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5.11.25

El compromiso y la conducta de los católicos en la vida política (Congregación para la Doctrina de la Fe)

I. Una enseñanza constante 

1. El compromiso del cristiano en el mundo, en dos mil años de historia, se ha expresado en diferentes modos. Uno de ellos ha sido el de la participación en la acción política: Los cristianos, afirmaba un escritor eclesiástico de los primeros siglos, «cumplen todos sus deberes de ciudadanos».[1] La Iglesia venera entre sus Santos a numerosos hombres y mujeres que han servido a Dios a través de su generoso compromiso en las actividades políticas y de gobierno. Entre ellos, Santo Tomás Moro, proclamado Patrón de los Gobernantes y Políticos, que supo testimoniar hasta el martirio la «inalienable dignidad de la conciencia»[2]. Aunque sometido a diversas formas de presión psicológica, rechazó toda componenda, y sin abandonar «la constante fidelidad a la autoridad y a las instituciones» que lo distinguía, afirmó con su vida y su muerte que«el hombre no se puede separar de Dios, ni la política de la moral»[3]. 

Las actuales sociedades democráticas, en las que loablemente[4] todos son hechos partícipes de la gestión de la cosa pública en un clima de verdadera libertad, exigen nuevas y más amplias formas de participación en la vida pública por parte de los ciudadanos, cristianos y no cristianos. En efecto, todos pueden contribuir por medio del voto a la elección de los legisladores y gobernantes y, a través de varios modos, a la formación de las orientaciones políticas y las opciones legislativas que, según ellos, favorecen mayormente el bien común.[5] La vida en un sistema político democrático no podría desarrollarse provechosamente sin la activa, responsable y generosa participación de todos, «si bien con diversidad y complementariedad de formas, niveles, tareas y responsabilidades»[6].  

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2.11.25

Se equivocan los que niegan la necesidad de organizaciones políticas católicas (José María Iraburu)

–Ahora va a resultar que la democracia y los partidos políticos son algo bueno.
–Las síntesis mentales que usted formula son de una simplicidad desoladora. Siga leyendo, por favor.

Los partidos políticos católicos solamente pueden existir si hay hombres intelectual y moralmente capaces de una acción política verdaderamente católica. Es ésta una verdad tan evidente que parece innecesario afirmarla. Pero bien sabemos que a veces las verdades más fundamentales son las más ignoradas. Señalo, pues, las condiciones de esa idoneidad para la acción política católica.

–El político católico debe hoy aceptar en Occidente la democracia, como forma de gobierno. Ya vimos que la Iglesia es neutral a la hora de considerar los diversos regímenes políticos, y que, por supuesto, reconoce la democracia como una forma de gobierno perfectamente legítima (101). Sin embargo, no pocos católicos fervientes, como no han conocido más versiones de la democracia que la democracia liberal-relativista, es decir, una forma degradada de la democracia, rechazan la democracia y los partidos políticos como intrínsecamente perversos. Éstos, por supuesto, no pueden generar partidos políticos católicos.

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7.09.25

Una presentación general de mis libros

En 2022 publiqué una presentación general de mis libros por orden temático. Hoy actualicé esa presentación. La nueva versión de esa presentación es mucho más breve y más simple. Casi no tiene explicaciones; es solo una lista de libros, con los enlaces correspondientes, que permiten descargar gratuitamente las ediciones digitales o comprar las ediciones impresas, según el caso. La lista actualizada contiene 31 libros: 23 de mi autoría, 6 traducidos por mí y 2 libros de autores varios con contribuciones mías.

Por favor accede a la nueva presentación de mis libros presionando este enlace.

Daniel Iglesias Grèzes


Te invito a descargar gratis, leer y difundir mi nuevo libro: Pensamientos a contracorriente: Una mirada católica sobre el Uruguay y el mundo

3.09.25

Descarga gratis mi nuevo libro: "Pensamientos a contracorriente"

PRÓLOGO

Este nuevo volumen (el número 10) de la serie Aportes para una contracultura cristiana reúne la mayor parte de mis escritos del período 2024-2025, exceptuando los ya recogidos en otros volúmenes de la misma serie, especialmente el Volumen 9 (Tres Evangelios: Una revisión de la cuestión sinóptica y de la datación del Nuevo Testamento).

Los temas tratados en este libro son muy variados: filosóficos, políticos, científicos, históricos, teológicos y otros. La gran diversidad temática de este volumen tiene ventajas y desventajas. Entre las ventajas cabe mencionar la buena probabilidad de que cada lector encuentre al menos algunos temas de su interés en este libro y el hecho de que escribir libros con mayor homogeneidad temática me habría requerido mucho más tiempo.

Diecisiete de los 26 capítulos de este libro (cc. 1-7, 9, 11, 14-15, 20-22 y 24-26) corresponden a posts que publiqué en mi blog Razones para nuestra esperanza del portal InfoCatólica pero no figuran en ninguno de mis libros anteriores. Otros seis capítulos (8, 10, 12-13, 16 y 23) son absolutamente inéditos. Los tres capítulos restantes (17-19) son nuevas versiones de capítulos de libros anteriores de la serie citada: el Volumen 3 (Todo lo hiciste con sabiduría) en el caso de los cc. 17-18 y el Volumen 8 (Pensamientos sobre Dios, el hombre y el mundo) en el caso del c. 19. Por otra parte, tres capítulos (17-18 y 23) corresponden a presentaciones que realicé en el Círculo de Estudios de Apologética este año. Como suele ocurrir en mis libros, los orígenes independientes de los capítulos explican algunas repeticiones.

Este libro procura reflejar la cosmovisión cristiana. Por supuesto, incluye muchas cosas opinables entre católicos; y, obviamente, lo que se escucha aquí no es la voz oficial de la Iglesia, sino la voz de un católico. Empero, salvo prueba en contrario, creo que nada de lo escrito aquí contradice la doctrina cristiana.

El título del libro (Pensamientos a contracorriente) se debe a que la mayor parte de su contenido contradice corrientes de pensamiento predominantes en nuestra cultura contemporánea. Aquí expongo puntos de vista sobre la ciencia, la fe, la religión, la historia y la política que hoy no son muy frecuentes en los ámbitos académicos o los grandes medios de comunicación social porque suelen ser desestimados sin razón suficiente por gran parte de los intelectuales de nuestro tiempo.

Publico este libro como un humilde aporte a la obra, muy necesaria y urgente, de reconstrucción de una cultura cristiana, que en nuestras circunstancias concretas se configura como una verdadera contracultura.

Daniel Iglesias Grèzes

Montevideo, 3 de septiembre de 2025

CONTENIDOS

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25.08.25

Demagogia

Un pueblo virtuoso y bien informado es una condición necesaria para el buen funcionamiento de la democracia.

El DRAE indica dos acepciones de la palabra “demagogia". La segunda proviene de la teoría política de Aristóteles: “Degeneración de la democracia, consistente en que los políticos, mediante concesiones y halagos a los sentimientos elementales de los ciudadanos, tratan de conseguir o mantener el poder.” Según Aristóteles, en una verdadera democracia tanto los gobernantes como los gobernados procuran realizar la virtud de la justicia (y, agrego, el bien común). En otras palabras, la democracia requiere que el pueblo sea virtuoso. La virtud, en sentido clásico, es un hábito operativo bueno; podría decirse que es la costumbre de hacer el bien. En este sentido, una persona virtuosa es una buena persona, una persona cabal, “hecha y derecha".

Las primeras democracias modernas se establecieron sobre la base de pueblos cristianos más o menos comprometidos con la moral tradicional. En la medida en que esos pueblos practicaron las virtudes morales (prudencia, justicia, fortaleza, templanza, honestidad, laboriosidad, fidelidad, generosidad, abnegación, obediencia, solidaridad, patriotismo, etc.), sus naciones tendieron a crecer y prosperar.

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