La brecha de los nacimientos

Un estudio científico del fenómeno de la caída de la fertilidad en todo el mundo

Daniel Iglesias Grèzes

El científico de datos y demógrafo británico Stephen J. Shaw acaba de publicar un documental interesantísimo titulado Birth Gap (“La brecha de los nacimientos”)*, en el que presenta los resultados de sus nueve años (2016-2025) de estudio del fenómeno de la rápida caída de la fertilidad experimentada en las últimas décadas en todo el mundo.

Dicho documental muestra visitas y entrevistas realizadas en 24 países de cuatro continentes. La situación desde el punto de vista demográfico presenta grandes similitudes en todos los países. Aunque la tasa total de fertilidad varía bastante de un país a otro, ha bajado mucho en todos ellos durante el pasado medio siglo. En casi las tres cuartas partes de los países dicha tasa ya está por debajo del nivel de reemplazo (2,1 hijos por mujer). En algunos de esos países (por ejemplo, China y Japón) la población ya está decreciendo. En los otros (por ejemplo, India) sigue creciendo por una especie de inercia, pero pronto comenzará a decrecer. Por último, también en los países donde la fertilidad sigue estando sobre el nivel de remplazo (casi todos en el África Subsahariana) esta tasa está bajando rápidamente. Si la tendencia se mantiene, a largo plazo la población caerá también en esos países.

El documental muestra mapas de distintos países en los que se representa por medio de distintos colores la tasa de fertilidad de cada región del país año tras año. El resultado es muy impactante. Se ve cómo, en un país tras otro, poco a poco, muchas regiones, o casi todas, o incluso todas, pasan de una situación inicial con tasas de fertilidad más o menos altas a tasas de fertilidad por debajo o incluso muy por debajo del nivel de reemplazo.

Shaw ilustra la importancia de esto con una gráfica que llama “vida media de la sociedad”. Si la tasa de fertilidad de una sociedad es de 2 hijos por mujer (apenas por debajo del nivel de reemplazo), le llevará 800 años perder la mitad de sus nacimientos anuales. Si es de 1,8 hijos por mujer, le llevará 150 años. Si es de 1,5 hijos por mujer (como ocurre hoy en muchas naciones industrializadas), le llevará 55 años. Si es de 1,2 (casi el valor actual de Uruguay), le llevará 40 años. Si es de 0,8 (como lo es hoy en Corea del Sur), le llevará solo 20 años. Por supuesto, ese decrecimiento es exponencial. A una tasa de fertilidad de 0,8, la cantidad de nacimientos se reduce a un 50% en 20 años, un 25% en 40 años, un 12,5% en 60 años, etc. Se trata de una espiral de muerte. No se conoce ningún caso de una sociedad o civilización que haya escapado de un colapso de este tipo.

Las consecuencias catastróficas futuras del colapso demográfico en marcha se pueden inferir a partir de lo que ya ha ocurrido en los países donde la caída poblacional ya ha alcanzado un grado avanzado. Shaw muestra barrios otrora florecientes de ciudades como Tokyo que hoy están en un estado cercano a la extinción, con muchas escuelas y comercios cerrados, y muchos habitantes octogenarios que viven solos y sin vínculos.

A continuación procuraré explicar los dos descubrimientos principales de Shaw sobre este problema de crucial importancia para la humanidad. Acerca del primero publicó el 21/08/2025 en Nature un paper (artículo científico) revisado por pares. Acerca del segundo está preparando otro paper.

Su primer gran descubrimiento partió de la constatación de que, en cierto sentido, la estructura familiar casi no cambió en las últimas décadas. Contra lo que se suele pensar, no se aprecia una tendencia hacia familias más pequeñas. Si consideramos el grupo de las mujeres con hijos (es decir, las madres), los porcentajes de las que tienen un hijo se ha mantenido bastante estable; lo mismo pasa con los porcentajes de madres con dos hijos, de madres con tres hijos, de madres con cuatro hijos, etc. La conclusión de Shaw es esta: lo que explica casi toda la caída de fertilidad en todo el mundo es un gran aumento del porcentaje de mujeres sin hijos. En otras palabras, se trata de un problema de ausencia de hijos (childlessness). La tasa de ausencia de hijos se disparó en distintos momentos en los distintos países. Por ejemplo, en unos cuantos países esto ocurrió durante la crisis del petróleo de 1973; en otro grupo numeroso de países ocurrió durante la crisis financiera de 2008; etc.

El segundo gran descubrimiento de Shaw es que, en la mayor parte de los casos, esta ausencia de hijos es involuntaria. Esto se pone de manifiesto en muchas entrevistas realizadas por Shaw a mujeres y hombres en muchos países. Algunas de las personas entrevistadas están decididas a no tener hijos, pero la gran mayoría manifiesta su deseo de tener hijos… o de haberlos tenido. Shaw interroga sobre este tema con mucho respeto y delicadeza a mujeres sin hijos de 45 o más años. Muchas de ellas expresan tristeza y angustia porque, por distintas razones, con frecuencia vinculadas a una priorización máxima de su carrera profesional, perdieron la oportunidad de tener hijos y ahora lo lamentan. En general las mujeres se muestran más abiertas a hablar de esto que los hombres. Empero, Shaw entrevista también a un grupo de hombres que se reúnen virtualmente para conversar sobre su falta de hijos, que les causa tanto dolor como a las mujeres, aunque lo expresan de otro modo.

Shaw no se limita a estudiar este segundo factor mediante entrevistas. También en este caso, analizando muchos números (big data) llega a una conclusión estadística. Considera lo que él llama la “curva de vitalidad”, una curva con una forma simétrica que en matemática se conoce como “campana de Gauss”. La curva de vitalidad representa la probabilidad de que una persona tenga su primer hijo a una determinada edad. Hay una curva de vitalidad de las mujeres y una curva de vitalidad de los hombres. Ambas curvas son campanas de Gauss muy similares, pero el pico de la curva de los hombres es un poco más tardío que el de la curva de las mujeres. O sea, en promedio, los hombres tienen su primer hijo a una edad un poco mayor que las mujeres. El pico de la campana es la edad promedio de la maternidad o paternidad.

Pues bien, lo que Shaw sostiene es que el aumento de la ausencia involuntaria de hijos se puede explicar en buena medida a partir del achatamiento sufrido en las últimas décadas por la curva de vitalidad. En una sociedad típica, la edad promedio de la maternidad pasó de los 24 años en los años ’70 a los 30 años en la actualidad. El pico de la campana se corrió hacia la derecha y a la vez toda la curva se acható. Es decir, la probabilidad correspondiente al pico es menor que antes.

La situación actual se puede condensar en un dato tan importante como desconocido: si una mujer llega a los 30 años sin hijos, tiene una probabilidad del 50% de no tener hijos jamás. Por supuesto, las leyes estadísticas valen para los grandes números, no para cada caso particular. Aun así, los jóvenes harían muy bien si reconsideraran sus planes de vida teniendo en cuenta este dato. Es muy importante que se den cuenta de que, si por ejemplo tienen 20-30 años y planean casarse a los 35 y tener uno o más hijos antes de los 40, su plan tiene una alta probabilidad de verse frustrado. Las razones son muchas. Mencionaré dos razones fundamentales.

La primera razón fundamental es que no es tan fácil para una mujer encontrar hoy una pareja adecuada a los 30-33 años como lo era antes a los 22-25 años, cuando casi todos los jóvenes (hombres y mujeres) estaban buscando pareja casi al mismo tiempo con miras a casarse y tener hijos. Dado el achatamiento de las curvas de vitalidad, los porcentajes de hombres y de mujeres que, en un momento dado, buscan una pareja con la que quieren tener hijos son hoy bastante menores que los de los antiguos picos. El encuentro de un hombre y una mujer en sintonía es menos probable.

La segunda razón fundamental es la menor fertilidad, sobre todo femenina, al acercarse a los 40 años. Aun suponiendo que una joven de 25 años logre realizar su plan de encontrar un novio adecuado a los 30 y casarse a los 35, hay una probabilidad nada despreciable de que no pueda tener hijos, por problemas de él, de ella o de ambos.  

La conclusión práctica de Shaw es lógica. Si se quiere evitar el colapso demográfico, es necesario apoyar a los jóvenes para que les sea menos difícil formar una familia, tener hijos, mantenerlos y educarlos siendo aún jóvenes. Ese camino es arduo, pero la alternativa es la desaparición de la sociedad.

Shaw se limita a estudiar el asunto desde un punto de vista estrictamente científico, sin entrar en sus aspectos espirituales y morales; pero lo hace bien, proporcionando una buena base empírica para ese análisis más profundo.

Nota *) Les recomiendo apurarse a ver el documental Birth Gap en YouTube. Solo los primeros 100.000 lo podrán ver gratuitamente y ya tiene unas 90.000 visualizaciones.


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17 comentarios

  
Betania in albis
Cada vez me convenzo más de que la crisis de fertilidad que vivimos no es casualidad ni simple “evolución demográfica”, sino un síntoma profundo de una civilización que ha roto su vínculo con la naturaleza. Nos hemos acostumbrado a comer lo que ya casi no es alimento, sino producto químico. Embutidos cargados de conservantes, nitritos y hormonas; leche de vaca saturada de antibióticos y residuos hormonales… todo ello fruto de un sistema que exprime a los animales y al suelo hasta vaciarlos de vida. ¿Y nos sorprendemos de que el cuerpo humano, parte de esa misma creación enferma, empiece a fallar?

La infertilidad se ha vuelto epidemia silenciosa, y no sólo por causas psicológicas o “modernas”, sino por una alimentación y un entorno contaminados hasta el absurdo. Hemos aceptado como normal que lo que ingerimos esté manipulado, hormonado, plastificado. Pero la naturaleza no se deja burlar: lo que destruimos fuera termina reflejándose dentro.

Y aquí vuelve a tener razón la Iglesia cuando nos recuerda que el maltrato a la creación no es un asunto “verde”, sino moral. Porque cuando deformamos los ritmos naturales, cuando convertimos la vida en fábrica y la leche en laboratorio, el precio lo pagamos en cuerpos rotos, infertilidad creciente y generaciones debilitadas.

El desprecio por la tierra se paga en carne humana. Y los que aún se burlan del llamado a cuidar la creación deberían mirar las estadísticas de natalidad antes de reírse: estamos cosechando lo que sembramos.

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DIG: Sin negar la parte de verdad que le asiste, acoto que la infertilidad biológica no es (cuantitativamente) la causa principal de la paternidad o maternidad involuntaria o no planificada.

Me explico: fundamentalmente, el problema no es que la infertilidad haya aumentado mucho de 1975 a 2025 entre los hombres o mujeres de 35-40 años, sino que por razones naturales los hombres y mujeres de 35-40 años son menos fértiles que los de 25-30 años y hoy hay muchos más hombres y mujeres que procuran tener su primer hijo a una edad bastante tardía. Y, además de las graves razones morales en su contra, la escasa eficacia y el muy alto costo de la reproducción humana artificial no cambian demasiado ese panorama oscuro.
05/10/25 12:16 PM
  
Cordá Lac
«La conclusión práctica de Shaw es lógica. Si se quiere evitar el colapso demográfico, es necesario apoyar a los jóvenes para que les sea menos difícil formar una familia, tener hijos, mantenerlos y educarlos siendo aún jóvenes».
Pues no. La mayor causa de la baja natalidad está en la ideología centrada en la «igualdad» que lleva a la mujer a trabajar fuera de casa. Pero los jóvenes siempre que se les pregunta (encuestas) dicen que la causa es la falta de ayudas. Las ayudas desde el sector público no son más que despilfarros de recursos.

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DIG: El referido "apoyo" a los jóvenes puede asumir distintas formas y es obviamente necesario.

Hungría está mostrando que ese camino es posible, aunque sea muy arduo.
05/10/25 12:24 PM
  
Tayikolla
Si se comparan las legislaciones, las leyes rusas son las que más incentivos ofrecen para que los jóvenes tengan hijos y se casen. Hay un estudio muy profundo detrás.
Putin dijo que la principal amenaza geopolítica a la supervivencia de Rusia como nación era la falta de hijos y actuó en consecuencia.

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DIG: La población de Rusia ha decrecido mucho y sigue decreciendo rápidamente.
05/10/25 1:27 PM
  
Juan Mariner
Betania in albis, desde mi más profunda ignorancia supina, pregunto a la audiencia y a usted: ¿la contaminación por anticonceptivos se produce cuando las hormonas y otras sustancias de los métodos hormonales llegan al medio ambiente, principalmente a través de las aguas residuales, afectando a la vida acuática, en especial a los peces, ya que el estrógeno puede causar feminización en machos?
05/10/25 1:42 PM
  
Julieta
Creo yo que el problema de la baja natalidad son dos: uno las dificultades económicas que en varios países tener dos hijos o mas se hace casi imposible. Y segundo y más importante es la imposibilidad de uno o de los dos posibles padres a la a aceptar los sacrificios que conlleva un hijo. No logran ver el amor y la alegría que un hijo trae, y al estar incapacitados para la alteridad están incapacitados para aceptar los hijos.
Para mí el problema es más metafísico que económico.
05/10/25 2:34 PM
  
Vicente Jara-Vera, OP (RIES)
El estudio de Stephen J. Shaw es muy interesante porque ha ofrecido aspectos nuevos en el tema, aquí recogidos por D. Daniel.

Añado un tema que ningún estudio quiere recoger pero que en Occidente es muy preocupante entre los varones:

El miedo a las denuncias falsas a los maridos, con la consiguiente pérdida de los hijos, y la aplastante carga monetaria hacia la ex-mujer.
Esto ha creado un miedo en la población juvenil. En España, según un informe de Plan Internacional de este pasado mes de septiembre, el 72% de los jóvenes españoles tienen miedo a que se les culpe «injustamente» de cometer violencia de género. No es un 15, ni un 20%, es casi las 3/4 partes. Miedo. Por ello, lo que se puede ver en Occidente es que apenas hay acercamiento de los chicos a las chicas, y muchas, pero muchas, chicas se preguntan por qué los chicos no se acercan a ellas. En las sociedades occidentales escoradas a la izquierda y su wokismo se ha creado un freno terrible con la presunción de culpabilidad de los varones, que deben de demostrar su inocencia porque por ser hombres están estigmatizados y declarados culpables en origen.
05/10/25 3:33 PM
  
Cordá Lac
«Hungría está mostrando que ese camino es posible, aunque sea muy arduo».
¿De veras? Hungría no demuestra nada. Si se toman los datos del Banco Mundial de tasas de fertilidad y PIB de todos los países, se ve que Hungría está EN la curva de regresión. En realidad, ligeramente por debajo cuando según Vd. debería estar claramente muy por arriba.
Las ayudas pública son un despilfarro, porque el problema no es económico. Si lo fuera los países más ricos tendrían tasas de fertilidad mucho más altas que los países pobres y resulta lo contrario; y dentro del país, los ricos tendrían tasas de fertilidad más alta y no es así.

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DIG: El problema no es solo económico pero tiene sin duda una importante dimensión económica.
05/10/25 5:32 PM
  
Maricarmen
Creo que es muy importante que las sociedades tengan estabilidad, sobre todo laboral y política. El miedo y la sensación de inseguridad hace que muchas personas, queriendo ser padres/madres, se replanteen el tener hijos.
Los trabajos deben asegurar el sostenimiento de las familias. No se puede tener hijos si hoy tienes trabajo y mañana ya veremos, o si tienes 45 años y ya no te quieren contratar por ser "mayor".
Y lo mismo con la situación política. Si en el entorno sólo se percibe crispación, violencia, amenazas bélicas o catástrofes globales... el número de hijos disminuye o es inexistente. Los políticos tienen una gran responsabilidad en que sus sociedades prosperen, vivan felices y seguras, pero no quieren asumirla. Deben de estar muy entretenidos entre corruptelas y jugando al Risk con las vidas de todos nosotros.
Resumiendo: inseguridad = falta de hijos.
Puede que en otras épocas se tuviese familia a pesar de vivir en ambientes violentos y económicamente lamentables, pero hoy en día eso, al menos en países occidentales, ya no es deseable.

Saludos.
05/10/25 5:37 PM
  
Javier
Efectivamente está pasando en todas partes, incluso en países musulmanes como Irán; está muy ligado al nivel de educación de la mujer (cuanto más estudios tiene, menos hijos quiere); y evidentemente cuanto más se aleje la mujer del pico de fertilidad, las posibilidades de no tener hijos aumentan exponencialmente.

Se ha señalado sin embargo más:

Antes ser madre no sólo era normal en la mujer; lo raro era no serlo ("se le ha pasado el arroz" -para casarse-; "se ha quedado para vestir santos" -esto es, soltera-; "solterona"...y tenía un sentido peyorativo). Las únicas mujeres socialmente aprobadas para no tener hijos e incluso alabadas eran las religiosas, porque rechazaban ser esposas y madres por algo mayor en países católicos.

Hoy lo importante es "realizarse", ser una "profesional", "no depender de un hombre"; tener la "libertad" de no tener hijos.

De hecho si alguien tiene más de 2 hijos se le pregunta escandalizado:
"¿es que eres del Opus Dei?"

Y no es solamente el no poder mantener una familia numerosa, porque tampoco se ha podido incrementar la natalidad con ayudas sociales.

Es necesario que socialmente se revalorice el papel de madre y es necesario también que los ancianos dejen de vivir del trabajo de los hijos de los demás (pensiones); si no quieren tener hijos que les sostengan en la vejez, tienen que ahorrar.

Mientras se siga premiando de alguna manera el no tener hijos, nuestras sociedades van directas a la extinción.
05/10/25 5:42 PM
  
Javier
Hay que resaltar que este problema no es nuevo.

En España ya se dio la alarma hace por lo menos 30 años y ningún gobierno ha querido hacer nada, excepto apretar el acelerador con el aborto gratuito, para que haya todavía menos hijos.

Cuando un problema determinado -en este caso el hundimiento demográfico- se perpetua en el tiempo y durante tantos años, entonces no es ningún problema:

Es POLÍTICA DE ESTADO.

Sí; pero ¿por qué ?

Porque sirve para sustituir una población, que en occidente es blanca y cristiana, por otra que no es caucásica y que en Europa al menos, no es cristiana, sino musulmana. Esta colonización masiva de sustitución está 100% subvencionada por las ayudas sociales y el Estado del Bienestar de los mismos invadidos.

Sí; si el problema secular era el nacionalismo y el cristianismo, la manera más fácil de arreglarlo es destruir el nacionalismo con la importación de otras naciones, pero que no se mezclen nunca; y sustituir una religión por otra, a ser posible enemiga, como el Islam.

¡Dicho y hecho!

Pero ¿quién puede tener tanto poder e influencia (y por tanto el dinero para comprarlos) como para forzar en los gobernantes, democráticamente elegidos por sus victimas, políticas suicidas para sus poblaciones ?

¿Qué crimen tan horrible habrán hecho esas poblaciones blancas, cristianas y europeas como para ser castigadas con la extinción de la faz de la tierra? (o por lo menos que de sus crímenes respondan sus descendientes hasta la 7ª generación ?)
05/10/25 5:59 PM
  
Marta de Jesús
En la linea de Cordá, pero yendo a lo espiritual. La principal causa de la demografía actual es la falta de Fe. Si los hijos solo son para mantener la maquinaria y se pueden utilizar en ideologías, como la feminazi de la igualdad, en realidad, de la supresión de los sexos, o en la climática donde el ser humano es visto como una plaga, pues normal que hayan dejado de tener hijos en plural, para ser la excepción. Son una molestia, un obstáculo a sus ambiciones, y por supuesto, a su comodidad; así como inaceptables saqueadores de recursos. Pero hasta el estado sabe que todavía necesita nuestros úteros. No tienen incubadoras tan potentes ni servicios tan abarcadores, más anuladores/aduladores de los padres. No tardarán. Los cristianos no debemos obsesionarnos por esos apoyos e intentar estar lo más al margen posible de ellos. Crear nuestra propia red. La mayor prueba que tenemos delante. No dejarnos fagocitar. Si no podemos evangelizarlos, si no abrazan la Fe, por lo menos no perderla nosotros.

Quienes hablan de lo maravilloso que es tener hijos, no se olviden de decir también lo sacrificado que es. Para no crear falsas expectativas. La sociedad actual no sabe de sacrificios incondicionales por otros. Solo de beneficiarse y de bienestar. Es verdaderamente un morir a uno mismo. Un darse por entero, de modo gratuito. Solo por Dios. Recuperar el servicio que trajo y propuso Jesucristo. Además ahora tenemos un nuevo aliciente. Las amas de casa y madres, sin oficio ni beneficio, que amamos nuestra vocación, y por supuesto a nuestra familia, somos las nuevas apestadas. Peor que leprosas. Consideradas inútiles y una carga. Da igual que no lo digan. Lo piensan. En mi casa lo dicen. No hay semana que no suelten alguna pullita. Está claro que quieren echarnos a todas de la cercanía del hogar por las malas, pues por las buenas no pudieron. Dios ve los corazones. Y eso no lo tienen. Nuestros hijos y nosotras mismas seremos las últimas en este mundo. No saben que los últimos serán los primeros en el Reino de Dios. Llevar con dignidad la humillación. Bienaventuradas...
05/10/25 7:43 PM
  
Betania in albis
Juan Mariner — desde tu profunda ignorancia supina (la que nos hermana a todos en algún tema): la respuesta corta es sí, y la respuesta larga es sí, y con prueba científica y drama ecológico. Ahora te explico con rigor —y un poquito de humor— para que no tengas que recurrir a Google a las tres de la mañana.

1) ¿Cómo llegan las hormonas al medio ambiente?

Las hormonas sintéticas de los anticonceptivos (sobre todo el 17α-ethinylestradiol, EE2, usado en muchas píldoras combinadas) se eliminan por la orina y las heces y acaban en las aguas residuales; las depuradoras convencionales no eliminan completamente todos estos compuestos, así que terminan en ríos y lagos.

2) ¿Qué hacen esas hormonas en los peces?

A concentraciones muy pequeñas (nanogramos por litro, es decir, partes por billón), el EE2 y otros compuestos estrogénicos pueden inducir en machos la producción de proteínas propias de hembras (por ejemplo vitelogenina) y provocar intersexualidad (óvulos en testículos) y cambios en conducta y reproducción. En laboratorio y en la naturaleza se han observado efectos claros sobre la reproducción y la fisiología de los peces.

3) ¿Es real el peligro poblacional o es teoría de laboratorio?

Es real: hay estudios experimentales con implicaciones de poblaciones. El ejemplo más famoso: un experimento de «envenenar» controladamente un lago con EE2 mostró colapso poblacional de peces tras exposiciones continuas en el rango de unos pocos ng/L. No es un apocalipsis instantáneo, pero sí una alteración ecológica seria si la exposición es prolongada.

4) ¿Y las depuradoras no lo arreglan?

Las depuradoras tradicionales reducen parte del contaminante, pero no eliminan todo. Técnicas avanzadas (ozono, carbón activo, tratamientos avanzados de oxidación, humedales diseñados) mejoran mucho la eliminación y la reducción de la “actividad estrogénica”, pero cuestan dinero y energía. En la práctica hay tramos de río donde la carga estrogénica sigue siendo detectable y biológicamente activa.

5) ¿Y nosotros, humanos, corremos peligro por beber agua del grifo?

La exposición humana por agua potable es mucho menor que lo que reciben los peces en zonas próximas a efluentes; las concentraciones en el agua potable suelen estar muy por debajo de los niveles que causan efectos observados en fauna. Aun así, la presencia de fármacos en el medio es motivo de política pública y estudio, porque la mezcla de compuestos y la exposición crónica merecen precaución.

6) ¿Qué se puede hacer (sin volverse loco)?

Mejorar depuración: inversión en tratamientos avanzados donde haga falta.


En resumen (y en plan coloquial): sí, las hormonas de los anticonceptivos se escapan de la fiesta por la tubería y pueden darle a los peces un cambio de vestuario sexual no deseado. No es ciencia ficción: hay estudios que muestran feminización y, en casos experimentales prolongados, efectos sobre poblaciones enteras.


PD.- En el pecado está la penitencia !!


Pd2 ¿Podrían afectar al ser humano por comerlos?

Según los estudios de seguridad alimentaria: no hay evidencia de riesgo para la salud humana por consumir peces de aguas contaminadas con estrógenos sintéticos.
Las dosis que se ingieren son miles de veces inferiores a las que tendrían efectos fisiológicos.
Además, el hígado humano y la cocción del pescado degradan buena parte del compuesto.
05/10/25 8:57 PM
  
anawim
Yo todos los jóvenes que conozco no quieren hijos, para ellos no es un problema de vivienda, simplemente viven muy bien sin hijos, y no los necesitan; algunos tienen mascota y para otros hasta la mascota molesta; me estoy refiriendo a jóvenes anticristianos. La sociedad anticristiana favorece esta conducta, y puesto que la sociedad lo favorece o lo potencia, ellos no sienten que tengan que ir contracorriente. La carencia de valores valores y de principios y el ateísmo práctico hace que sean personas que sólo viven para el hoy, y donde su único interés son ellos mismos, su estómago, y sus vergüenzas.
05/10/25 10:03 PM
  
Tayikolla
Mi mención a Rusia iba en el sentido que mencionaste a Hungría y no a Rusia que tiene legislación favorable a la vida mucho mejor y más amplia que en Hungría con el agregado de que en Rusia hay un renacer religioso que no se nota en Hungría.
Basta ver las iglesias ortodoxas mucho más llenas de jóvenes matrimonios que quince años atrás.
En Rusia las cifras actuales son malísimas pero las tendencias se están revirtiendo.
No entiendo ese prurito de no mencionar nada positivo de Rusia, el país Cristiano conservador más importante del mundo.
05/10/25 10:15 PM
  
anawim
Betania in albis

Lo que usted cuenta sobre las hormonas en ríos habría que decirlo para el resto de medicamentos, por ejemplo, cuál es el efecto que tiene el ibuprofeno o el paracetamol, el metamizol en los peces? Recuerdo un contaje de ibuprofeno que se llevó a cabo en el río Manzanares de Madrid, en el que se supo que muchos madrileños son propensos a consumir ibuprofeno como analgésico y se prohibió la venta libre en farmacias, pero afortunadamente nosotros en el Manzanares no tenemos peces que yo sepa, y si los hay no creo que sirvan en alimentación. Estos estudios que usted ha contado son muy innovadores, menos mal que la esperanza de vida está en 85 años para mujeres y 81 para hombres, según los últimos datos que he visto que posiblemente haya subido; quiero decir, se vive más y mejor.
05/10/25 10:21 PM
  
Federico
Llevamos miles de años de civilización humana para darnos cuenta de algo que hasta los Neanderthal entendían: que si las encargadas de parir y criar pasan a trabajar el día entero fuera del hogar, necesariamente va a haber menos niños porque el día tiene las horas que tiene y los recursos humanos para atender todas las tareas son limitados. Tan sencillo como eso.

Sí, habrá quien diga que hay mujeres que tienen 3, 4 y 5 hijos a la vez que un trabajo remunerado, y que lo hacen todo muy bien. Y tienen razón. Pero se les olvida que hace 200 años, esas eran las que tenían 10 hijos, no 3 o 4. Hasta que no entendamos que el cambio de roles en la sociedad tiene consecuencias, va a ser difícil que hagamos algo al respecto.

Se habla mucho de ayudas públicas, pero si no hay detrás un cambio más profundo en la sociedad, de poco van a servir. Hungría precisamente demuestra que incluso con un esfuerzo importante en recursos económicos, los resultados son limitados mientras la sociedad siga asumiendo que hombres y mujeres tienen los mismos roles y deben dedicarse a las mismas tareas.
05/10/25 10:53 PM
  
Daniel Iglesias
Agradezco los aportes de los comentaristas pero debo decirles lo siguiente.

Un criterio de sentido común es que los comentarios tienen que versar sobre el contenido del post. Este espacio existe para eso, no para otra cosa. Si el post trata sobre un estudio estadístico sobre el colapso demográfico mundial, los comentarios deben tratar sobre ese tema, no sobre la contaminación en el río Manzanares y su efecto en los peces que allí viven o malviven.

Otro criterio de sentido común es que normalmente un escrito debe ser juzgado por lo que dice y no por lo que no dice, que siempre es infinitamente más que lo que dice. Si, como digo al final del post, Shaw no analizó los aspectos morales y espirituales de la caída global de la fertilidad, no corresponde considerar eso como un grave defecto o error de su estudio (y tratar de subsanarlo), sino como una limitación deliberada y legítima. Obviamente, no se puede solucionar totalmente un problema cuyas causas más hondas son morales o espirituales con simples medidas políticas o económicas; pero algo parecido también vale a la inversa: no se puede solucionar totalmente un problema de este tipo, que tiene componentes económicos y sociales muy importantes, con medidas únicamente espirituales o religiosas, descuidando los aspectos económicos y políticos. No olvidemos que, aunque haya un ancho campo de libertad en los innumerables asuntos políticos opinables y discutibles entre católicos, ordenar las realidades temporales según la voluntad de Dios es una parte importante de la vocación de los fieles cristianos laicos y eso implica entrar de lleno en ese tipo de asuntos.

Cierro los comentarios porque no quiero dedicar mucho tiempo a la moderación de los mismos, y les pido un mayor apego a los criterios antes mencionados en adelante. Desde ya muchas gracias.
06/10/25 12:16 PM

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