutir con argumentos y evidencias la legitimidad de origen y de ejercicio de todo Papa que lo merite, pues la unidad sólo se realiza en la verdad.
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JMI.-Lo último que dice es verdad. Pero en la práctica es muy difícil que se den "evidencias" sobre legitimidad de origen o/y de ejercicio. Prueba de ello es que hasta ha habido santos contemporáneos que han tenido juicios prudenciales contrarios entre sí.
También es necesario distinguir entre "es lícito discutir" en privado o en público.
Y en cuanto al origen, una "conspiración" de Cardenales o incluso de personajes civiles con ellos puede hacer inválida la elección de un Papa. Pero siempre antes de una elección ha habido y hay "conversaciones!, "consultas", entre Cardenales, e incluso entre otros eclesiásticos o civiles fidedignos. ¿Cómo distinguir éstas conversaciones y consultas lícitas de la "conspiración" ilícita que invalida una elección? Son cuestiones de dificilísimo juicio y discernimiento. Tal difíciles que normalmente ni se intentan. Y se acepta con ánimo providencialista "lo que hay". Ya decían los juristas romanos "in dubio possidente praevalet".
¿ Que es lo que tiene que hacer un Papa, cuando parte de la Iglesia está haciendo sacrilegios y blasfemias consentidos por la jerarquia del lugar ?
Cuando la jerarquia, ha caido en la apostasía y herejia ?
Me parece extraño que no haya leyes para cuando se den esas circunstancias, porque esto ayudaria al Papa del momento a tomar una decisión dificil, pero necesaria.
Cuando hay un miembro infectado de cancer, si no se opera pronto, puede hacer metástasis.
¿Se pueden poner en peligro el resto de la Iglesia, para no expulsar a la parte, que ya por sus actos tiene la excomunión, aunque sea interna, por evitar el cisma ?
S. Pablo en 1 Cor 5, 11 " Más bien os escribí que no os juntéis con ninguno que, llamándose hermano, fuere fornicario, o avaro, o idólatra, o maldiciente, o borracho, o ladrón; con el tal ni aun comáis."
También se puede aplicar a otros pecados graves.
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JMI.- "Cuando la jerarquia, ha caido en la apostasía y herejia?
No es verdad que "la jerarquía"...
El Obispo que haya caido en apostasía o herejía incurre en excomunión latae sententiae, es decir, automática.
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JMI.-No conozco bien el tema en sus aspectos canónicos. El derecho indica qué decisiones de una Conferencia requieren aprobación de la Santa Sede. Y por supuesto prohíbe cualquier conclusión doctrinal o disciplinar que vaya contra la Autoridad de la Iglesia Universal: sería nula de todo derecho. Pero no conozco las variantes que pueda haber en el tratamiento de estos casos.
También, :La totalidad de los fieles, que tienen la unción del Santo (cf. 1 Jn 2,20 y 27), no puede equivocarse cuando cree, y esta prerrogativa peculiar suya la manifiesta mediante el sentido sobrenatural de la fe de todo el pueblo cuando «desde los Obispos hasta los últimos fieles laicos» la totalidad de los fieles, que tienen la unción del Santo (cf. 1 Jn 2,20 y 27), no puede equivocarse cuando cree, y esta prerrogativa peculiar suya la manifiesta mediante el sentido sobrenatural de la fe de todo el pueblo cuando «desde los Obispos hasta los últimos fieles laicos» [22] presta su consentimiento universal en las cosas de fe y costumbres ", expresa el #12 de Lumen Gentium.
Si las mayorías incluyendo obispos sigue el camino de rupturas vistos en Alemania e insinuados desde el Papado, ¿habrá obrado el Espíritu? ¿Valdrá para rectificar la lectura de 2000 años de las escrituras?
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JMI.-Son temas complejos que en un comentario no se pueden dar con precisión. Insiste Ud. en que los laicos, ungidos por... bajo la iluminación del ESanto... etc. Pero no parece integrar suficientemente lo que la Iglesia vive y enseña en dos mil años, concretamente lo que dice el Vaticano II sobre el sacramento del Orden, y la autoridad apostólica que confiere a Obispos y presbíteros, para enseñar, guiar, corregir, etc. al pueblo fiel que le ha sido confiado. A la comunión universal de los Obispos, más aún si se reúnen en Concilio, presididos por el Sucesor de Pedro.
La relación entre los Pastores sagrados, especialmente potenciados por el ESanto para guiar, enseñar y mandar "in persona Christi" al pueblo cristiano, no la ha establecido la Iglesia, sino el mismo Jesucristo, nuestro Señor, que les concede participar especialmente de su autoridad como pastor, sacerdote, y maestro. Éste es el criterio fundamental para saber si ciertas iniciativas, doctrinas o tendencias de los laicos, individuales o comunitarias, vienen del ESanto o no. A veces vienen de El, y la Iglesia debe entonces discernirlas, acogerlas y fomentarlas.
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JMI.-Oremos, oremos, oremos.
Bendición +
Noto que cuando algún sacerdote, o incluso obispos, predican sobre el Espíritu Santo, casi nunca se centran en "Quién" es el Espíritu Santo, con lo que éste aparece algo así como si fuera una forma de referirse al Padre o al Hijo, o un "atributo" o "efecto" de éstos. Cierto que es el Gran Desconocido... y es difícil... pero de la misma manera que en nuestras limitadas inteligencias, al menos captamos una "distinción" entre el Padre y el Hijo, y así nos aparece claro que el Padre no es el Hijo y viceversa, y el Misterio es el "cómo" es eso en Su Única Naturaleza, ¿habrá algún signo -o como se deba decir- que distinga algo más claramente al Espíritu Santo para nuestras entendederas?... Si así fuese, conociéndole mejor, podríamos amarlo más.
Muchas gracias.
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JMI.-En mayo2020 y ss, publiqué en mi blog 14 artículos sobre el Espíritu Santo: del (596) al (609). A lo mejor halla algo que le interese.
Bendición +
No sabemos de Él más que lo que nos enseña la Iglesia.
Los leeré, tras un avemaría, por lo menos, por Ud.
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JMI.-Más bendición +
Yo soy el rostro humano de mi alma ; y el Cuerpo Mistico de Cristo ; es el rostro humano del Espíritu santo.
Es esto una herejía ?.
Buenas tardes padre José María y que Dios lo bendiga
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JMI.-No, herejía no, porque el ESanto es el alma de nuestra alma.
Pero como lo que hace en nosotros es precisamente mantener y acrecentar nuestra configuración a Cristo (que transparentemos a Cristo), más bien suele mirarse la santidad de los cristianos como manifestación de Cristo en el cristiano.
Yo creo que debemos ser muy sobrios a la hora de "crear nuevas expresiones" de los grandes misterios de la gracia. Y contentarnos con los muchas y excelentísimas que esta selladas por la tradición católica.
Bendición +
Entendido la acción del Espíritu Santo como manifestación de Cristo en nosotros ; en algunos casos de verdadera revelación de Dios a las personas más insospechadas. A veces, las cosas de los sabios y entendidos ; se las revela Dios a las personas que menos tenemos en cuenta.
¿ Tiene el Espíritu Santo dos funciones ? Quiero decir ; una como fuerza activa de Dios que nos santifica y nos asiste a todos los creyentes . Y otra como Persona distinta del Padre y del Hijo ; y con la misma Naturaleza Divina ?.
Muchas gracias padre y que Dios lo bendiga
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JMI.-"Todas las acciones de Dios ad extra son comunes a las tres Personas divinas", aunque a veces se atribuyan especialmente a una (como la Creación, por ejemplo, que suele atribuirse al Padre creador; las Tres Personas son igualmente creadoras). Si busca en Google la frase entrecomillada encontrará mucha documentación. Bendición +
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JMI.-Ya le hemos dicho, Pedro, varias veces que no nos envíe más comentarios. Nos ametralla con comentarios, ocurrencias y preguntas. El modo de aprender es estudiar.
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JMI.-Si recibimos el Espíritu Santo, nos unimos todos. Si le resistimos, nos separamos miserablemente.
Bendición +
Ya que ella fue señalada de monoteleta por el Santo Oficio. Sigue vigente esa censura?
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JMI.-No, no sé decirle. Pero buscando en Google, seguro que halla información.
La Iglesia necesita un bautismo del Espíritu Santo
Que el Dios de la Historia ; el Santo Padre el Papa : El Anciano Venerable ; promueva un Decenenariio perpetuo del Espíritu Santo para el Bien de la Iglesia y del mundo.
Que Dios lo bendiga : Amén.
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JMI.- Bendición +
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