¿Porqué hay tan pocos místicos?
«Si son tan pocos los que alcanzan la inapreciable gracia de la contemplación y de la vida mística, es porque los más no quieren resolverse a entrar por la angosta puerta de la abnegación cristiana ni abrazar con amor cada cual su propia cruz para poder seguir a Cristo por su estrecho camino. Y nosotros podríamos muy bien ser del número de esos pocos haciendo lo que ellos hacen, que es perseverar en negarse a sí mismos, llevar su cruz de cada día y seguir con ella al Salvador. Pues cuantos le siguen, no andan en tinieblas sino que tienen luz de vida (Jn 8,12). Acercándose a Él son iluminados y no quedan confundidos (Sal 33,6); antes acaban por hacerse una misma cosa con Él, hasta ser consumados en uno y llegar a ver su divina claridad, según nos está prometido (Jn 14,21), pues las palabras del Señor no pueden fallar.

En una ocasión en que Dom Columba Marmion, Abad de Maredsous, Bélgica, tuvo una audiencia privada extensa con San Pío X (en la que ambos se entendieron con gran connaturalidad espiritual, como ocurre con los santos), al terminar, Dom Columba pidió al Santo Padre que por favor le diera unas palabras para su vida espiritual. Dom Columba, ya en los últimos años de su vida, vivía tiempos de dura prueba en lo interior y en lo exterior. El Papa sacó un papel y le escribió esto: