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5.12.21

Philip Trower, La Iglesia docta y la rebelión de los eruditos -2A

Capítulo II - Las raíces de la incredulidad modernista

¿Qué creían exactamente los modernistas, o qué llegaron gradualmente a creer, así como a dejar de creer? (Porque dependiendo de cuál de sus dos caras se mire, el modernismo puede aparecer como un sistema de negaciones o como un sistema de afirmaciones nuevas que reemplazan esas negaciones). ¿Qué decían realmente y cómo llegaron a estas nuevas creencias?

Creo que si observamos el orden en el que sus ideas se desarrollaron y las fuentes de las que se extrajeron —incluso si esto significa cubrir algo de terreno familiar— tal vez obtengamos una mejor imagen general de lo que sucedió entonces y está sucediendo ahora, y cómo funciona la transformación intelectual del católico y cristiano en el hombre cuasi cristiano de la Ilustración (o, como deberíamos llamarlo ahora, el humanista secular o el creyente en la religión del progreso). Aunque hubo desacuerdos entre modernistas individuales sobre algunas de estas ideas, y aunque ellos fueron influenciados por ellas en diferentes grados, todos coincidieron en principios básicos.

El darwinismo y la crítica bíblica combinados obviamente causaron la mayor parte del daño. Ambos tienen el poder de enamorar súbitamente a los hombres porque se ocupan de un tema vasto y se abren camino en la mente más por sugestión que por demostraciones o pruebas claras. Cuáles, si existen, trazas de oro contienen en sus montañas de escoria es algo que la Iglesia finalmente nos dirá —al menos en la medida en que se relacionan con la Revelación. Aquí me ocupo sólo de la escoria y eso se aplica [también] a todas las otras ramas de estudio a las que me referiré.

Aunque la crítica bíblica había estado en uso mucho más tiempo que el darwinismo, creo que deberíamos poner al darwinismo primero, porque su impacto fue mucho más repentino y violento. La publicación de El origen de las especies (1859) marcó una gran división de una manera que la publicación de, digamos, la Leben Jesu [Vida de Jesús] de Strauss (1835) o la Vie de Jesus [Vida de Jesús] de Renan (1863) no lo hizo.

LAS TRES HIPÓTESIS DE LA CRÍTICA BÍBLICA

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2.12.21

Philip Trower, La Iglesia docta y la rebelión de los eruditos -1D

(Las primeras tres partes de este capítulo fueron publicadas como 1A, 1B y 1C).

EL CENTRO DE LA RUEDA MODERNISTA

El modernismo en su primera fase funcionó aproximadamente desde 1875 hasta 1910, cuando, como se recordará, fue detenido, o se pensó que lo había sido, por San Pío X. Luego pasó a la clandestinidad durante 50 años y resurgió con la muerte de Pío XII. En este primer período el movimiento se limitó a los académicos: la masa de los fieles fue poco afectada.

Lo que sucedió fue una de esas hermandades intelectuales de hombres de ideas afines que parecen surgir espontáneamente; hombres que leen los mismos libros, y por consiguiente tienen los mismos pensamientos, y que se conocen personalmente o bien por correspondencia.

Entre 1888 y 1900, una parte de ellos se reunió en una serie de “congresos científicos internacionales” de católicos (principalmente reuniones de historiadores, biblistas y filósofos) organizados por Mons. d’Hulst, rector del Institut Catholique de París, un instituto de estudios superiores católicos fundado recientemente para proporcionar académicos que pudieran responder a los ataques hechos en nombre de la cultura y de la ciencia contra las razones para la fe.

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29.11.21

Philip Trower, La Iglesia docta y la rebelión de los eruditos -1C

(Las primeras dos partes de este capítulo fueron publicadas como 1A y 1B).

SE NECESITA LA FE

Primero, para comprender hay que creer. Los historiadores no creyentes que estudian la Iglesia saben mucho más sobre su teología y su vida que la mayoría de los católicos, pero en un sentido profundo no comprenden lo que saben. Lo mismo comienza a ser cierto para los académicos católicos cuando surgen las dudas.

Sin embargo, la fe por sí sola no es suficiente: con la fe y el conocimiento debe haber bondad. Un erudito católico que se deja secar, ambicioso, cínico o egoísta, algo que les sucede muy fácilmente a los eruditos, sólo tendrá una comprensión superficial de su tema. Cuando los teólogos y académicos católicos van un paso más allá y piensan que el dominio de su tema depende de su habilidad intelectual más que de la gracia, comenzarán a volverse ciegos. Una opinión excesivamente elevada de sí mismo como erudito parece haber sido lo que sacó a Dollinger de la Iglesia y convirtió a Lord Acton en un miembro muy intranquilo dentro de ella. Históricamente, los cultos e inteligentes generalmente han sido los primeros en ser engañados por los nuevos errores. A principios de este siglo [XX], cuando un sacerdote muy conocido, que luego dejó la Iglesia, comenzó a predicar la herejía en una iglesia famosa de Londres, la primera persona que se dio cuenta fue un hermano lego, uno de los que hacían las tareas del hogar. Los sacerdotes eruditos que pasaban todo el día leyendo libros fueron más lentos para entender.

Estas observaciones sobre las tentaciones y las dificultades naturales que acosan a los académicos católicos se hacen para situar en el contexto adecuado lo que voy a decir sobre un grupo particular de ellos. Sin duda la mayoría de los comentarios son bastante obvios, pero sin ellos en mente será mucho menos fácil entender por qué este siglo [XX] ha visto una gran rebelión de eruditos y teólogos. En estos desastres, las causas son siempre morales y espirituales antes que intelectuales.

EL GERMEN DEL MODERNISMO

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28.11.21

Philip Trower, La Iglesia docta y la rebelión de los eruditos -1B

 (La primera parte de este capítulo fue publicada como 1A).

LA HUMILDAD DE LA SUMISIÓN

Para los académicos católicos, su protección infalible, como sabemos, es la obediencia a la autoridad docente de la Iglesia y la disposición a someter sus conclusiones a su juicio. Siempre que estén dispuestos a hacer esto y que reconozcan que, a pesar de su inteligencia y cultura, ellos no son las autoridades finales en materia de fe, o para decidir hasta dónde y de qué manera una rama particular de investigación que entra en contacto con la fe y la moral debe ser llevada a cabo, ellos están seguros.

Una parte del misterio de la Iglesia es que Dios, al diseñarla y al arreglar cómo Su verdad debe ser transmitida, hizo que los filósofos griegos, o cualquiera que se les pareciera, se subordinaran a pescadores galileos. Los tres Sabios [los Reyes Magos] inclinándose ante la Divina Sabiduría que se hizo visible como un bebé proporcionaron un prototipo. Un Papa o un obispo pueden ser eruditos personalmente, pero su conocimiento no añade nada a su autoridad. Su autoridad para juzgar las ideas de incluso el pensador más brillante proviene únicamente del hecho de que él es un sucesor de uno de los apóstoles de clase trabajadora y poco instruidos de Nuestro Señor. (San Pablo, el “graduado universitario", fue traído más tarde, pero sólo después de una gran dosis de humillación).

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27.11.21

Philip Trower, La Iglesia docta y la rebelión de los eruditos -1A

Philip Trower, La Iglesia docta y la rebelión de los eruditos

TABLA DE CONTENIDOS

Capítulo I - El primer modernismo

Capítulo II - Las raíces de la incredulidad modernista

Capítulo III - El neo-modernismo: una plaga subterránea

Capítulo IV - El existencialismo: el intruso feo

Capítulo V - La esencia de la tragedia de nuestro presente

Conclusión - La nueva religión

 

Capítulo I. El primer modernismo

Uno percibe que muchos católicos reaccionan a los eventos en la Iglesia durante los últimos 15 años [1964-1979] como si una roca hubiera caído del cielo sin ningún lugar de donde caer, ni siquiera un jumbo jet que pasara.

¿Qué pudo haber causado tal explosión de ira, rebelión, herejía, apostasía y odio por todas las cosas católicas? Es como si el orden de la naturaleza se hubiera invertido: efectos sin causas; explosiones sin explosivos ni nadie que las encienda.

Debajo de estos sentimientos suele estar la creencia de que la vida católica antes del Concilio, dejando de lado las deficiencias habituales, estaba “en un estado bastante bueno". Cualquier defecto que pudiera haber existido ciertamente no era suficientemente serio como para explicar las calamidades y desórdenes posteriores.

Estoy seguro de que esta creencia es errónea y sólo aumenta la infelicidad y el desconcierto.

Volviendo a la época anterior al Concilio, creo que ahora podemos ver más claramente que lo que era posible antes los dos males principales. Una comprensión de ellos posiblemente ayudará a aclarar por qué se está produciendo una apostasía simultáneamente con un intento de movimiento de reforma.

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