El Tiempo del Anticristo según Newman

Un amigo ha tenido la bondad de prestarme este excelente libro: John Henry Newman, Cuatro sermones sobre el Anticristo –La idea patrística del Anticristo, Ediciones del Pórtico, Buenos Aires 2006 (2ª edición); traducido por el P. Carlos A. Baliña.

En el Adviento de 1835, durante cuatro domingos consecutivos, John Henry Newman predicó en Oxford cuatro sermones que tratan respectivamente sobre el Tiempo del Anticristo, la Religión del Anticristo, la Ciudad del Anticristo y la Persecución del Anticristo. En estos sermones Newman interpreta los pasajes bíblicos relacionados con el Anticristo bajo la guía de los Padres de la Iglesia.

A continuación haré una síntesis del primero (pp. 21-41) de estos cuatro sermones de ese magnífico predicador que fue el Beato Cardenal Newman. Aunque Newman era todavía anglicano (su conversión al catolicismo ocurrió en 1845) este primer sermón es ya católico.

Después de una introducción en la que valora el gran peso de los Padres de la Iglesia como testigos de la Tradición de la Iglesia en materias doctrinales o disciplinares, Newman analiza un amplio conjunto de textos bíblicos relacionados con el tema del Tiempo del Anticristo, considerando sobre todo: Daniel 7; 1 Macabeos 1; Mateo 24; 2 Tesalonicenses 2; 1 Juan; Apocalipsis 13.

El propio Newman resume así los resultados de su exégesis: “la venida de Cristo será inmediatamente precedida por un desencadenamiento del mal terrible y sin precedentes, llamado por San Pablo una Apostasía, una deserción, en medio de la cual aparecerá un cierto y terrible Hombre de pecado e Hijo de perdición, el especial y singular enemigo de Cristo, o Anticristo. En este tiempo las revoluciones prevalecerán, y la presente estructura de la sociedad será desarticulada. Al presente, el espíritu que él encarnará y representará es contenido por ‘los poderes existentes’, pero ante la disolución de éstos, él surgirá de su seno, los reconstruirá a su vil manera, bajo su propia ley, con el propósito de excluir a la Iglesia” (pp. 36-37).

Después de presentar varios “tipos” (=prefiguraciones) del Anticristo, desde Antíoco Epífanes hasta Napoleón Bonaparte, que han aparecido a lo largo de la historia, Newman se plantea los siguientes interrogantes: “¿No hay acaso motivos para temer que dicha apostasía se esté preparando gradualmente, reuniendo, madurando en nuestros mismos días? ¿Acaso no existe en este mismo momento un especial empeño en casi todo el mundo en prescindir de la religión, más o menos evidente en este o aquel lugar, pero más visible y formidable en aquellas regiones más civilizadas y poderosas? ¿No existe acaso un consenso creciente de que una nación no tiene nada que ver con la religión, de que [ésta] se trata de algo concerniente sólo a la conciencia individual? (…) ¿No existe un empeño febril y permanente por deshacerse de la necesidad de la Religión en los asuntos públicos? (…) ¿No existe el intento de educar sin religión (…)? ¿No existe la tentativa de reforzar la templanza, y todas las virtudes que brotan de ella, sin religión, por medio de sociedades basadas en meros principios de utilidad; de hacer de la conveniencia, y no de la verdad, el fin y la norma de las decisiones de Estado y de la constitución de las leyes; de hacer de los números, y no de la Verdad, el criterio para sostener o no este o aquel artículo de fe (…)?” (pp. 39-40).

Newman concluye el sermón dando una respuesta general a esos interrogantes y haciendo una fuerte exhortación: “Sin duda, existe actualmente una confederación del mal, que recluta sus tropas de todas partes del mundo, organizándose a sí misma, tomando sus medidas para encerrar a la Iglesia de Cristo como en una red, y preparando el camino para una Apostasía general. (…)

¡Dios nos guarde de contarnos entre aquellos ingenuos que caen en la trampa que se está tendiendo a nuestro alrededor! ¡Dios nos libre de ser seducidos por las bellas promesas en las cuales Satán ha ocultado seguramente su ponzoña! (…)

¿Consentiremos nosotros los cristianos en tener parte en este asunto? ¿Ayudaremos, aun con nuestro dedo meñique, al Misterio de Iniquidad que lucha por nacer, y que convulsiona al mundo con sus dolores? ‘¡Alma mía, no entres en su consejo; no te unas a su asamblea, honra mía’ (Génesis 49,6).

‘¿Qué relación hay entre la justicia y la iniquidad? ¿Qué unión entre la luz y las tinieblas? […] Por tanto, salid de entre ellos y apartaos’ (2 Corintios 6,14.17), de otro modo seréis cooperadores de los enemigos de Dios, y estaréis abriendo el camino para el Hombre de Pecado, el hijo de perdición.” (pp. 41-42).

Daniel Iglesias Grèzes


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9 comentarios

  
Néstor
Es interesante que ya entonces Newman divisara la "confederación del mal" que tantos hoy día siguen negándose a ver. Como inglés que era, podría haber agregado que Londres y New York son los polos centrales de esa "confederación del mal".

Saludos cordiales.
21/11/15 1:03 PM
  
gringo
Curioso que Newman siendo un converso al catolicismo se queje de que en su tiempo la gente empezara a desligar la nación del la religión, y que ésta fuera algo del ámbito privado.
Precisamente él debería saber todo el dolor que identificar una nación (Inglaterra) con una religión (anglicana) causó durante siglos: persecución de católicos y de protestantes según la religión del monarca de turno, expropiación de tierras, guerras civiles, revoluciones, martirios, genocidio irlandés, exilios, servidumbre forzosa,etc.
Mucho mejor están ahora los británicos cuando a pesar del carácter oficial que sigue teniendo el anglicanismo, los británicos pueden libremente profesar la religión que deseen sin miedo a discriminaciones ni represalias.

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DIG: Newman se refiere a la religión verdadera, por eso dice que su país (Inglaterra, oficialmente anglicana) está separado de la religión.

Generalmente (con grandes excepciones, como por ejemplo la Revolución Francesa, la Guerra Civil española y el Tercer Reich), los cristianos de Occidente en los últimos siglos han tenido que soportar formas leves de persecución: a veces marginalización, burlas, rechazo, acoso, discriminación, etc. Hemos estado protegidos no sólo por la ley, sino también por una cultura cristiana que establece fundamentos firmes (absolutos) para los derechos humanos. Sin embargo, a medida que la secularización avanza en Occidente (y sobre todo en Europa Occidental), la cultura occidental tiende a separarse profundamente de sus raíces cristianas y a volverse anticristiana. Eso hace que la intolerancia hacia el cristianismo crezca, la libertad religiosa peligre y la persecución se intensifique.

21/11/15 1:48 PM
  
Rafael de Higuera
Impresionan las preguntas que se hacía el beato cardenal Newman acerca de la presencia de apostasía, reducción de la religión cristiana a lo privado, legislación y educación al margen de Dios, etc. Impresionan porque se las hacía ... ¡en 1835!
¿Qué diría ahora?
El domingo pasado el cura de mi parroquia predicó sobre la Parusía y el infierno. Estoy pensando imprimir este artículo y dárselo. Está próximo el Adviento: memoria de la Primera Venida y.... esperanza en la Segunda
21/11/15 1:58 PM
  
Joaquín Simó Caballer
Néstor, te olvidas de París, donde el converso e insigne Benson sitúa la presentación mundial oficial del Anticristo en su muy nombrada y poco leída novela El Amo del Mundo. Atentos a la próxima Cumbre en París a partir del 30 de este mes. Se acercan nuevos dogmas y leyes globales totalmente adulteradas y destinadas a la erradicación de la especie humana, más en concreto a los hijos de Dios. Como dijera Voltaire -al que Dios haya perdonado-: Ecrassez l'Infame!!!
El jacobinismo ilustrado francés enalteció y financió al anticristo marxista y bolchevique. ¡¿¿Es que no lo ve nadie o sabe nadie o denuncia nadie!!!?? SE REPITE LA HISTORIA 100 años después!! Oh Dios, cuán actual es Fátima y cuánta suciedad hay en la Iglesia (editado).

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DIG: Hay suciedad en la Iglesia (nuestra suciedad), pero Ella misma sigue siendo siempre la Iglesia Santa, la Esposa Inmaculada del Cordero. Nosotros no salvamos a la Iglesia. Dios nos salva por medio de la Iglesia. Y hasta podemos decir: "la Iglesia nos salva", porque Cristo no es ajeno a la Iglesia, sino parte de la Iglesia, la Cabeza del Cuerpo de la Iglesia. Usted sabe estas cosas, pero nos viene muy bien repetírnoslas con frecuencia en estos tiempos difíciles.
21/11/15 3:09 PM
  
Joaquín
Hago notar que han pasado ciento setenta años desde este sermón y ni ha aparecido el Anticristo ni parece inminente la venida del Señor. Lo único cierto es que "no sabemos el día ni la hora". Añado que todavía no se ha predicado el Evangelio en el mundo entero ni se ha convertido el pueblo judío (es más, no pocas personas que se dicen judías son en realidad ateas o casi ateas). En vez de preocuparnos por saber algo que el Señor nos ocultó deliberadamente bajo diez capas de misterio, deberíamos preocuparnos más por estar seguros de que, venga cuando venga, ya sea dentro de mil años o dentro de diez minutos, estemos listos para recibirle.

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DIG: Ninguna parte de la Divina Revelación es inútil o inconveniente para nuestra salvación. Es verdad que Dios no quiso revelarnos la fecha exacta del fin del mundo, pero también es verdad que Jesucristo nos invitó a discernir los signos de los tiempos: "Aprendan esta comparación, tomada de la higuera: cuando sus ramas se hacen flexibles y brotan las hojas, ustedes se dan cuenta de que se acerca el verano. Así también, cuando vean todas estas cosas, sepan que el fin está cerca, a la puerta." (Mateo 24,32-33).

Las reflexiones sobre el Tiempo del Anticristo hechas por los Padres de la Iglesia, por el Beato Newman y por otros grandes discípulos de Cristo (como Soloviev) no proceden de una curiosidad malsana, sino del deseo de seguir esa invitación del Señor, para tratar de entender más a fondo lo que está pasando en nuestros tiempos, delante de nuestros mismos ojos. Y esas reflexiones tienen siempre también su parte práctica: en este caso, no sólo la fuerte exhortación a la vigilancia y la perseverancia, sino también a la no-cooperación con las fuerzas del mal que poco a poco se están desencadenando.
21/11/15 5:40 PM
  
Esteban de Argentina
Estimado Daniel: justamente ayer volví a leer en una vieja pero atesorada revista 30 Días (nro 50 del año 1991) la conferencia del Card. Giacomo Biffi "Cuidado con el Anticristo". Hoy googleé y hay muchas referencias sobre el tema, ya que Biffi volvió al tema varias veces, incluso ante Benedicto XVI en 2007.
Es delicadísimo el tema, pero da un poco de escalofríos leer a Soloviev y ver descrita la situación actual de la Iglesia. No voy a decir que hoy el Anticristo tiene nombre, pero en la pérdida de fe y la incredulidad que vienen desde hace décadas, es la época profetizada por el autor.
Habrá que estar muy atentos en qué medida los católicos y la jerarquía de la Iglesia anuncian y proclaman al mundo la salvación que nos trajo Cristo, quien debiera ser lo más importante, hermoso, ser el centro de nuestra vida, teniéndolo presente siempre y que todo nuestro amor y fe esté centrada sólo en Él.
21/11/15 5:59 PM
  
Bernardita
Brillante post, Daniel! Ciertamente ha sido muy oportuno "desempolvar" estas reflexiones en nuestros días.
21/11/15 7:34 PM
  
Mariana
1800 y tanto....y ya veía todo eso en la sociedad....??? Pensar que hay gente...incluso dentro de la Iglesia que te dicen cándiamente "siempre han habido conflictos , crisis, problemas, por eso creemos que ahora es el fin....ya otros lo creyeron". Lo que no ven es que ahora es MUNDIAL e INSTITUCIONALIZADO....La misma estructura mundial y del planeta toda a la vez en todos los ámbitos esta inmersa en esta gran gran crisis...hasta la naturaleza.....
21/11/15 8:28 PM
  
Ricardo de Argentina
En la "Confederación del Mal" que aquí se menciona, entiendo que hay cuatro socios principales: EEUU, RU, Francia e Israel.
Esas cuatro naciones se entienden de maravillas, coordinan sus acciones al milímetro, y están en el origen de los baños de sangre que ha padecido la humanidad en las últimas décadas.

En cuanto al papel de Francia respecto del terrorismo, es pertinente señalar que París ha sido sede de la cabeza de muchísimas organizaciones terroristas que han asolado diversos países del mundo. Y ellos con el conocimiento -y se supone con el consentimiento- de sus autoridades.
Es sabido, por ejemplo, que las cabezas de las organizaciones terroristas ERP y Montoneros, que lucharon contra el gobierno argentino en la década de los '70, estaban en París.
Ellos perdieron la guerra en el plano militar, pero luego conquistaron el poder que hasta el momento mantiene su directo heredero, el "kirchnerismo", lo cual demuestra que respondían a los dictados del Nuevo Orden Mundial.
Porque resulta muy curioso que quien pierde la guerra, asuma luego el poder.

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DIG: No juzgaré a naciones enteras. Sólo diré aquí que tanto el liberalismo individualista como el socialismo colectivista están empeñados en construir una sociedad anticristiana; más aún, un mundo sin Dios.
22/11/15 4:59 PM

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