La falsa tranquilidad del rechazo a la cruz o la verdadera paz en la voluntad de Dios

Dom Columba Marmion

En este post, compartimos con nuestros lectores una hermosa carta del gran maestro de la vida espiritual, Beato Columba Marmión (1858-1923), a una dirigida espiritual carmelita. La carta ha sido traducida por nosotros del original en francés, la cual fue tomada del libro “Columba Marmion, Correspondances”, Paris, F.-X. de Guibert, 2008.


Enero de 1902

Mi querida hija en Jesucristo,

Al rezar por usted he comprendido que la única cosa que nuestro Señor pide de usted es la sumisión completa y confiada a la santa Voluntad de Dios . Fuera de esta santa Voluntad todo es ilusión y peligro, por más que usted crea encontrar paz o consuelo. La Santa Escritura nos dice “Sunt viae quae videntur hominibus rectae, quarum finis usque ad profundum inferni demeregit” ("Hay caminos que parecen rectos a los hombres, pero que culminan en lo más profundo del infierno”, Proverbios 16, 25). Nuestro Señor la llama a usted a su amor perfecto, pero encuentra en usted mucha resistencia que impide su operación y aflige su Sagrado Corazón. Esta resistencia viene de 3 causas:

1) De la falta de generosidad que hace que usted prefiera su propia tranquilidad y consuelo a la gloria de Dios.

2) Un apego a su propio juicio que hace que, en lugar de seguir la Voluntad de la Sabiduría Eterna manifestada por la voz de sus superiores, usted quiera imponer a Nuestro Señor su propia manera de ver.

3) La oscuridad de su conciencia que proviene de la sustracción de gracia y de luz, que es el castigo de su falta de abandono.

Créame mi querida hija, y hablo en nombre de Jesucristo, que el único camino que la lleva a usted a la paz y a la santidad es el del abandono entero en la Sabiduría y en el amor de Jesús. Le citaré una carta escrita por san Francisco de Sales a un alma que se encontraba en una situación semejante a la suya. De verdad que su pobre padre no le dice otra cosa: “viva toda para Dios mi querida hija… no piense que Nuestro Señor está más lejos de usted mientras que usted está entre las inquietudes a las cuales su cargo la lleva, que si estuviera usted entre las delicias de la vida tranquila. No, mi muy querida hija,no es la tranquilidad la que lo acerca a nuestros corazones, es la fidelidad de nuestro amor. No es el sentimiento que tenemos de su dulzura, sino el consentimiento que damos a su Santa Voluntad, la cual es lo más deseable que puede ser ejecutado en nosotros” (carta 148).

Persuádase hija mía que mientras usted se rehúse a entregarse a su Santa Voluntad, en vano buscará la paz. Pues si finalmente vencidos por su resistencia, sus superiores le concedieran el permiso de retirarse de su cargo y de vivir en la soledad, este permiso forzado no sería la expresión de la Divina Voluntad, y aun cuando en ese estado usted se sintiera colmada de las delicias del cielo, yo vería todo eso como más que sospechoso y una pura ilusión de satanás. Por lo tanto, sea como un niño pequeño y apóyese sobre su Esposo Divino. Para que el demonio no consiga apartarla de la Santa Voluntad de Dios, tome las resoluciones siguientes:

1) No razonar jamás interiormente respecto de las órdenes de los superiores. Si usted siente alguna turbación, dígamela libremente, pero en toda sumisión.

2) Dé a Nuestro Señor la gloria que le viene de la confianza, de que usted descansa en Él a pesar de su miseria e incapacidad. Nada es más glorioso para Jesucristo que la fe de una persona débil y miserable que descansa en Él. “Revela Domino viam tuam et spera in eo et ipse faciet ("Revela tu camino al señor y espera en Él y Él hará todo” Salmo 36, 5)

Mi querida hija estas pocas palabras son escritas por su pobre padre, que a pesar de su miseria la ama bien sinceramente en Nuestro Señor y reza mucho por su adelantamiento en el Divino Amor.

Columba